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Tímido, puro y radical: el enigma de Víctor Erice, el cineasta misterioso (pero con móvil)
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Tímido, puro y radical: el enigma de Víctor Erice, el cineasta misterioso (pero con móvil)

Apenas concede entrevistas y solo ha hecho cuatro largometrajes en 50 años de carrera. 'Cerrar los ojos', su última película, está nominada a 11 Premios Goya

Foto: Víctor Erice, en noviembre pasado, en el Festival de Cine de San Sebastián. (EFE/Javier Etxezarreta)
Víctor Erice, en noviembre pasado, en el Festival de Cine de San Sebastián. (EFE/Javier Etxezarreta)

Ha dicho a las personas de su círculo más estrecho que sí, que este sábado por la noche asistirá a la gala de los Premios Goya, en los que su película Cerrar los ojos acumula 11 nominaciones. Pero nadie está seguro de que finalmente lo haga. Es de sobra conocida la histórica aversión de Víctor Erice (Valle de Carranza, Vizcaya, 1940) a los saraos mundanos, a las alfombras rojas y a la vertiente más frívola del cine.

Ni siquiera acudió en mayo pasado al Festival de Cannes, donde presentó Cerrar los ojos, su primer largometraje en 30 años, el cuarto en toda su carrera. Y si en septiembre último se dejó ver en la 71.ª edición del Festival de Cine de San Sebastián fue solo porque le entregaban el premio en reconocimiento a toda su trayectoria, y estaba feo que no se hubiera presentado a recogerlo. Aun así, se parapetó detrás de unas gafas de sol durante toda la ceremonia.

Erice es así, un enigma. Y a sus 83 años, el aura de misterio que le rodea permanece intacta, azuzada por una escueta filmografía que únicamente incluye cuatro largometrajes, un profundo compromiso vital con el cine y un perfeccionismo que en ocasiones raya lo obsesivo. “Erice es una persona muy tímida, vive el cine y su vocación de manera muy íntima y personal. Es una persona muy metida hacia dentro, inmensamente reflexiva, que no dice una palabra banal al hablar de cine. Sinceramente, creo que no hay ninguna pose, él vive el cine de esa manera, como una dimensión existencial”, nos cuenta el veterano crítico de cine Carlos F. Heredero.

"Es una persona muy peculiar, con una sensibilidad gigantesca. Y ese tipo de personas se tiene que proteger para que no les hagan daño"

“Es un poeta de la imagen, una persona muy peculiar, con una sensibilidad gigantesca. Y ese tipo de personas se tiene que proteger para que no les hagan daño. Yo le he visto llorar de emoción montones de veces durante el rodaje de su última película. Víctor Erice no se plantea la vida como un juego, nunca jugaría a hacerse el misterioso”, asegura tajante el veterano actor Mario Pardo, uno de los intérpretes de Cerrar los ojos y quien conoce a Erice desde que ambos estudiaran juntos en la Escuela de Cine de Madrid en los años sesenta. “A final de curso se hacía como práctica un mediometraje, y en ese mediometraje Víctor Erice y yo debutamos como actores. Estuvimos 60 años sin vernos, sabiendo el uno del otro a través de amigos comunes, pero sin vernos. Me sorprendió mucho cuando me enteré de que quería trabajar conmigo”, confiesa.

No cabe duda de que Erice, probablemente la figura más decisiva del cine español de las últimas décadas, se prodiga poco y es alguien muy particular. Pero quizás menos de lo que algunos piensan. Es verdad que es un hombre de otra época, es cierto que se aclimata mal a algunos aspectos del mundo actual. Pero, en contra de lo que aseguran algunas de las muchas leyendas urbanas que circulan sobre él, tiene teléfono móvil y correo electrónico. Tiene incluso una página web (www.victorerice.com) en la que de vez en cuando, cuando le apetece, escribe algunas reflexiones a modo de blog, aunque la última entrada data de septiembre de 2022 y es sobre la muerte de Jean-Luc Godard.

Solo pantalla grande

Pero también tiene sus cosas. Durante la reciente promoción de Cerrar los ojos, su primer largometraje en tres décadas, prohibió explícitamente a la agencia de comunicación que enviara a críticos y periodistas un link a través del cual pudieran ver el filme, una práctica habitual en el sector. Pero un purista como Erice, férreo defensor del cine en su concepción clásica, no podía consentir eso: o se veía su película en pantalla grande o no se veía.

