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La imprudencia de hacer jugar a Bellingham todo el partido que al Real Madrid no le salió bien
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ancelotti exprime al inglés en Berlín

La imprudencia de hacer jugar a Bellingham todo el partido que al Real Madrid no le salió bien

Bellingham no descansó en el partido contra el Unión Berlín, en un día propicio para las rotaciones y en el que vio una tarjeta amarilla que le deja a una de la suspensión

Foto: Bellingham descansa en un momento del partido. (Reuters/Annegret Hilse)
Bellingham descansa en un momento del partido. (Reuters/Annegret Hilse)

Ancelotti solo mira por el resultado, como ha quedado demostrado con la irresponsabilidad que cometió aguantando a Bellingham todo el partido contra el Unión Berlín (2-3). Si había un día para dar descanso al inglés, que arrastra molestias en el hombro y en el tobillo, era en este último encuentro de la fase de grupos. Con el objetivo cumplido de ser primeros de grupo, no era necesario asumir riesgos con la estrella del equipo. Bellingham podía haberse tomado el día libre, haberse quedado en Madrid descansando, estar en el banquillo o jugar de titular y ser sustituido en el descanso, como hizo el entrenador con Fede Valverde. Ancelotti eligió la peor opción. Le dio todo el partido.

La decisión no salió todo lo bien que dice el resultado. El Real Madrid ganó, el club hizo caja (2,8 millones de euros), el inglés dio la asistencia a Ceballos en el tercer gol, pero vio una cartulina amarilla en la primera parte. Esta tarjeta condiciona al inglés en las siguientes eliminatorias. Es la segunda en la Champions y está a una de la suspensión. Bellingham tendrá que jugar los octavos con más cuidado y evitar una protesta o una mala acción.

Son las cosas que no se entienden de Ancelotti. El descanso le habría venido bien al inglés. No solo físico. También mental. El chico tiene 20 años, una resistencia descomunal y unas ganas de comerse el mundo, pero la responsabilidad de Ancelotti es administrar los esfuerzos y no poner en riesgo la salud de un jugador. El ejemplo de una mala gestión está en cómo ha llevado al límite a Carvajal y el lateral se rompe en el descanso del partido contra el Granada.

La explicación de Ancelotti es que Bellingham puede con todo y es necesario por su impacto y sus goles. Venía a este partido de marcar el gol contra el Betis. Es el jugador de los 16 goles y no contar con él es debilitar al equipo. Eso piensa Ancelotti. Se equivoca. A Bellingham hay que cuidarle. Ha empezado muy fuerte los tres primeros meses de la temporada, tiene un desgaste importante y lo fundamental es que llegue fresco al segundo tramo de la temporada en el que se juegan los títulos.

placeholder Bellingham, en una jugada en Berlín. (Reters/Lisi Niesner)
Bellingham, en una jugada en Berlín. (Reters/Lisi Niesner)

La alineación del Real Madrid resultó extraña por ver de inicio a Fede Valverde y Bellingham. Son los dos jugadores que más minutos acumulan, junto a Rüdiger, de la plantilla. El alemán empezó en el banquillo y salió por David Alaba a falta de veinte minutos. Era el día para las rotaciones. Para dar cancha a Brahim Díaz, del que Ancelotti dice que juega en la posición de Bellingham, y ver más en el campo a Nico Paz. Al canterano lo saco en el minuto 90 tras el gol de Cabellos. Incomprensible.

Ancelotti no mira el calendario

Lo que tiene en la cabeza Ancelotti es la necesidad de acumular méritos para seguir más tiempo en el banquillo del Real Madrid. No mira el futuro del calendario, se agarra al buen momento de Bellingham para seguir ganando y lo exprime para cerrar la fase de grupos de la Champions con la alegría de haber ganado todos los partidos.

Lo de Bellingham jugando todo el partido en Berlín ha sido una imprudencia y Ancelotti mantiene que ha salido bien. A excepción de la tarjeta amarilla y el cansancio que se lleva en su cuerpo en un césped que no estaba en buen estado. El chico acaba de llegar, está en un momento dulce y lo quiere jugar todo. Cosa habitual en los jugadores, que no miden los riegos. Esta es la responsabilidad de Ancelotti y, por su puesto, de Antonio Pintus, el jefe de la parcela física encargado de la prevención de lesiones.

Foto: Valery, Stuani y Savio celebran un gol del Girona en Montjuic. (AFP7)

Lo que no se le puede reprochar a Ancelotti es el rendimiento que le saca a una plantilla asolada por las lesiones, el buen resultado de ganar los seis partidos de la fase de grupos de la Champions y que de los 22 partidos de la temporada solo haya pedido uno. El examen de la primera fase de la Champions lo saca con buena nota en un grupo que tampoco era de máxima dificultad. Buen trabajo del técnico italiano y excelente puesta en escena de Bellingham en unos meses donde ha mostrado una adaptación y un rendimiento que nadie se esperaba. A esto se agarra Carletto.

Ancelotti solo mira por el resultado, como ha quedado demostrado con la irresponsabilidad que cometió aguantando a Bellingham todo el partido contra el Unión Berlín (2-3). Si había un día para dar descanso al inglés, que arrastra molestias en el hombro y en el tobillo, era en este último encuentro de la fase de grupos. Con el objetivo cumplido de ser primeros de grupo, no era necesario asumir riesgos con la estrella del equipo. Bellingham podía haberse tomado el día libre, haberse quedado en Madrid descansando, estar en el banquillo o jugar de titular y ser sustituido en el descanso, como hizo el entrenador con Fede Valverde. Ancelotti eligió la peor opción. Le dio todo el partido.

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