Urtasun, con Díaz y Colau: "Levantaremos la bandera de la cultura frente a la censura"

Empezó con retraso la toma de posesión de Ernest Urtasun al frente del Ministerio de Cultura. Todo el auditorio esperaba a Yolanda Díaz. Por allí ya estaba Ada Colau, gran valedora de la carrera política del hasta ahora eurodiputado de Sumar. Finalmente, llegó, junto a Miquel Iceta, y todo el mundo (lleno hasta arriba) prorrumpió en aplausos que duraron algunos minutos. Como si fuera una obra de teatro.

Iceta, como es lógico, fue el primero en hablar, señalando que habían sido los dos años más bonitos de su vida y "una aventura apasionante". Y criticó que se considerara a este ministerio menor cuando es el de "la vida, la alegría, los creadores y los que quieren cambiar el mundo". Y también recordó que de este ministerio "se come".

Hizo también un resumen de los retos que le tocaban a Urtasun, como finalizar el Estatuto del Artista —agradeció "la complicidad" de Díaz— y transmitir la capacidad de España como potencia cultural. También pidió que no se hiciera política de partidos, sino que hubiera "la mayor colaboración posible, ya que no estamos para un partido u otro, sino para servir a la cultura". Fue un discurso de despedida simpático, con chascarrillos y que culminó con un abrazo caluroso con Urtasun.

Urtasun recordó a Jorge Semprún, del que este año se cumple su centenario y a quien considera "el político de la memoria antifascista"

Este tomó la palabra y a toda velocidad, tras recordar que con Iceta le unen "una memoria, Cataluña y Barcelona", habló de diversidad lingüística, pluralidad, feminismo y de "levantar la bandera de la cultura frente a la censura y el miedo". De hecho, recordó "las guerras culturales" de los grupos conservadores que niegan la diversidad (también la lingüística) "y convierten a los creadores en enemigos", y cómo su ministerio se opondría a ellas. Entre sus citas no faltó la de Jorge Semprún, del que este año se cumple su centenario y a quien considera "el político de la memoria antifascista", símbolo contra la barbarie y de la libertad y fraternidad.

Sus referencias feministas fueron para mujeres como Clara Campoamor, Victoria Kent o María Zambrano, como defensoras de una "cultura feminista" y de las que resaltó su lucha "como mujeres republicanas".

"No hay derecho a la cultura sin libertad de expresión", aseguró, manifestando que esta libertad "es inherente a la democracia". Recordó, en este sentido, la censura de obras de teatro insistiendo en que su oposición a este tipo de políticas. Otro pilar de su mandato será, afirmó, la infancia y la propia ciudadanía, de quien señaló que potenciaría su participación en la vida cultural "protegiendo las condiciones laborales" de sus trabajadores, como lleva a cabo el Estatuto del Artista.

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Habló también del derecho al acceso de la cultura como una de sus prioridades y de la defensa de la pluralidad lingüística con referencias al gallego, catalán y euskera, pero también a la cultura de La Mancha, balear o Andalucía. Al final, también citó a Montserrat Roig, escritora y militante del PSUC: "Cultura es el aire que respiras". En definitiva, un discurso muy político que también concluyó con un gran aplauso del graderío.

Al acto acudieron los exministros Íñigo Méndez de Vigo (PP) y Ángeles González-Sinde (PSOE); el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón; el productor de cine y presidente de EGEDA, Enrique Cerezo; el presidente de la Federación del Gremio de Editores, Daniel Fernández; el director del Reina Sofía, Manuel Segade; el director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Lluís Homar; el productor teatral Jesús Cimarro: el director de la Asociación Colegial de Escritores, Manuel Rico, y la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburu.