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El placer de ser abstemio entre bebedores: "Han sido los meses más productivos de mi vida"
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AL OTRO LADO DE LA NOCHE

El placer de ser abstemio entre bebedores: "Han sido los meses más productivos de mi vida"

Más tiempo libre, mayor capacidad de disfrute y sábados y domingos sin sufrir: hablamos con músicos que dejaron el alcohol y descubrieron un mundo totalmente nuevo

Foto: Aarön Sáez, en directo. (Foto cedida)
Aarön Sáez, en directo. (Foto cedida)

Cada domingo por la mañana, millones de españoles pronuncian en voz alta las palabras “no vuelvo a beber”, una promesa que solo cumple aproximadamente el 0,01% de ellos. El camino más fácil para dejar el alcohol en un país alcoholcéntrico como España es, como diría Yoda, no intentarlo, sino hacerlo, y disfrutar de las inesperadas ventajas. “Dejé de beber sin querer durante la pandemia, porque mientras me mudaba bajé unos días a casa de mis padres en la huerta de Orihuela y allí me pilló el confinamiento”, explica el polifacético Aarön Sáez, entre otras cosas, teclista de Varry Brava.

Ahora, Sáez es uno de esos conversos que se apresuran a narrar las bondades de la sobriedad siempre que tienen ocasión, como en sus columnas en el diario murciano ‘La Verdad’. “Cuando volvió la vida normal y la dinámica de los conciertos, volví a beber y a salir de fiesta, fue entonces cuando lo dejé porque empecé a no disfrutarlo y a darme cuenta de que con las resacas la cantidad de cosas que no podía hacer se multiplicaban”, explica el músico nacido en 1984, que achaca a la edad parte de este cambio de costumbres. “Antes, con resaca, podía seguir componiendo, escribiendo y viajando, y de repente, no podía”.

"Cuando bebes, la mayoría de cosas son un lastre"

Su historia es un buen ejemplo de una creciente tendencia hacia la abstención alcohólica en la sociedad española, especialmente entre los más jóvenes. Si hace décadas era poco frecuente encontrar a alguien que no bebiese alcohol en absoluto, hoy alrededor de un 13% de la población española no lo hace. Entre 2010 y 2019, el porcentaje de jóvenes de entre 15 y 19 años que no prueban el alcohol ha aumentado de un 51,4% a un 57,6% entre hombres y de un 24,9% al 25,9% entre mujeres. Además, celebridades como el presentador David Broncano o el músico El Chojín han contado en más de una ocasión la incomprensión con que se han encontrado por no beber alcohol.

Para el músico son más ventajas que inconvenientes, a pesar de las presiones para beber de sus compañeros, lo que hace que a veces se piense dos veces con quién quedar. “Lo mejor es la capacidad de concentración, la calidad del tiempo y la capacidad de disfrutar las cosas, tengo la sensación de que disfruto más las cosas”, explica Sáez, que ha aprovechado este tiempo para editar su primer libro, ‘Videoclub’. “He superado el miedo de pensar que no iba a poder hacer canciones, ahora toco mejor que nunca y bailo mejor que nunca. Cuando bebes, la mayoría de cosas son un lastre”.

placeholder David Broncano, ilustre abstemio. (Youtube)
David Broncano, ilustre abstemio. (Youtube)

En el superventas ‘La última copa’, un libro que recomienda Sáez, el periodista Daniel Schreiber explica cómo dejó el alcohol tras darse cuenta de que tenía un problema con él. “Jamás lo habría admitido, jamás habría pensado que tenía un problema con la bebida, pero mi vida estaba completamente condicionada por el alcohol”, explicaba en el libro. A sus 38 años, el músico considera que ya se ha pegado (casi) todas las fiestas que quería pegarse en su vida y puede dedicarse a otros asuntos más productivos. “He estado tres días sin dormir, pero llega un momento en el que dices, ‘vale, ya está, lo he hecho, para crear necesito estar en otra dinámica’, porque al final solo disfrutas de lo que está alrededor de tu trabajo, no de tu trabajo”.

Así que la noche era esto

Germán Salto es músico y piloto comercial. Este año ha cumplido dos hitos: publicar su disco homónimo y dejar de beber durante seis meses para poder conservar la voz durante los conciertos. "Lo fácil es decir que no a la primera, no a la cuarta", explica. Así que ni primera ni cuarta. "Si ya tengo poco tiempo con los vuelos y demás, no puedo tirar un día por estar de resaca, es un placer ponerme la alarma e ir al local a componer y aprovechar el día", añade. "Han sido los seis meses más productivos de mi vida".

placeholder Salto, músico y piloto comercial.
Salto, músico y piloto comercial.

Aunque ya terminó con su experimento, no descarta volver a hacerlo algún día. "No solo no lo descarto, sino que lo voy a volver a hacer, un mes, seis meses o toda la vida", confirma. Mientras tanto, espera haber descubierto el lado más positivo del alcohol, aunque confirma lo que todo el mundo supone: es muy difícil no beber en un país de bebedores como España. "Te quedas sin planes", concluye. "Los amigos no lo entienden y te animan".

Otro clásico: dejar el alcohol porque no puedes beber por determinadas circunstancias y no volver jamás. Es lo que le ocurrió a Daniel Cantó, veterano del mundo de la noche desde hace décadas como fotógrafo y cofundador del sello Snap! Clap! Club. En su caso, un tratamiento con antibióticos hace siete años le llevó a vivir un Primavera Sound sin una gota de alcohol en sangre. Una revelación. “Cuando vi cómo reaccionaba mi cuerpo dentro del festival decidí dejarlo, me costó bastante, porque el mundo de la cultura desde la abstemia es bastante diferente”.

