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La influencia del potenciómetro en la invasión de jóvenes prodigio del ciclismo
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A juicio para los expertos

La influencia del potenciómetro en la invasión de jóvenes prodigio del ciclismo

De Pogačar a Bernal, cada vez más ciclistas destacan a unas edades que otrora solo albergaban promesas a largo plazo. ¿Es todo gracias al potenciómetro?

Foto: Pogačar, en una imagen del pasado Tour de Francia. (Reuters/Stephane Mahe)
Pogačar, en una imagen del pasado Tour de Francia. (Reuters/Stephane Mahe)

Hace dos años y medio, Egan Bernal (ánimo) entraba de amarillo a París. Primer colombiano en hacerlo, sueño de toda una nación. Ciclista más joven, también, ganando la Grande Boucle desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Futuro de ilusión...

Hace un año y medio, Tadej Pogačar, esloveno con pelo pajizo y mirada traviesa, entraba dorado en París. Primero de Eslovenia, sueño menor para un país aún bisoño. Como él. Ciclista más joven desde antes de la Primera Guerra Mundial. Futuro de ilusión...

Hace medio año... Bueno, ya saben cómo sigue la historia.

Foto: Pogacar, en la presentación del Tour de 2022. (Reuters)

Digamos que en este deporte siempre hubo estrellas tempranas. Como las hay en cada cosa que usted imaginar pueda, oiga. Un Rimbaud, un Mozart, un Miguel Ángel, un Vladi, que sabía latines (aunque ni papa de latín) mientras estábamos todavía en el colegio. Esas cosas, algo totalmente comprensible. Pues en la bici igual. Jacques Anquetil ganando el Gran Premio de las Naciones (ay, lo bonito que era el Gran Premio de las Naciones) con 19 añucos. Eddy Merckx merendándose San Remo con 20. Hasta Giuseppe Saronni, a nivel más bajo, completando una temporada 77 alucinante sin salir de la adolescencia. Pero eran eso... excepciones. Los amos de entre los amos. Uno entre mil, diez por millón...

Sucede que ahora... joder, ahora es que se reproducen como moscas, amigos. Imberbes ganadores. No vean, los chavales. Hemos hablado ya de Pogačar, pero es que hay más. Evenepoel triunfando en Donosti antes de cumplir 20 (con los precios que hay en Donosti esto es supercomplicado). Pidcock peleando cosas bien chulas (y ganando otras, como el reciente Mundial de CX), McNulty y Almeida que hacen toctoc en las Grandes. Hasta los españoles, ¿eh? Carlos Rodríguez, 20 añucos (celebra estos días), y míralo, por SKY (tiene pintaza, oigan); Juan Ayuso dejando exhibiciones en el Girino apenas estrenada la mayoría de edad, pasando a pros, codeándose con los buenos. Qué ganas de bicis, colegas...

Foto: Juan Ayuso cruza la meta para convertirse en campeón de España junior la temporada pasada. (RFEC)

Son chavalucos que ni siquiera se afeitan (aunque ahora los jóvenes hasta depilados, así que no sé yo) y ya andan en cosas como dominar el ciclismo y hacer historia. Así que no puede ser casualidad. El número, vaya. Cosa digna de preguntar a quienes saben de esto.

“Es cierto, ahora la lucha por el blanco en el Tour es casi la misma que la del amarillo”, nos cuenta Joxean Fernández, a quienes todos dicen 'Matxín'. Él tiene bajo su dirección a varios de los chavales esos que comentamos antes, así que anda encantado con el asunto. Le pregunto por causas. “A ver, generalizar no es bueno, eso de primeras. Pero antiguamente para ganar debías tener experiencia, y ahora parece todo más instantáneo. Quizás es que debamos cambiar esa palabra, experiencia, por información. Esa es la clave”. Eduardo No apunta: “Fenómenos hubo siempre, ojo. A mí que haya chavales más jóvenes me gusta”. Eduardo No es entrenador. Llevó a la selección olímpica de triatlón en los Juegos de Sídney, y estuvo trabajando para la federación española de ese deporte durante 11 años. Él apunta otros motivos. “Es que ahora los 'cracks' a veces llegan desde otros sitios. Mira Roglič, por ejemplo, que viene de los saltos de esquí. O Van Aert y Van der Poel, pasando desde el CX. Así se consigue un mayor número de campeones”.

Continúa. “Pero hay más cosas. Las escuelas, que cada vez están más profesionalizadas. O son más serias, como prefieras. Ahora las fFederaciones te exigen titulación para llevar una escuela, antes no era así. Incluso los preparadores están mucho más formados, ya no se funciona por ideas, manías y demás. Todo perfectamente medido”. E, incluso, me habla de otro factor, este económico. “Hay equipos en el Pro Tour muy fuertes que prefieren pillar a la gente joven, porque es más rentable a la larga. Así te aseguras que nadie te los quite...”. Y ¿quizás este nuevo ciclismo tiene algo que ver? Con carreras más cortas, esfuerzos menos agónicos, puertos con grandes pendientes... “Yo no generalizaría con eso”, dice Matxín. “La Klasika de Evenepoel eran 200 kilómetros, y Pogačar ha ganado dos Monumentos el año pasado por encima de 250. Habrá casos y casos”.

placeholder A su edad, Pogačar exhibe una superioridad aplastante. (Reuters/Garnier Etienne)
A su edad, Pogačar exhibe una superioridad aplastante. (Reuters/Garnier Etienne)

A Javier Mínguez, mítico director y seleccionador español, le pregunto por estas cosas. Espero que me hable de sensaciones, de la vieja escuela, pero él niega. “No, no... Yo siempre estoy a favor de los datos, de los avances... Pero de todos. El ciclismo no es un juego de números. O sí, pero también hay algunos que no son medibles. La capacidad de sufrimiento, la concentración, llevar una vida sana. Si cierto tío tiene un 10 en las piernas y un cero en la cabeza, la media me da cinco... Y eso es un ciclista normal”.

