Es noticia
Juan Manuel de Prada: "Almodóvar es un artista católico, lo quiera o no"
  1. Cultura
Entrevista

Juan Manuel de Prada: "Almodóvar es un artista católico, lo quiera o no"

El escritor publica 'Raros como yo', un compendio de escritores y escritoras del XIX y XX de distintas ideologías y creencias que se salieron de los moldes culturales de su tiempo

Foto: Entrevista a Juan Manuel de Prada. (Javier Luengo)
Entrevista a Juan Manuel de Prada. (Javier Luengo)

Juan Manuel de Prada cita a El Confidencial en el Varela, que es el restaurante de moda en Madrid para escritores y periodistas muy cafeteros (y muy columnistas ellos). Dice que aquel era su bar, ya que vive muy cerca, pero que cometió el error de contarlo. Y que así fue como se convirtió en punto de encuentro. En cualquier caso, lo cierto es que la única foto que hay de todo ese grupo es la de él junto a insignes escritores ya fallecidos.

De autores (y autoras) que ya pasaron a la Historia (muchos de ellos olvidadísimos) habla precisamente en su último libro, Raros como yo (Espasa), un compendio de aquellos que no se dejaron someter ni por las ideologías, ni por las creencias ni por los temas culturales de su tiempo. Aunque todos tuvieran las suyas. Aquí te puedes encontrar desde una franquista como Concha Espina a un izquierdista como Santiago Alba Rico. Y de eso va al final la charla, de una defensa del pensamiento tradicional y católico, del posicionamiento antiideológico y de la valentía de disentir. Las rarezas de De Prada.

PREGUNTA. Lo primero que pensé al abrir el libro fue, ¿pero estos escritores quiénes son? Es curioso, pero muchos escritores que han sido importantes en su tiempo décadas después no los recuerda nadie, así que eso de pasar a la posteridad en realidad no lo sabe nunca nadie.

RESPUESTA. Sí, se puede escribir un libro muy divertido con escritores que han sido famosísimos en vida y que han caído en el más absoluto olvido. Aquí hay algún escritor famoso que luego ha sido olvidado. En España ha habido escritores que hoy nadie sabe quién son como Pedro Mata, que vendía cientos de miles de libros. A mí siempre me han atraído los marginados porque creo que todo escritor que es rechazado, puede ser por motivos estéticos, pero generalmente hay otras razones. Nuestra generación no es quien para descartar a un escritor, nos faltan elementos de juicio y una panorámica que en sentido pleno solo tiene Dios y en sentido relativo desde una distancia de muchos años.

P. Si no son razones estéticas (que sea muy malo), ¿qué razones son?

R. Enfrentarse a los paradigmas culturales de su tiempo. Hay una mirada que encuentra aspectos en su visión del mundo que le resultan rechazables o que, simplemente, le resultan incómodos.

placeholder 'Raros como yo', de Juan Manuel de Prada.
'Raros como yo', de Juan Manuel de Prada.

P. Ya, eso de nadar contra la corriente. En el prefacio del libro señalas que hoy el maldito es un pijo que, en realidad, suele ser bastante sistémico.

R. Bueno, creo que hoy sí se puede ser maldito, pero lo que es grotesco es presentar como malditos a quienes defienden posiciones que a lo mejor eran malditas hace 200 años, pero hoy no. Es decir, un artista que hace una exposición blasfema no es maldito, es un señor que se sube a un carro además muy concurrido. En cambio, si hubiera un pintor que decidiera hacer una pintura arrebatadoramente mística sí sería mucho más maldito.

P. Más santos y menos demonios, como dices en el libro.

R. Sí. Si hoy en día un escritor dijera, como decía Santa Teresa, como decía San Juan… resultaría más estrambótico.

P. Bueno, los místicos nunca se han ido. Si ahora hay en cartelera una película sobre Santa Teresa… Y en la música del reguetón no se hace más que invocar a Dios.

R. Eso es una mistificación que incluso propicia la propia iglesia institucional porque hay muchas cosas en las que choca de forma frontal con el mundo y esto le hace muchas veces contemporizar, cerdear un poquito para disimular. Cuando Francisco da la tabarra con el cambio climático te das cuenta de que es una impostura porque el Papa no sabe nada de eso… Todo el mundo trata de amoldarse a su tiempo y la iglesia también lo hace.

