Andy Soucek o cómo ser cocinero antes que fraile: así es su aventura en el COTA de Austin

Uno de los pilotos de más larga experiencia en el automovilismo español, Andy Soucek, ha añadido otra muesca a su historial. En esta ocasión, sin embargo, bastante inusual. Como en la metáfora del furtivo que se convierte en guardabosques, Soucek recibió una oferta que no podía rechazar: dirigir la gestión comercial del COTA, el circuito americano que desde 2012 alberga el Gran Premio de Las Americas, ahora compartiendo calendario en Estados Unidos con el de Miami y Las Vegas. Con su familia, Soucek cogió las maletas y emigró al país norteamericano.

El Confidencial habló con el piloto cuando estaba a punto de competir este fin de semana en las carreras preparatorias para las 24 Horas de Nurburgring, en Alemania. Soucek nos cuenta cómo es el cambio de tercio que ha emprendido en Austin, la gestión desde dentro de un singular modelo empresarial en una de las instalaciones deportivas más importantes de Estados Unidos y, sobre todo, el impacto de la enorme popularidad de la Fórmula 1 en Estados Unidos.

PREGUNTA. A ver, por favor, para que fijemos el tema. ¿Qué hace un piloto todavía en activo en los despachos del Circuito de Las Américas?

RESPUESTA. Conocí de manera casual al propietario del circuito mientras trabajaba en la sede de McLaren, en Barcelona. Pensó que daba el perfil ideal y me ofreció el puesto. Vine con mi familia hace meses para valorarlo, me hicieron una oferta en firme y aquí estamos.

P. ¿Cuál es su misión específica, tan distinta del casco y un coche de carreras?

R. Soy vicepresidente de Motorsports, lo que básicamente significa que tengo que hacer que el circuito sea lo más rentable posible y funcione de la mejor manera. Me encargo de las negociaciones con las marcas, clubes, particulares, campeonatos americanos y extranjeros... Se trata de optimizar el calendario más allá de MotoGP, F1 y Nascar. El espectro es muy amplio, desde campeonatos y marcas a una persona adinerada que puede permitirse el lujo de alquilar nuestro circuito prácticamente en exclusiva.

Además, se está poniendo muy de moda el tema de los circuitos privados de members only. Estamos explorando esta posibilidad y sus modelos de negocio. Porque, cada vez que tenemos un club con más de cien participantes, exigen un mantenimiento exponencial. Un circuito tiene un consumo de instalaciones muy importante, pero los reduces en un ochenta por ciento con los members only. Por otro lado, tienes también que ofrecer una serie de servicios muy exclusivos, es un modelo de negocio diferente que estamos analizando para entender mejor.

Estoy poniendo en práctica lo que he aprendido en estos últimos años. Hay mucha gestión, tengo que tratar con clientes americanos a los que antes de venir a Estados Unidos no conocía. Todo ello me está dando una visión más amplia del negocio. Ya tengo prácticamente el círculo cerrado de todas las variables posibles que existen en el automovilismo, así que me está viniendo muy bien para entender muchas cosas.

P. ¿Y cómo se introduce uno después de caer prácticamente en paracaídas en Austin, sin contactos ni referencias previas?

R. Ha sido así, la verdad. Llegas a un país que no conoces, donde las categorías te suenan a chino. Todo requiere mucho estudio, mucho tiempo para entender el negocio de cada uno de los clientes. El primer mes y medio fue hablar con todos ellos, de intentar entender el modelo de negocio de cada cliente. Qué tipo de categoría tienen, de evento, de actividad. Porque, para darles el mejor servicio, lo ideal es entender a quién y cómo lo venden. Cuando llegué aquí y me decían: "Tenemos el USAC… y bla, bla". Claro, yo me lo miraba todo y me decía: "Tengo una llamada con el presidente de esta empresa y no sé a qué se dedica". Te tenías que empapar y preparar las llamadas, y luego conocer a la gente y su negocio. Después de siete meses, tengo una idea mucho más detallada de nuestros clientes y qué hacen y esperan de nosotros.

P. Acaba de llegar MotoGP, llega la Fórmula 1, también hay carreras de la Nascar... ¿Colabora en la organización de todos estos grandes eventos?

R. Ayudamos al promotor de Dorna o Fom a organizar el Gran Premio, somos su proveedor logístico, toda la empresa se involucra en montar cada evento. Las diferentes responsabilidades están muy claras porque tenemos mucha activación de hospitalities en la F1: vendemos los tiques y los propios hospitalities, al ser una de las pruebas de las que más tienen de todo el calendario. Tenemos un departamento que organiza todo esto siete u ocho meses antes del evento. Y, luego, en carrera, tenemos 1.500 personas que contratamos a tiempo parcial para todo el procedimiento de la Fórmula 1, para que todo funcione como una máquina engrasada. Es un trabajo conjunto de la F1 como promotores y nosotros asistiendo en todo lo que es local. Vienen de fuera y se lo tienen que encontrar todo hecho.

P. Por lo que cuenta, el modelo en el que está trabajando es muy diferente al de los circuitos europeos: la visión, el negocio, hasta la propia filosofía y mentalidad económica...

