Es noticia
El hombre del futuro ya ha nacido y su nombre es Héctor Bellerín
  1. Deportes
  2. Fútbol
NUEVAS VIEJAS MASCULINIDADES

El hombre del futuro ya ha nacido y su nombre es Héctor Bellerín

¿Qué les das, Héctor? En cuestión de meses, el lateral derecho del Barcelona se ha convertido en icono sexual para veinteañeras (y veinteañeros). Analizamos el fenómeno

Foto: El mesías 'centennial'. (EFE/Martín Divisek)
El mesías 'centennial'. (EFE/Martín Divisek)
Más información

En junio de 2020, cuando la Premier League retomó su actividad tras el confinamiento, Héctor Bellerín (Barcelona, 1995) prometió plantar 3.000 árboles por cada partido que ganase el Arsenal, su equipo de aquel momento. La cuenta se elevó hasta los 58.617 árboles plantados en la selva amazónica gracias al resto de organizaciones que se sumaron al proyecto.

Bellerín, también, es vegano desde 2016.

Bellerín considera que los futbolistas deberían pagar más impuestos y se alegra de no haber jugado en el Mundial

Bellerín vende los objetos que no utiliza por Wallapop y solo compra ropa de segunda mano.

Bellerín es el segundo mayor accionista del Forest Green Rovers de la League One, el equipo que juega en un estadio de madera y solo ofrece comida vegana en sus partidos.

Bellerín considera que los futbolistas deberían pagar más impuestos y se alegra de no haber jugado en el Mundial de Qatar (de todas formas, no fue convocado).

Bellerín acude a entrenar en un Smart (bueno, en ocasiones también en un Mercedes).

Bellerín sabe tejer porque su familia tiene un taller en Barcelona. Bellerín diseña ropa.

Bellerín construyó el Capitolio con fichas de Lego tras lesionarse del ligamento cruzado anterior de la pierna derecha.

Bellerín le regaló un ejemplar de El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, a David Broncano cuando lo visitó en La Resistencia.

Bellerín fue elegido el pasado diciembre como hombre GQ del año

Bellerín tiene un hilo dedicado en Forocoches que se llama El Betis ha fichado a un narco.

Bellerín apareció en la portada de la revista Season dedicada al cambio climático.

Bellerín fue elegido el pasado diciembre como hombre GQ del año. Bellerín gusta a una cantidad sorprendente de veinteañeras.

"Dicen que leer solo mujeres es una red flag porque perciben que es una estafa"

Bellerín decidió el año pasado que solo leería libros de mujeres, como explicaba en un vídeo que se viralizó recientemente en Twitter. Concretamente, La casa de los espíritus de Isabel Allende. "En las interacciones hay, en general, tres tipos de persona", responde la escritora y poeta Irene Domínguez (1996), autora de dicho tuit. "Por una parte, las chicas que aman a Bellerín porque es un chico guapo, exitoso, con estilo y conciencia sobre temas sociales como el feminismo, el ecologismo o la desigualdad; por otra, las chicas que dicen que es una red flag porque perciben que lo de leer solo libros para mujeres es mentira, una estafa (posiblemente infundado en experiencias anteriores en las que otros chicos han utilizado la literatura escrita por mujeres para ligar)".

El tercer perfil es el de los hombres que lo perciben como una amenaza, "sobre todo en una sociedad en la que, en el mundo masculino heterosexual, todavía se entiende que quien acumula conquistas y es más atractivo para las mujeres tiene más valor". Por un lado, ellas dicen: "Héctor Bellerín es una inteligencia artificial creada para hacernos creer a las mujeres que aún hay esperanza". Por otro, ellos dicen "este tío se sabe todos los trucos para follar con chavalas en un rango de edad mental entre 15-23 años".

Aunque los partidos que ha jugado esta temporada con el F.C. Barcelona se pueden contar con los dedos de una mano, Bellerín es un icono sexual por su desempeño viral, no deportivo. "Es un magnífico ejemplo de un modelo de masculinidad que se adecúa a lo que las nuevas generaciones demandan en los hombres y que rompen con algunos de los elementos de la masculinidad más testosterónica", valora el antropólogo Alberto del Campo Tejedor (1971), catedrático en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y autor de El gran teatro del fútbol.

"Frente al modelo de la opulencia de Cristiano Ronaldo, conecta mucho con el público de clase media porque compra ropa de segunda mano, critica la ostentación, es activo en redes sociales… tiene una vocación de conectar con la gente que lo está pasando mal", añade.

El catedrático comprobó con sus propios ojos en las gradas del Benito Villamarín cómo el público femenino y joven, cada vez más abundante en los estadios, lo adoraba. "Para convertirse en un icono sexual hoy tienes que mostrarte vulnerable, como cuando se quedó casi llorando después de su último partido en el Betis", añade Del Campo. "Que diga que prefiere jugar en un equipo donde le den calor y cariño a uno grande como el Arsenal entronca con los modelos de masculinidad que señalan las nuevas juventudes".