Datos, números, información. Evidentemente, acude a la mente una palabra. Potenciómetro. ¿Realmente ha revolucionado tanto este aparatito los entrenamientos ciclistas? ¿Puede tener alguna relación con tanto joven airado discutiendo victorias por ahí? Pregunto a quienes saben, y ellos tienen opiniones diversas.

“Los potenciómetros miden quién es un fenómeno, sí, pero hay otras razones. Antes esas pruebas solo las podíamos hacer en laboratorio, picando oxígeno, lactatos y algunas cosas más”, me dice Eduardo. “Ahora mismo es imposible que una figura pase desapercibida a los ojos de quien conoce cómo interpretar los números de la máquina. Hace años... pues podía pasar. Igual el chico no sabía rodar en pelotón, por ejemplo. Que, ojo, esto no es un invento moderno, ¿eh? Yo mismo importé desde Japón un rodillo que tenía medidor de vatios. Sería el año 89, o el 90...”.

Foto: bicicleta-planificacion-entrenamiento-quebrantahuesos

Matxín apunta. “Ahora mismo si quieres saber lo que debes mover, cómo de fuerte tienes que ser para estar en el 'top' mundial subiendo este puerto o aquel otro... puedes. Sabes toda esa información, la tienes al alcance de tu mano”. Eduardo aporta otro dato, poco mensurable pero igual de trascendental. Menos frío, menos estadístico... la motivación. “Ahora al chaval le das los entrenamientos individualizados, todo aquello que necesita. Y es un reto permanente. Lo de los vatios, digo, es motivador para ellos. Es el día a día, casi cada hora. Te persigue. No es como un calendario competitivo, que debes esperar hasta cierta carrera, y luego hasta otra. Hoy no te llenas solo con las victorias, sino con alcanzar los niveles que te pide tu entrenador... y superarlos. En chavales jóvenes, esa motivación vale mucho”.

Vale, entendido hasta aquí. Pero uno tiene más cosas 'vintage' además del corte de pelo. Vamos, que le gusta lo antiguo. Y, ya que estamos, pues aprovecha. Para sacar secretitos, para saber cosucas. Si en nuestros días podemos ver quién y quién no parpadeando en una pantallita... ¿Cómo se hacía antes? Javier Mínguez se echa a reír. “Pues viendo carreras, muchas. Todas las que sea posible. Y mirando cómo se mueve cada corredor en el pelotón, no solamente la clasificación final”. Matxín asiente. “Tú no te puedes fiar del resultado, porque a veces es engañoso. Mira, la primera vez que vi a Pogačar acabó tercero. Él me enamoró, en los dos primeros ni me fijé”. Me dice sus nombres, porque tiene memoria inmensa para estos asuntos, pero yo no los retengo, no me suenan de nada. El de Pogačar sí, claro. “Así que eso... tienes que medir cosas. La clase, que es algo difícil de explicar. O la visión de carrera. Que tenga sangre fría, que no sea impulsivo. Todo eso se ve sobre el terreno”.

Foto: Tadej Pogacar vuelve a hacer historia. (EFE)

Hay otra pregunta. Sobre los jóvenes que despuntan pronto, sobre la enorme abundancia de ellos. Experiencias del pasado. Aquellos muchachos del este que estaban hechos trizas a mitad de la veintena. ¿Puede pasar ahora lo mismo? ¿Durarán menos estos corredores que los de la generación anterior? La generación anterior es la de Froome, no la de Valverde (que es anterior-anterior) o la de Rebellín (que corrió en cadetes con Bahamontes). Eduardo comenta que es debate habitual entre los preparadores deportivos. “Sí, lo hemos hablado en varios foros. Mi opinión al respecto es clara... Si a los 27 está psicológicamente cansado y quiere hacer otras cosas con su vida, pero ya ha conseguido resultados... pues perfecto. Es mi opinión. Que haya fenómenos pasando jóvenes a pros es algo acertado. Siempre que se les ayude, claro. Encima de la bici, sí, pero también cuando te bajas de ella”. Matxín es más categórico aun. “Es que generalizar no es bueno. Igual alguno se cansa pronto, y otros tienen la misma vida profesional que los ciclistas antiguos. Cada persona es un mundo”, dice el director de Tadej Pogačar.

Acabamos. Una pequeña travesura, una osadía chica. Si el potenciómetro revolucionó los entrenamientos hace una década, si el medidor de frecuencia cardiaca lo hizo en los ochenta... qué vendrá después. O, dicho de otra forma, ¿cuál será el siguiente aparatejo del que hablaremos aficionados y periodistas sin parar (y sin tener ni puta idea) en el futuro? Matxín reflexiona, y acaba contestando. “Pues mira, igual una máquina que sirva para medir instantáneamente el ácido láctico. Sí, sin necesidad del pinchacito y todas esas cosas. Igual ese es el siguiente escalón. Aún no existe esa tecnología”. Y añade: “O al menos yo no la conozco”.

(Ningún redactor de ciclismo fue maltratado para la elaboración de este artículo. Ellos siguen con sus pulsómetros, sus sensaciones y su parar arriba de cada puerto para ver el paisaje).

Hace dos años y medio, Egan Bernal (ánimo) entraba de amarillo a París. Primer colombiano en hacerlo, sueño de toda una nación. Ciclista más joven, también, ganando la Grande Boucle desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Futuro de ilusión...

Eddy Merckx Joxean Fernández Matxin
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