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Del pintalabios-pistola al zapato con cuchilla: los espías de verdad frente a los del cine
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hasta el 22 de octubre

Del pintalabios-pistola al zapato con cuchilla: los espías de verdad frente a los del cine

CaixaForum Madrid explora en una gran exposición con 270 piezas la profunda e íntima relación entre el séptimo arte y el mundo real de los agentes secretos

Foto: Aspecto de la exposición 'Top Secret. Cine y espionaje' en CaixaForum Madrid.
Aspecto de la exposición 'Top Secret. Cine y espionaje' en CaixaForum Madrid.

Dicen que la profesión más antigua del mundo es... la de espía. Y, probablemente, el de espías sea también el género más antiguo de la historia del cine. El número de películas sobre agentes secretos, informadores e infiltrados varios es gigantesco, y se remonta a los orígenes del séptimo arte.

Los vínculos entre espionaje y cine son numerosos: hay similitudes evidentes entre el trabajo de actor o actriz y el de espía (todos los espías tienen por fuerza que ser intérpretes en algún momento), entre la ficción que narran algunas películas y los hechos históricos, entre los gadgets que usan los espías de película y la tecnología que emplean los espías de verdad… No es disparatado pensar que todos los directores de cine tienen algo de espías: al fin y al cabo, utilizan tecnologías de grabación de sonidos y de imágenes para escenificar lo que quieren contar, al igual que los agentes secretos.

placeholder Detalle de una de las salas de la exposición 'Top Secret. Cine y Espionaje' en CaixaForum Madrid. EFE
Detalle de una de las salas de la exposición 'Top Secret. Cine y Espionaje' en CaixaForum Madrid. EFE

De eso, de la relación entre cine y espionaje va Top Secret, la fabulosa y muy entretenida exposición que hasta el 22 de octubre presenta CaixaForum Madrid. La muestra, realizada en colaboración con la Cinémathèque francesa y comisariada por Alexandra Midal y Matthieu Orléan, explora los vínculos entre el séptimo arte y el mundo de los agentes secretos a través de 270 piezas ordenadas siguiendo un criterio cronológico: carteles de cine, dibujos, pinturas, vídeos, instalaciones, clips de películas, vestuario original de filmes, documentos históricos y, por supuesto, gadgets de los espías de película y de los espías de la vida real.

Hay por ejemplo en CaixaForum cámaras ocultas en pitilleras y mecheros, relojes con grabadoras, máquinas rusas de cifrado, monedas de un dólar y de un rublo con compartimentos secretos para ocultar microfilmes, un sombrero con pistolera diseñado por el MI6, zapatos con cuchilla retractil, una pipa con un dardo envenenado, una lanzadora de dardos de pulsera… Y no falta tampoco el pintalabios Beso de la Muerte, que en realidad oculta una pistola de un solo tiro del calibre 6mm. Todos ellos, objetos auténticos usados por agentes de verdad.

placeholder Algunos de los gadgets que se muestran en la exposición 'Top Secret'. EFE / Javier Lizón
Algunos de los gadgets que se muestran en la exposición 'Top Secret'. EFE / Javier Lizón

Ha habido espías heroicos cuyas misiones tuvieron efectos en la vida de numerosas personas: ahí está, por ejemplo el español Joan Pujol, alias Garbo, quien jugó un papel clave en el desembarco de Normandía-. Y ha habido espías trágicos como Mata Hari, condenada por el estado mayor francés y fusilada en la fortaleza de Vincennes el 15 de octubre de 1917.

El espionaje moderno surgió a finales del siglo XIX, y es ahí donde arranca la exposición Top Secret. De las primeras mujeres espías, empezando por la archifamosa Mata Hari, nos ha llegado una imagen profundamente sexualizada: agentes secretos que empleaban la seducción para conseguir información. En el argot de los espías encarnaban el honey pot, la llamada trampa de miel. Durante la primera mitad del siglo XX fueron muchas las películas (filmadas en su mayoría por hombres) que presentaban a esas espías como femme fatales. La propia Mata Hari fue interpretada en la pantalla grande por Greta Garbo, Jeanne Moreau, Sylvia Kristel o Vahina Giocante.

placeholder Greta Garbo en Mata Hari (1931), dirigida por George Fitzmaurice. M.G. M. /Album
Greta Garbo en Mata Hari (1931), dirigida por George Fitzmaurice. M.G. M. /Album

Sin embargo, el estereotipo de la sexpia es como poco, incompleto. Para empezar, ha habido también hombres agentes secretos que se han valido de sus encantos físicos para obtener información confidencial. Y hay también casos como el de la actriz, científica y espía Hedy Lamarr. Famosa por interpretar con 18 años el primer orgasmo de la historia del cine en la película Éxtasis (1933) Lamarr inventó junto con el pianista George Anthell un sistema para teledirigir torpedos que posteriormente permitiría el desarrollo de un gran número de procedimientos de comunicación contemporáneos. La exposición de CaixaForum hace precisamente un esfuerzo por recuperar el papel de las mujeres espías más allá del arquetipo de devoradoras de hombres que con frecuencia les ha atribuido el cine.

En CaixaForum no falta, por supuesto, Bond, James Bond. Pero también están Alfred Hitchcock, Carrie Mathison -el personaje protagonista de la serie estadounidense de culto Homeland- o Edward Snowden, por citar solo algunos ejemplos. Al fin y al cabo, la exposición es en última instancia una reflexión sobre la geopolítica y el secreto, sobre una sociedad que cada vez extiende más mecanismos de control y de vigilancia sobre sus ciudadanos. Todos podemos ser espías, todos podemos ser espiados.

placeholder Ulrich Mühe en 'La vida de los otros', película de 2006. HAGEN KELLER
Ulrich Mühe en 'La vida de los otros', película de 2006. HAGEN KELLER

Top secret se abre con una gigantesca y palaciega lámpara en cristal de murano, obra del Cerith Wyn Evans, cuyas luces se encienden y se apagan lanzando mensajes en morse. A partir de ahí, e involucrando siempre al visitante, recorre más de un siglo de relación entre cine y espionaje, mostrando cómo en las últimas décadas las películas han pasado de rendir culto al espía individual a elogiar al que trabaja en equipo. Al fin y al cabo, los mitos contemporáneos vienen del cine, y el de los espías es uno de los mitos más potentes.

Dicen que la profesión más antigua del mundo es... la de espía. Y, probablemente, el de espías sea también el género más antiguo de la historia del cine. El número de películas sobre agentes secretos, informadores e infiltrados varios es gigantesco, y se remonta a los orígenes del séptimo arte.

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