Bellerín conformó junto a Aitor Ruibal y Borja Iglesias el triángulo levantapasiones del Betis durante la temporada pasada. El delantero gallego se pintó las uñas, precisamente, por inspiración de su compañero. "Borja me contó que aprendió de Bellerín que tenía que explorar contextos femeninos, así que ahora va a hacerse la manicura a un salón porque eso le permite romper el ritmo de estar metido entre hombres, hombres y hombres que tienen los futbolistas desde que son pequeños", explica el catedrático.

Es cuestión de género, pero también de generación. No hay nadie que entienda menos el fenómeno Bellerín que un hombre heterosexual de cierta edad, que observa sus fotografías y se pregunta: "¿qué?". "Héctor es más fluido: juega con ciertas ambigüedades que gustan en general a la afición femenina veinteañera del Betis pero que no gustan a la gente de mi generación", añade. "Frente a la cara de enfado de Cristiano Ronaldo, jugadores como Borja sonríen, es una generación que está harta de la hipercompetitividad".

"Las mujeres esperan hoy otro tipo de hombre mientras que muchos hombres aún piensan que lo que buscan es un hombre tradicional, ahí se está produciendo un divorcio entre unos y otros", añade Octavio Salazar (1969), jurista y autor de El hombre que no deberíamos ser. "Las mujeres han evolucionado en un sentido distinto al nuestro, y frente a la reacción de ponerse las pilas hay otro que es el caldo de cultivo contra el feminismo y la igualdad".

El hombre más woke de España

Un modelo de masculinidad, tal vez, un poco histriónico, como matiza la periodista Andrea Gumes (1987), de los programas de radio Ciberlocutorio y Tardeo. "¿Bellerín como el hombre de futuro? Bellerín es el hombre del futuro pasado de frenada. Es el personaje woke de una serie de segunda de Netflix, como guionista no me atrevería a hacer un personaje tan redondo, me lo imagino a él, cada mañana, preparándose la jornada delante de un moodboard con fotos de Harry Styles y Paul Mescal y escuchando capítulos de Deforme Semanal".

"Es como una parodia, como estar en un capítulo de 'Autodefensa'"

La politóloga coincidió con un Bellerín altamente cultural en la fiesta de la productora Canadá. Dentro anécdota reveladora: "Se quedó un rato charlando con Berta Prieto, una de las creadoras y protagonistas de la serie de Autodefensa, ¡y no va el tío y se pone a analizar los capítulos y decir qué escenas le habían gustado más! Es como una parodia, era como estar en un capítulo mismo de Autodefensa, un tío en una fiesta diciéndote que el capítulo de los abusos sexuales en el mundo del cine le ha gustado muchísimo, ¡pero es que esa misma persona está en un campo de futbol dándole golpes a una pelota!".

El gran secreto de Bellerín quizá se encuentre en que, a pesar de todo, consigue vencer todas las reservas: "Solo sé que me cae bien y que todo suma si se trata de ver a Joan Didion e Isabel Allende en las páginas del Mundo Deportivo. Pero alerta con ser un meme. ¿Sabes como esa foto de dos chicos en una manifestación del 8M sin camiseta y con esparadrapo en la boca con un cartel que decía "nosotros callamos para que vosotras podáis hablar"? Pues eso".

Un experimento sociológico

Como dicen por ahí, Bellerín es tan perfecto que parece un experimento sociológico creado por un algoritmo a partir de las fantasías de la generación centennial. La sombra de la sospecha se cierne sobre el lateral derecho. Como sugiere Salazar, "otra cosa es si muchos de esos comportamientos pueden ser casi una especie de pose mediática o si ha encontrado una especie de nicho de mercado, pero habría que conocer más al personaje para juzgarlo". Aun así, el efecto como modelo sigue siendo el mismo, y no es fácil encontrar muchos, señala el profesor: es más fácil encontrar gestos, como el de Rafa Nadal y Roger Federer llorando, que hombres concretos.

"Frente a los que se pegan en el campo y se cagan frente a los micrófonos, él no"

No siempre fue Bellerín ejemplar. Durante su etapa en el Arsenal, su entonces compañero Mikel Arteta le metió en vereda ante su dispersión vital. Su carrera futbolística ha sido irregular, pero es lo de menos para sus seguidores. A la mayoría de ellos ni siquiera les gusta el fútbol. Lo que les gusta es lo que hace fuera del campo, como resume Del Campo: "Frente a la valentía de los que se pegan en el campo y se cagan frente a los micrófonos, él no se calla". Es uno de los contados jugadores que, aunque se siente "catalán y español", se ha manifestado abiertamente en contra de la independencia de Cataluña.

