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La rajada de Courtois es de mal compañero y le estarán esperando a que cometa un fallo
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el belga se sintió abochornado

La rajada de Courtois es de mal compañero y le estarán esperando a que cometa un fallo

Courtois cargó contra el equipo por la actitud con la que salió al partido contra el Leipzig y los fallos defensivos. El rapapolvo público le pasará factura el día que él no esté entonado

Foto: Courtois grita en una acción del partido contra el Leipzig. (Reuters/Annegret Hilse)
Courtois grita en una acción del partido contra el Leipzig. (Reuters/Annegret Hilse)

No era el partido que tenía que perder el Real Madrid. Puestos a elegir, podía haberlo hecho la próxima semana contra el Celtic con el primer puesto del grupo asegurado si hubiera conseguido, al menos, un punto contra el Leipzig. La derrota tenía que llegar, dice Carlo Ancelotti, para minimizar la imagen gris de un mal partido en Alemania, con un inicio que a Courtois le dio vergüenza y que el portero restregó a sus compañeros en los micrófonos. La rajada del belga fue espontánea y dura.

Sorprende que Courtois haga un análisis tan autocrítico tras una racha de 16 partidos sin conocer la derrota, con el equipo líder en la Liga y clasificado para los octavos de la final de la Champions. Solo se puede entender desde el punto de vista del daño o el desprestigio individual que le hace al portero tener que recoger tres veces el balón de dentro de la portería. El belga no fue el peor del equipo. Tuvo un par de intervenciones de mérito en los primeros minutos de sacudida del Leipzig que ayudaron a evitar una mayor sangría. No pudo hacer nada en ninguno de los tres tantos y toda esa impotencia, vergüenza y rabia la sacó tras el partido para reprochar una falta de actitud defensiva que a él le perjudica y le produce bochorno.

placeholder Marco Asensio y Hazard tras encajar un gol contra el Leipzig.
Marco Asensio y Hazard tras encajar un gol contra el Leipzig.

"Salimos dormidos y lo pagas. Nos lo dijo el míster y, aun así, salimos mal. Sin agresividad, sin intensidad. No puede ser así. Defendimos mal dos saques de esquina. Hemos fallado muchos pases, controles. Luego te meten el tercer gol y te mata para los minutos finales. No estamos dentro del partido. No hemos ganado duelos por falta de intensidad. Creo que un mal día puede pasar, hemos jugado muchos partidos en poco tiempo, pero no puede faltar esa intensidad. Hay que dar el cien por cien en cada segundo. Hay gente en el banquillo si no puedes más..." es la rajada de Courtois. El portero decidió que había que ser claro y no poner paños calientes a la primera derrota de la temporada. No tuvo tacto y su reacción es la de un mal compañero.

Falta de intensidad

El Real Madrid encajó dos goles en 18 minutos por salir al campo con poca energía, blando y sin contundencia defensiva. Estuvo despistado en los dos saques de esquina, con fallos en los marcajes de Camavinga en el primer gol y Tchouaméni en el segundo. Cuando quiso entrar al partido, ya tenía un resultado desfavorable y un rival enfrente que le había dado un repaso de agresividad e intensidad. Courtois puso el foco en la actitud y la mentalidad que no debe tener un equipo que tiene como patrón de juego ser sólido, ordenado, atento e intenso. Como todo esto no se cumplió, lo que hizo el portero fue tomarse la licencia de echar un rapapolvo público al equipo, a modo de autocrítica, de desahogo, y también se puede interpretar que lo hace para no sentirse responsable de los fallos defensivos que le costaron encajar tres goles.

Foto: Quique Setién en su etapa como entrenador del Barcelona. (Reuters/Albert Gea)

La reacción es de mal compañero porque los códigos dicen que los trapos sucios se tienen que lavar dentro del vestuario, que conviene mantener la imagen de equipo unido en las dificultades, que la autocrítica tiene que ser interna y que nadie está por encima del equipo. El Real Madrid ha jugado esta temporada seis partidos sin el belga, baja por una ciatalgia, y el balance ha sido de cuatro victorias y dos empates. Entre ellos está el triunfo en el Clásico del Bernabéu y algunas buenas paradas de su sustituto, Lunin, en ausencia del belga. Lo que demuestra Courtois es que no le gusta perder ni en los amistosos y que pide al equipo, juegue quien juegue, sea quien sea el rival, el nivel de exigencia que él mismo se pone. Visto de esta manera es sano que Courtois haga autocrítica, pero en el contexto de la primera derrota de la temporada no es sano que el belga atice a sus compañeros de manera pública. Estas palabras no sientan bien en el vestuario.

Courtois se lo puede permitir porque es el mejor portero del mundo, el que ganó el trofeo Yashin en la gala del Balón de Oro y el que gracias a sus paradas sostuvo al equipo en partidos de máxima dificultad la temporada pasada para ganar la Champions. Fue el mejor en la final contra el Liverpool. Lo que no puede perder es la humildad porque, igual que la temporada pasada estuvo en modo infalible, en esta, que queda mucho, si tiene algún día malo le pasarán factura. Antes de la ciatalgia ya tuvo algún despiste, como la salida fallida en el derbi del Metropolitano, con fallo en la comunicación con Militao, que le costó el gol que marcó Mario Hermoso.

Más comedido que el portero estuvo el entrenador. Ancelotti no hace un drama de la primera derrota, asume que el inicio del partido fue malo, que al equipo le faltó contundencia en los dos goles a balón parado y que la reacción fue estéril contra un rival potente que jugaba en casa y les superó en agresividad. "Cada uno tiene su opinión", dijo el entrenador cuando le comentaron la rajada de Courtois. El técnico no quiso entrar en polémicas ni reproches. Es mejor echarse los trastos a la cabeza en la intimidad del vestuario. "Yo no me enfado. Es una derrota, pero no puedo hacer crítica a un equipo que lo ha hecho muy bien hasta ahora. No tengo nada que reprochar. Nos molesta, pero es una derrota que no nos hace mucho daño. Tenemos otra oportunidad", es la calma con la que Ancelotti hace la digestión de la primera derrota en un partido donde el equipo perdió sus señas de identidad.

No era el partido que tenía que perder el Real Madrid. Puestos a elegir, podía haberlo hecho la próxima semana contra el Celtic con el primer puesto del grupo asegurado si hubiera conseguido, al menos, un punto contra el Leipzig. La derrota tenía que llegar, dice Carlo Ancelotti, para minimizar la imagen gris de un mal partido en Alemania, con un inicio que a Courtois le dio vergüenza y que el portero restregó a sus compañeros en los micrófonos. La rajada del belga fue espontánea y dura.

Éder Militao
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