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Más allá de la cancelación: por qué la lluvia puede llevarse por delante el futuro de Imola
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POSIBLES INUNDACIONES

Más allá de la cancelación: por qué la lluvia puede llevarse por delante el futuro de Imola

La situación meteorológica ha sido tan grave que el GP de la Emilia-Romaña no se celebrará. Las consecuencias a largo plazo para el circuito podrían ir mucho más allá del presente

Foto: Imola, durante la pasada temporada. (Reuters/Massimo Pinca)
Imola, durante la pasada temporada. (Reuters/Massimo Pinca)

El paddock de la Fórmula 1 y los gestores del circuito de Imola miraban al cielo con suma preocupación y los peores presagios se han cumplido. No habrá Gran Premio de Emilia-Romaña. La situación a nivel meteorológico ahora mismo es bastante crítica y la previsión es que la cosa no vaya a mejorar en las próximas 24 horas. La crecida del río Santerno, que circula paralelo a toda la zona oeste del circuito y pasa justo detrás del paddock, ya alcanzó el nivel de alerta 2, de un máximo de 3. De momento aún no se ha desbordado su caudal, pero por precaución se decidió ayer martes evacuar a todo el personal de la pista. Es la peor situación de las posibles, en una tormenta perfecta, nunca mejor dicho. La peor amenaza para el futuro del Gran Premio, tradicionalmente conocido como San Marino y hoy día de la Emilia-Romaña.

Para que salga adelante un evento de dimensiones tan gigantescas como es una carrera de Fórmula 1, no basta con que la pista y sus servicios funcionen con normalidad. Se necesita que todos los caminos de acceso, salida y protocolos de evacuación estén garantizados y todo eso es lo que ni mucho menos ofrece certezas en estos momentos.

Foto: El inicio del Gran Premio de Hungría de Fórmula 1. (EFE)

Esta suspensión nos privará de ver el nuevo formato de clasificación que obliga a usar distintos compuestos en cada una de sus tres fases. Es una medida que tiene cierta lógica teniendo en cuenta que Pirelli siempre trae al circuito tres tipos diferentes de cubiertas y de esta forma, se fuerza a que se utilicen todos. Sin embargo, habrá que esperar a Mónaco para ver el resultado de este nuevo formato.

Solamente hay sitio para uno

Para los propietarios del circuito de Imola, los nubarrones no pueden llegar en peor momento, porque su futuro como sede permanente de un Gran Premio se antoja cada vez más difícil. Hay una batalla feroz a nivel global por albergar Grandes Premios de Fórmula 1. Parece imposible justificar que cuando colosos históricos del automovilismo, como Alemania o Francia, en la actualidad no tienen sitio en el calendario, un país como Italia tenga dos carreras. Tendrá que sobrevivir o Monza o Imola, pero será difícil que una de las dos no salga del calendario. Igual que será muy complicado que Madrid pueda tener su Gran Premio, si no es a costa de la salida de Barcelona. Si circuitos históricos como Spa-Francorchamps o Mónaco, que son la pura esencia de la competición, están en entredicho, no hay argumentos posibles para que Italia mantenga sus dos carreras.

El problema es que esto es una patata caliente de primera magnitud en la política italiana. Hay mucho en juego en el país transalpino por mantener sus dos Grandes Premios en el calendario. Por supuesto que está en juego el factor Ferrari como razón de peso para pelear a muerte por mantener su carrera, pero hay algo más. Para la marca del Cavallino obligar a posicionarse a favor de Monza o de Imola es como preguntarle si quiere más a mamá o a papá, pero aquí también hay mucho dinero público en juego y la justificación de esa inversión realizada a través de los gobiernos regionales se cae por los suelos si no hay carrera de Fórmula 1. Todo el dinero gubernamental aportado hasta la fecha en la mejora de las instalaciones en Monza e Imola, fue por la promesa de la especialidad reina del automovilismo. Sin la joya de la corona, el tinglado se viene abajo.

Foto: Fernando Alonso logró en dos ocasiones la victoria en Monza

Matteo Salvini y Antonio Tajani, vicepresidente y ministro de Infraestructuras del gobierno italiano respectivamente, fueron tajantes en la presentación pública del 'Gran Premio Made in Italy- Emillia Romagna'. A la hora de posicionarse, ambos mandatarios coincidieron que es poco menos que innegociable que tienen que seguir las dos carreras. Sin embargo, no ayuda mucho a que tanto la carrera de Imola este fin de semana como la de Monza, en septiembre, estén entre las menos demandadas por el público.

La venta de entradas es solamente un factor, entre otros muchos, para el éxito de un Gran Premio de Fórmula 1 como generador de impacto económico y de imagen, pero indudablemente esto hace mucho daño. Cuando hay dinero público de por medio y el idem no responde, está claro que el contribuyente tarde o temprano puede cuestionar el dispendio de dinero procedente de sus impuestos. Hay que tener en cuenta, además, que esto además ocurre en un momento donde la mayoría de circuitos tiene colgado el cartel de 'no hay billetes', desde meses antes de su celebración.

El público no responde

La excusa del relativamente pobre rendimiento de Ferrari o las referentes al clima, que han dado desde el ACI (Automovil Club de Italia), no termina de encajar en ese desapego del público italiano hacia sus carreras. Probablemente, una de las razones es que al haber dos carreras en el calendario, salvo que se tenga mucho dinero, el mismo público por el que compiten los organizadores se lo piensan dos veces y deciden acudir o no al circuito a última hora. En aquellos tiempos, donde la carrera de Imola en primavera y la de Monza en otoño presentaban siempre llenos espectaculares, tenía que ver también que los precios eran mucho más accesibles, no solamente a nivel del ticket de acceso en sí, sino del alojamiento, restaurantes, etc. La Fórmula 1 hoy día, salvo para los asistentes locales, cada vez más es un producto de lujo de difícil acceso.

Foto: Lewis Hamilton a su llegada al paddock del circuito de Miami. (Reuters/Mike Segar)

Puede contrargumentarse que en 2022 las dos carreras si presentaron buenos números de asistencia, pero hay que poner contexto a la situación. En primer lugar, el factor de un equipo Ferrari competitivo influía, pero hay que tener en cuenta, sobre todo, que veníamos de las primeras carreras post-pandemia sin restricciones. Esta situación produjo una explosión en el interés de acudir a eventos masivos al aire libre, no solo de Fórmula 1, que durante dos años estuvieron vedados. Precisamente, el COVID propició el regreso de Imola al calendario, pero al igual que hay caído otros circuitos fruto de aquellas circunstancias excepcionales como Portimao o Mugello, el 'Autodromo Enzo e Dino Ferrari' podría ser una de las próximas víctimas. ¿Será esta suspensión la puntilla para su futuro?

El paddock de la Fórmula 1 y los gestores del circuito de Imola miraban al cielo con suma preocupación y los peores presagios se han cumplido. No habrá Gran Premio de Emilia-Romaña. La situación a nivel meteorológico ahora mismo es bastante crítica y la previsión es que la cosa no vaya a mejorar en las próximas 24 horas. La crecida del río Santerno, que circula paralelo a toda la zona oeste del circuito y pasa justo detrás del paddock, ya alcanzó el nivel de alerta 2, de un máximo de 3. De momento aún no se ha desbordado su caudal, pero por precaución se decidió ayer martes evacuar a todo el personal de la pista. Es la peor situación de las posibles, en una tormenta perfecta, nunca mejor dicho. La peor amenaza para el futuro del Gran Premio, tradicionalmente conocido como San Marino y hoy día de la Emilia-Romaña.

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