La realidad que explica las pruebas de 'naves extraterrestres' en Area 51

Una de las razones por las que la gente nunca puede estar completamente segura de lo que ocurre en el Área 51 es que se trata de una instalación militar de muy alto secreto. No fue hasta 2013 cuando el gobierno de EEUU reconoció por primera vez la existencia y el nombre de "Área 51".

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Esta información formaba parte de un conjunto más amplio de documentos publicados a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información, que es algo que pueden hacer ciudadanos de a pie y grupos para pedir al gobierno de Estados Unidos que facilite detalles sobre las actividades gubernamentales. En este caso, la solicitud hizo pública información anteriormente secreta de la CIA sobre el desarrollo histórico y las pruebas del avión espía U-2. La información también reveló dónde se probó: ¡el Área 51!

Como historiador de la seguridad nacional, sé que hay una larga historia de secretos en el Área 51. También sé que ninguno de esos secretos tiene nada que ver con extraterrestres.

El lugar

La base comúnmente conocida como Área 51 está situada en una zona remota del sur de Nevada, a unos 161 kilómetros de Las Vegas. Se encuentra en medio de una zona protegida por el gobierno federal, el Nevada Test and Training Range de las Fuerzas Aéreas de EEUU, ahora conocido como Nevada National Security Site, que está dentro de otro polígono más grande: el Nellis Air Force Range.

Área 51 es el nombre que aparece en los mapas para la zona del Sitio de Seguridad Nacional de Nevada donde el gobierno llevaba a cabo operaciones secretas. El aeródromo del Área 51 se denomina Aeropuerto Homey y, a menudo, se hace referencia al conjunto de las instalaciones como Groom Lake. Groom Lake es una gran salina, un lago desecado adyacente al aeropuerto.

La historia

En los primeros años de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ambas naciones buscaban nuevos avances tecnológicos que pudieran dar a un país más poder que al otro. Una gran cantidad de información sobre logros científicos, como cohetes o armas —pero también incluso sobre formas de cultivar más alimentos o de hacer más eficiente el combustible— se mantuvo en secreto por una cuestión de seguridad nacional.

Una parte clave para no librar otra guerra mundial era, y sigue siendo, desarrollar tecnologías para ver lo que hace el otro bando, es decir, tecnologías de vigiliancia que puedan espiar al enemigo. La información recopilada por las nuevas y mejoradas tecnologías de vigilancia sobre las nuevas innovaciones con aviones y armas era muy importante para ambos gobiernos.

Esto significaba que tanto la información de vigilancia como la tecnología para obtenerla eran secretos de seguridad nacional muy bien guardados. Muy pocas personas de los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Soviética conocían estos secretos desde la década de 1940 hasta el final de la Guerra Fría en 1991.

En el centro de todo esto estaba el avión espía U-2 de Estados Unidos. Podía volar más alto que otros aviones y estaba diseñado para sobrevolar objetivos de todo el mundo y tomar fotografías y mediciones de alta resolución. El Área 51 fue seleccionada en 1955 para probar el U-2, en parte porque su remota ubicación podía ayudar a mantener el avión en secreto.

El Área 51 se convirtió en el lugar de pruebas de otros nuevos aviones secretos. Entre ellos estaba el A-12, que, como el U-2, era un avión de reconocimiento, éste vuelo rápido. El A-12 se probó por primera vez en el aeropuerto de Homey en 1962. Tenía un centro abombado en forma de disco para transportar combustible adicional. Su forma y su cuerpo de brillante titanio pulido bien podrían haber sido responsables de los informes de algunas personas sobre haber visto naves esféricas, también conocidas como platillos volantes.

Otro avión importante —y de forma extraña— que se probó por primera vez en el Área 51 fue el caza bombardero ‘invisible’ conocido como F-117. Voló por primera vez en el aeropuerto de Homey en 1981.

Secretos y especulaciones

"Más objetos voladores vistos en el cielo de Clark", rezaba el titular del 17 de junio de 1959 en el periódico Reno Evening Gazette. Informes como éste de objetos voladores no identificados en las décadas de 1950 y 1960 alimentaron la controversia y la atención hacia el Área 51. Esto se debió a tres razones principales:

1. El Área 51 era altamente secreta y no accesible al público.
2. En la zona se realizaron vuelos de prueba de nuevos aviones secretos que se movían rápido y de forma distinta a la esperada.
3. La Guerra Fría fue una época de tensión política, y en aquella época había muchas películas y programas de televisión sobre extraterrestres.

Cuando el gobierno no dice al público toda la verdad, por las razones que sean, los secretos pueden dar lugar a especulaciones descabelladas. El secretismo puede dar pie al desarrollo de teorías conspirativas.

El Área 51 sigue estando prohibida al tráfico aéreo civil y militar regular, una década después de que el gobierno reconociera su existencia. Los 68 años de secretismo gubernamental han contribuido a amplificar las sospechas, especulaciones y teorías conspirativas. Estas teorías conspirativas incluyen naves espaciales alienígenas estrelladas, alienígenas espaciales con los que se experimenta e incluso alienígenas que trabajan en el Área 51.

Hay explicaciones mucho más sencillas para lo que los testigos han visto cerca del Área 51. Después de todo, el público sabe ahora lo que se estaba probando en el Área 51, y cuándo. Por ejemplo, a medida que aumentaban los vuelos de U-2 y A-12 en las décadas de 1950 y 1960, también lo hacían los avistamientos locales de ovnis. A medida que se estrellaban globos y aviones, y continuaban las pruebas secretas de nuevas tecnologías, así como de equipos soviéticos capturados, también lo hacían los informes de accidentes y aterrizajes de ovnis.

De hecho, muchos avistamientos de ovnis coinciden casi exactamente con fechas y horas de vuelos de aviones experimentales clasificados entonces. También sabemos que en el lugar se han probado prototipos de drones y versiones más recientes.

En definitiva, no hay motivos para pensar que detrás de las extrañas imágenes y sonidos del Área 51 haya algo más que tecnologías terrestres.

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Christopher McKnight Nichols es profesor de Historia y presidente Wayne Woodrow Hayes de Estudios de Seguridad Nacional, Centro Mershon para Estudios de Seguridad Internacional, en la Universidad Estatal de Ohio.

Este artículo ha sido republicado de The Conversation bajo licencia Creative Commons. Puede leer el original en inglés aquí.