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Los futbolistas modestos ya no harán la mili, pero les espera una batalla para ser profesionales
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LA RFEF HA INTENTADO DINAMITARLO

Los futbolistas modestos ya no harán la mili, pero les espera una batalla para ser profesionales

Tres años después de que Futbolistas ON pidiera un nuevo convenio para la Segunda B, AFE arrasa en las elecciones al no tener rival y ya lo negocia con los clubes de Primera Federación

Foto: El exfutbolista y exseleccionador Luis Enrique, en la jura de bandera.
El exfutbolista y exseleccionador Luis Enrique, en la jura de bandera.

Hace ahora tres años, justo después de firmarse el I Convenio Colectivo del Fútbol Femenino, para el que cabe recordar que hicieron falta casi 15 meses, 29 reuniones e incluso una huelga que paralizó la competición, el sindicato Futbolistas ON denunció ante la Dirección General de Trabajo el obsoleto Convenio Colectivo para la Actividad del Futbolista Profesional en Segunda División B. No en vano, este fue publicado en el BOE del 14 de noviembre de 1989, de ahí que las cantidades a cobrar por los jugadores aún figuraban en pesetas y se hiciera referencia a los permisos para el servicio militar obligatorio, la famosa mili.

ProLiga, la organización que entonces representaba con carácter mayoritario a los clubes de la tercera categoría del fútbol español y, por tanto, ocupaba la posición legitimada como parte empresarial, no dudó en aceptar la propuesta y, al igual que había hecho Futbolistas ON cuando denunció el convenio, invitó a unirse a la mesa negociadora a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), pues no en vano este fue el sindicato que lo firmó. Parecía evidente que más de 30 años después, la Segunda B necesitaba que se introdujeran cambios en las condiciones laborales de los jugadores, muy inferiores a las de sus compañeros de Primera y Segunda.

Foto: Junta Directiva del Real Madrid que preside Florentino Pérez. (Real Madrid CF)

Sin embargo, el presidente de AFE, David Aganzo, no acudió ni a la primera ni tampoco a la segunda convocatoria de Futbolistas ON para reunirse con Proliga. De la misma manera que hizo en las negociaciones del mencionado convenio colectivo del fútbol femenino, las cuales ralentizó todo lo que pudo a instancias de Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) y expresidente del propio sindicato con el que aún guardaba una estrecha relación, el masterizado Aganzo priorizó sus intereses y no los de los futbolistas. La guerra interna en AFE, con su vicepresidente reconociendo que "nosotros pusimos a Aganzo a dedo, no está capacitado", acabó con un intento de moción de censura auspiciado por Rubiales, quien vio cómo el que fuera su delfín se refugiaba en los brazos de Tebas.

Ruptura de relaciones

Tres años después, con la Segunda B sustituida por la llamada Primera Federación, la inquietud de la mayoría de los clubes de esta categoría por profesionalizarse, les ha llevado a retomar aquella reivindicación de Futbolistas ON. Aunque paradójicamente esta vez la iniciativa la ha llevado una AFE que no solo ya no le baila el agua a Rubiales, sino que acaba de pedir su inhabilitación tras conocerse por este diario que Ramón Caravaca, letrado del presidente de la RFEF, reconoció al Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) que recibió de Rubiales "el encargo profesional" y él encargó "un informe de investigación privada" a Aganzo. Toda una redundancia, pues el administrador y único accionista de la agencia Cryptex Europa es el propio Caravaca.

De esta forma, y por más que el secretario general de la RFEF, Andreu Camps, intentara dinamitar que clubes y sindicatos pudieran negociar un convenio colectivo, exactamente lo mismo que está haciendo a través de Futpro con el del fútbol femenino, el pasado jueves finalizaron las votaciones en los vestuarios de los 40 equipos de Primera Federación con el objetivo de elegir el banco social en representación de los futbolistas y poder negociar el futuro con la patronal; que en ningún caso puede ser la RFEF por más que se empeñen los numerosos letrados que trabajan en ella. Las votaciones fueron promovidas por AFE y UGT, mientras un fracturado Futbolistas ON sorprendentemente no se presentó, aunque su nombre apareció en las papeletas.

placeholder Luis Rubiales y David Aganzo, el pasado mes de agosto. (EFE)
Luis Rubiales y David Aganzo, el pasado mes de agosto. (EFE)

AFE arrasa con el 95,05% de los votos

Según informó AFE, los resultados provisionales de las elecciones fueron: 865 votos emitidos de los 910 futbolistas que figuraban en los censos realizados por sus clubes, es decir, un 95,05% de participación, de los cuales 851 votos (98,38%) fueron para la propia AFE, ocho (0,93%) fueron nulos, cuatro (0,46%) para Futbolistas ON, dos (0,23%) en blanco y cero para el resto de sindicatos, es decir, UGT y CCOO.

Hay que recordar lo establecido en la nueva ley del deporte, disposición adicional decimoséptima/Legitimación para negociar convenios colectivos, "cuando se trate de convenios colectivos de ámbito superior al de empresa, estarán legitimados para negociar los sindicatos que hubieran obtenido un mínimo del 10 por ciento del total de votos válidos emitidos en las elecciones para designar a la comisión representativa de los trabajadores".

De esta forma, AFE será el encargado de negociar, y de hecho ya ha empezado a hacerlo, un convenio que ahora califican de "crucial y necesario", cuando hace tres años Futbolistas ON se lo planteó y no quisieron saber nada, en uno y en otro caso con las sombras de Camps y Rubiales revoloteando por detrás. Aquí es donde radica el gran problema del fútbol español y basta con pararse a pensar lo que ha sucedido y sigue sucediendo con el femenino o el fútbol sala, además de las permanentes zancadillas e injerencias en la gestión de LaLiga. Como el perro del hortelano de Lope de Vega, que ni come ni deja comer.

Foto: Stephen Newman, presidente del Internacional de Madrid. (J.E.)

Si los clubes de la Primera Federación ansían la profesionalización es, sobre todo, para independizarse de Rubiales, cuya gestión les está llevando a la ruina, tal y como ha denunciado en repetidas ocasiones Stephen Newman, presidente del desinscrito Internacional de Madrid. Eso sí, saben que al final del camino les esperan el Consejo Superior de Deportes (CSD) y un Gobierno tan arbitrario que ha promovido que el fútbol femenino sea profesional a golpe de subvención, mientras tal condición se le niega sistemáticamente a la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), la cual lleva años demostrando su capacidad para autogestionarse. Lo dicho, los futbolistas modestos ya no harán la mili, pero les espera una batalla para lograr junto a sus clubes ser profesionales y librarse de los Rubiales, Camps y compañía.

Hace ahora tres años, justo después de firmarse el I Convenio Colectivo del Fútbol Femenino, para el que cabe recordar que hicieron falta casi 15 meses, 29 reuniones e incluso una huelga que paralizó la competición, el sindicato Futbolistas ON denunció ante la Dirección General de Trabajo el obsoleto Convenio Colectivo para la Actividad del Futbolista Profesional en Segunda División B. No en vano, este fue publicado en el BOE del 14 de noviembre de 1989, de ahí que las cantidades a cobrar por los jugadores aún figuraban en pesetas y se hiciera referencia a los permisos para el servicio militar obligatorio, la famosa mili.

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