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Ekai, el joven trans que se quitó la vida: la historia real detrás de '20.000 especies de abejas'
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Ekai, el joven trans que se quitó la vida: la historia real detrás de '20.000 especies de abejas'

Cuando ese adolescente vasco se suicidó en 2018 por no recibir tratamiento hormonal, Estibaliz Urresola comenzó a interesarse por esa realidad. Ha pasado varios años informándose sobre ese argumento antes de rodar su película

Foto: La actriz Sofía Otero, en un fotograma de la película '20.000 especies de abejas'.
La actriz Sofía Otero, en un fotograma de la película '20.000 especies de abejas'.

Todo empezó en febrero de 2018, cuando Ekai, un joven transexual de 16 años del País Vasco, se suicidó. Vivía en la localidad de Ondarroa y no tenía conflictos con su familia, no sufría acoso o transfobia por parte de sus compañeros de colegio.

Solo había un problema: estaba a la espera de recibir tratamiento hormonal, y el tratamiento no llegaba. Los tiempos para ese tipo de terapias se dilataban entonces enormemente en el País Vasco, hasta el punto de que muchas familias se iban a Barcelona, donde todo funcionaba mucho más rápido.

La adolescencia es un periodo especialmente duro para los chavales trans. Las chicas empiezan a desarrollar vello y les cambia la voz, a ellos se les desarrolla el pecho y les llega la menstruación. A Ekai, su familia le ofreció ir a Barcelona para recibir allí tratamiento, pero él se negó. Quería cambiar las cosas, lograr que se modificaran los protocolos que entonces regían en el País Vasco, hacer más fácil las cosas a los que vinieran detrás.

Pero, mientras tanto, se atormentaba al ver cómo le crecía el pecho, se angustiaba ante los cambios que experimentaba su cuerpo. “Hasta que un día no pudo más con tanto sufrimiento y se quitó la vida”, nos cuenta Beatriz Sever, portavoz de Naizen, la asociación de familias de menores transexuales a la que pertenecía Ekai.

placeholder La niña Sofía Otero, en un fotograma de '20.000 especies de abejas'.
La niña Sofía Otero, en un fotograma de '20.000 especies de abejas'.

Ekai escribió una desgarradora carta de despedida que tuvo una amplia difusión. “Sé que tu vida no será en vano y, como tú lo decías en muchas cosas, que sirva para allanar el camino a los que vengan por detrás. Espero que tú, mi genio, Ekai, seas el último”, afirmaba su padre, Elaxar Lersundi.

No, Ekai no fue el último. Las estadísticas dicen que las tentativas de suicidio en las personas trans ascienden al 39%, y no hace ni un año que Alana y Leila, dos gemelas de 12 años, se quitaron la vida saltando desde el tercer piso de su vivienda en la localidad barcelonesa de Sallent por el acoso transfóbico que sufrían. Pero la muerte de Ekai no fue en vano: a raíz de su suicido, en el País Vasco se acortaron significativamente los tiempos de espera para recibir tratamiento hormonal.

Foto: Estibaliz Urresola y Sofía Otero. (EFE/Clemens Bilan)

Una mujer leyó la carta de Ekai y notó una sacudida en su interior. Sintió la necesidad de profundizar, de entender la realidad de los jóvenes trans y de sus familias. Así que un día se presentó en la sede de Naizen. A partir de ahí, dedicó años a ahondar en el tema.

Aquella mujer era Estibaliz Urresola, la directora de 20.000 especies de abejas, película que acapara 15 nominaciones a los Premios Goya, el filme que este sábado opta a llevarse más galardones de la Academia de Cine. La cinta, que ya ha cosechado numerosos reconocimientos, retrata con extrema delicadeza una infancia trans, huye de los estereotipos y de los caminos trillados para narrar la historia de Aitor/Cocó/Lucía, un niño de ocho años que se siente niña, que se sabe niña.

Si Urresola ha conseguido contar un tema tan peliagudo con la sutileza, la calma y la precisión con la que lo hace en 20.000 especies de abejas es porque previamente hizo un trabajo de campo brutal, un auténtico máster en transexualidad. La cineasta estuvo años (sí, años) estudiando esa realidad, hasta convertirse en una auténtica experta en la materia. “No es que hablara con un par de personas o que se leyera un libro. Ha estado efectivamente años estudiando el tema e informándose”, asegura Beatriz Sever.

placeholder Estibaliz Urresola, tras recibir el Premio Feroz 2024 a la mejor película dramática por '20.000 especies de abejas'. (EFE/Mariscal)
Estibaliz Urresola, tras recibir el Premio Feroz 2024 a la mejor película dramática por '20.000 especies de abejas'. (EFE/Mariscal)

Aquella primera vez que la cineasta acudió a Naizen estuvo hablando con la propia Beatriz, cuyo hijo menor empezó a manifestar en 2012, cuando tenía 2 años, que era chico. Tardaron tres años en escucharle. “Entonces hablé con psicólogos, con la escuela, con pediatras, pero nadie me daba respuestas. Por suerte encontré a otras familias en mi misma situación, sin ellas no habría sabido qué hacer. Así que creamos esta asociación”.

Urresola también habló aquel mismo día con un padre y, posteriormente, lo hizo con otras familias de niños trans. “Fue creando poco a poco un clima de confianza, estrechando vínculos. Y aunque nuestros encuentros son privados, decidimos hacer una excepción y dejarla participar”, explica Sever.