R. La gestión en España y los circuitos es buena en general, con gente preparada. Es más el miedo al crecimiento, porque, cuando tienes al cliente dispuesto a gastarse el dinero, es más fácil. Creo que el problema en Europa, y en España en particular, es el miedo a invertir una cantidad elevada sin saber realmente si vas a rentabilizarlo. La mentalidad es más cortoplacista, porque no puedes esperar mucho tiempo. En Estados Unidos, hay más rotación de dinero, la gente tiene menos miedo al riesgo de la inversión, porque sabe que, si lo hace bien, el dinero lo amortiza y lo hace crecer al generar más movimiento. No es que se respire prosperidad, sino que esta va acompañada a un sentimiento de éxito.

Por ejemplo, montamos un circuito de karting que, al principio, necesitaba tracción y posiblemente ahora sea uno de los tres más rentables de Estados Unidos. Y solo con el alquiler, nada de carreras, es recreacional puro y duro. Aquí tienen claro el plan de negocio. En España, predomina el circuito, no el entorno. Aquí, hay muchas cosas más que complementan al circuito. Porque, cuando viene un señor con un Ferrari a rodar, o a una carrera, viene con la familia, y el problema es que esa familia se puede aburrir, pero en COTA tienen mucho que hacer.

Aparte de que luego tienen una ciudad como Austin, que está de moda, y que la Fórmula 1 ha pegado un petardazo en Estados Unidos. Los pilotos son como estrellas de Hollywood. Ahora mismo, estamos surfeando la ola.

P. ¿Y cómo es esa ola de la Fórmula 1 en Estados Unidos en estos momentos?

R. EEUU está en un momento muy dulce con la Fórmula 1. En 2007, fue el último Gran Premio, en Indianápolis, y hasta 2012 no hubo otro. Fue en COTA, cuando salió el documental de Netflix, que ha hecho que se incremente la exposición y se haya gestado esa cultura. Ahora, con Liberty, que son americanos; con el documental de Netflix, y con tres grandes premios en Estados Unidos, la Fórmula 1 es el espectáculo del año. Estamos en un momento muy bueno, porque todo el mundo quiere venir a COTA. Nosotros llevábamos 10 años y, con la explosión de la Fórmula 1, la gente viene porque quiere venir a pisar el mismo box de Verstappen. Tengo clientes que nos han dicho: "Es que no puedo creer que vaya a ir al mismo baño que Hamilton" (risas), por el nivel de admiración que despierta la Fórmula 1. Estás de moda y la gente quiere venir.

P. ¿Está percibiendo las diferencias de la cultura americana y la europea de los negocios con el modelo que está viviendo con la gestión del COTA?

R. Tengo varias cosas claras: los americanos funcionan bien y son un país próspero porque son muy buenos ejecutores. Trabajan mucho, dedican muchas horas. El misterio no es dedicar unas horitas y vivir la vida, aquí cuantas más horas pasas en la oficina, mejor. "Cuanto más trabajo, más suerte tengo", dicen. La disciplina de pasar mucho tiempo en la oficina hace que rindas muy bien.

Luego, son muy buenos a la hora de motivarte. Siempre hay muchos estímulos para el empleado. Cada día vas a la oficina queriendo dar el cien por cien y con la sensación de que la empresa es un poco tuya. Somos ciento y pico personas, que es una cifra muy alta para un circuito, dudo que haya un circuito que tenga un staff fijo tan alto, pero es que COTA es algo más que un circuito de carreras. Es un circuito para las familias. Tenemos un anfiteatro donde se pueden hacer conciertos con 18.000 personas. Tenemos la torre, que es un emblema mítico, además hecho por un arquitecto español, por Miró, con unas vistas preciosas. Estamos desarrollando también un parque temático con 18 montañas rusas. Tenemos un condominio de más de 156 unidades, donde la gente va a poder tener una segunda o tercera residencia, pero solo para guardar sus coches, tener un espacio para el simulador, el billar, pasar el fin de semana con tus colegas…

P. Desde el punto de vista personal, ¿cómo es la vida en Estados Unidos?

R. La vida es muy diferente, pasas de tenerlo todo controlado en tu país a no controlar nada, todo es nuevo. Pero aquí la gente es muy abierta. Hay mucha gente de fuera del estado, está llegando mucha gente joven desde California por el tema de los impuestos, viene una emigración de talento desde Apple, Amazon, Google… Tesla también se ha venido aquí; la ciudad está de moda. Me he sentido muy en casa desde el primer momento, porque he hecho muchas amistades rápido. Gestionar un circuito como COTA te ayuda, te da credibilidad, conoces a mucha gente, aprendes cada día. Te codeas con gente de mundos diferentes y muy complementarios.

Obviamente, hay que ser realista, la comida no es muy buena (risas), aunque haya restaurantes muy buenos para comer. Todo es mucho más caro, el ritmo de vida en Austin es de tres a cuatro veces el de España. Vivir es más costoso, un poco más de lo que esperaba antes. Pero, aun así, la experiencia está siendo muy buena y lo estamos disfrutando toda la familia, que era lo importante.