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¿Podría una denuncia de abusos sexuales cancelar una gira como la de Rammstein?
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¿Podría una denuncia de abusos sexuales cancelar una gira como la de Rammstein?

¿Cubriría el seguro la anulación de un concierto? ¿Cuánto dinero se jugarían los promotores? ¿Cuántos trabajadores mueve una gira de tal calibre? Expertos del sector arrojan luz sobre el caso

Foto: Till Lindemann, en una gira anterior. (EFE/STR)
Till Lindemann, en una gira anterior. (EFE/STR)

Too big to fail. Demasiado grande para dejarlo caer. Un concepto económico que determinaba aquellas empresas que los bancos centrales no pueden permitir que quiebren sin hacer que el sistema financiero colapse detrás. El pasado 22 de mayo, Rammstein comenzó su gira europea en Lituania, un tour de 20 paradas, una de ellas —la del 23 de junio— en el Estadio Civitas Metropolitano de Madrid, para la que han vendido todas las entradas. No hay datos públicos del número de asistentes total, pero el aforo completo del último concierto de los Rolling Stones, celebrado en el mismo estadio, fue de 53.000. El directo del grupo de metal alemán es todo un espectáculo grandilocuente de pirotecnia y decibelios: "Su música es pesada, casi marcial y suena como si un escuadrón de músicos militares se hubieran subido al escenario", cuenta Wes Borland, guitarrista de Limp Bizkit en el documental Rammstein en Amerika, disponible en Prime Video.

En la película de Hannes Rossacher aparecen escenas de fiesta en las que el grupo aparece socializando con sus seguidoras. Algunas de ellas enseñan los pechos. Otras se magrean. "Cuando sales del escenario tienes una química muy peculiar en el cuerpo que hay que compensar", explica Till Lindemann, el vocalista, a cámara. "Creo que una fiesta no está mal para aliviar un poco la tensión. Lo malo es que se suele beber mucho y acabas más o menos beodo todas las noches". Unas imágenes y unas declaraciones que toman hoy otro cariz después de que decenas de fans hayan acusado a Lindemann de abusos sexuales y a la banda de haber diseñado un sistema para emborrachar, drogar y tener sexo con sus seguidoras. En las últimas semanas, la imagen pública de la banda está en las horas más bajas de su carrera, la formación ha perdido algunos de sus contratos y las autoridades han iniciado una investigación mientras planea sobre sus cabezas la pregunta: ¿podría cancelarse la gira de Rammstein? ¿O es Rammstein un grupo too big to fail?

placeholder Imagen aérea del concierto en el Wankdorf Stadion de Berna. (EFE)
Imagen aérea del concierto en el Wankdorf Stadion de Berna. (EFE)

¿Existen cláusulas en los contratos de los conciertos que amparen a los promotores en una hipotética cancelación o sería la ruina para quien quisiese anular el evento? En El Confidencial hemos hablado con el despacho Domingo Monforte Abogados para comprender cómo funcionan las cancelaciones en este tipo de situaciones. "¿Se podría cancelar un concierto en España como consecuencia de un hecho ocurrido en Lituania que hubiese derivado en devoluciones masivas de entradas por repudiar este tipo de conducta? Si no tiene una previsión contractual no podría rescindirse el contrato y no podría cancelarse el concierto", sentencia José Domingo Monforte, director del bufete. "No se suelen establecer las cláusulas de moralidad en los contratos con los artistas. Estas cláusulas de buen comportamiento y de imagen se reservan normalmente cuando se quiere promocionar una marca o cuando se quiere identificar al artista con una marca. Cuando la promoción del concierto se hace con una marca —pongamos Coca-Cola o Heineken—, sí que suele haber previstas cláusulas porque está en juego la imagen de la marca que patrocina el concierto".

Pero es que además los grupos del tamaño de Rammstein no suelen trabajar con promotores ajenos a su propio grupo. "Estos grupos, cuando llegan a cierto nivel, ya no cuentan con intermediarios. Ellos tienen su propia agencia, son los que contratan todo y son los únicos promotores del evento. Son los que contactan con la sala, gestionan ellos la plataforma de venta de entradas, la logística, pagan la seguridad y los accesos, etc. Esta relación contractual sería en el caso de que hubiera un promotor. Siendo el grupo el propio promotor no habría ningún tipo de responsabilidad porque los perjudicados serían ellos mismos", explica José Juan Domingo Baldoví, abogado especializado en Derecho de la Música. "¿Podría cancelar un festival a un grupo por el mero hecho de que se haya destapado un comportamiento reprobable en días previos al concierto?", continúa Domingo Baldoví. "No. De hecho, en los contratos de los festivales, aunque no se establezcan las cláusulas por mal comportamiento que dañe mucho a la imagen, sí se habla de cancelación del evento unilateral. Y ahí sí o sí se establecen las causas compensatorias: si la banda, por equis motivo, decide cancelar, tendrá que indemnizar al promotor. Si el promotor decide cancelar, se suelen establecer unos plazos y, en función de la cercanía a la celebración del evento, el porcentaje es mayor o menor".