P. ¿Pero conoces el pop católico que hay ahora?

R. No, ¿te refieres a Flos Mariae?

Foto: Una joven rezando en una de las capillas de la sede de Hakuna, en Las Rozas. (A.F.)

P. También. Y hay un chico, Iñigo Quintero, que canta canciones sobre Jesús, Dios, etc. Y un grupo de pop católico que se llama Hakuna.

R. No, lo tengo que escuchar. Pero sabes lo que es raro, que el catolicismo sea raro. Porque en España culturalmente todas las expresiones artísticas han sido católicas. Todos los grandes creadores españoles han sido católicos. Al menos yo me atrevería decir hasta la guerra civil. Seguramente sea en el franquismo donde empieza a haber una cultura no católica disfrazada de católica. Pero Miguel Hernández o Federico García Lorca son católicos y dedican poemas a la eucaristía. Cuando Menéndez Pelayo escribe la historia de los heterodoxos españoles la escribe para demostrar que todos los escritores no católicos en España son una pura anécdota. Es decir, lo sorprendente es que lo católico se haya convertido en exótico o estrafalario.

P. Es verdad que eso se olvida mucho ahora, pero en el progresismo hay una buena base de catolicismo. Estoy pensando en la teoría de la liberación, por ejemplo.

R. Y hay creadores que se consideran anticatólicos que son católicos a pesar de sí mismos. Por ejemplo, Buñuel, que es incomprensible sin una cultura católica. Pero es que también Almodóvar es un artista católico lo quiera o no. Su mundo de referencias es incomprensible sin el catolicismo. Cuando fue a recoger el Oscar invocó a todos los santos… Con el tema católico ni hay que hacerlo bandera… A mí me hace gracia cuando me llaman el escritor católico, pero también soy el escritor de Zamora, gordo, canoso… son hechos biológicos. Pero uno cuando escribe el ser zamorano, gordo, divorciado está en tu escritura, pero el elemento católico es biológico…

P. ¿Biológico?

R. Sí, que afecta a tu actitud ante la vida y tu forma de estar en el mundo. De forma inconsciente lo comparte el 90% de la población de procedencia autóctona o de América Latina, pero de forma confesional cada vez hay menos gente. Pero eso no es un elemento exótico. Lo que ocurre ahora es que hay una serie de complejos históricos o manipuladores sociales que han decretado que lo católico debe ser estigmatizado, pero eso es absurdo.

placeholder El escritor Juan Manuel de Prada posa para una entrevista con EC. (Javier Luengo)
El escritor Juan Manuel de Prada posa para una entrevista con EC. (Javier Luengo)

P. Pero también es verdad que la Iglesia ha emprendido unas batallas que están muy fuera de nuestro tiempo: contra el matrimonio LGTBI, contra el aborto… Esa lucha tenue contra la pederastia…

R. La Iglesia está en el mundo y tiene que hacer su aportación a la época en la que vive. Otra cosa es que los enfoques que ha hecho no han sido acertados.

P. Yo diría que no.

R. Yo creo que hace demasiada política. Los católicos que salen en este libro, Bloy o Castellani, son escritores muy confrontados con el mundo. La vocación del católico es ser signo de contradicción, una persona que provoque conflictos, disensiones. Ese es el espíritu cristiano en general. Y creo que eso es sano y bueno para la sociedad. Una sociedad que vive amodorrada y absolutamente conforme con sus ideas es una sociedad muerta.

P. Yo entiendo que venía de ahí esa columna que le dedicas a Pedro Sánchez en la que aplaudes su postura frente a Israel criticando los asesinatos en masa en Palestina. De tus creencias católicas.

