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Los errores que no deben cometer Brad Pitt y Lewis Hamilton para su película de Formula 1
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UN PROYECTO MUY COMPLEJO

Los errores que no deben cometer Brad Pitt y Lewis Hamilton para su película de Formula 1

La estrella de Hollywood y el campeón británico se han asociado para producir una película sobre la especialidad. Un proyecto lleno de desafíos y dudas sobre su éxito final

Foto: Lewis Hamilton a su llegada al paddock del circuito de Miami. (Reuters/Mike Segar)
Lewis Hamilton a su llegada al paddock del circuito de Miami. (Reuters/Mike Segar)

La historia demuestra que no bastan grandes nombres del cine y mucho dinero para hacer una película que consiga a la vez éxito de taquilla, crítica y aprobación de los aficionados. Por atractivo que resulte el mundo de la Fórmula 1, no es nada fácil triunfar en la aventura que se han embarcado Pitt y Hamilton. Hacer una buena película y contentar a mundos a menudo antagónicos es muy difícil. De los muchos intentos realizados hasta la fecha, quizá la única que haya acertado a todos los niveles sea Grand Prix (1965) dirigida por John Frankenheimer. Le Mans (1970) de Steve McQueen es una película de culto para los muy aficionados, pero fue un sonoro fracaso en de taquilla y crítica. Más recientemente, RUSH (2013) de Ron Howard, recibió un aprobado general a todos los niveles, pero no consiguió destacar en nada que la hiciera imprescindible.

Esta nueva película, cuyo título aún se desconoce, tiene a Apple Studios detrás y cuenta con pesos pesados de la industria. No solo participa Brad Pitt, sino que su director será Joseph Kosinski, y con Jerry Bruckheimer como productor principal, estos últimos los cerebros autores de Maverick: Top Gun, el último taquillazo hollywoodiense. El guion gira alrededor de un veterano, interpretado por Pitt, que vuelve de su retiro para competir junto a un novato. Básicamente, el mismo argumento empleado en su día por Sylvester Stallone para su película Driven, de resultado absolutamente calamitoso.

Un proyecto interesante pero complejo

El CEO de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, reconoce que se tratará de un proyecto bastante invasivo en la actividad general de los Grandes Premios, pero que el estrés adicional generado justificará lo mucho que va a apoyar en la promoción del deporte. Precisamente, una de las razones por las que Bernie Ecclestone no apoyó a Sylvester Stallone en su proyecto. Independientemente de que quizá se oliera algo del esperpento del guion, Mr.E seguro que no quería tener al paddock revolucionado con gente ajena moviéndose a su aire. Otros tiempos también de mucha mayor dependencia televisiva y unas redes sociales por entonces inexistentes. Pero el principal miedo de Ecclestone era el saber que un mal producto cinematográfico haría más daños que beneficios al deporte.

El rol de Lewis Hamilton en el proyecto, según reconoce él mismo, consiste en estar en contacto directo con los productores para supervisar el guion: "No conozco absolutamente todo lo que haremos en el paddock, estoy centrado en asegurarme de que el guion esté donde debe estar", -dijo Hamilton en Miami el pasado jueves-."Tenemos un elenco de intérpretes realmente genial y diverso. El enfoque de Joe (Kosinski), el director, es hacer la mejor inmersión posible en este deporte. Mi misión es que el gran público y los aficionados de las carreras vean su autenticidad y digan 'esto es creíble'. Es un proceso apasionante y lo estoy disfrutando realmente", apuntó.

Su filmación comenzará en las próximas carreras y la especulación en el paddock de Miami se ha desatado acerca de la posibilidad de que el propio Brad Pitt condujera un Fórmula 1 real. Lo sensacional del rumor es que habla de hacerlo en una de las sesiones de entrenamiento del Gran premio de Gran Bretaña, junto a todos los participantes habituales de la competición. Pero siendo realistas, suena harto improbable que la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) autorice a un piloto que no posee superlicencia participar en una sesión oficial. Eso, visto desde el punto de vista estrictamente reglamentario, porque desde el ángulo de la seguridad del actor y de los pilotos competidores es un puro disparate.

Lo razonable será ver a Brad Pitt rodar con un coche más asequible, tipo un Fórmula Renault o un Fórmula 3 caracterizado como Fórmula 1. Las escenas podrían grabarse en momentos del Gran Premio, pero cuando no haya actividad competitiva en pista. Fue lo que hizo en su día John Frankenheimer en su película Grand Prix. Gracias a utilizar coches descafeinados, Yves Montand o James Garner salían pilotando monoplazas reales que tenían todo el aspecto de coches de Fórmula 1, pero en realidad eran Fórmula Junior, (la categoría para pilotos aspirantes de la época). Tan surrealista resultaría ver a Brad Pitt en medio de una sesión oficial, que el piloto de Indycar, Colton Herta, al que le fue denegada la superlicencia, no pudo evitar gastar una broma al respecto.

Aprender de la historia

Si se hace un repaso a todas las películas realizadas hasta la fecha con temática de carreras, los fracasos son mucho más numerosos que los éxitos. Por este motivo, tanto Lewis Hamilton como Brad Pitt, harían bien en compartir sesiones cinematográficas juntos para sacar lo mejor de cada película. En RUSH los diálogos son realmente buenos, pero el pilotaje no es creíble y hay mucho abuso de imágenes generadas por ordenador. En el terreno de los efectos especiales, Le Mans o Grand Prix, a pesar de estar hechas hace más de medio siglo, son claramente mejores que RUSH o cualquier película hecha con posterioridad. La razón quizá esté en la participación de pilotos profesionales y que la mayoría de sus escenas son efectos reales. La cinta Ford vs. Ferrari 1966, por ejemplo, tiene lagunas en su guion, pero los actores, especialmente Christian Bale, están magníficos.

De películas como Driven, Vértigo en la pista o Bobby Deerfield, la verdad, no hay mucho que pueda aprovecharse como ejemplo para una buena película con temática de Fórmula 1. Pero todo enseña. Incluso aquello que no se debe volver a hacer. Otras películas como Talladega Nights o Días de Trueno, aunque ambientadas en un mundo bastante ajeno como es la Nascar, coinciden, sin embargo, con todas las anteriormente mencionadas en un punto a favor: Su principal e indiscutible atractivo son los cameos de las estrellas reales del automovilismo. Imaginen, por ejemplo, una escena tipo thriller policíaco de héroes y bandidos con un elenco compuesto por actores como Gunther Steiner, Fernando Alonso, Yuki Tsunoda, Ottmar Szafnauer, Checo Pérez y Jos Verstappen. Echen a volar la imaginación y comprobarán que a menudo, partiendo de lo real... se supera con creces a la ficción.

La historia demuestra que no bastan grandes nombres del cine y mucho dinero para hacer una película que consiga a la vez éxito de taquilla, crítica y aprobación de los aficionados. Por atractivo que resulte el mundo de la Fórmula 1, no es nada fácil triunfar en la aventura que se han embarcado Pitt y Hamilton. Hacer una buena película y contentar a mundos a menudo antagónicos es muy difícil. De los muchos intentos realizados hasta la fecha, quizá la única que haya acertado a todos los niveles sea Grand Prix (1965) dirigida por John Frankenheimer. Le Mans (1970) de Steve McQueen es una película de culto para los muy aficionados, pero fue un sonoro fracaso en de taquilla y crítica. Más recientemente, RUSH (2013) de Ron Howard, recibió un aprobado general a todos los niveles, pero no consiguió destacar en nada que la hiciera imprescindible.

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