'Encuentros': los extraterrestres son tímidos

Los extraterrestres son tímidos. A lo mejor tienen tres ojos, a lo mejor son verdes, a lo mejor son muy inteligentes. Eso no lo podemos asegurar. Sólo podemos asegurar que la timidez es consustancial a la vida alienígena. Nunca un extraterrestre se presenta en el Congreso de los Diputados de Madrid, en plan Tejero de Marte, a saludar. Nunca un ovni sobrevuela el Bernabéu durante la primera parte de un Real Madrid-Barcelona. De hecho, nunca visitan España, les gusta Estados Unidos únicamente, y no para asistir a la superbowl. Van a Estados Unidos a aparecérsele a un granjero borracho por la noche en medio del campo. Son muy discretos.

Este pasado verano los extraterrestres se pusieron de moda. Alguien dijo, muy serio, que Estados Unidos tenía todo un hangar lleno de extraterrestres y ovnis. Luego México, su gobierno, totalmente en serio también, mostró al mundo dos momias cochambrosas a las que calificó de extraterrestres. Al mundo todo esto le importó un huevo, pero no a Netflix.

Ahora la plataforma presenta Encuentros, cuatro capitulillos que dan voz a varias personas que han experimentado avistamientos de objetos volantes no identificados. Algunas no estaban borrachas cuando sucedieron los avistamientos. Pero casi todas estaban solas, y era de noche, y los sistemas de grabación no funcionaban, o sólo podían registrar una como peonza negra moviéndose en el cielo a gran velocidad (¿una mosca pegada al cristal?). Te los puedes tomar con tanta ternura como a la gente que cree a pies juntillas que esta Navidad le va a tocar la lotería.

Ovnis siempre iguales

No sabe uno si Encuentros se ha hecho a toda prisa, a rebufo de la actualidad paranormal, o Netflix ha tenido la suerte de disponer en su catálogo del producto oportuno. En todo caso, sus creadores han visto Encuentros en la tercera fase (Steven Spielberg, 1977), y no en vano el propio Spielberg figura como productor. Además, toda la gente que sale en la serie testimoniando su increíble suerte (ver ovnis) ha visto también Encuentros en la tercera fase. No hay uno solo que describa ovnis originales, singulares, inéditos, imaginativos. Todos los ovnis del mundo son como los ovnis que salen en las películas de ovnis.

Esta falta de imaginación es llamativa. La gente ve lo que le han dicho que vea, nunca aporta siquiera un matiz descriptivo u orgánico a la ficción compartida sobre vida extraterrestre. Abundan las luces, la velocidad, el vuelo. ¿Por qué no extraterrestres subterráneos? ¿Por qué no alienígenas completamente redondos que viajan en bicicleta? ¿Por qué no un preaviso desde Plutón, que diga: “Oye, llegamos el jueves. Nos vemos en Central Park”? ¿Tiene que ser todo siempre, con los aliens, de mucho secreto y mucha ambigüedad?

El extraterrestre es una figura compensatoria similar a la del fantasma, el zombie, la virgen en Lourdes y demás creencias populares esotéricas

Escuchando los testimonios tan previsibles de los avistadores de ovnis se me hizo evidente que los extraterrestres no forman parte de una presunción realista de vida en otros planetas. El extraterrestre es, de hecho, una figura compensatoria similar a la del fantasma, el zombie, la virgen María en Lourdes y demás creencias populares esotéricas. Los que ven ovnis luego ven un fantasma, o al revés.

El primer granjero que nos habla en Encuentros de su enorme potra (beber cerveza con amigos alrededor del fuego y ver un ovni: ¡qué suerte!) apunta en esta dirección: para él, los aliens son “mensajeros” de Dios. Por ahí ya pueden intuir las ganas que tiene este hombre de que Dios le diga cosas a él, particularmente. Lejos de pensar que la vida en otros planetas desestabiliza el sentido mismo de nuestra solitaria existencia en el cosmos, es la visita de vida celeste la que completaría en estas personas su fe, su religión, su trascendencia. Por eso estos avistamientos nunca suenan científicos, sino mágicos.

Una historia interesante es la que sucede cuando otro hombre (granjero o no) va y ve un ovni y va y se lo dice a su mujer; y va su mujer y le dice: “No se lo digas a nadie”. Y él, que obviamente respeta mucho a su esposa, va y se lo cuenta al periódico local.

Se divorciaron.

Pero el periódico local publica en portada: “Un ovni en Texas”. Y, de pronto, ya ven, decenas y hasta cientos de personas empiezan a comprender que ellos mismos también vieron algo extraño (luces y así) la noche que el periódico dice que un tipo dice que vio un ovni. ¿Necesitan más pruebas de la existencia de ovnis que el hecho de que cientos de personas le den la razón a un titular de un periódico sensacionalista de Texas?

También pasa que ven más ovnis los hombres que las mujeres. El heteropatriarcado no conoce límites.

Si hoy los ovnis no están de moda es por el mismo motivo por el que la virgen ha dejado de aparecérsele a las pastorcillas. La pastorcilla tiene un iPhone. Todo el mundo tiene una cámara en el móvil. Los extraterrestres son tímidos, no quieren fotos en la primera cita.