Arda Turan, el fichaje más decepcionante del Barcelona, está en la rampa de salida
El presidente del Basaksehir anuncia que el mediapunta le ha dado el sí a su propuesta y solo falta que el Barcelona acepte el traspaso, que podría completarse en las próximas horas
El Barcelona parece haberse topado con una lámpara mágica cuyo genio le está concediendo todos sus deseos, incluso los más difíciles de realizar. Una vez nos hemos acostumbrado a ver a los culés de nuevo en lo alto de la clasificación, los imposibles ya no tenían que ver con mantenerse ahí, triunfante y avasallador, sino que tenían más que ver con la composición de la plantilla que la directiva quería. Después de más de cuatro meses con la sensación de fracaso contagiando cada gota de sudor frío de Bartomeu, por fin pudo posar al lado de Philippe Coutinho. Además recuperó a Dembélé de su larga lesión y ahora necesitaba hacer hueco para que entrasen todos y por muy improbable que resultase, el primero en marcharse va a ser el que quería seguir a toda costa, Arda Turan.
Todavía no ha habido una confirmación por parte del club culé, pero el equipo de destino, el Basaksehir (que fue rival del Sevilla en los playoffs de la Champions League) de Estambul, ya ha reconocido abiertamente que ha estado en la Ciudad Condal para negociar con el Barça y con Arda la posibilidad de incorporar al mediapunta turco en este mes de enero. En un comunicado en la página web oficial del Basaksehir, su presidente, Göksel Gümüsdag, reconoce que se reunió en el Camp Nou con el jugador y directivos del club y recibió una respuesta positiva por parte de Turan, que estaba "muy feliz" de fichar por su club y de regresar a su país.
Gümüsdag reconoce que es "un gran costo" para ellos, pero está dispuesto a hacer sacrificios para contratar al jugador. Eso sí, reconoce que aún no hay nada cerrado y espera que se completen los procedimientos necesarios para que se realice la transferencia. No ha trascendido todavía ningún montante económico por el que el Barcelona estuviera dispuesto a dejar marchar a Arda Turan, aunque en las oficinas azulgranas asumen la impresionante devaluación que ha sufrido el ex jugador del Atlético en los tres años que ha formado parte del equipo y el alivio que supondría su marcha en la insoportable masa salarial que acarrea ahora mismo el líder de la Liga después del fichaje de Coutinho y las renovaciones de Iniesta y, especialmente, Messi.
El turco le costó al Barça unos 40 millones de euros (contando los variables) y en dos años ha sido una enorme decepción. Fue uno de los fichajes de la junta gestora que dirigió al club durante la campaña electoral que acabó manteniendo en la presidencia a Josep Maria Bartomeu y para el máximo mandatario es fundamental recuperar al menos parte de la inversión, de lo contrario será muy difícil cuadrar los números de las cuentas azulgranas, ahora mismo bajo mínimos.
El Barça asumió un riesgo, ya que si el presidente que saliera elegido no aceptaba esta contratación, el Atlético de Madrid lo recompraba por algo más de 30 millones. Se lo quedó, pero no podía jugar hasta enero de 2016 por la sanción de la FIFA que impedía inscribir nuevos jugadores. Luis Enrique, sin embargo, tampoco sintió una enorme necesidad de tirar de él. Lo hizo en aquella primera temporada, en la que sí era un relevo habitual a los titulares. En la siguiente, perdió el puesto y entre lesiones acabó cayéndose de las rotaciones. En dos años jugó 55 partidos, muchos de ellos como suplente y su participación en encuentros de máxima exigencia era muy limitada, por no decir nula. Con Valverde ha acabado proscrito, lo cual no ha parecido preocupar al jugador, que no ha levantado la voz por no haber entrado nada más que una vez en la convocatoria de este curso, en la primera jornada de Liga contra el Betis.
Arda Turan ha sido desde hace ya tiempo un problema para el Barça. Uno bien grande, además. Es futbolista azulgrana a todos los efectos, por contrato y por estar inscrito para participar en todas las competiciones que disputa el equipo que dirige Valverde, pero no ha jugado ni un minuto entre lesiones y la ausencia total de confianza del preparador. Éste perdió la esperanza desde el minuto uno, cuando observó a un jugador que había perdido la ilusión por estar donde estaba, que no estaba interesado en jugar sino en vivir y cobrar su ingente sueldo de manera íntegra y sin perder ni un euro con una salida. El 'Txingurri' le enseñó la puerta de salida, pero Arda no trajo al club ni una sola oferta, no quería marcharse en absoluto.
Sí estuvo más cerca de salir cuando el mercado chino parecía destinado a dominar el mundo del fútbol a base de talonario. Después de unas compras escandalosas por parte de los clubes del gigante asiático, el gobierno decidió pinchar la burbuja que se estaba hinchando y estableció unas trabas fiscales que paralizaron la locura que se estaba desatando. Fue entonces cuando se frustró el futuro de Arda en China. Nadie estaba dispuesto a pagar al Barça y al jugador lo que pedían si, además, debían desembolsar en el Estado prácticamente la misma cantidad en impuestos. Desde entonces, la idea de Turan era la de volver a Turquía, pero económicamente no era sencillo, porque pocos clubes turcos tienen el potencial económico para pagar un gran traspaso y un gran salario (Turan es uno de los futbolistas mejor pagados del Barça). Sin embargo, el Basaksehir, un nuevo rico de Estambul, está dispuesto a hacer un sobreesfuerzo por su fichaje (así como Arda tiene que recortarse el sueldo).
Su marcha, cada vez más cerca, está ligada directamente con la llegada de Coutinho y no solo por la demarcación similar en el terreno de juego compartida entre turco y brasileño. El nuevo fichaje está destinado a lucir el dorsal que dejará libre Arda, el '7', un número de los llamados 'nobles', los que forman parte del 'once inicial'. Coutinho ya lució ese dorsal en su etapa en el Inter de Milán.
El Barcelona parece haberse topado con una lámpara mágica cuyo genio le está concediendo todos sus deseos, incluso los más difíciles de realizar. Una vez nos hemos acostumbrado a ver a los culés de nuevo en lo alto de la clasificación, los imposibles ya no tenían que ver con mantenerse ahí, triunfante y avasallador, sino que tenían más que ver con la composición de la plantilla que la directiva quería. Después de más de cuatro meses con la sensación de fracaso contagiando cada gota de sudor frío de Bartomeu, por fin pudo posar al lado de Philippe Coutinho. Además recuperó a Dembélé de su larga lesión y ahora necesitaba hacer hueco para que entrasen todos y por muy improbable que resultase, el primero en marcharse va a ser el que quería seguir a toda costa, Arda Turan.
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