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El éxtasis soñado por Guardiola: así desnudó a Ancelotti en la debacle blanca de Mánchester
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Un repaso histórico

El éxtasis soñado por Guardiola: así desnudó a Ancelotti en la debacle blanca de Mánchester

El Manchester City de Guardiola protagonizó el mayor baño al Real Madrid en años. Los ingleses volaron por los aires la defensa blanca, ahogaron el centro del campo y anularon el ataque

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El Manchester City de Pep Guardiola propinó la mayor paliza histórica al Real Madrid desde aquel partido contra el Ajax de Ámsterdam en el Santiago Bernabéu de 2019 (4-0). Los ingleses, con un convencimiento férreo y una confianza ciega, machacaron al Real Madrid en una exhibición técnica, táctica y física que acabó por desnaturalizar al campeón de la Champions League. No hubo reacción posible del Real Madrid. Ni siquiera hizo falta que el mejor delantero centro del mundo, Erling Haaland, demostrase la determinación letal que le ha llevado a sembrar el pánico en esta edición. No. Fue un despliegue colectivo de verticalidad, asociaciones, presión pospérdida, agresividad con y sin la pelota y personalidad de sus futbolistas. La victoria soñada por Guardiola, que por fin derrotó al Rey de Europa con un equipo fiel a sus principios y construido a su imagen y semejanza.

En un encuentro donde Thibaut Courtois fue el mejor futbolista blanco, Guardiola desnudó al Real Madrid de Ancelotti. La primera parte condenó por completo a un equipo a rebosar de jugadores históricos que pareció minúsculo, pequeño y timorato. Los futbolistas blancos, agazapados en las faldas de Thibaut Courtois, no sabían como sacar la pelota jugada. Ni desde atrás, con calma y sentido, ni en largo, con velocidad y al espacio. Nadie era capaz de aguantar el balón ni de parar el tiempo. Tampoco de presionar arriba con continuidad y eficacia. El Manchester City robó el cuero donde quiso y reinició el ataque una y otra vez, instalando un monólogo que acabó por aburrir al Real Madrid.

placeholder Karim Benzema, desaparecido. (Reuters/Carl Recine)
Karim Benzema, desaparecido. (Reuters/Carl Recine)

A los 15 minutos, el Real Madrid de Luka Modric, Toni Kroos y Karim Benzema solo había sumado 18 pases. La cara del futbolista croata, encargado de proporcionar pausa y jerarquía a la posesión del conjunto blanco, era un poema. Brazos en jarra, quejas por no llegar a la presión de manera coordinada y efectiva y mirada perdida. Lo mismo aplica a Toni Kroos, superado al verse obligado a perseguir sombras sin ningún fin concreto. Mención aparte merece Karim Benzema, cuya eliminatoria fantasmagórica pasará al olvido rápidamente por su incomparecencia. Los tres pilares encargados de dotar al Real Madrid de anestesia y templanza fueron barridos por un equipo engrasado que funcionó como una apisonadora.

Un planteamiento sin as en la manga

Lo explicaba Dani Carvajal nada más terminar el encuentro en el Etihad Stadium en Movistar+: "El rival ha sido mejor en esta vuelta, nos ha superado por bastante. El rival ha sido superior, nos ha faltado un poco... no diría actitud, pero hemos echado el culo atrás demasiado pronto", afirmaba dolido, pero consciente de la manifiesta inferioridad. "Después del descanso hemos tenido nuestros mejores minutos. Volveremos más fuertes y trabajaremos el año que viene para volver aquí. Sabíamos que ellos en casa son muy fuertes, pero después de las sensaciones de la ida todos pensábamos que podíamos hacer un partido mejor con balón", concluyó.