R. ¡Es la única vez que he defendido a Pedro Sánchez! Y eran palabras tímidas, moderadas. Luego hemos visto que eran un poco falsas porque ha tratado de poner paños calientes, pero creo que decir que la reacción del Estado de Israel contra el ataque de Hamas ha sido y es desproporcionada no incluye ninguna valoración. Si Hamas provocó en torno a las mil víctimas y la respuesta ha provocado ni se sabe, decir que es desproporcionado está bien. Pero aquí entramos en otro terreno que es el de las ideologías, que son cárceles del pensamiento. Lo que tratan es de enjaular a una persona. Por ejemplo, a un católico diciéndole que los rojos quieren quemarle las iglesias. Ya lo metes en la jaula de derechas y le das alpiste, y en el alpiste no le estás dando la defensa del catolicismo sino una serie de mierdas para que se las coma. Y eso ocurre en la derecha y en la izquierda. Hemos aceptado que si eres de derechas tienes que defender, no ya la existencia del Estado de Israel, sino los atropellos del Estado de Israel al derecho internacional y, además, las reacciones desaforadas que el Estado de Israel tiene ante determinados ataques, etc. Y si eres de izquierdas tienes que estar en contra de estas reacciones, de los atropellos o incluso a la constitución del Estado de Israel. Pues yo creo que no. Uno puede ser de derechas o de izquierdas y tener un discernimiento y poder decir esto me parece bien, mal o regular. Que esto no se acepte como algo normal me sobrecoge. Pero yo es que debo ser muy raro.

P. ¿Se ha acentuado esto en nuestra época? Las redes, las burbujas, las columnas… El posicionamiento ante cualquier cosa tiene que ser ya y para todo.

R. El mundo digital lo que está generando es un cierto esquematismo de la conciencia o del pensamiento. Está provocando personas que tienen comportamientos paulovianos, y está fomentando el maniqueísmo. Pero que a la gente de derechas o de izquierdas se le cargue con un determinado pack creo que es anterior, y tiene que ver con los cánones de pensamiento que genera la Guerra Fría. Hay mucha gente que en 2023 está viviendo en los esquemas de la Guerra Fría.

P. ¿Tiene más responsabilidad de eso la derecha o la izquierda?

R. Ambas. Desde la izquierda se ha negado la posibilidad de un diálogo con el mundo creyente que a mí me parece muy negativo. Y desde la derecha se han hecho locuras como la de aceptar los desmanes de Israel o de los EEUU. La derecha española en sus tiempos más lóbregos como el franquismo era contraria a la existencia del Estado de Israel, Franco no lo reconoció durante mucho tiempo, y era muy antiamericana porque tenía memoria, sabía lo que hicieron en la guerra de Cuba y porque lo siguieron haciendo. En los sesenta, España consideraba que el embargo a Cuba era una injusticia y mandaba barcos con comida y los americanos hundieron barcos. A mí me sorprende que, hoy en día, para esta derechita que tenemos tan cobarde o tan cursi o tan valiente, lo que te dice EEUU o Israel es de obligado cumplimiento. A mí no me parece de recibo que tengas que determinar tus juicios morales por tu adscripción ideológica. Es lamentable.

"Pedro Sánchez tiene más tragaderas que Linda Lovelace. Le da igual. No creo que sea ni de derechas ni de izquierdas"

P. Como esto va de raros, voy a preguntarte por nuestros líderes. Hazme una semblanza de Pedro Sánchez.

R. Creo que es un agujero negro. Es la antimateria. Es un hombre que, siendo una persona invertebrada, tiene un ansia de existir y permanecer, y se lo traga todo. Tiene más tragaderas que Linda Lovelace. Le da igual. No creo que sea ni de derechas ni de izquierdas. Creo que es un personaje sistémico. Ha aceptado la ideología plutocrática, que como dijo Pasolini, es la que simulando oponerse lleva a cabo los designios del turbocapitalismo.

P. Feijóo.

Es una persona irrelevante. Es un señor que fue miss en su pueblo y se pensó que era Sofía Loren. Pensó que podía ir a Roma y triunfar porque era la tía más maciza del planeta. Pero claro, Sofía Loren sí lo era, Feijóo no.

P. ¿Se encontró en Madrid con la que sí lo era y, además, antisistema, rara?

R. No, Ayuso representa esa cosa tan nefasta que es la incorrección política. Es decir, vamos a decir en todos nuestros discursos alguna burrada que suene brutal, que atraiga la atención y la metemos en la jaula. Ayuso es la que trae gente a la jaula de la derecha y les da el alpiste. Es una persona supersistémica, que provoca una reacción de aplauso en una España muy atraída por la retórica expeditiva y de trazo grueso, pero no creo que sea un líder para la derecha. Porque para atraer a una mayoría la derecha tiene que incluir sensibilidades que Ayuso no incluye. No se puede aspirar a ganar unas elecciones cuando en Cataluña nadie te vota. La derecha tiene que tener líderes atractivos e Isabel Díaz Ayuso lo es, pero también que sepan persuadir y convencer a la gente, y eso no lo tiene. Convence a los convencidos diciendo machadas y repele a los que hay que convencer.

