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El cortocircuito de Ernesto Valverde y por qué paga los platos rotos en el Barcelona
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EL ENTRENADOR, CUESTIONADO

El cortocircuito de Ernesto Valverde y por qué paga los platos rotos en el Barcelona

El fracaso de Anfield deja tocado a Ernesto Valverde y es el primero que pagará los platos rotos. Un entrenador cuestionado por falta de carácter y no tener otro plan que el que aparezca Messi

Foto: Ernesto Valverde, impasible, observa a su equipo en la derrota contra el Liverpool en Anfield. (Reuters)
Ernesto Valverde, impasible, observa a su equipo en la derrota contra el Liverpool en Anfield. (Reuters)

La segunda tragedia del Barcelona en la Champions pone en cuestión la gestión de Ernesto Valverde. En otro escenario más desfavorable, si no hubiera ganado dos Ligas seguidas y el Real Madrid atravesara una de sus perores crisis, el entrenador azulgrana estaría despedido. Sin ninguna duda. Aun así, la eliminación contra el Liverpool pasará factura al Txingurri. Señalado como el principal responsable de un nuevo fracaso en la competición que era el gran objetivo del Barcelona esta temporada. Culpable por la ausencia de un plan para contrarrestar a un Liverpool con bajas —Mohamed Salah y Firmino— que superó al Barça en agresividad y entusiasmo.

A Valverde se le valora dentro del vestuario del Barcelona por ser una persona sencilla, honesta y cercana. Fuera, se pone en entredicho su capacidad para crear un equipo sólido y con carácter. En Anfield recibió cuatro goles. Y un repaso, por ejemplo, en el estadio de La Cerámica contra el Villarreal. Pero ese día le rescató, una vez más, Messi saliendo desde el banquillo. El argentino y Luis Suárez taparon la mediocridad. "La eliminación de la Champions necesita una reflexión profunda", comenta Bartomeu. El presidente, directivos y secretaría técnica tienen que sentarse para respaldar al entrenador o tomar la decisión de buscar un sustituto. El año pasado, tras caer en el Olímpico de Roma, el Txingurri estaba en la cuerda floja.

Foto: Klopp celebra con sus jugadores la clasificación para la final de la Champions League. (Reuters)

Es la primera gran decisión que tiene que tomar Bartomeu y la respuesta que esperan los aficionados azulgrana, que no encuentran una explicación a la debacle y están decepcionados. Pero la sorpresa puede estar en que se adelante Valverde y ponga su cargo a disposición de la junta directiva para comprobar hasta qué punto tiene credibilidad su trabajo. No se descarta. Lo que llama la atención en Valverde es cómo encajó la goleada en Anfield. Con resignación. Hasta el punto de que no supo explicar lo que sucedió en el cuarto gol del Liverpool con el despiste en cadena. “No sé realmente lo que ha ocurrido. Supongo que ellos han sacado rápido y nos costó colocarnos”, comentó el Txingurri. Si no lo sabe él, mal síntoma. Si no es capaz de hacer más autocrítica o rebelarse por la dejadez y pasividad de sus jugadores, es para pensar que este tipo de partidos, de máxima presión, le pueden venir grandes.

Las carencias del Txingurri

¿Dónde está el carisma del entrenador para dar un plus a los jugadores? Esta es la principal crítica que se le hace a Ernesto Valverde, capaz de ganar la Liga y derrumbarse en Europa. Una buena persona, pero con graves carencias para motivar a sus jugadores en situaciones límite. Los futbolistas tienen que asumir su cuota de responsabilidad por los errores individuales. Pero el equipo y las instrucciones le competen a Valverde. Las charlas, antes y en el descanso del partido, las da el entrenador, y visto lo que ha sucedido en Roma y Liverpool, no han funcionado. Este equipo se apaga y ya no es una cuestión de estilo. Valverde no logra activar la tecla de la actitud. Apuesta por dar agresividad con Arturo Vidal en el centro del campo, buscar el equilibrio, y a este Barcelona le llegan mucho y le hacen demasiados goles. Le falta personalidad y corazón.

En el Barcelona, esperan a que pase la final de Copa del Rey para tomar una decisión con Ernesto Valverde. Este batacazo no se lo esperaban después del buen resultado en el Camp Nou y le compete a la secretaría técnica buscar en el mercado posibles sustitutos. Aparecen algunos nombres, como Ten Hag, entrenador del Ajax, y los nostálgicos piden el regreso de Xavi al banquillo para recuperar la esencia del buen juego. La lista puede ser más amplia. El fracaso de Anfield deja tocado a Ernesto Valverde, y es el primero que pagará los platos rotos. No le ayudó nada que, por ejemplo, Messi abandonara Anfield serio, cabizbajo y sin hacer declaraciones.

A Ernesto Valverde, al margen de si su personalidad es la ideal para motivar y sacar el carácter para enchufar a los jugadores en situaciones de máxima presión, se le reprocha que sea un entrenador conservador o 'amarrategui'. Que tiene miedo al riesgo y echa el equipo atrás. Que renuncia a la pelota y a llevar la iniciativa cuando se encuentra con equipos que van a por él. Como ha sucedido en los dos partidos contra el Liverpool y en alguno de la Liga, como por ejemplo el Betis en el Camp Nou. Se enchufa cuando Messi entra en contacto con la pelota. No hay más plan.

La segunda tragedia del Barcelona en la Champions pone en cuestión la gestión de Ernesto Valverde. En otro escenario más desfavorable, si no hubiera ganado dos Ligas seguidas y el Real Madrid atravesara una de sus perores crisis, el entrenador azulgrana estaría despedido. Sin ninguna duda. Aun así, la eliminación contra el Liverpool pasará factura al Txingurri. Señalado como el principal responsable de un nuevo fracaso en la competición que era el gran objetivo del Barcelona esta temporada. Culpable por la ausencia de un plan para contrarrestar a un Liverpool con bajas —Mohamed Salah y Firmino— que superó al Barça en agresividad y entusiasmo.

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