¿Es un pájaro? ¿Un avión? ¡No, es otra academia de fútbol para asiáticos ricos!

En la urbanización El Bosque, en Villaviciosa de Odón, el precio medio de un chalé ronda el millón de euros. Se trata de una gran área verde al oeste de Madrid que cuenta con lago y universidad propios. La mayor parte de los vecinos son profesionales de alto nivel que trabajan en Madrid, algunos de ellos en la televisión o el deporte, que valoran la tranquilidad por encima de todo.

Su pequeño paraíso se vino abajo hace poco más de un año, cuando un fondo de inversión norteamericano compró la parcela que había pertenecido al colegio Virgen del Bosque, un proyecto fallido de los Legionarios de Cristo. "Nos dijeron que ahí se iba a montar un centro de LaLiga y la NBA y a todos nos pareció bien, porque siempre es mejor que un solar vacío", dice el vecino A. R., que vive frente al lugar.

Lo que no esperaban los vecinos es que les contruyeran una ciudad en miniatura frente a su puerta. Allí se emplaza ahora la escuela de fútbol internacional de LaLiga y la NBA, un complejo de 42.000 metros cuadrados que incluye dos campos de fútbol, un colegio, un gimnasio, un pabellón de baloncesto, una piscina y varios edificios residenciales.

"Empezaron a hacer obras y más obras. Fines de semana, Navidades, Semana Santa, agosto... No han parado un solo momento", relata el vecino, que se autoubica en la "zona cero del ruido". "Pero decidimos aguantar, porque las obras son inevitables y en algún momento se acaban", continúa. "Estas aún siguen: el ruido ya no es tan grande, porque solo les queda el pabellón de baloncesto, el problema es otro".

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Según argumenta Reino, los vecinos han descubierto que el ruido no solo era cuestión de las obras: "El lugar está en una vaguada y el ruido se amplifica mucho", explica. "Se están jugando constantemente partidos, de forma que escuchamos los gritos y los goles, pero también están los aparatos de ventilación industriales, las juergas de los chavales por la noche... y los focos. El centro tiene unos focos tan potentes que te da igual que eches las cortinas, duermes con la misma luz que si fuera de día", explica el vecino, que ha creado la plataforma Protege el Bosque junto a otros vecinos afectados.

El caso de Villaviciosa de Odón es indicativo de un negocio en alza: las escuelas de fútbol para extranjeros. Desde la pandemia, se han creado una decena de estos centros, que en su mayor parte se especializan en traer a jóvenes de otros países, en especial de Asia, Norteamérica y Australia, con la vaga promesa de conseguir ser fichados por algún equipo español. Hay varias en Madrid y Cataluña, en Santander, en Sevilla, en Huesca, en Valencia... Allá donde haya un buen terreno, habrá una escuela, porque se ha revelado un negocio con pocos gastos y buenos ingresos.

Marco B. es un entrenador de cadetes que ha trabajado para dos de estas academias y está familiarizado con su modelo de negocio. "La clave es que hay miles, millones de niños en el mundo que sueñan con jugar en España", explica. "Y algunos de ellos tienen padres con buen poder adquisitivo. Así, al niño y al padre se les engatusa con la idea de que si vienen, quizá pueda jugar en el Madrid. Es un sistema perverso porque, y yo lo he visto en varias ocasiones, luego esas promesas, o insinuaciones de promesa, no están escritas en ningún sitio y, desde luego, cuando el niño llega al centro no vuelve a escuchar nada parecido".

Explica Marco que cada academia se especializa en niños de uno u otro país, depende de dónde tenga la red de captación. "Por ejemplo, yo estuve en una academia que regalaba material deportivo a clubes de la India a cambio de que le mandasen niños. A los seleccionados, que nunca he sabido si son por nivel futbolístico o por el aspecto del coche con el que los van a recoger, se les vende la moto. Se les dice que si el chaval se viene dos meses a España va a mejorar lo mismo que en dos años allí y que creemos que tiene potencial para jugar en Europa. Total, que es invertir 20.000 euros para que luego el chaval gane millones... Un chollo".

Los precios varían entre los 2.000 y los 30.000 euros, depende de la academia y la duración del periodo formativo. "En las formaciones largas, se encuentra otro nicho de negocio: el de los padres. Se les ofrece un paquete para venir un fin de semana, ver al niño jugar un partido de uniforme, y luego se les consiguen tres entradas para un palquito del Bernabéu... No te imaginas lo que llegan a pagar en China por esto, se vuelven contentísimos", dice Marco.

El 'boom' del fútbol formativo

Países como España y Argentina producen muchos más entrenadores de los que sus clubes pueden absorber. Se ven obligados a irse a otros países donde la cultura futbolística es menor y, por tanto, más pueden aportar. "Algunos se van a Japón, Estados Unidos o Australia, que son los lugares donde mejor se cobra, y otros nos vamos al fútbol africano, a intentar mejorar su situación de verdad", dice Jorge H., técnico argentino de 29 años que ha trabajado en varios clubes en Marruecos y Argelia.