Y qué decir de dar entrevistas. Solo ha concedido un puñado de ellas a raíz de la presentación de Cerrar los ojos, tan pocas que se pueden contar con los dedos de una mano (y sobran) y todas ellas a periodistas con los que mantiene una relación que va más allá de lo profesional para entrar en el ámbito de la amistad. En El Confidencial le pedimos por supuesto una entrevista, pero como tantos otros medios no tuvimos suerte.

placeholder Cartel promocional de 'Cerrar los ojos'.
Cartel promocional de 'Cerrar los ojos'.

Hay quienes opinan que detrás de la leyenda de pureza de Víctor Erice y de su franciscana humildad se parapeta en realidad un cineasta profundamente soberbio y vanidoso. Lo que está claro es que la muy sucinta filmografía de Erice en lo que a largometrajes se refiere (solo cuatro en 50 años) también ha contribuido a cimentar su fama de ser alguien muy peculiar. Desde 1973, cuando hizo El espíritu de la colmena, únicamente ha hecho otros tres largometrajes: El Sur (1983), El Sol del membrillo (1992) y Cierra los ojos (2023). Hay unanimidad entre los expertos en que los dos primeros son obras maestras, pero respecto a las dos últimas reina la división de opiniones (incluidas algunas críticas demoledoras). Lo que está claro es que ese laconismo artístico ha alimentado su halo de misterio.

“La industria del cine español es muy pequeña y restrictiva. Víctor Erice pertenece a una estirpe de cineastas que trabaja de manera muy personal, muy rigurosa, muy exigente y muy comprometida, porque para él el cine es una experiencia vital, una manera de vivir. Y la industria española no deja espacio para la experiencia regular de este tipo de trabajos, es una industria cicatera a la que le cuesta integrar otras formas de trabajar”, opina Carlos Heredero. “No creo que sea por su culpa que haya hecho tan pocos largometrajes”, sentencia Mario Pardo. La prueba está en La promesa de Shanghai, la frustrada película que iba a hacer con Andrés Vicente Gómez y que nunca llegó a rodarse porque el productor pensó que no iba a dar beneficios. Erice es "una persona muy pura, muy radical, cuyas obras no tienen nada que ver con el cine comercial", añade.

"Trabaja de manera muy personal, muy rigurosa, exigente y comprometida, para él el cine es una experiencia vital, una manera de vivir"

Aunque, una vez más, sus enemigos consideran que si el cineasta no ha realizado más que cuatro largometrajes en medio siglo ha sido porque no le ha dado la real gana, porque ha tenido todas las oportunidades del mundo. Son los mismos que consideran que Erice hace todo lo posible por engordar su leyenda de maldito y que busca ser santificado por el claustro de los críticos. Pero aunque únicamente haya hecho cuatro largometrajes sí que ha participado en varias películas corales y además ha realizado bastante publicidad, firmando anuncio de turrones El Almendro o de Nescafé.

“Como director es una pasada, te transmite absolutamente el espíritu con el que se toma el cine”, señala Mario Pardo. Pero en los rodajes Erice también puede ser tremendo, siempre por su maniático perfeccionismo. “Si en el guion pone que hay una petaca con cierre de corcho y la que han traído es de cierre de rosca, no la quiere y no se rueda”, afirma Mario Pardo. “Erice es muy fiel al guion, y tiene todo el sentido que lo sea porque si no acaba saliendo otra película, pero también es muy creador”.

Cerrar los ojos tiene nada menos que 11 nominaciones a los Goya 2024, incluido el premio a mejor película, mejor director, mejor guion original, mejor actor protagonista (Manolo Solo), mejor actor de reparto (José Coronado) y mejor actriz de reparto (Ana Torrent). Falta por ver cuántos se lleva y, sobre todo, si Víctor Erice asiste a la gala.

Ha dicho a las personas de su círculo más estrecho que sí, que este sábado por la noche asistirá a la gala de los Premios Goya, en los que su película Cerrar los ojos acumula 11 nominaciones. Pero nadie está seguro de que finalmente lo haga. Es de sobra conocida la histórica aversión de Víctor Erice (Valle de Carranza, Vizcaya, 1940) a los saraos mundanos, a las alfombras rojas y a la vertiente más frívola del cine.

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