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Nobel de Literatura 2022: ¿se arriesgará la Academia sueca con Michel Houellebecq?
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El juego de todos los años

Nobel de Literatura 2022: ¿se arriesgará la Academia sueca con Michel Houellebecq?

Sería una gran sorpresa, pero el escritor francés es el favorito para las casas de apuestas. Le siguen sospechosas habituales como Anne Carson y Annie Ernaux, pero atención a Salman Rushdie y a los autores/as chinos/as

Foto: El escritor francés Michel Houellebecq. (EFE/Juan Herrero)
El escritor francés Michel Houellebecq. (EFE/Juan Herrero)

En el periodismo cultural, hay una cita anual que los días previos se convierte en un juego adictivo. Se trata de los augurios que lanzan las casas de apuestas occidentales sobre los posibles ganadores del Nobel de Literatura. Hace años que no funcionan, pero siguen siendo divertidos. Este 2022, por ejemplo, el máximo favorito es Michel Houellebecq, que nunca había estado tan bien posicionado. Sí, Haruki Murakami sigue figurando, pero la broma ya se ha quedado demasiado vieja. ¿No sería mucho más estrambótico que el ganador fuera este francés casi, casi en el año en que se va a celebrar el cincuentenario de la muerte de Picasso? Aquí no se cancela a nadie.

Después siguen las y los sospechosos habituales (Ernaux, Carson, Kincaid, Condé, Adonis, Ngugi…), a los que hay que sumar esta vez la disidencia rusa y a algún autor ucraniano. Si en algún sitio no está la Academia sueca es en el lado pro-Putin (ya lo demostró con la periodista Aleksievich), por lo que esto no sería ninguna sorpresa.

Foto: La escritora francesa Annie Ernaux, en 2019. (Getty/Awakening/Simone Padovani)

Ahora bien, ojo con Asia. Si alguien se está disputando el poderío mundial, está en ese continente, y para Occidente sería una manera de espolear a dos países como China e India, al estar muy en contra de los regímenes de ambos países.

Aquí una disección de por qué sí o por qué no estos autores podrían llevarse el Nobel. Hagan apuestas.

Michel Houellebecq (Francia, 1956)

placeholder El escritor francés Michel Houellebecq, en 2015. (EFE)
El escritor francés Michel Houellebecq, en 2015. (EFE)

Tildado de misógino, cercano al lepenismo y héroe de los hombres blancos heteros, el francés Michel Houellebecq (Francia, 1956) parte este año como favorito para el Nobel de Literatura. Quizá es el signo de los tiempos: ahí están todos apostando por la cosa testosterónica, tan de moda. Y no hay que olvidarlo: en Suecia, el antaño paraíso socialdemócrata, también han entrado como una exhalación en el Gobierno los ultras de la derecha.

También podría ser una boutade. Al fin y al cabo es lo que, en los últimos años, se han convertido estas casas de apuestas que no dan ni una (no acertaron ni con Louise Glück ni con Abdelrazak Gurnah). Lo que está claro es que sería una gran sorpresa incluso para el comité Nobel de la Academia Sueca. En 2018, no hace tanto, el propio premio se canceló por denuncias de acoso y violación a Jean-Claude Arnault, marido de Katerina Frostenton, miembro de la academia. A Arnault también se le acusó de filtrar nombres de ganadores antes de tiempo. Los coletazos del #metoo golpearon fuerte a la institución.

También tiene sus predicadores entre los que señalan al islamismo como una religión ajena a los derechos humanos

Y, sin embargo, Houellebecq también tiene sus predicadores entre los críticos del capitalismo y la economía de mercado, entre los que señalan al islamismo como una religión feudal ajena a los derechos humanos y civiles alcanzados en nuestra era —en particular para las mujeres—, y entre los que, sin más razones, aman su estilo literario. Desde sus primeras novelas como ‘Ampliación en el campo de batalla’ y ‘Plataforma’ a ‘Sumisión’ -que causó una gran polémica en Francia-, ‘Serotonina’, o la última, ‘Aniquilación’. Todo en Anagrama, por cierto. Sería también un premio que reconciliaría a muchos —"¡A este lo conozco!"— y nutriría bien al columnismo (patrio y mundial).

Carson (Canadá, 1950) y Ernaux (Francia, 1940)

placeholder Anne Carson.
Anne Carson.

