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Del sibarita Xavi al 'perro viejo' de Quique Setién: cómo rebajar la tensión en el Barça
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Del sibarita Xavi al 'perro viejo' de Quique Setién: cómo rebajar la tensión en el Barça

Setién se ha dado cuenta de que en la convulsión que se vive en el Barcelona tiene que enviar un mensaje más cercano, positivo y, sobre todo, disfrutar del 'regalo' que es entrenar al Barça

Foto: Quique Setién, entrenador del Barcelona, en una conferencia de prensa. (Efe)
Quique Setién, entrenador del Barcelona, en una conferencia de prensa. (Efe)

Hace unos días, Xavi Hernández daba doctrina y se refería a los problemas en el Barcelona para ganar una Champions. “Necesitamos ser un equipo dominador”, era la solución porque, según el deseado por los aficionados culés para ocupar el banquillo, no tienen la “suerte histórica” que acompaña a otros equipos como el Real Madrid. Xavi se puso sibarita. El Barcelona tiene que jugar muy bien siempre para ser campeón de Europa. Dos días después aparece Quique Setién en otro tono más bromista y campechano para desvelar su sueño. “Me veo paseando el trofeo (la Champions) por Liencres entre las vacas”, suelta con una carcajada en una videoentrevista en TV3.

La broma de las vacas que hizo nada más llegar tiene recorrido en el confinamiento. Es un buen gancho para rebajar la tensión en tiempos de guerra civil institucional e incertidumbre en lo futbolístico. Quique parece haber asumido que es la trasición hasta que llegue Xavi y se propone vivir y disfrutar al límite cada minuto que esté en el banquillo culé. La actitud del cántabro es apaciguadora, con su tono campechano, y la de Xavi oportunista. El de Tarrasa huele la sangre en la crisis directiva y se pone en el mercado para los candidatos que se presenten a opositar al sillón presidencial. Quique Setién es ‘perro viejo’. Xavi es más pitbull.

El presente es para Quique Setién. El cántabro se ha dado cuenta de que en la convulsión que se vive en el Barcelona tiene que enviar un mensaje más cercano, positivo y constructivo. Abandona esa excelencia y la exigencia con la que invadió su discurso en su presentación y el respeto al modelo cruyffista. En poco tiempo que lleva en el Barcelona ha podido comprobar qué se cuece dentro del vestuario de los jugadores y cómo vuelan los cuchillos por la zona noble del club. Su posición tiene que ser la de pacificador. Templar los ánimos, desdramatizar, hacerse valer y, sobre todo, disfrutar.

El Carpe Diem del cántabro

Aterrizó en un Barcelona en convulsión en lo deportivo por la nefasta gestión del despido de Ernesto Valverde, las salidas en el mercado de invierno (especialmente controvertida la del canterano Carles Pérez) y los bandazos para encontrar un sustituto al lesionado Ousmane Dembélé hasta dar con Martin Brathwaite. Las promesas del buen juego y la apuesta por la cantera pueden esperar. Lo urgente para Setién es que no se le desmadre el vestuario. Apagó un amago de incendio con las formas de su ayudante Eder Sarabia en el banquillo del Bernabéu y disfruta de un momento de calma con la certeza de que Bartomeu le respalda. El presidente tiene la intención de mantenerle en el cargo.

Xavi, por ir de exquisito, va pisando charcos. Por querer demostrar que sabe mejor que nadie cómo el Barça tiene que ganar una Champions le quitó méritos al Real Madrid. Le ha quedado un poco retorcido. Quique Setién es más simple. Habla de ser campeón de Europa, a pesar de que Messi dijera que no lo ve claro, y se permite la licencia de hacerlo con un toque de humor. No viene nada mal reírse en estos tiempos revueltos que se viven en el Barça. Con 61 años se ve la vida con otra perspectiva y se está de vuelta en muchas cosas. A esto se le llama experiencia. Los años sirven para relativizar los problemas. Valorar el día a día. Divertirse. Reírse y no llorar (como parece que hace Xavi). A Quique Setién le dan la oportunidad de su vida en una edad de prejubilación y se toma el cargo de entrenador del Barcelona como un ‘Carpe Diem’. Que nadie, ni Xavi, le estropee vivir su momento de ser entrenador del Barcelona.

Setién, que tiene mucho que ganar y poco que perder en el banquillo culé (para qué vamos a negarlo), sigue como un niño con zapatos nuevos. A su edad continua en una nube. "El fútbol que tanto amo me regala esta vez un día de Champions lleno de pasión en un escenario mágico como San Paolo", escribía en un mensaje antes de enfrentarse al Nápoles en la ida de los octavos de final. Era su estreno en la máxima competición. Ese entusiasmo que desborda y quiere contagiar, en especial a Leo Messi, por si de algo sirve para despejarle sus dudas, sigue intacto.

Hace unos días, Xavi Hernández daba doctrina y se refería a los problemas en el Barcelona para ganar una Champions. “Necesitamos ser un equipo dominador”, era la solución porque, según el deseado por los aficionados culés para ocupar el banquillo, no tienen la “suerte histórica” que acompaña a otros equipos como el Real Madrid. Xavi se puso sibarita. El Barcelona tiene que jugar muy bien siempre para ser campeón de Europa. Dos días después aparece Quique Setién en otro tono más bromista y campechano para desvelar su sueño. “Me veo paseando el trofeo (la Champions) por Liencres entre las vacas”, suelta con una carcajada en una videoentrevista en TV3.

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