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Adiós a tus películas y series favoritas: Hollywood entra en una huelga indefinida
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LOS ACTORES SE UNEN A LA HUELGA DE GUIONISTAS

Adiós a tus películas y series favoritas: Hollywood entra en una huelga indefinida

A falta de que el Sindicato de Actores se reúna en la mañana del jueves en Los Ángeles y a la espera de un comunicado oficial que está previsto para las 21:00 hora española, alrededor de 160.000 actores comienzan el paro más masivo de la industria

Foto: Manifestaciones este miércoles en Los Ángeles. (Reuters/Mike Blake)
Manifestaciones este miércoles en Los Ángeles. (Reuters/Mike Blake)

Cinco... cuatro... tres... dos... uno... cero. Son las 8:59 de la mañana del jueves 13 de julio de 2023 (hora española), las 23:59 de la noche del miércoles (hora del Pacífico), la fecha límite para que el Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG-AFTRA) y la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) llegasen a un acuerdo. Un acuerdo que no ha tenido lugar y que ha contado con unas últimas 24 horas frenéticas al haber tenido que recurrir a la participación de un mediador federal externo a ambas organizaciones ante la imposibilidad de entendimiento. Pero no ha servido de nada. A falta de que el Sindicato de Actores se reúna en la mañana del jueves en Los Ángeles y a la espera de un comunicado oficial que está previsto para las 21:00, hora española, los actores empiezan hoy una huelga indefinida. ¿Y eso a usted por qué habría de importarle? Porque se va a quedar durante un tiempo sin sus películas, series y programas favoritos, si estos vienen desde Estados Unidos. Todo aquello que necesite de actores, actores de doblaje, influencers, cantantes e incluso periodistas —según el tipo de trabajo—, en pausa.

A partir de ahora, los más de 160.000 afiliados al SAG-AFTRA se unen a los 11.500 miembros del Sindicato de Guionistas (WGA) que llevan desde el 2 de mayo en huelga en el que es el parón más masivo que ha vivido la primera industria del cine mundial en las últimas seis décadas. Después de más de un mes de negociaciones, los actores se suman a las reivindicaciones de sus compañeros guionistas, que exigen no solo mejoras de las condiciones salariales, sino también la adaptación a la nueva coyuntura derivada de la implantación de las plataformas —respecto, por ejemplo, a los royalties residuales que deberían recibir por estrenar en otros países— y una mayor protección frente al uso de la inteligencia artificial, cada vez más extendido, y uno de los mayores retos a los que se enfrentan los trabajadores del cine.

Foto: huelga de guinistas en Hollywood. (Reuters/ Aude Guerrucci)

Si la huelga de guionistas había paralizado hasta ahora el desarrollo de un centenar de producciones del calibre de la secuela de Spider-Man: No way home (2021), el reboot de Blade (1998), las series Euphoria y Emily in Paris, y formatos late night como el celebérrimo Jimmy Kimmel Live!, entre muchas otras, el frenazo que supone esta huelga conjunta en Hollywood es total. Los actores —que están obligados a pertenecer al SAG para poder trabajar— no solo no podrán rodar sus nuevos proyectos hasta que se desconvoque la huelga, sino que tampoco podrán promocionar sus trabajos terminados (no podrán dar entrevistas ni protagonizar sesiones de fotos ni ir a alfombras rojas ni nada que se le parezca). Tampoco podrán trabajar en el extranjero, por si alguien quisiese hacer la trampa. Tan solo se libran las "producciones verdaderamente independientes" —esas para las que un parón supondría una sentencia de muerte— y eventos al estilo de la Comic-Con; eso sí, sin posar con ningún logo y limitados a la promoción de trabajos antiguos. Esto ha hecho que, por ejemplo, la première de Oppenheimer, la última película de Christopher Nolan, que se estrena en España la semana que viene y que es uno de los títulos más esperados del año, haya adelantado unas horas su estreno este jueves en Londres para sortear el anuncio de que, efectivamente, el SAG-AFTRA se pone en huelga.