Bellerín, cómo no, es también un tipo accesible y cercano. Este verano apareció en una publicidad de Adidas con una camiseta de costalero de La Macarena. La marca quizá no quedó del todo contenta con que las toneladas de emojis de corazoncitos en sus perfiles no tuviesen que ver con sus productos sino con la camiseta de tirantes del Cristo de la Sentencia.

La mayoría de futbolistas suelen encerrarse en sus burbujas en las que apenas ven a otros compañeros y sus familias, pero no era tan difícil ver a Bellerín por la calle incluso en una ciudad tan pasional como Sevilla, a la que probablemente volverá más pronto que tarde. "Muchos futbolistas vienen del pueblo y pierden el contacto: por eso Maradona es un mito, porque nunca lo perdió", recuerda el catedrático. A Bellerín no se le avista en restaurantes de lujo, sino en librerías low-cost de segunda mano dando un paseo con su novia tatuadora.

Una cuestión generacional

"Tiene varias caras: el futbolista comprometido; el jugador intelectual porque lee; el referente estético, por sus cambios de look que se convierten en noticia; el deportista que no solo se dedica al fútbol y habla sobre el mundo de la moda y el consumo: pasa de comprar Versace a lanzar el discurso de la moda sostenible. Cualquiera de sus caras contrasta con la tónica general de la exposición pública de los futbolistas españoles. Lo que pasa es que ya, a estas alturas, nada resulta nuevo ni sorprendente, así que, por mi edad, el título de jugador intelectual ya se lo concedí a Guardiola en los noventa" (Mujer, 42 años).

"Este chico no va de hombre maduro por la vida, va de chico que experimenta"

El advenimiento de Bellerín, el mesías centennial, ha provocado un déjà vu entre las generaciones que consideraron a Guardiola, acusado recurrentemente de mear colonia, el epítome del varón moderno. Al fin y al cabo, el Pep ya leía, era educado y mantenía cierto compromiso social. La gran diferencia se encuentra en el cuello alto de Guardiola frente a la ropa swag de Bellerín. La elegancia frente a la fluidez sexual (o, al menos, su apropiación estética).

"Este chico no va de hombre maduro por la vida, va de chico que experimenta y la juventud valora mucho la experimentación a todos los niveles, de la sexualidad y de los géneros fluidos, de romper con los modelos tradicionales de género", recuerda Del Campo. "Guardiola o Zidane gustan porque son educados y elegantes, tienen glamour y hablan bien, pero son muy hombres en el sentido tradicional".

placeholder Un hombre elegante, pero un hombre al fin y al cabo. (Reuters/David Klein)
Un hombre elegante, pero un hombre al fin y al cabo. (Reuters/David Klein)

Salazar está de acuerdo en que aquello fue una ruptura más cosmética que profunda, aunque en el mundo de los Tato Abadía la irrupción de Beckham se percibiese como un cambio de paradigma. "Era la época del metrosexual, el tipo que cuidaba su imagen estética, pero no sé hasta qué punto era una nueva masculinidad, simplemente el mercado encontró un nicho perfecto en los hombres como consumidores de belleza y moda", valora el autor de John Wayne que estás en los cielos.

Como concluye otra joven de 31 años, a quien Bellerín no le parece ni bien ni mal: "Bellerín les gusta a tus amigas. A las amigas de tus amigas. A las desconocidas horny que tuitean sobre él. La clave es la combinación entre su aspecto de chico con pintas de trapero-narco, que podría protagonizar una película kinki, y su forma de ser, que no se ajusta al prototipo de futbolista clásico. Bellerín va un paso más e incluso supera a Paul Mescal: no solo lee, sino que se ha propuesto leer mujeres este año. Tiene conciencia de clase y sabe que tendría que pagar impuestos. Asegura que no iría al Mundial de Catar (lo cual es justo, dado que no le llamaron). Es el chico sensible que te hace fotografías mientras estás distraída y encima te saca bien. Nunca sería un NPC, sino que destaca entre la multitud. Pero la duda se cierne siempre sobre él, ¿es realmente así o es todo una pose? Quizá en el enigma resida su gracia".

Búsquenlo en una tienda de productos a granel en Gràcia o en el banquillo del Camp Nou.

En junio de 2020, cuando la Premier League retomó su actividad tras el confinamiento, Héctor Bellerín (Barcelona, 1995) prometió plantar 3.000 árboles por cada partido que ganase el Arsenal, su equipo de aquel momento. La cuenta se elevó hasta los 58.617 árboles plantados en la selva amazónica gracias al resto de organizaciones que se sumaron al proyecto.

Selección Española de Fútbol Hombre Pep Guardiola
El redactor recomienda