El papelón de UGT y CCOO en el fútbol femenino con un solo voto... y dos plazas fijas

El novelista y dramaturgo alemán Goethe lo dejó muy claro en el Siglo XVIII al afirmar que “nada revela tan a las claras el carácter de los hombres, como aquello que encuentran ridículo”. Sin embargo, hoy en día hay quienes se empeñan en seguir poniendo esto de manifiesto... El pasado martes quedó constituido el llamado banco social que negociará la renovación del convenio colectivo de las futbolistas de la Primera Iberdrola. En él estarán sentadas seis representantes de FUTPRO, el sindicato de nueva creación formado exclusivamente por mujeres y que, con 147 votos, ganó las elecciones celebradas en diciembre. Cuatro serán de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que, con 108 votos, ha perdido la mayoría absoluta que tenía, mientras que seguirá habiendo uno de Futbolistas ON, a pesar de que obtuvo 34 votos, y otro de la Unión General de Trabajadores (UGT), al que se uno de Comisiones Obreras (CCOO), aunque el primero solo tuvo un voto y el segundo se quedó a cero.

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Tal y como informamos en su momento en El Confidencial, lo que AFE buscaba precipitando las primeras elecciones sindicales en el fútbol femenino español era dejar en fuera de juego a Futbolistas ON, sin una centésima parte de los recursos de los que LaLiga dota a la asociación que preside el imputado e impugnado David Aganzo, y directamente fuera de combate al recién creado FUTPRO. Además, los nombres de los sindicatos UGT, en cierto modo cómplice de esta maniobra, como en otras tantas llevadas a cabo por el que muchas futbolistas consideran ya 'el sindicato de la patronal', y CCOO fueron incluidos precisamente por AFE para que la repartición de la tarta le garantizara mantener el control.

Aunque la explicación es tan sencilla como el ridículo que supone para un sindicato como UGT tener tan solo un voto, paradójicamente desde esta histórica formación se quejaron de que su nombre figurara en las papeletas de unos comicios que Futbolistas ON, primero y FUTPRO, en cuanto se pudo poner en marcha, denunciaron que se habían convocado de manera precipitada, "claramente con el fin de perpetuar el monopolio sindical por medio de unas elecciones controladas y en las que no quepa oposición ni discusión", rezaba el comunicado de Futbolistas ON. Lo de CCOO fue parecido, y a sus representantes tampoco les hizo gracia salir en el recuento con cero votos, aunque en su caso venían de nuevas.

El solitario voto del Betis

La clave está en que en el propio convenio colectivo se estableció que los sindicatos de clase como son UGT o CCOO tuvieran un puesto asegurado, de ahí que el primero tenga un representante tras obtener un solitario voto en el Betis, mientras que el segundo lo hará sin ninguno. Esta es la realidad de estos dos históricos sindicatos que tan poco pegan en el fútbol. El femenino, claro está, el único que les interesa por aquello de aparentar su apoyo a las mujeres futbolistas, cuando al ir de la mano de AFE lo único que están haciendo es defender los intereses de la patronal del fútbol masculino.

Curioso también que AFE hable ahora de presentar "propuestas conjuntas" de todos los sindicatos cuando sistemáticamente se negó a hacerlo con Futbolistas ON. Claro que esto se debe a que precisamente la asociación que preside el imputado e impugnado David Aganzo ha perdido la mayoría absoluta que le permitía campar a sus anchas, al tiempo que la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) está condenada a la desaparición una vez que la liga femenina sea constituida.

La parcialidad, días de descanso en Navidad, la lista de compensación, el salario mínimo, la explotación de imagen, la antigüedad, la invalidez, la conciliación con la vida laboral, fondo de garantía salarial... Los asuntos que ocupan y preocupan a las futbolistas son muchos, pero ¿cómo van a negociar los sindicatos con la ACFF una vez que los 16 clubes de la Primera Iberdrola han llegado a un acuerdo para firmar los estatutos de la futura liga profesional femenina? Lo normal es esperar, y así lo harán.

La impugnación de UGT al convenio

Hablando de UGT, no está de más recordar que, tras el aquelarre del postureo del 19 de febrero de 2020 con la presentación del convenio colectivo en el Congreso de los Diputados, este sindicato presentó un escrito ante la Dirección General del Trabajo en el que solicitaba que no se procediera al registro y publicación en el Boletín Oficial del Estado del denominado convenio colectivo, a lo que la Dirección General del Trabajo respondió que no se había iniciado el trámite de registro y publicación porque nadie lo había presentado.

El 11 de marzo UGT ratificó el contenido del escrito de impugnación del 24 de febrero "sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 163.2 in fine LRJS, para el curso de demanda de oficio ante la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional", y no fue hasta el 15 de agosto, tras un toque de corneta desde el Gobierno de Sánchez, cuando la situación se desbloqueó. Ese día, el I Convenio Colectivo del fútbol femenino —en realidad el segundo al tener modificaciones— por fin apareció en el BOE. Solo una vez que fue resuelta la reclamación interpuesta por UGT, quien precisamente impugnó la cláusula sobre la elección de la representación social de las jugadoras a la hora de negociar o modificarlo.

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Llegados a este punto, sobra decir que el golpe de timón que las jugadoras dieron en las elecciones aupando la mayoría a FUTPRO, que será absoluta con el apoyo de Futbolistas ON, es el mejor escenario que podían tener de cara a negociar, no solo su nuevo convenio colectivo, sino también por dónde debe marchar la profesionalización del fútbol femenino, el único deporte jugado por mujeres que, hoy por hoy, puede llegar a ser sostenible sin necesidad de ayudas públicas. Aunque, eso sí, de momento serán estas las que le permitan despegar, de ahí la tutela del Consejo Superior de Deportes (CSD) y el sofocón que se ha llevado el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) al ver cómo hasta el Real Madrid aceptaba por fin desbloquear una situación que no conducía a ninguna parte.