La crueldad de la Champions y la dejación de Ancelotti traicionan al Real Madrid contra el City

Real Madrid y Manchester City empataron en uno de los mejores partidos de la temporada (3-3). El conjunto de Carlo Ancelotti firmó una puesta en escena suicida, donde Aurélién Tchouaméni vio la tarjeta amarilla en el minuto uno y Lunin encajó el 1-0 en el primer disparo de la noche. Sin embargo, los jugadores blancos, con una mentalidad de hierro, se levantaron del mazazo inicial hasta remontar el partido en dos minutos con tantos de Rúben Dias (propia puerta) y de Rodrygo Goes. Cuando los blancos rozaban el 3-1, el Manchester City respondió con dos misiles desde la frontal y ya en el tramo final, Fede Valverde salvó el empate con una volea descomunal.

El notable planteamiento inicial de Carlo Ancelotti descolocó al Manchester City. Igual que la fortaleza mental y la capacidad competitiva de los jugadores blancos, que no se fueron del partido en ningún momento. A pesar del grave error de Lunin al colocar un solo hombre en la barrera, el Real Madrid demostró por qué es el rey de la Champions League y el principal rival a batir.

En cuestión de minutos y al filo del alambre, los blancos sacudieron al Manchester City a base de transiciones veloces, verticales y muy dañinas. El Manchester City, condenado por la baja de Kyle Walker ante la electricidad de Vinícius Júnior, no supo cómo detener los voraces contragolpes locales.

Con Rodrygo a la espalda de un perdido Akanji por la izquierda que se jugó la expulsión y Vinícius con libertad de movimientos, los blancos castigaron a los ingleses tras cada pérdida en el primer tiempo. Ambos brasileños estuvieron fantásticos en ataque, pero perdonaron demasiado de cara a puerta en una noche donde Jude Bellingham estuvo desdibujado y no fue determinante.

Vinícius y Rodrygo desquiciaron al Manchester City

El Real Madrid estuvo apuntalado por el recital de Rüdiger frente a Haaland en los duelos directos, la distribución y recuperación de Toni Kroos, las carreras incansables de Fede Valverde y un partido excelso de Eduardo Camavinga como centrocampista en la base del juego. Los blancos esperaron en su campo, pero también tuvieron la habilidad de morder los tobillos ingleses cuando el Manchester City intentaba reiniciar sus jugadas.

Al descanso, la mejor noticia para el Real Madrid, además del resultado, es que Phil Foden, Bernardo Silva y Jack Grealish no habían podido alimentar de balones a Haaland. Los mediapuntas del Manchester City, sin espacio ni grietas para colarse a la espalda de los centrocampistas locales, se desesperaron sin poder hallar situaciones claras de disparo. Desde el gol en el minuto 2 de encuentro, el Manchester City solo chutaría una sola vez más entre los tres palos en toda la primera parte.

El Real Madrid había sido muy superior y el plan de partido de Ancelotti, salvo el susto que abrió la lata, puso al Manchester City contra las cuerdas. Los pequeños retoques de Guardiola durante el primer tiempo no funcionaron. Ni la posición adelantada de Stones, ni la posesión diseñada para trenzar pases horizontales y anestesiar el ritmo del encuentro. Rodrygo fue un quebradero de cabeza por la izquierda.

"Ellos no me esperaban por la izquierda y hoy lo hemos hecho diferente. Una táctica nueva, pero ha salido bien y vamos a pensar en la próxima semana. Sabíamos que teníamos que cerrar antes sus disparos de fuera del área y tenemos que ganar allí. Quien falle menos allí va a pasar", explicaría Rodrygo tras el choque.

"Creo que los hemos sorprendido. El segundo gol ha sido una jugada perfecta, han combinado muy bien los dos, por banda izquierda con Vini y Rodry se podrían crear oportunidades y lo hemos hecho. Estoy satisfecho", confesó Ancelotti.

Los graves errores de Ancelotti

El técnico italiano había acertado de lleno en la preparación del encuentro. También al inicio del segundo tiempo, donde el Real Madrid acarició el 3-1 en diversas ocasiones. Los disparos de Vinícius, Rodrygo, Valverde o Bellingham se marcharon al limbo, incluso cuando el equipo logró recuperar arriba. El Manchester City se tambaleó, pero la deficiente puntería blanca mantuvo con vida a los ingleses. El Real Madrid más vertical del curso había dinamitado su sistema defensivo... pero había dejado con vida a un equipazo en una competición donde si perdonas, te matan.

Sin embargo, a partir del minuto 60 el encuentro cambió, mientras Bellingham seguía sin encontrar su sitio en el choque. El Real Madrid empezó a flaquear en su presión sin que Carlo Ancelotti renovase el centro del campo ni retirase a uno de los dos atacantes que no podían perforar la portería rival. El conjunto blanco empezó a defender mal la frontal del área, producto del cansancio. Ahí Phil Foden emergió y clavo un golazo en el minuto 66.

Solo cinco minutos después, Josko Gvardiol volvería a protagonizar otro latigazo inesperado desde la frontal. Solo entonces, ya con el 2-3 en el marcador, Ancelotti movió ficha, aunque el Real Madrid llevaba 15 minutos cayéndose en el campo. El propio Valverde lo explicaría en Movistar+: "Lo importante es que supimos contrarrestar ese gol, meter dos goles en pocos minutos y nos dio mucho ánimo y motivación. Pero descansamos un poco y eso lo hicimos mal, dejamos de presionar un poco por cansancio y ellos tienen buenos jugadores y trabajan bien".

Por su parte, Ancelotti seguiría la línea del uruguayo. "A un equipo como el City se le puede conceder un tiro desde la frontal, han cogido la escuadra. Hemos hecho bien mientras hemos tenido la energía de presionar arriba y de hacerles estar incómodo con balón", analizó.

"Lo que no esperábamos era que marcasen gol desde ahí. Pero hemos reaccionado bien, hemos hecho 60 minutos muy bien. Los dos goles después han cogido la escuadra, era imposible pararlos. No creo que le haya afectado el primer gol a Lunin", remató el técnico del Real Madrid.

Brahim Díaz y Luka Modric entraron por Rodrygo y Kroos. El internacional con Marrueco aportó chispa al ataque, aunque debería haber entrado antes para tratar de rentabilizar las ocasiones de las que gozaron sus compañeros en el frente ofensivo. Por su parte, Modric dotó de pausa y velocidad, dependiendo de la situación, el juego del Real Madrid. Finalmente, Valverde salvó el 3-3 con un misil que deja todo abierto para la vuelta en Manchester.