"Feijoó es una persona irrelevante. Es un señor que fue miss en su pueblo y se pensó que era Sofía Loren y no lo es"

P. Vamos otra vez a la literatura y al libro porque aquí aparecen escritores que se la jugaron la crítica literaria y fueron muy denostados. Hoy puede haber crítica literaria, pero al que te da de comer… no.

R. Eso tiene que ver con la cobardía humana, pero también con cómo a medida que haces una sociedad más individualista la haces también más débil y necesita que esas personas se metan en camarillas. En una sociedad comunitaria, donde todo el mundo tiene unos vínculos fuertes, no digo una sociedad colectivista, tú tienes más valor para decir, "oye Paula, lo que escribes es una mierda, cógete a Ovidio, Virgilio, léelos y luego ya sigues escribiendo". Es decir, es una sociedad donde la crítica puede ser más constructiva, pero en nuestra sociedad la crítica siempre es destructiva. Y necesitas ampararte en el grupo, en las camarillas. Pero este fenómeno también tiene que ver con la fragilidad y precariedad de los medios. Los medios fuertes pueden hacer una crítica consistente y seria de cualquier cosa. Desde la política a la cultural. Pero cuando son débiles, en la política dependen del que te paga la publicidad institucional, es decir, de Pedro Sánchez o Isabel Díaz Ayuso, y en cultura pues de cierta cuadra, grupo editorial… Pero si hubiera medios potentes esto no sucedería. Y luego la sociedad, a la que se le vende la golosina del individualismo, al final la postura crítica consiste en que la gente se mete en Twitter, tiene su timeline y se alimenta de él. Y son veinte julais que piensan exactamente igual. Ese individualismo genera burbujas que me parecen nefastas.

P. ¿Qué hacemos entonces?

R. Para que exista una conciencia crítica tiene que haber una sociedad más vinculada, que tenga sus discrepancias pero unida en cosas básicas de forma que pueda haber una crítica constructiva. Y que haya medios de comunicación fuertes.

P. Sí, pero entre estos autores había también mucho muerto de hambre y no tenían un gran grupo detrás ni una gran editorial. Tiene que haber algo más que eso.

R. Sí. En este sentido habría que hablar de los problemas de las sociedades capitalistas. Del mismo modo que la religiosidad en las sociedades prósperas se agosta, la independencia, libertad de juicio también se va nublando porque la gente lo que quiere es vivir bien.

"Lo que pasa es que cuando vives en medio de la iniquidad, guiar tu vida solo por querer vivir bien puede ser una forma de vileza"

P. Que eso no está mal.

R. Vivir bien es una aspiración justa y debe ser la aspiración de cualquier organización social que no sea inicua. Lo que pasa es que cuando vives en medio de la iniquidad, guiar tu vida solo por querer vivir bien puede ser una forma de vileza. Las personas tenemos que obrar con prudencia, pero tampoco someternos. Creo que en las sociedades contemporáneas hay mucha sumisión. Me parece un poco inexplicable. Hemos puesto nuestro umbral de protesta y rebeldía demasiado bajo y también nuestro nivel de tolerancia.

P. Hay muy poca gente que sorprenda con una columna. De un lado y del otro. Ya sabes por dónde van a ir. Lo tuyo, viniendo de una posición conservadora, quizá lo sea tristemente, pero sorprende.

R. Yo defiendo posiciones anti ideológicas. He defendido la tercera vía del pensamiento tradicional y las actitudes ideológicas sumarias de la derecha y la izquierda me parecen abominables. El pensamiento tradicional se fundamenta en presupuestos radicalmente opuestos. Yo voy a ser mucho más feroz defensor de la cristiandad que ningún ideólogo de la derecha, pero al mismo tiempo considero que el Islam no es un enemigo, que es lo que hace la derecha, que vende un Islam monolítico, que es tan ridículo como vender un cristianismo monolítico. Las sociedades individualistas son las que generan el hombre unidimensional del que hablaba Marcuse, el hombre al que puedes configurar más fácilmente. Por lo que cualquier cosa que se salga de esas masas que se generan resultan incomprensibles.