Los meses iban pasando y, en estas, en marzo de 2020 llegó la pandemia de coronavirus y todo se paró. Urresola aprovechó entonces para empezar a escribir el guion de 20.000 especies de abejas. Pero cuando se levantaron las restricciones y Naizen volvió a abrir sus puertas, regresó a la asociación y retomó el contacto con las familias de niños trans.

Todo lo que se cuenta en la película es real y le ha ocurrido a alguien, aunque no solo a una persona. Es la suma de muchas experiencias

“Cuando terminó el guion de la película nos lo pasó. Quería que fuera lo más fiel posible a la realidad, que no hubiera nada que sonara artificial, así que nos pidió que lo revisáramos, cosa que hicimos”, afirma Beatriz Sever. “De hecho, todo lo que se cuenta en la película es real y le ha ocurrido a alguien, aunque no solo a una persona. Es la suma de muchas experiencias”.

Pero no terminó ahí la colaboración. “Cuando ya estaba listo el guion, Esti nos pidió ayuda para el casting, quería estar segura de que la niña que eligiera encajaba. Al principio buscaba una niña de seis años, pero era muy complicado, así que subió un poco la edad”, revela Beatriz Sever, quien también estuvo en todo el rodaje de 20.000 especies de abejas.

“Me pidió estuviera allí por si surgía algún contratiempo y también para hablarle al equipo sobre esta realidad trans, para que entendieran que la película no iba sobre un niño que se convierte en niña, porque siempre había sido niña”, explica la portavoz de Naizen. “Mi presencia en el rodaje era preventiva, pero la verdad es que no hice nada más allá que responder a algunas preguntas que me planteaban los miembros del equipo”.

Tras el primer montaje, Urresola también quiso que miembros de la asociación vieran la cinta. “Lloramos todos de la emoción, y también le señalamos algunas cosas”.

El resultado de todo eso es una película realizada con una sensibilidad exquisita y que refleja a la perfección la realidad de los niños trans y sus familias.

placeholder Un momento del rodaje de '20.000 especies de abejas', de Estibaliz Urresola. (EFE/L. Rico)
Un momento del rodaje de '20.000 especies de abejas', de Estibaliz Urresola. (EFE/L. Rico)

“Claro que la he visto, y me siento muy reflejado”, nos confiesa el actor Zack Gómez, de 28 años y que tenía 13 cuando verbalizó ante sus padres que se sentía un chico. “No tenía ningún tipo de referencia, ningún tipo de información, no sabía qué era un trans, no sabía ni que existían. Lo que sabía era lo que yo sentía. Mi cuerpo crecía, empezaba a cambiar y yo no me identificaba con esos cambios, me provocaban una inseguridad tremenda”, recuerda.

Ya entonces tenía una excelente relación con sus padres, y estos le sostuvieron y empezaron a buscar información. “Por suerte acabamos en la Unidad de Trastornos de Identidad de Género del Ramón y Cajal, que afortunadamente ya ha quitado lo de trastornos de su nombre. Allí nos tranquilizaron, nos dijeron que nos iban a apoyar y a sostener”, rememora el actor, quien entonces llevaba una esquizofrénica doble vida: mientras en su casa podía ser él mismo, en el colegio lo tenía que ocultar. De lunes a viernes era una chica que incluso llevaba la falda del uniforme escolar; los sábados y domingos era el chico que se sentía.

“Hace diez años en el colegio era impensable mencionar nada de lo que me pasaba, habría sido un suicidio social, habría sido como colocarme una diana en la espalda. De hecho yo ya tenía problemas en el colegio, se metían conmigo y me llamaban machorra”.

Con 16 años, al terminar la ESO, les dijo a sus padres que no podía seguir con esa doble vida y que quería recibir tratamiento hormonal. Pero igual que le ocurrió a Ekai, el chaval trans que se suicidó en el País Vasco, también a él le dijeron que tenía que aguardar. “Me dijeron que tenía que esperar a tener 18 años, a ser mayor de edad. Y yo me ahogaba. No podía esperar dos años, no podía poner mi vida en pausa. Y, sobre todo, estaba sufriendo demasiado”, explica.

placeholder Un cartel, durante la manifestación en diciembre pasado en Madrid en defensa de la ley trans. (Europa Press/Fernando Sánchez)
Un cartel, durante la manifestación en diciembre pasado en Madrid en defensa de la ley trans. (Europa Press/Fernando Sánchez)

Zack y sus padres se enteraron de que en Barcelona había clínicas privadas en las que se podía empezar un tratamiento hormonal a partir de los 16 años y, tras vicisitudes varias, allá que se fueron.

“Todo esto ocurrió hace 10 años y, afortunadamente, desde entonces se ha avanzado mucho. Y películas como 20.000 especies de abejas ayudan a que se siga avanzando”, asegura. “La mirada sobre la infancia trans que hay en la película me parece muy bonita. Y también me gusta mucho que no se centre en el drama y que muestre la transición no solo de la niña sino de toda la familia”.

“La película es buenísima y ojalá se lleve muchos premios Goya, porque se los merece y porque todo lo que sea dar visibilidad a la película supone acercar a la sociedad la realidad de las personas trans”, señala Beatriz Sever.

También a los padres de Ekai les gusta mucho 20.000 especies de abejas, un filme que nació a raíz del suicidio de su hijo. Abrieron en Facebook una página en recuerdo de su hijo y allí van subiendo todos los premios que gana la película. El sábado, cuando termine la gala de los Goya, tendrán seguro que actualizarla.

Todo empezó en febrero de 2018, cuando Ekai, un joven transexual de 16 años del País Vasco, se suicidó. Vivía en la localidad de Ondarroa y no tenía conflictos con su familia, no sufría acoso o transfobia por parte de sus compañeros de colegio.

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