En los confinamientos de la pandemia, todos estos entrenadores regresaron a sus países, dejando a miles de talentos desprovistos de un entrenamiento de alto nivel. "Así que ahora esos niños son los que quieren venir a España a seguir entrenando con nosotros... y nosotros hemos acabado en estas academias, que son las que más están contratando", explica el entrenador a El Confidencial.

Para Jorge, el quid pasa por la gestión de las expectativas. "Yo he tenido a muchos chavales que acabaron el instituto en Estados Unidos y se vinieron a la academia de año sabático. Bueno, pues a la vuelta alguno ha conseguido beca de deportes en su universidad, y quiero pensar que en algo hemos ayudado", afirma. "Pero es innegable que muchos chavales llegan, si no engañados, confundidos. Se juega con el hecho de que es muy difícil autoevaluar tu nivel futbolístico, sobre todo en niños. Quiero decir que tú puedes ser el mejor jugando en la región sur de Perth y al tiempo estar lejísimos del nivel de la cantera del Rayo Vallecano. Ahora, si te dicen desde España que te ven potencial... la cosa cambia, ahí empiezas a creértelo".

"Puedes ser el mejor jugando en Perth y estar lejísimos del nivel de la cantera del Rayo"

"¿Te están engañando?", se pregunta en alto Jorge H. "Pues nunca se sabe, porque a lo mejor el entrenador realmente ha creído en ti por los vídeos que ha visto... Pero al final te encuentras con varios chavales sin nivel que quieren hacer las pruebas para el Madrid. Vienen sin saber cómo funciona el fútbol español, ni ser conscientes de su nivel, y con la idea de que esto es la puerta al fútbol profesional. Pues te dedicas todo el curso a rebajar sus expectativas y alguno queda decepcionado".

Las fuentes consultadas coinciden en que una parte importante de los alumnos va solo en busca de la foto. Una imagen, vistiendo la camiseta de un club español, que les sirva para conseguir que les fiche un club en su país. Así, hay academias como Genova International que compran equipos y crean filiales de clubes de Primera División con estos fines. "Muchos niños no se llevan más de aquí que un album de fotos. De él entrenando, jugando en un filial falso del Rayo o el Leganés, y dándole la mano a Morientes o Villa. Eso les abre puertas en sus países, especialmente en Asia", concede Jorge H.

Pagar por jugar

Esta mercantilización de la formación del fútbol da lugar a episodios lamentables. Pere P. es un técnico catalán con experiencia en los jóvenes talentos. "Hay un tipo de formaciones ahora que son online. No se aprende nada, pero el caso es que existen y tienen cierto éxito", afirma a este periódico. "Pues en una de esas conocí a un niño estadounidense de ocho años cuyo nombre no mencionaré por respeto. Su padre, un policía jubilado, estaba obsesionado por venirse a España con el crío para jugar al fútbol. Yo me ocupé de buscarle colegio, alojamiento y un equipo donde pudiera jugar con su nivel", dice Pere.

"Todo iba perfecto hasta que al padre se le metió en la cabeza que el chaval tenía que jugar en el Espanyol. Me harté de explicarle que eso era otro mundo y que el niño no iba a llegar al nivel, pero nada. Que al Espanyol. ¿Sabes lo que pasó? Que al final encontró a un intermediario que por 5.000 dólares lo coló en los benjamines del Espanyol, y un chaval que lo merecía más se ha quedado sin plaza", denuncia el técnico catalán, que ha llegado a ver a padres modificar la edad de nacimiento de sus hijos para que jugasen con niños más pequeños. "A muchos padres se les va la cabeza con su hijo deportista y este tipo de negocios potencian el efecto", dice Pere.

"Algunas canteras han hecho hueco para chavales que son malos, pero financian las porterías"

"Esto me recuerda a los años noventa, cuando se juntaban dos o tres agentes y fletaban un chárter desde Camerún lleno de niños. Los hacían probar en varios equipos, y los que no valían, se desentendían de ellos. Vagaban por las calles de Milán, París y Barcelona en busca de una oportunidad, sin techo ni dinero", reflexiona el ejecutivo de un club de Primera División. Estos episodios provocaron la redacción del famoso artículo 19bis, que prohíbe que un club fiche a menores de edad procedentes de otros países y que tantas sanciones sin fichar ha causado en los grandes equipos de Europa.

El recodo que utilizan estas academias para sortear el 19bis es la excepción académica. De ahí que la mayoría tengan acuerdos con algún colegio de la zona y se muestren una oferta académica. A nivel administrativo, muchas son colegios que ofrecen el fútbol como actividad extraescolar. "Me parece una sofisticación de aquello. Antes los agentes se la jugaban a que al menos uno de los chavales saliera bueno y recuperar la inversión con su fichaje; ahora los chavales pagan y todos cobramos, independientemente de que alcance un mínimo nivel. Estas academias se han colado entre los engranajes del fútbol. A los clubes nos ofrecen dinero por vestir la camiseta de nuestro filial y la posibilidad de que, en algún momento, salga un crack de allí, algo que, ya te adelanto, no ha sucedido nunca", continúa el directivo.

"Es un negocio que ha venido para quedarse. Algunas canteras de equipos del fútbol profesional ya han hecho un hueco para un grupo de chavales que pueden ser muy malos, pero financian los balones y las porterías", concluye el directivo entre risas.