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El Madrid de los milagros en la Champions recupera a Asensio para la causa (2-0)
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El Madrid de los milagros en la Champions recupera a Asensio para la causa (2-0)

El Real Madrid sufre y gana al Leipzig en un partido en el que empezó con miedo y reaccionó con un gol de Fede Valverde y la resurrección de Marco Asensio, que hizo el segundo

Foto: Fede Valverde celebra el gol al Leipzig. (Efe/Rodrigo Jiménez)
Fede Valverde celebra el gol al Leipzig. (Efe/Rodrigo Jiménez)

La Champions hace milagros en el Real Madrid. Del miedo pasó al éxtasis. De los pitos en la primera parte a la euforia con el gol de Fede Valverde y el subidón de ver a Marco Asensio marcar de nuevo. El Real Madrid hizo lo peor y lo mejor en un partido que se le atascó y lo acabó sacando adelante. No fue un Madrid brillante. Ni el de las grandes noches. Se esperaba más espectáculo y diversión en la vuelta a la Champions en el Bernabéu. Tocó sufrir, pero ganó con goles del uruguayo y Marco Asensio. Es otro triunfo más de un Real Madrid que fue de menos a más y que sigue sin perder esta temporada.

Es el segundo partido consecutivo en el que Fede Valverde se echa al Real Madrid a sus espaldas y le rescata con sus goles. El uruguayo es un futbolista que hace un trabajo impagable. Un todoterreno que crece y no desfallece. Es el alma del Madrid cuando hay que ponerle raza y carácter. El gol del desbloqueo, en el minuto 80, tiene a los mismos protagonistas de la final de la Champions contra el Liverpool, pero en esta ocasión es Vinícius el que le dio la asistencia a Fede Valverde. El triunfo refuerza a un Madrid que sufrió, más plano que en otros días, con poca chispa, pero que recuperó a Marco Asensio para la causa. Salió a jugar con rebeldía. Hizo el segundo en un excelente golpeo desde la frontal del área. Pura calidad.

placeholder Marco Asensio celebra el gol al equipo alemán
Marco Asensio celebra el gol al equipo alemán

Lo que se vio del Real Madrid en la primera parte es lo peor en mucho tiempo. Un equipo timorato y perdido en el campo. Entró al partido con tanto respeto al Leipzig, con demasiadas precauciones para no encajar gol, que renunció a atacar. No había vértigo en un once que prometía por la energía de los jugadores del centro del campo hacia delante. Ancelotti metió de inicio a Tchouaméni con Camavinga y Modric en el centro del campo. Por delante más explosividad y velocidad con Fede Valverde, Vinícius y Rodrygo. Era un Madrid para correr y darle verticalidad al juego. No sucedió nada de lo que se esperaba. Se vio un equipo parado, previsible y frágil atrás.

Courtois, salvador

Sufrió en un primer tiempo en el que solo tuvo dos ocasiones de peligro al filo del descanso. Ambas de Modric. Un disparo con la zurda desde la frontal del área, que salió cerca del poste. Y una caída del croata dentro del área en un empujón por detrás de Schlager. Una acción para la polémica. Todo lo demás fue caótico. El Real Madrid especuló con la pelota. Es algo habitual en los planes de Ancelotti para empezar los partidos. Pide a los jugadores largas posesiones para atraer al rival y encontrar los espacios con pases en profundidad. El equipo alemán fue riguroso, ordenado y más valiente. Estuvo compacto y rápido en las transiciones.

Pronto llegó el primer susto de la amenaza del Leipzig. Nkunku encaró a Courtois y su disparo abajo lo desvió el portero. El belga fue el mejor del Madrid en la primera parte. En su versión salvador. Otra internada de Nkunku la frenó el belga en una salida abajo con la ayuda de Tchouaméni. La conexión Werner-Nkunku encontraba los resquicios para hacer daño. La ocasión más peligrosa fue un pase al segundo palo que no llegó, por muy poco, Nkunku para marcar con Courtois ya superado. Werner, Forsberg y Nkunku generaban pánico.

El Madrid había entrado en una fase prolongada de atasco. Hubo algunos pitos de desaprobación en el Bernabéu. No estaba preciso con el balón, le faltaba intensidad y mucho ritmo con la pelota. No tenía profundidad ni energía. Transmitía espesura, falta de concentración y la imagen menos esperada de un campeón. La de un equipo pequeño en su propio estadio. Necesitaba el descanso para pensar y resetear la propuesta de juego. Había mucho que corregir.

Lo primero que cambió fue irse a la presión en campo contrario, más cerca de la portería rival, con más decisión. Ancelotti pidió asumir riesgos. Cambió la actitud y la movilidad de los jugadores. Recuperó el guion de equipo que tiene que mandar en los partidos. Es la mejor manera de empezar a intimidar a un rival que olía el miedo. Faltaba que apareciera Vinícus subido en la moto, la inspiración de Modric y el desborde de Rodrygo. Subió, en líneas generales, la atención y las ganas de ir a por el equipo alemán. Rodrygo se lanzó en una jugada personal a penetrar y fue derribado cerca del área. Rodrygo ejecutó la falta y el balón se fue alto. No estaba fino el Madrid.

Para salir del atasco, para buscar algo con lo que reaccionar, Ancelotti sorprendió metiendo a Marco Asensio por Camavinga. El balear fue recibido con algún pito. Asensio como revulsivo tras su enfado por no jugar ni un minuto contra el Mallorca. Era su primera oportunidad para reivindicarse con casi media hora de partido por delante. Asensio se ganó los aplausos en una recuperación de la pelota, tirándose al suelo. Su acción originó el primer contragolpe peligroso. Fede Valverde salió en estampida. Una acción fulminante que no supo definir Vinícius ni Asensio en el rechace.

El partido se rompió. Otro contragolpe de Rodrygo quedó en nada en una mala combinación con Vinícius. La brillantez de los brasileños contra el Mallorca no apareció contra el Leipzig. El equipo alemán respondió buscando a Nkunku. En el ida y vuelta, el Madrid golpeó. Se reencontró con la mejor versión de Vinícius y la pegada de Fede Valverde. Vinícius le metió una marcha más, rompió al marcador con la aceleración y un recorte. Levantó la cabeza y le dio el pase a la frontal a Fede Valverde. El uruguayo, en otro recorte, perfiló el disparo con la pierna izquierda. Marco Asensio cerró la noche desquitándose con el segundo gol en un gran remate.

El Real Madrid, sin jugar bien, gana y encarrila la fase de grupos. Es la diferencia con otros equipos que necesitan hacer un partido redondo para competir en la Champions.

La Champions hace milagros en el Real Madrid. Del miedo pasó al éxtasis. De los pitos en la primera parte a la euforia con el gol de Fede Valverde y el subidón de ver a Marco Asensio marcar de nuevo. El Real Madrid hizo lo peor y lo mejor en un partido que se le atascó y lo acabó sacando adelante. No fue un Madrid brillante. Ni el de las grandes noches. Se esperaba más espectáculo y diversión en la vuelta a la Champions en el Bernabéu. Tocó sufrir, pero ganó con goles del uruguayo y Marco Asensio. Es otro triunfo más de un Real Madrid que fue de menos a más y que sigue sin perder esta temporada.

Vinicius Junior Real Madrid