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Estos algoritmos cuentan las veces que suena una canción para pagar derechos de autor

Romina Vallés

La empresa catalana BMAT han crecido un 20% de media cada año desde 2010 y más de 4.000 empresas utilizan sus servicios

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ecía la escritora y cantante Maya Angelou que “todo en el universo tiene ritmo, todo baila”. Si nos detenemos a pensar cuántas veces al día entra música por nuestros oídos, no seremos capaces de contarlas. Porque muchas veces ni siquiera somos conscientes de que la música está ahí. Pero está. Por ejemplo, entre un 40 y un 50% de los contenidos que vemos en cualquier televisión llevan música.

Películas, series, anuncios, reportajes… Y en las plataformas digitales, ya sean musicales o no, se cuentan cientos de millones de escuchas al día. Detrás de cada canción, música ambiente o banda sonora que alimenta nuestra alma hay alguien que la compuso o que posee sus derechos y cuyo alimento, literalmente, depende del número de reproducciones de esta. ¿Cómo contabilizar todas las veces que suena ‘Get Lucky’ de Daft Punk en Youtube, Youtube music, Spotify o Deezer?

Antes del boom de las plataformas digitales, que empezaron a funcionar en 2010, se contaba manualmente: un humano escuchaba la radio o televisión durante horas y apuntaba todas las canciones que iban sonando y mientras, quizás, se tomaba un café o un refrigerio. Ahora no hay pausa para picar nada ni sueño ni ratos muertos: el recuento lo hacen los algoritmos a ritmo vertiginoso, sin descanso, paralelamente en miles de plataformas de todo el mundo.

La barcelonesa BMAT es una de las compañías pioneras en indexar música para crear una huella digital de cada composición y ofrecer un reporte del total de reproducciones a sus clientes, para que estos puedan pagar a los autores/propietarios musicales. Estos clientes son canales de televisión y radio; entidades de gestión de derechos (como la SGAE en España); sellos discográficos y editoriales musicales o ‘digital service providers’, plataformas de ‘streaming’ como Spotify o Soundcloud.

Dos tecnologías son las responsables de detectar e identificar la música que suena; por un lado los algoritmos encargados de escuchar, diferenciar y separar el habla de la música, y por otro, los que identifican esa canción en mitad de un inmenso mar de datos con más de 80 millones de obras musicales registradas con su ‘nombre y apellidos’. Cada nueva canción que un artista sube a una plataforma, le llega a BMAT para sacar su huella digital y monitorizarla.

Dos tecnologías usan en BMAT: los algoritmos encargados de escuchar, diferenciar y separar el habla de la música y los que identifican la propiedad de cada composición

El proyecto nació en 2005, en un grupo de innovación musical de la Universidad Pompeu Fabra, de la mano de cuatro jóvenes ingenieros que decidieron dar una aplicación comercial a las tecnologías musicales que estaban desarrollando. Pero su gran salto fue en 2010, cuando empezaron a vender servicios de monitorización, más allá de la tecnología de identificación musical.

“Despegamos cuando cerramos el círculo y le facilitamos las cosas al cliente, diciéndole: ‘en tal minuto ha sonado tal canción durante tantos segundos y el dueño de los derechos es fulanito’”, explica Jaume Vintró, director de operaciones de BMAT. La pregunta del millón, obligada en este punto: ¿cuánto cobra el propietario de una obra musical? Depende de varios factores, desde el país donde el usuario la reproduce a la fama del artista o la plataforma.

Por ejemplo, para llegar a cobrar un euro en Spotify, se necesitan 250 reproducciones (pago medio por reproducción: 0,00437$ o 0,004€); YouTube aún paga menos por cada play, 0,00069$ o 0,00063€ (se necesitan 1.587 reproducciones para ganar un euro). Apple Music, 0,00735$ 0 0,0066€ de media por reproducción (152 reproducciones para llegar al euro), según thetrichordist.com, asociación de artistas que reclaman un uso ético de la música en internet.

Para que un autor llegue a cobrar 1 euro se necesitan 152 reproducciones en Apple Music, 250 en Spotify y 1.587 en YouTube

BMAT cuenta hoy con un equipo de 150 personas de 34 nacionalidades que trabajan desde todo el mundo y tienen en común su pasión por la música. “No es condición necesaria para trabajar con nosotros que sepas de música, pero sí que la mayoría de nuestro equipo toca en grupos o incluso tiene pequeños sellos y sabe cómo funciona este negocio. Eso es fundamental para ofrecer un buen servicio, sobre todo desde el lado de la atención al cliente”, explica Salvador Gurrera, uno de los ingenieros fundadores, que toca el teclado y se confiesa amante de la música electrónica.

En los 15 años de vida de la empresa, Salvador y su equipo han visto cómo ha evolucionado el mercado musical, desde la difusión de contenidos en televisión y radio al nacimiento y consolidación de las plataformas de vídeo y ‘streaming’. Hoy 4.746 empresas utilizan su sistema operativo. Desde 2010, han ido creciendo a razón de un 20-30% anual. El año de la pandemia no fue una excepción.

“Pese al parón de los conciertos en directo y el cierre de las discotecas, que también se cuentan entre nuestros clientes, en 2020 crecimos un 20%, impulsados por el aumento del consumo de contenidos audiovisuales desde casa”. El ‘streaming’ representó en 2020 el 62,1% de los ingresos globales de música grabada y más de la mitad de los ingresos en 48 mercados en todo el mundo, un aumento de 12 mercados respecto a 2019, según datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica.

Cada día entregan a sus clientes 27.000 millones de identificaciones de piezas musicales que consiguen que, al año, se pague a los autores 2.000 millones de dólares

La liberalización que se está produciendo en el sector, cada vez con los derechos musicales diversificados entre más manos, también supone para esta empresa nuevas oportunidades de negocio en forma de más clientes. Un ejemplo es el de Shakira, que en enero vendió los derechos de su catálogo, de 145 canciones, al fondo de inversión Hipgnosis Songs Fund, siguiendo el ejemplo de Bob Dylan o Neil Young, en un contexto de paralización de las ganancias que venían de los conciertos en vivo.

“Cada año es un reto y buscamos líneas de negocio distintas, ya sea a través de I+D o de adquisiciones de compañías con las que tengamos sinergias”, explican Vintró y Gurrera, que cada día, entregan a sus clientes 27.000 millones de identificaciones de piezas musicales que consiguen que, al año, se pague a los autores 2.000 millones de dólares gracias a los metadatos que proporcionan.

Para poder seguir expandiéndose, esta pequeña gran multinacional ha contado durante su trayectoria, y sigue haciéndolo en la actualidad, con la financiación y el asesoramiento de Banco Santander a través del Fondo Smart. “Fuimos a explicarles el proyecto y creyeron en él. Ya hemos trabajado con diferentes equipos de la entidad”, apunta Vintró. “Nos han dado mucho apoyo y consultoría gratis”.

Es probable que el lector o lectora se haya formulado una segunda pregunta del millón: ¿qué canciones suenan más veces en nuestro país? Según el ránking efectuado por BMAT, la segunda semana de abril, cuando se grabó este reportaje, el primer puesto en número de reproducciones fue para Borat (con Melendi) con ‘Desde Cero’, seguidos de Sam Smith, con ‘Diamonds’ y Alvaro De Luna con ‘Juramento eterno de sal’. Entre los diez primeros puestos, también estuvieron C. Tangana con ‘Tú Me Dejaste De Querer’, por encima de Sia y Dua Lipa.

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