Foto: Benzema, desesperado, durante el partido de Mánchester. (EFE/EPE/Adam Vaughan)

Ancelotti sabía que el Real Madrid iba a sufrir el mismo plan de partido que en la ida, probablemente más impetuoso que en el Santiago Bernabéu. Lo avisó en la previa, tal y como captaron las cámaras de Movistar+: "Ellos nos van a hacer sufrir. Hay que aguantar los primeros 20-25-30 minutos". El problema es que el dominio del Manchester City no se rompió ni cuando Toni Kroos estalló la pelota en el larguero. Esa acción podría haber hecho despertar a los blancos y sembrar la duda en la cabeza de los ingleses, pero no sucedió así.

placeholder Luka Modric, superado durante el partido de vuelta. (Reuters/Jason Cairnduff)
Luka Modric, superado durante el partido de vuelta. (Reuters/Jason Cairnduff)

Cuando el Real Madrid quiso darse cuenta, tras dos acciones mal defendidas, el Manchester City ya iba 2-0 arriba y todavía no había acabado la primera parte. Al final de los 45 minutos, Courtois había sido el mejor y, a diferencia del encuentro de ida, no había ni rastro de los contragolpes demoledores de Rodrygo ni de Vinícius. Tampoco apariciones estelares con conducciones y acciones individuales de Camavinga o Valverde. Ni toques sutiles y combinaciones de Kroos y Modric. Solo Vinícius hablando en la banda con Ancelotti, pidiendo algún cambio que no llegó. El Manchester City ganó los duelos divididos y forzaba errores en zonas sensibles, desconectando así a un Real Madrid sin capacidad de presionar arriba de forma continuada y sin la suficiente calidad defensiva como para aguantar tanto tiempo cómo en su área.

Algo en lo que Courtois insistiría:"El principio de ellos era esperado, mucha presión, no dejarnos salir con la pelota, meternos en el área... El problema es que si no llegamos a crear nuestro juego y tener ocasiones, ellos se sienten más cómodos todavía. Nos meten el gol, nos cuesta entrar en el partido, Toni remata al larguero... a veces este año en esas ocasiones no nos cae a nuestro lado como sí el año pasado. En el descanso tuvimos el ánimo de cambiar el partido, pero no estuvimos limpios con los pases y eso pasa factura", reveló en Movistar+.

placeholder Courtois sostuvo al Real Madrid hasta que pudo. (Reuters/Jason Cairnduff)
Courtois sostuvo al Real Madrid hasta que pudo. (Reuters/Jason Cairnduff)

"Hay que hacer faltas, el segundo balón era de ellos, hemos fallado balones fáciles... y correr detrás de la pelota no es fácil. Ellos siempre están con seis, siete u ocho arriba y no nos ha salido nada por nuestra parte. La manera de caer duele más, puedes perder un partido 2-1, 1-0... Pero es una derrota muy dura", zanjó el portero belga. Guardiola fue muy claro tras el pitido final: "No esperaba tanta superioridad".

Foto: Haaland no pudo con Courtois. (Reuters/Jason Cairnduff)

El Real Madrid mudó su piel en la segunda parte, con más personalidad, ambición por la pelota y el ataque. Pero sin cambios que espolearan al equipo y apuntalaran sus intenciones. No fue suficiente la entrada de Rüdiger por Modric ni de Marco Asensio por Kroos. El centro del campo hizo aguas mientras Aurélien Tchouámeni, el teórico sustituto de Casemiro, esperaba su turno. Salió con el 3-0 en contra, igual que Dani Ceballos. Tarde y mal. El Manchester City, a caballo entre querer controlar el cuero y aprovechar el intercambio de golpes, encontró el tercer tanto con el gol en propia puerta de Éder Militao. No llegó el gol blanco y el Madrid, el campeón de Europa de las 11 semifinales en 13 años, cayó ante el mejor equipo del mundo por aplastamiento.

El Manchester City de Pep Guardiola propinó la mayor paliza histórica al Real Madrid desde aquel partido contra el Ajax de Ámsterdam en el Santiago Bernabéu de 2019 (4-0). Los ingleses, con un convencimiento férreo y una confianza ciega, machacaron al Real Madrid en una exhibición técnica, táctica y física que acabó por desnaturalizar al campeón de la Champions League. No hubo reacción posible del Real Madrid. Ni siquiera hizo falta que el mejor delantero centro del mundo, Erling Haaland, demostrase la determinación letal que le ha llevado a sembrar el pánico en esta edición. No. Fue un despliegue colectivo de verticalidad, asociaciones, presión pospérdida, agresividad con y sin la pelota y personalidad de sus futbolistas. La victoria soñada por Guardiola, que por fin derrotó al Rey de Europa con un equipo fiel a sus principios y construido a su imagen y semejanza.

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