Tras Houellebecq, las siguientes en la casa de apuestas —hay que indicar que estas son, sobre todo, europeas, británicas y estadounidenses— son las habituales Anne Carson y Annie Ernaux. Ambas tienen un reconocimiento por parte de los lectores y críticos bastante grande en los últimos años. Hay una cuestión de inmersión en la autobiografía (otro signo de los tiempos). Carson, que ya se llevó el Princesa de Asturias en 2020, conjuga su sabiduría sobre la cultura grecolatina con aspectos íntimos de la naturaleza humana mientras juega con géneros como la poesía —lo que más frecuenta—, la novela y el ensayo en verso. Entre sus más aclamadas obras están ‘La belleza del marido’ (Lumen), sobre el desmoronamiento de un matrimonio —lo que gusta este tema entre los intensos/as— y ‘Autobiografía de rojo’, que ella misma dijo que bebe de lo mismo que el anterior. ¿Podría llevárselo? Sí, pero en su contra juega que es canadiense y no hace tanto de una compatriota (Alice Munro) y una estadounidense (Louise Glück). Sus libros están en Pre-Textos y Lumen.

placeholder La escritora francesa Annie Ernaux, en 2019. (EFE)
La escritora francesa Annie Ernaux, en 2019. (EFE)

Ernaux, por su parte, va directamente a las vísceras, al sufrimiento y al dolor —otro signo de nuestros tiempos— contando su vida a través de las novelas. Con temas tan ‘luminosos’ como su aborto (‘El acontecimiento’), el alzhéimer de su madre (‘No he salido de mi noche’) o su cáncer de mama (‘El uso de la foto’). No hay que menospreciarla en absoluto. Es alabada por escritores como Emmanuelle Carrére y Virginie Despentes, y ha ganado varios premios importantes como el Formentor, el Renaudot y el Strega. Muy bien posicionada, la cosa es ver cómo se mueve Francia estos días en la Academia. Los franceses son los que tienen más premios, pero quizá, tras los escándalos su tiempo ha pasado. Si ganara casi todo está en Cabaret Voltaire.

Adonis (Siria, 1930) y Wa Thiongo (Kenia, 1938)

placeholder El escritor sirio crítico con el islam, Ali Ahmad Saïd Esber 'Adonis', en 2016. (EFE)
El escritor sirio crítico con el islam, Ali Ahmad Saïd Esber 'Adonis', en 2016. (EFE)

Se habla mucho de Murakami, pero estos dos escritores son otros dos veteranos de las apuestas. Lo que ocurre es que quizá esta vez no es su mejor año. El poeta Adonis, aunque sirio, ha ido siempre de la mano de Francia, pero cuando Francia tenía bastante mano en esta lid. Durante un tiempo su nacionalidad siria también era una ayuda. El Nobel literario a veces tiene una raigambre política —otras veces ninguna, esto no siempre es una ciencia exacta— y la guerra en el país le daba unos cuantos puntos. Pero por mucho que ahora se maten en Siria, es otra guerra la que interesa. A su favor juega que también ha sido muy crítico con el islam. Está bien publicado en España, disperso en varias editoriales desde Vaso Roto a Huerga y Fierro, Ediciones del Oriente y el Mediterráneo y Alianza. Uno de sus poemarios más interesantes es ‘Sufismo y surrealismo’.

placeholder El eterno aspirante al Nobel de Literatura, el escritor keniata, Ngugi wa Thiong'o, en 2019. (EFE)
El eterno aspirante al Nobel de Literatura, el escritor keniata, Ngugi wa Thiong'o, en 2019. (EFE)

Ngugi podría haber sido el Nobel africano, pero se lo llevó el año pasado el tanzano Gurnah. No es que la academia ande sobrada de africanos, pero no parece probable que este año vaya a parar al mismo continente. Ni que hable de casi lo mismo, aunque Ngugi es mucho más político: estuvo en la cárcel contra el régimen keniano y acabó exiliándose, primero a Londres y después a EEUU. Y eso lo plasmó en sus novelas. En realidad, estos siempre son premios algo anglosajones, ya que Ngugi vivió y trabajó desde los sesenta en EEUU (si bien volvió a Kenia en 2004). Sus novelas, como ‘Un grano de trigo’, sobre la rebelión del Mau Mau y la independencia de Kenia, están publicadas en Penguin Random House.

Salman Rushdie (Mumbai, 1947)

placeholder Salman Rushdie, en Avilés en 2015. (Reuters)
Salman Rushdie, en Avilés en 2015. (Reuters)

No es un novato en estas listas, pero este sí podría ser su año. Por razones obvias: el pasado agosto fue apuñalado en Nueva York por un islamista radical —casi cumpliéndose la fatua que el régimen iraní dictó hace 30 años tras la publicación de ‘Los versos satánicos’— y salvó la vida de milagro. El escritor indio es hoy un referente mundial de la libertad de expresión. Además, el Nobel también podría tener otros significados. Rushdie se ha manifestado en numerosas ocasiones contra el régimen ultranacionalista e hinduista de Narendra Modi y la mordaza que hay en la actualidad en su país natal. Y se acaban de cumplir 75 años de la independencia india. E India es hoy uno de los países con mayor crecimiento —de los mayores beneficiados con la guerra en Ucrania—, haciendo una fuerte competencia a China (y a la vez con mayores desigualdades). Si fuera un premio político, si, una vez más, siguiera el signo de los tiempos, Rushdie sería esta vez el candidato ideal. Y habría algún filósofo francés liberal (como Bernard Henri Levy), encantado.