"He defendido la tercera vía del pensamiento tradicional y las actitudes ideológicas sumarias de la derecha y la izquierda me parecen abominables"

P. En tu libro cuentas cosas de escritores que ahora sí sorprenden. Por ejemplo, el caso de Concha Alós, que ganó el Planeta dos veces con novelas que hoy no lo ganarían ni de lejos, y tiene una vida turbulenta y tristísima tremenda.

R. Las hogueras es una novela muy áspera donde la mujer protagonista no responde a los cánones de la mujer de la época. Una mujer bastante libre, que no acepta ciertos convencionalismos y que lleva formas de vida irregulares y deja que su deseo fluya de formas que en ese momento no estaban socialmente admitidas. Pero además tiene mucho interés porque haciendo una literatura tan fuerte en cuanto a su visión de la feminidad, fue una mujer muy puteada por los hombres. Fue amante de Baltasar Porcel, que siempre la trató de forma poco grata y que luego la dejó tirada. Concha Alós es un personaje muy interesante.

P. Y esta novela (aunque ahora se ha reeditado en una editorial pequeña), como otras de las que hablas, nos costaría verlas hoy en librerías publicadas por grandes grupos.

R. Sí. Pasa como con las escritoras catalanas de las que hablo. Muchas de ellas son escritoras en catalán y son bastante desconocidas también en Cataluña. ¿Y por qué no las conocen? Porque las recuperaciones hoy en día son bastante parciales y sesgadas. Y con la mujer ya es un poco caricaturesco. Yo tengo con la experiencia con Ana María Martínez Sagi, donde me dediqué a desmontar la mitología que creó, que no hace que su vida sea menos interesante sino más. Ella me mintió en muchas cosas pero no inventándolas sino cambiándolas. Y la versión verdadera es más interesante. Pero lo que ocurre es que eso molesta. Nuestra época quiere personajes de una pieza. Odia la complejidad humana. Eso también tiene que ver con el deterioro de nuestra vida civil. En un mundo en el que tú reconoces tus debilidades te resulta fácil reconocer las del prójimo. En un mundo en el que te has endiosado o te han endiosado tú necesitas generar modelos de una pieza. Y muchas de estas mujeres que yo saco fueron mujeres que desarrollaron su obra en catalán y en castellano, pero la ideología oficial de estos momentos en Cataluña las rescata solo como escritoras en catalán.

P. El caso de Irene Polo, que es otra historia fascinante y triste.

R. Muy triste. Una periodista muy moderna, muy atractiva y muy luminosa que termina sus días muy malamente porque se suicida siendo muy joven. Siempre se dijo que su muerte estaba vinculada con que se había enamorado de Margarita Xirgu y no obtener correspondencia… Pero yo creo que no, creo que se suicida por otras razones donde la desventura amorosa pudo tener que ver. Pero bueno, de esta mujer se oculta que escribió en castellano. Y eso es falso, escribió en periódicos en catalán y castellano. Y luego hay otras que escribieron ferozmente en catalán, como Lucieta Canyà, pero como era de derechas y católica no existe. Así que creo que las recuperaciones que se hacen hoy son muy interesadas y creo que falta un poco de grandeza para darnos cuenta de que ninguno de nosotros estamos hechos de una pieza porque si lo estuviéramos seríamos monstruos. Jugamos a hacer esta ficción: recupero a esta, pero solo si es feminista de izquierdas. Es esa manía del esquematismo, que es muy resultón pero nos desacostumbramos al pensamiento complejo y entonces el éxito de un político que lanza mensajes esquemáticos es ese, ya que inmediatamente provoca reacciones paulovianas. E incluso en los ámbitos donde debería reinar la complejidad y el matiz pues no los hay.

"Las recuperaciones hoy en día son bastante parciales y sesgadas. Y con la mujer ya es un poco caricaturesco"

P. El título del libro es Raros como yo. ¿Alguna vez has pensado, me voy a domesticar que si no me va ir mal?

R. A ver, yo es que soy un raro a mi pesar. A mí no me gusta ser raro, porque ser raro es incómodo, ya que vivimos en una sociedad con unas distorsiones cognitivas muy dementes que hacen que si te sales del redil no se entiende nada de lo que dices. En mi caso, el pensamiento tradicional ya nadie lo entiende. Hace unas semanas el carcamal de Ussía escribió un artículo diciendo que yo era un sicario de Pedro Sánchez. ¿Por qué? Porque son personas que ya están metidas en su jaula, reciben su alpiste y ya no pueden entender nada.

