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Héctor Abad Faciolince: "Fue un ruido espantoso, como si saliera del centro de la Tierra"
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Héctor Abad Faciolince: "Fue un ruido espantoso, como si saliera del centro de la Tierra"

El escritor colombiano, que se encontraba con cuatro personas más en el restaurante de Kramatorsk sobre el que Rusia lanzó el martes un misil que ha matado a 10 personas, cuenta a El Confidencial cómo lo vivió

Foto: Voluntarios trasladan a una de las víctimas del misil lanzado por Rusia contra la ciudad ucraniana de Kramatorsk. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)
Voluntarios trasladan a una de las víctimas del misil lanzado por Rusia contra la ciudad ucraniana de Kramatorsk. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

Estaban en el restaurante Rai, en la ciudad ucraniana de Kramatorsk, en el Donbás, esperando a que llegaran sus pizzas. Eran las 19.28 del martes, hora local, y el establecimiento se encontraba repleto de gente. “Habría unas 70 personas: la mayoría civiles, pero también algunos militares con sus novias. Nosotros estábamos bromeando y riendo con la ley seca, porque, al tratarse de una zona de guerra, está prohibido el alcohol”, nos cuenta por teléfono, aun la con voz temblorosa por el espanto, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.

Y, de pronto, un sonido ensordecedor. “Un ruido espantoso, como si saliera del centro de la Tierra”, asegura. “Tan fuerte que me tumbó. Empezaron a caerme encima vidrios, latas, trozos de madera…”.

placeholder Estado en el que ha quedado la zona de Kramatorsk, golpeada por un misil ruso.  (EFE/EPA/Policía Nacional de Ucrania)
Estado en el que ha quedado la zona de Kramatorsk, golpeada por un misil ruso. (EFE/EPA/Policía Nacional de Ucrania)

Abad Faciolince se levantó como pudo. Tenía manchas negras por todo el cuerpo y pensó que era sangre, que estaba herido. No sentía ningún dolor, pero algunos soldados le habían comentado que, cuando se recibe un tiro, al principio no se siente nada.

La periodista Catalina Gómez, que les hacía de guía y traductora en Ucrania, no paraba de gritarle: “Me pedía perdón por haberme llevado al Donbás. Como si fuera suya la culpa de que hubieran lanzado un misil de precisión contra ese restaurante y no de los rusos…”.

placeholder El escritor Héctor Abad Fanciolince tras el lanzamiento de un misil ruso contra el restaurante de Kramatorsk en el que estaba cenando. (EFE)
El escritor Héctor Abad Fanciolince tras el lanzamiento de un misil ruso contra el restaurante de Kramatorsk en el que estaba cenando. (EFE)

Abad Faciolince y el también colombiano Sergio Jaramillo, activista de la organización pacifista Aguanta Ucrania, habían acudido a ese país para participar en la Feria del Libro de Kiev. Allí, en la feria, presentaron esa campaña de latinoamericanos en apoyo de Ucrania, sobre todo de sus escritores, músicos, artistas, gente del teatro… Fue durante esa presentación cuando conocieron a la escritora ucraniana Victoria Amelina, fundadora de un festival literario en la región de Donetsk, premio Joseph Conrad y de quien la editorial Avizor acaba de publicar su primera novela en español, Un hogar para Dom. El Confidencial la entrevistó el marzo pasado por su labor inventariando los daños a bienes culturales ucranianos causados por la invasión de Rusia.

Foto: Destrozos en un teatro de la ciudad de Mariúpol, en Ucrania. (Reuters/Pavel Klimov)

“Le contamos a Victoria que al día siguiente íbamos a ir al Donbás, y ella se entusiasmó y nos quiso acompañar. Nos contó que estaba escribiendo un ensayo sobre los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania y que nos llevaría a ver escenarios de algunos de esos crímenes”, explica el escritor.

placeholder La escritora ucraniana Victoria Amelina. (EFE)
La escritora ucraniana Victoria Amelina. (EFE)

El grupo —integrado por Abad Faciolince, Sergio Jaramillo, Vitoria Amelina, Catalina Gómez y un conductor— estuvo dos días por la zona del Donbás. Y, el martes por la tarde, decidieron ir a cenar al restaurante favorito de Victoria Amelina en la zona: la pizzería Rai.