Ulitskaya (URSS, 1943) o Kurkov (San Petersburgo, 1961)

placeholder La escritora Liudmila Ulítskaya, antes de recibir el Premio Formentor de las Letras 2022. (EFE)
La escritora Liudmila Ulítskaya, antes de recibir el Premio Formentor de las Letras 2022. (EFE)

Como ocurre desde hace unos años, Ulitskaya siempre está entre las favoritas. Si su disidencia con respecto al Gobierno de Putin ya la había puesto en el disparadero, este 2022 con más razón. De hecho, la escritora ya ni siquiera vive en Rusia sino en Berlín después de salir corriendo tras el estallido de la guerra. Al Comité sueco a buen seguro le encantaría. Occidente se quedaría aliviado: las cosas estarían en su sitio. En el Formentor, que suele seguir esta línea, ya lo han visto claro y la han premiado este año. El único obstáculo es que Svetlana Aleksievich, otra disidente muy crítica con Putin, se lo llevó en 2015. Sus libros se pueden encontrar en Anagrama o en Lumen (como el último publicado, la reedición de ‘Los alegres funerales de Álik’).

placeholder Kurkov, en un encuentro literario.
Kurkov, en un encuentro literario.

Y si no es una rusa disidente pongamos a un ucraniano de origen ruso como Andrei Kurkov, prohibidísimo en Rusia. Kurkov lleva varios meses de gira por Europa defendiendo a su país y criticando a Putin. Además, está siendo relanzado en todos estos países, también en España, con libros como la novela ‘Abejas grises’ o el ensayo ‘Diario de una invasión’ en el que cuenta, precisamente, cómo empezó el conflicto en Ucrania. Si jugamos en los Nobel como en Eurovisión, Kurkov se llevaría todos los puntos.

Can Xue, Yan Lianke, Xi Xi o Yu Hua

placeholder La escritora china Can Xue. (Cedida por la editorial)
La escritora china Can Xue. (Cedida por la editorial)

No olvidemos la literatura china. Están en el listado de favoritos y si hacemos un poco de geopolítica occidental tampoco extrañarían. Hasta la fecha, China solo tiene dos Nobel, aunque en realidad solo uno, Mo Yan, puesto que Gao Xinjian se nacionalizó francés en 1998. Por supuesto, habría que hablar de chinos por lo menos medio disidentes con el régimen. Sería una forma, por parte de Occidente, de espolear al país, muy callado desde la invasión rusa y encerrado en sí mismo con sus políticas de covid cero. Ahí podrían tener posibilidades la escritora Xi Xi (Shangay, 1937), muy conocida en Hong-Kong (otro punto para occidente) por su literatura feminista; el escritor Yu Hua (Hangzhou, 1960), muy crítico con la Revolución Cultural o Yan Lianke ((Henan, 1958), bien lidiado en la literatura fantástica. Aunque si apuntaran al método Troya (y a una buena literatura), la gran favorita habría de ser Can Xue, crítica con el régimen, pero que sigue viviendo allí y no habla (ni escribe) desde el doloroso exilio.

... y Milan Kundera (República Checa, 1929)

placeholder Milan Kundera.
Milan Kundera.

Cierra la lista el checo nacionalizado francés Milan Kundera, que sigue vivo. A sus 93 años, el autor de ‘La insoportable levedad del ser’ o ‘El libro de los amores ridículos’ —por solo citar algunas de sus obras más reconocidas— ya es un veterano —perdón por la redundancia— en estas listas. Precisamente, hay quien cree que por eso habría que darle por el fin el premio; al contrario, hay quien opina que es demasiado viejo como para eso. Es verdad que lo del Nobel es casi como lo del papado —si bien cada vez son más 'jóvenes', unos y otros—, pero, puestos a una literatura testosterónica y afrancesada, Houellebecq tendría más papeletas.

En el periodismo cultural, hay una cita anual que los días previos se convierte en un juego adictivo. Se trata de los augurios que lanzan las casas de apuestas occidentales sobre los posibles ganadores del Nobel de Literatura. Hace años que no funcionan, pero siguen siendo divertidos. Este 2022, por ejemplo, el máximo favorito es Michel Houellebecq, que nunca había estado tan bien posicionado. Sí, Haruki Murakami sigue figurando, pero la broma ya se ha quedado demasiado vieja. ¿No sería mucho más estrambótico que el ganador fuera este francés casi, casi en el año en que se va a celebrar el cincuentenario de la muerte de Picasso? Aquí no se cancela a nadie.

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