placeholder Otro momento del concierto en Suiza. (EFE)
Otro momento del concierto en Suiza. (EFE)

"Imaginemos el supuesto de que Rammstein, siendo promotor del concierto, se apoyase en la financiación con el patrocinio de un banco. En ese contrato sí podría incluirse una cláusula de este tipo. Pero, recordemos, que ese banco no participaría como promotor, sino como patrocinador, y en este tipo de relaciones de patrocinio, que tienen que ver más con la imagen, sí suelen incluirse este tipo de cláusulas", analiza Domingo Baldoví. "Si, por ejemplo, el festival o si hubiese un promotor ajeno y dijese que ya no quiere que toque Rammstein por lo que ha ocurrido, tendrían que indemnizar a Rammstein. Si Rammstein decidiese no tocar, tendrían que indemnizar a los promotores".

Las acusaciones

En sus publicaciones, Lynn afirmaba haber perdido el control y la memoria de gran parte de la noche después de que Lindemann ofreciera a las fans un chupito de tequila, que, según ella, podía estar adulterado. "Nos llevan a la habitación de la prefiesta. Nos piden que dejemos los móviles sobre una mesa; están prohibidos en la habitación. Joe [Letz, encargado de las sesiones de DJ que amenizan la espera de los conciertos] nos dice: Ok, chicas. Vuestro trabajo es beber y desfasar, básicamente; queremos energía de la buena". "Till entra en la habitación y pide a todas las chicas que se tomen un chupito de tequila, a lo que todas accedemos", "aquí es donde se me jode la memoria. Hasta ese momento estaba todo muy claro y a partir de entonces, sobre las ocho y media, mi memoria ¡zap! Soy como un zombi, cantando, bailando, pero también tropezándome y cayéndome".

"Luego me llevan debajo del escenario. Abro la cortina e inmediatamente me entra en el pecho una sensación aterradora", prosigue. "Es una habitación en la que no caben más de cuatro personas, tan pequeña como un probador en una tienda. Ahí espero a que llegue Till, que entra y de inmediato le digo: 'Si estás aquí por sexo, no lo voy a hacer. El sexo es muy especial para mí, no me acuesto con extraños'. Inmediatamente se enfada y me grita: 'AGH, JOE DIJO QUE LO HARÍAS'. Repito: 'Siento decepcionarte, pero no puedo". Lynn relata cómo Lindemann se marcha y cómo a partir de los chupitos el comportamiento del resto de las chicas también se vuelve errático. La joven puso una denuncia en la Policía, pero las autoridades lituanas no vieron indicios de criminalidad y rehusaron seguir investigando. Después de que Lynn publicara su experiencia, a su testimonio se sumaron los de otra docena de fans, que señalan a una mujer rusa, Alena Makeeva, como la encargada de captar chicas jóvenes para estas fiestas. Makeeva, al parecer, ya no trabaja para la formación.

Los primeros días, el grupo optó por el silencio para restar importancia a las acusaciones, pero en las últimas semanas la situación se ha complicado bastante para Lindemann. Primero se suspendieron las filas cero y las fiestas pre y posconcierto. Después, entre las acusaciones, se hicieron públicas las de dos mujeres que afirman haber sido víctimas de "actos sexuales no consentidos" a manos del cantante. Una de ellas dice haber recuperado la consciencia en la cama de una habitación de hotel con Lindemann "encima de ella". A raíz de las acusaciones, la editorial Kipenheuer & Witsch, que hasta ahora había publicado los libros de Lindemann, puso fin al contrato "con efecto inmediato" aduciendo un "abuso de confianza" por parte del vocalista. La semana pasada, la Fiscalía de Berlín anunció que "se están llevando a cabo procedimientos preliminares contra Till Lindemann debido a las alegaciones en relación con diversos delitos sexuales y tráfico de narcóticos".