“Nos sentamos en la terraza, Victoria Amelina en un sitio contiguo a una ventana, el cristal quedaba detrás de su cabeza”, recuerda Héctor Abad Faciolince. “Después de la explosión, ella seguía sentada, erguida sobre la silla, con la cabeza ligeramente ladeada, pero muy pálida. Aparentemente, no se le veía ningún rasguño, estaba limpia”, subraya el escritor. Pero, cuando sus compañeros de viaje la llamaron, cuando trataron de hablar con ella para saber cómo se encontraba, Victoria Amelina no respondió.

"Recuerdo lo sucedido como a cámara lenta: los chillidos de la gente, el dolor, el miedo, los gritos pidiendo auxilio... La gente estaba muy asustada, decían que podía caer un segundo misil, que los rusos tienen por costumbre matar y luego rematar", asegura.

placeholder Portada de 'Un hogar para Dom', el libro de la escritora ucraniana Victoria Amelina recién publicado en España por la editorial Avizor.
Portada de 'Un hogar para Dom', el libro de la escritora ucraniana Victoria Amelina recién publicado en España por la editorial Avizor.

Las manchas de Abad Faciolince finalmente no fueron sangre, era solo mugre. Pero lo de Victoria Amelina sí que resultó grave, muy grave. En medio del caos, los sanitarios la sacaron de las ruinas a las que había quedado reducido el restaurante y la trasladaron urgentemente en ambulancia al hospital número 3 de Kramatorsk. “Yo estaba aturdido, sentía un zumbido espantoso en los oídos, pero no tenía ni un rasguño. Resolvimos ir todos nosotros al hospital y ver cómo se encontraba Victoria Amelina. Un vecino nos acercó en su coche, el nuestro había quedado destrozado por la explosión”.

En el hospital, nuevas escenas de terror: “Sangre por el suelo, camillas entrando sin parar llevando a heridos jóvenes, a heridos mayores, a hombres, a mujeres… Los familiares gritaban sin parar”.

Tardaron en conseguir averiguar lo que le había ocurrido a la escritora, casada y madre de un niño de 10 años: una esquirla le había entrado en la base de la cabeza, cerca del cuello. Estaba muy grave. Tanto que, a pesar de hacerle una primera intervención quirúrgica en el hospital número tres de Kramatorsk, los médicos decidieron que debía ser trasladada a un sanatorio mayor.

placeholder Una herida en el ataque ruso contra la ciudad ucraniana de Kramatorsk es trasladada por bomberos y voluntarios. (EFE)
Una herida en el ataque ruso contra la ciudad ucraniana de Kramatorsk es trasladada por bomberos y voluntarios. (EFE)

El misil ruso contra el restaurante Rai se ha saldado, por ahora, con 12 muertos y más de 65 heridos. “La escritora ucraniana Tetyana Teren, directora del Pen Club de Ucrania, nos ha confirmado que el estado de Victoria Amelina es muy grave”, informaba la editorial Avizor a través de un comunicado. “Aunque condenamos este brutal ataque injustificado contra población civil, nuestra principal preocupación ahora es la salud de Victoria Amelina. Deseamos su pronta recuperación y que las graves heridas sufridas no dejen secuelas en ella”.

Héctor Abad Faciolince y Sergio Jaramillo tenían previsto abandonar este martes Ucrania. “Lo ocurrido ha sido absolutamente espantoso. Pero seguimos pensando lo mismo: esta es una guerra abusiva de Putin, y, como está perdiendo la batalla militar, está atacando a la población civil. Pero Ucrania debe resistir”.

Estaban en el restaurante Rai, en la ciudad ucraniana de Kramatorsk, en el Donbás, esperando a que llegaran sus pizzas. Eran las 19.28 del martes, hora local, y el establecimiento se encontraba repleto de gente. “Habría unas 70 personas: la mayoría civiles, pero también algunos militares con sus novias. Nosotros estábamos bromeando y riendo con la ley seca, porque, al tratarse de una zona de guerra, está prohibido el alcohol”, nos cuenta por teléfono, aun la con voz temblorosa por el espanto, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.

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