P. Sí, pero te has dicho alguna vez, voy a domesticarme.

R. Eso no. Al contrario. Yo empecé siendo una persona con muchísimo éxito, gané el Planeta con 26 años, mis primeros libros se vendieron mucho… Y después, a razón de la crisis económica, cuando a los periódicos les empieza a ir mal… yo no quería ser un autor de bestsellers porque no lo soy y ahí decidí que tenía que escribir aquello que pensaba y hacer los libros que quería hacer. He tenido la suerte de que he tenido tribunas en las que se me ha permitido decir lo que quería, que eso hoy en día es tener mucha suerte, y me han seguido publicando los libros. Pero no, no soy un escritor que se domestica. Mi próxima novela va a tener más de mil páginas.

P. ¿Y de qué va?

R. Es una especie de continuación de Las máscaras del héroe, que está ambientada en la bohemia madrileña y el mundo de los escritores falangistas de Madrid de los años 20 y 30. Esta novela tiene el mismo narrador, Fernando Navales, y está en el año 40 en la delegación de Falange en París, y es una crónica de los ambientes literarios y artísticos de los españoles en París durante la ocupación alemana.

P. ¿Exiliados?

R. No solo. Había gente que estaba allí desde mucho antes como Picasso, había exiliados rojos y otros que no eran rojos e incluso acaban volviendo a España como Gregorio Marañón.

placeholder  Juan Manuel de Prada. (Javier Luengo)
Juan Manuel de Prada. (Javier Luengo)

P. Por cierto, en tu libro hay escritores muy de derechas, muy católicos, y otros muy de izquierdas, como Santiago Alba Rico.

R. Es que el criterio ideológico para mí es histórico. A mucha gente le sorprende que yo tenga amistades de un signo y de otro. No me parece un elemento constitutivo del ser humano. La religión sí me lo parece pero la ideología no. La ideología es una impostura cultural, siempre es un sucedáneo religioso. Yo si me confronto con escritores del siglo XX o del XIX me voy a confrontar con ideologías diversas.

P. Yo tengo amigos de izquierdas que apoyan algunas de tus ideas.

R. Lo sé, sé que hay gente de izquierdas que me aprecia y me valora; igual que yo, hay gente de izquierdas que valoro mucho. Y al revés. Y de derechas también. Yo a quien no valoro es a la persona que no tiene libertad de juicio, a la persona que necesita alinearse.

P. Es lo que hablábamos antes: hay miedo a que uno le muevan la silla.

R. Pero eso es un error. Yo creo que hay que saber guiarse por la prudencia, pero no se puede renunciar a lo que piensas.

P. Llevamos unos años con lo de la libertad de expresión. ¿Tenemos en España un problema con eso?

R. Creo que es un problema occidental. Creo que Occidente ha perdido su capacidad crítica. Creo que la figura del pensador que se expresa en un foro público ha desaparecido y ha sido suplantada por eso que llaman el tertuliano. La sociedad se está volviendo más esquemática, más rudimentaria y más pauloviana en sus reacciones y juicios, y por otro lado no tiene faros que la guíen. Creo que Occidente son sociedades llenas de miedo, automatismos que los vemos en todos los grandes acontecimientos de los últimos años. Las reacciones han sido paulovianas y las personas que han marcado el camino han sido auténticos mentecatos y cretinos. Son sociedades que se están infantilizando y volviendo a la vez más fanáticas y violentas porque se reafirman los juicios esquemáticos. Eso es un error terrorífico.

Juan Manuel de Prada cita a El Confidencial en el Varela, que es el restaurante de moda en Madrid para escritores y periodistas muy cafeteros (y muy columnistas ellos). Dice que aquel era su bar, ya que vive muy cerca, pero que cometió el error de contarlo. Y que así fue como se convirtió en punto de encuentro. En cualquier caso, lo cierto es que la única foto que hay de todo ese grupo es la de él junto a insignes escritores ya fallecidos.

Libros Literatura
El redactor recomienda