Poca esperanza había en las últimas horas de que se llegase a dicho acuerdo. El ánimo generalizado en el sector auspiciaba que el SAG no fuese a dar fácilmente su brazo a torcer. El 24 de junio, el SAG-AFTRA informó a sus afiliados que las negociaciones con los productores estaban siendo "extremadamente positivas", pero poco después los actores presionaron con una carta para adoptar una "posición firme": entre los 400 firmantes se encontraban estrellas como Meryl Streep (que este año recibe el Premio Princesa de Asturias de las Artes), Jennifer Lawrence y Rami Malek.

placeholder Manifestaciones este miércoles en Nueva York. (Reuters/Shannon Stapleton)
Manifestaciones este miércoles en Nueva York. (Reuters/Shannon Stapleton)

Tampoco parece que den a torcer su brazo los productores. Precisamente, esta madrugada, Deadline ha publicado un artículo afirmando que la intención de los estudios es la de "dejar que los guionistas se arruinen para reanudar las negociaciones en otoño". "Independientemente de si el SAG-AFTRA acaba yendo a la huelga, los estudios no tienen intención de sentarse con el Sindicato de Guionistas en los próximos meses", continúa la pieza. "Creo que estamos en medio de una huelga larga y van a dejar que se desangre", ha afirmado un veterano de la industria cercano al punto de vista de los CEO de los estudios.

Al parecer, la AMPTP cuenta con que en octubre la mayor parte de guionistas se haya quedado sin dinero en el banco después de cinco meses en huelga. "Lo que buscan es apretar hasta que los sindicados empiecen a perder sus casas y sus apartamentos", según ha confesado un ejecutivo de los estudios a Deadline; "es una putada cruel, pero necesaria". Pero las pérdidas a las que se pueden enfrentar los estudios tampoco se quedan atrás: en la huelga de guionistas de 2008, que duró 100 días, supusieron alrededor de 2.000 millones de dólares. Ahora habría que sumarle lo que supondrá que 160.000 actores paralicen Los Ángeles y Nueva York (sobre todo) con sus piquetes. La huelga de actores llega, además, solo unas horas después de que se hayan anunciado los nominados a los Emmy, cuya celebración, prevista para septiembre, quedaría suspendida si se cumplen los pronósticos de que no habrá acuerdo hasta otoño.

placeholder Un hombre pasea a su perro frente a la sede de SAG-AFTRA en Los Ángeles. (EFE/Caroline Brehman)
Un hombre pasea a su perro frente a la sede de SAG-AFTRA en Los Ángeles. (EFE/Caroline Brehman)

El conflicto se podría calentar aún más. Como cuenta The Hollywood Reporter, este miércoles varios sindicatos de la industria del entretenimiento han pedido solidaridad con los huelguistas. Una coalición del Sindicato de Directores (DGA), el Sindicato de Guionistas del Este y del Oeste, la Alianza Internacional de Empleados de Escenarios Teatrales, Técnicos de Imágenes en Movimiento, Artistas y Oficios Afines de los Estados Unidos, sus Territorios y Canadá (IATSE) y otros oficios han reconocido en un comunicado este miércoles que sus reivindicaciones son compartidas. "Mientras los estudios tienen un valor conjunto de miles de billones de dólares, miles de millones de audiencia en todo el mundo y beneficios por las nubes, la lucha que tiene lugar no trata de actores contra estudios, sino de trabajadores de todos los oficios y departamentos de la industria unidos para impedir que las megacorporaciones acaben con las condiciones laborales que nos ha costado décadas conseguir. Juntos, nuestra solidaridad no se puede menospreciar. Los sindicatos de Hollywood están más unidos que nunca".

Por otro lado, en las últimas horas se han hecho públicos los testimonios de actores de importantes producciones que abogan radicalmente por ir a la huelga y que han señalado las prácticas abusivas de unas plataformas que se han hecho con el poder en la industria del cine y la televisión en muy pocos años y de manera muy abrupta, utilizando las lagunas legales en su favor. Una de estas voces ha sido la de Kimiko Glenn, la actriz que dio vida a Brook Soso entre 2013 y 2019 en la serie carcelaria de Netflix Orange is the new black y que ha hablado con The New Yorker. Después de que la serie hubiese terminado, Glenn trabajó como actriz de doblaje. Un día le llegaron desglosados los royalties procedentes de la emisión en el extranjero de su trabajo en la serie de Netflix. Por cada capítulo recibió apenas unos céntimos. "Me quedé como 'joder, qué triste": el montante total llegó a los 77 dólares y 30 céntimos.

