De la apatía de Modric a la rendición de Benzema: el embrujo de Europa se esfuma (a las malas)
El Real Madrid pone fin a la temporada con una dolorosa derrota en la vuelta de semifinales, donde la desaparición de las grandes leyendas del club deja un triste sabor a fin de ciclo
El Real Madrid se aferró a la Champions League como esas parejas que, presas del hastío de la convivencia, pero con miedo a la soledad, se embarcan en una última aventura para salvar su matrimonio. No había argumentos futbolísticos más allá del embrujo que inunda la camiseta blanca cuando suenan los acordes de la banda sonora europea… Y esta vez la mística no fue suficiente, esta vez lo racional pesó más.
Si la pasada temporada se conquistó una Copa de Europa surrealista en una historia de amor apasionada y exaltada, de esas escritas para degustarse en la pantalla grande, este año el guion lo firmó Pep Guardiola, que escribió un final triste, repleto de melancolía y de despedidas bajo la lluvia. Una ruptura por la vía criminal, sin esperanzas ni el consuelo de la ambigüedad: el Real Madrid cayó con sonrojo en Mánchester (4-0), donde solo la actuación de Thibaut Courtois evitó una goleada de época.
Lo peor | El Madrid no se presentó en Mánchester
Si algo caracteriza al Real Madrid en Europa es su resiliencia. Una capacidad (¿innata?) para sobrevivir a la adversidad, para resurgir en los peores momentos y no marcharse nunca del partido. Y bien podría aplicarse este dicho a la vuelta de semifinales de Mánchester… porque los de Carlo Ancelotti nunca se presentaron a disputar el encuentro. La diferencia de intensidad entre ambos equipos fue insultante a favor de los ingleses, que demostraron un hambre superior y que se medirán ante el Inter de Milán con el objetivo de conquistar la primera Champions League de su historia.
"Es una cosa del fútbol. El rival se ha merecido ganar porque ha jugado con más intensidad y calidad en la primera parte. A raíz de ahí ha construido el partido para llegar a la final. Te puede pasar en una semifinal de Champions", admitía sin demasiados paliativos Ancelotti ante la prensa. El italiano se mostró confiado en su continuidad, reafirmando la intención del club. Pero las digestiones de este tipo de derrotas suelen provocar cambios de humor (y mucho nerviosismo) en la plana mayor del Santiago Bernabéu.
Lo malo | La caída de las leyendas
Ley de vida, paso del tiempo y demás tópicos sensatos. Pero dolió ver la apatía de un Luka Modric totalmente sobrepasado en el centro del campo del Real Madrid. Después de disputar el partido completo en el Santiago Bernabéu como un box to box imperial, el croata tuvo su peor partido en una gran cita como madridista. Desubicado, ansioso, fallón en el pase… Un desastre que, por inesperado, se acentuó más en la retina de los amantes del fútbol. Suspenso general en el Madrid, donde hay que destacar (para mal) la figura de Karim Benzema, que completó una paupérrima eliminatoria ante el City. Lejos de su pico de forma, el francés termina una temporada intermitente, muy por debajo del nivel de Balón de Oro del pasado curso, que deja tocada la planificación deportiva merengue en torno a la delantera: solo con Benzema no da.
Lo normal | Cuando caer en semifinales sabe a fracaso
Si la grandeza se mide en la caída, la noche de Mánchester sería motivo de orgullo en el Real Madrid, pero así no funciona la casa blanca. La imagen mostrada en el encuentro, unida a una actuación liguera que rozó el esperpento y de la que el equipo se desinteresó hace tres meses, no hace justicia a la élite alcanzada por el conjunto presidido por Florentino Pérez en los últimos años. El Madrid ha normalizado estar compitiendo en semifinales de la Champions League, y que incluso sea un fracaso no alcanzar la gran final de Estambul. La gestión de la decepción, en un mercado de fichajes que se antoja soso en cuestión de galácticos, aumenta el morbo del verano.
Lo bueno | La madurez de Guardiola
"Siempre esperas hacerlo bien, pero no esta superioridad. Hemos jugado con el dolor de un año en la barriga y lo hemos sacado todo. Hemos atacado muy bien por dentro y jugado con gran intensidad. Estamos muy contentos". No pudo ser más sincero Pep Guardiola. La remontada de la pasada temporada en el Santiago Bernabéu es una espina clavada que, por fin, deja de doler para el técnico español.
Lejos de las exhibiciones tácticas (pero fiel a sus principios), Guardiola ha dotado a este Manchester City de una madurez digna de campeón de Europa. Solo un milagro del Inter de Milán, equipo de talento y nivel muy inferior a los ingleses, privará a los citizens de alzar su primera Champions League. Pep odia el favoritismo y se restará presión por todos lados, pero no ha tenido una oportunidad similar al alcance de su mano, cargándose al Real Madrid por el camino.
Lo mejor | El mejor pivote del mundo es español
Los focos irán para el glamour de Kevin de Bruyne, la explosión goleadora de Bernardo Silva o la apabullante presencia —pese a no marcar— en la eliminatoria, de Haaland. Pero si hay una estrella en el City que brilló como nunca para derrotar al Real Madrid, ese fue Rodrigo Hernández. Exhibición con mayúsculas del pivote español en el Etihad Stadium. Con su camiseta metida por dentro y sus pantalones por encima de las rodillas, como los futbolistas de antes, el canterano del Atlético de Madrid fue un corsario en defensa y un capitán general con la pelota en sus pies. Simplemente soberbio, reivindicándose esta temporada como una pieza indiscutible dentro del firmamento de estrellas del Manchester City.
El Real Madrid se aferró a la Champions League como esas parejas que, presas del hastío de la convivencia, pero con miedo a la soledad, se embarcan en una última aventura para salvar su matrimonio. No había argumentos futbolísticos más allá del embrujo que inunda la camiseta blanca cuando suenan los acordes de la banda sonora europea… Y esta vez la mística no fue suficiente, esta vez lo racional pesó más.