"La gente va a eventos porque hay cerveza gratis y cuando se acaba la cerveza, desaparece"

O, mejor dicho, como dice uno de sus amigos, como abstinente que no abstemio, pues “ya probamos el alcohol”. Ahora, el programador se considera un poco búho: “Veo todas las cosas, no tengo resaca, me entero de todo, puedo hablar con la gente y estar siempre activo, y al día siguiente puedes hacer planes de día como ir al cine o a exposiciones que a lo mejor antes no podías”, explica. Él mismo se dio cuenta, mientras trabajaba en el Heliogábal de Barcelona, de que si se hubiese bebido dos o tres cervezas cada noche “habría tenido un serio problema de alcoholismo”.

placeholder El promotor Daniel Cantó. (ana.uslenghi)
El promotor Daniel Cantó. (ana.uslenghi)

Cantó es consciente de que la industria de la cultura se apoya en el consumo de alcohol. No solo por la cantidad de signos que ‘nudges’ al consumidor para que beba (“no de manera responsable, la idea es que vayas a emborracharte”) y que él ha identificado con su ojo de fotógrafo, sino también porque depende del alcohol para su financiación. “En los museos te das cuenta de que la gente va a eventos porque hay cerveza gratis y cuando se acaba, desaparece”, recuerda. “En su momento, nos echó una sala porque nos dijo que nuestros amigos no bebían, por eso no les interesa montar conciertos para gente joven”.

Descubrir que no eras tan bueno

Incluso a un nivel mucho más bajo en la escala de la noche, no beber también propicia descubrimientos. Jesús ha tocado desde hace 20 años en grupos como Reno o Hairy Ladies y ahora toca la guitarra y canta en el grupo de versiones Sanitors. También terminó en la abstinencia de casualidad. “Estaba jodido y me pusieron un tratamiento con antidepresivos, que no puedes mezclar con alcohol”, explica. “Decidí dejar radicalmente de beber y hacer ejercicio, acostumbrarme no me costó nada personalmente. No es algo que eche de menos, como estaba pasando por un mal momento tenía otras cosas en la cabeza”. Cuando terminó el tratamiento, se dio cuenta de que no necesitaba volver a beber una gota de alcohol.

Donde más ha notado el cambio que supone no tomar alcohol es en la música en directo. “Para mí hay dos mundos: el primer día que toqué sobrio, de cero alcohol, cuando iba a tocar tenía un poco de miedo de estar muy inhibido o tímido, o de ponerme más nervioso, pero para mí fue una sorpresa muy guay descubrir que pude tocar”, explica. “Lo recuerdo muy bien, creo que lo hice bien y hay vídeos de esa noche y me veo muy desinhibido y simpático: me gusta esa imagen de Jesús”.

Aunque el alcohol genera la sensación de que somos más hábiles, más listos y más capaces, en realidad, limita nuestras capacidades. Los músicos sobrios se dan cuenta tarde o temprano de que tocan mucho mejor cuando no beben: “Ahí me di cuenta de que soy un músico horrible, malo, malísimo, pero que si no bebo, toco algo mejor, por temas de precisión, de ritmo, de reflejos, de todo”. Tuvo una revelación parecida a la de Schreiber al darse cuenta de la gran cantidad de cosas que hacemos cuando bebemos: “Todo el mundo piensa que no tiene un problema con el alcohol, pero en general mucha gente que lo tiene no lo sabe”.

"Te sientes incómodo de no estar participando del rumor soterrado del alcohol"

El mayor hándicap es darse cuenta de que en algún momento de la noche rockera, en calidad de abstemio (y padre), sobras. “Tú mismo te sientes incómodo de no estar participando de ese rumorcillo soterrado que da el alcohol, así que cuando llega ese momento, me voy”, añade. No beber es el mejor despertador natural cuando sales de noche. Si antes solía quedarse hasta las seis, ahora a la una y media ya se siente cansado, así que pierde un poco de diversión, pero gana horas de sueño (y salud, dinero y probablemente amor).

Ahora disfruta mucho más los festivales, el entorno perfecto para beber (y otras cosas). “Estuve en el Tomavistas y en el Brillante la semana pasada y el nivel de disfrute que tuve en el Brillante con Kevin Kaarl y Nacho Vegas no lo había tenido yo estando muy alcoholizado”, concluye. En el festival celebrado en Chapinería se encontró con el dueño de uno de esos bares que solía frecuentar cada fin de semana, al que hacía años que no veía, y se dieron un fuerte abrazo. De repente, mientras estaba en sus brazos, se dio cuenta de que no sabía nada de esa persona a la que estaba saludando de manera tan efusiva más que su nombre. Las cosas de la noche (y el alcohol).

Cada domingo por la mañana, millones de españoles pronuncian en voz alta las palabras “no vuelvo a beber”, una promesa que solo cumple aproximadamente el 0,01% de ellos. El camino más fácil para dejar el alcohol en un país alcoholcéntrico como España es, como diría Yoda, no intentarlo, sino hacerlo, y disfrutar de las inesperadas ventajas. “Dejé de beber sin querer durante la pandemia, porque mientras me mudaba bajé unos días a casa de mis padres en la huerta de Orihuela y allí me pilló el confinamiento”, explica el polifacético Aarön Sáez, entre otras cosas, teclista de Varry Brava.

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