placeholder El cantante alemán Till Lindemann, durante su actuación en el Resurrection Fest de 2017. (EFE/Eliseo Trigo)
El cantante alemán Till Lindemann, durante su actuación en el Resurrection Fest de 2017. (EFE/Eliseo Trigo)

Cinco días atrás, el sello discográfico de Rammstein, Universal Music, anunció que también cancelaba todas las acciones de marketing y promoción en torno al grupo: "Las acusaciones contra Till Lindemann nos han dejado en shock", ha expresado un portavoz de la compañía. Mientras tanto, Lindemann niega las acusaciones y amenaza con tomar medidas legales contra todo aquel que, según él, lo difame. La cuestión ha llegado hasta el Gobierno alemán y la ministra de Familia, Lisa Paus, ha pedido que se abra "un debate serio sobre la responsabilidad de los artistas y organizadores hacia sus fans" y ha impelido a la industria musical a sumarse a la "alianza contra el sexismo".

Casi un mes después de los hechos, parece que Lindemann no va a ser capaz de parar la bola de nieve (o mierda) que parece va a engullirlo a apenas dos días del concierto que ofrecerá en Madrid. Algunos de sus seguidores están revendiendo sus entradas y colectivos feministas se están manifestando a las puertas de algunos de los conciertos de la gira europea que, de momento, sigue. Es la primera vez que un grupo de la envergadura de Rammstein se ve envuelto en este tipo de acusaciones durante un tour, por lo que se plantea la siguiente pregunta: ¿podrían tumbar la gira entera?

placeholder Las asociaciones Young Socialists Switzerland (JUSO) y el colectivo feminista Campax protestan en los alrededores del concierto de Rammstein en Berna. (EFE/Anthony Anex)
Las asociaciones Young Socialists Switzerland (JUSO) y el colectivo feminista Campax protestan en los alrededores del concierto de Rammstein en Berna. (EFE/Anthony Anex)

Según el diseñador de luces de la gira de Rammstein, Roland Greil, en cada concierto de Rammstein trabajan unas 400 personas, en el montaje, desmontaje, transporte, mantenimiento, puesta en escena, sonido, management, catering y demás. "Cuando tocamos en estadios solo podemos llevar unos diez camiones de una vez. Tardamos cuatro horas y media en descargarlo todo, los camiones conducen hasta 500 kilómetros de un show a otro. Luego está toda la pirotecnia, que tarda alrededor de ocho horas en estar a punto. Repite esto una y otra vez hasta que se acaba la gira", le explicó a la revista especializada Kerrang. Hablamos de un negocio millonario que no es tan fácil frenar en seco.

Rammstein es uno de los grupos más importantes de Alemania y allí la noticia ha iniciado el debate mediático con ecos del #MeToo. "El caso está todos los días en la televisión", afirma Volker Lutz, fundador de la banda alemana T.O.Y. "Mucha gente y muchos medios hablan de ello. Rammstein tiene una gran base de fans aquí y en todo el mundo. Y las opiniones aquí en Alemania están divididas". Aunque las peticiones para que la gira se cancele son cada vez más, Anne Hübner, presidenta del SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) de Múnich, ha explicado que "no hay nada tan concreto como para decir que tienes una razón legal para cancelar estos conciertos", ha añadido Hübner. Por su parte, Katrin Habenschaden (los Verdes), segunda alcaldesa de Múnich, se hizo eco de los comentarios de la presidenta: "Actualmente, no hay base legal para una cancelación. Y es por eso que hemos pensado en cómo podemos hacer que eventos tan importantes sean más seguros para todos". De momento, está claro, la gira no peligra.

Too big to fail. Demasiado grande para dejarlo caer. Un concepto económico que determinaba aquellas empresas que los bancos centrales no pueden permitir que quiebren sin hacer que el sistema financiero colapse detrás. El pasado 22 de mayo, Rammstein comenzó su gira europea en Lituania, un tour de 20 paradas, una de ellas —la del 23 de junio— en el Estadio Civitas Metropolitano de Madrid, para la que han vendido todas las entradas. No hay datos públicos del número de asistentes total, pero el aforo completo del último concierto de los Rolling Stones, celebrado en el mismo estadio, fue de 53.000. El directo del grupo de metal alemán es todo un espectáculo grandilocuente de pirotecnia y decibelios: "Su música es pesada, casi marcial y suena como si un escuadrón de músicos militares se hubieran subido al escenario", cuenta Wes Borland, guitarrista de Limp Bizkit en el documental Rammstein en Amerika, disponible en Prime Video.

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