Un cartel.

A las quejas de Glenn se han sumado las de algunos de sus compañeros. Matt McGorry, el actor que interpretó al agente de prisiones John Bennet, asegura que mantuvo su trabajo del día a día mientras rodaba porque cobraba "mejor que lo que pagaban en la superserie de éxito". Beth Dover, que fue la funcionaria de prisiones Linda Ferguson, ha añadido: "De hecho, a mí ME COSTÓ DINERO participar en las temporadas tres y cuatro porque me contrataron como equipo local, así que tenía que pagarme yo misma los vuelos. Pero me hacía tanta ilusión que me diesen la oportunidad de formar parte de una serie que me gustaba que decidí aceptarla. Es de locos". Orange is the new black fue una de las primeras series con las que Netflix se dio a conocer internacionalmente y con las que consiguió sus primeras nominaciones a los Globos de Oro en 2014 junto a House of cards.

Como explica el artículo de The New Yorker, "el modus vivendi de los actores de televisión siempre se ha sostenido sobre los derechos residuales que generan las reposiciones de las series en las que han aparecido. En su ejemplo más lucrativo, estos derechos residuales pueden sumar una fortuna; se ha dicho que, gracias a este acuerdo sindical, los actores de Friends han ganado decenas de millones de dólares. Pero la llegada de las plataformas ha hecho que este modelo se tambalee, poniendo en peligro la posibilidad de que los actores ganen lo suficiente para vivir. "A muchos amigos míos que tienen alrededor de un millón de seguidores, que participan en franquicias multimillonarias, no les llega para pagar el alquiler", afirma Glenn. Y son estas condiciones las que han hecho que más del 97% de los 65.000 actores que han votado en el referéndum del SAG-AFTRA haya votado a favor de ir a la huelga.

Habrá que ver hasta qué punto ceden las plataformas en este aspecto, y hasta qué punto los estudios tradicionales acceden a las subidas salariales que demanda el gremio. La última vez que actores y guionistas estuvieron en huelga a la par fue en 1960, con Ronald Reagan de presidente del Sindicato de Actores, puesto que ahora ocupa la actriz Fran Drescher (protagonista de la serie noventera La niñera). Precisamente, fue Reagan quien lideró las negociaciones que consiguieron que, a partir de 1960, los actores cobrasen royalties de las reposiciones en televisión de sus películas, un derecho hasta entonces limitado a los actores de televisión. Hasta entonces, los intérpretes de cine no recibían un solo duro por cada pase de sus películas programado en la pequeña pantalla. Para conseguirlo, los miembros del SAG-AFTRA aguantaron 148 días en huelga. Veremos cuánto aguantan sindicatos y productores más de seis décadas después.

Cinco... cuatro... tres... dos... uno... cero. Son las 8:59 de la mañana del jueves 13 de julio de 2023 (hora española), las 23:59 de la noche del miércoles (hora del Pacífico), la fecha límite para que el Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG-AFTRA) y la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) llegasen a un acuerdo. Un acuerdo que no ha tenido lugar y que ha contado con unas últimas 24 horas frenéticas al haber tenido que recurrir a la participación de un mediador federal externo a ambas organizaciones ante la imposibilidad de entendimiento. Pero no ha servido de nada. A falta de que el Sindicato de Actores se reúna en la mañana del jueves en Los Ángeles y a la espera de un comunicado oficial que está previsto para las 21:00, hora española, los actores empiezan hoy una huelga indefinida. ¿Y eso a usted por qué habría de importarle? Porque se va a quedar durante un tiempo sin sus películas, series y programas favoritos, si estos vienen desde Estados Unidos. Todo aquello que necesite de actores, actores de doblaje, influencers, cantantes e incluso periodistas —según el tipo de trabajo—, en pausa.

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