Es noticia
“La Alhambra es feísima”: las mejores peores críticas a nuestras joyas turísticas
  1. Alma, Corazón, Vida
MASA TURÍSTICA ENFURECIDA

“La Alhambra es feísima”: las mejores peores críticas a nuestras joyas turísticas

Afortunadamente, no a todos nos gustan las mismas cosas. Eso quiere decir que hay quien detesta los grandes monumentos españoles, y así nos lo hace saber en internet

Foto:  Imagen: EC
Imagen: EC

La perfección no existe, y como sabe cualquier persona acostumbrada a comprar o reservar hoteles por internet, una puntuación media de cinco estrellas sobre cinco, tampoco. Ni siquiera los grandes monumentos de todo el mundo, que suelen rondar algún punto indeterminado entre el 4,5 y y el 4,9. La mayoría de los que hacen bajar la nota son clientes insatisfechos por el precio, las colas, el calor o el maltrato —lo que ellos consideran maltrato, más bien— por parte de los trabajadores.

Dentro de ese grupúsculo se cuenta una pequeña resistencia al pensamiento único, auténticos insumisos de la 'Lonely Planet'. Esa gente a la que le horroriza, pongamos, la torre Eiffel, y que vomita su odio enfurecidísima ante el teclado. Gente pa'tó ha habido siempre; lo que no existía antes era gente pa'tó con internet, y, mucho menos, gente pa'tó con internet y cierta dosis de ingenio que necesitase contarle al mundo que la Alhambra es fea.

La Sagrada Familia es como cuando mezclas helados de muchos gustos

Así que, inspirados por 'The Washington Post', nos adentramos vía Tripadvisor y Google Maps en las reacciones más furiosas generadas por los monumentos españoles más visitados, eso sí, limando furiosas mayúsculas y errores de ortografía y preservando el anonimato de estos Carlos Boyero del turismo que han decidido valorar nuestras obras maestras con una única y triste estrellita.

La Sagrada Familia de Barcelona: “Un 'parking' público con vidrieras”

La mayoría de los decepcionados visitantes se centran o en que no está terminada (ejem) o, mucho más razonablemente, en que el plan inicial de Gaudí no se ha aplicado a rajatabla. Eso sí, nunca habíamos leído una descripción del eclecticismo tan elocuente como esta:

“Horrible de mal gusto, es como cuando mezclas helados de muchos gustos. Y esas frutas que le pusieron arriba, por dios. Comparada con el resto de catedrales de Europa...”.

“Fea no, lo siguiente. Un mastodonte sin sentido que se vende de templo y lo único que es es un sacacuartos. El precio es un robo, por esa cantidad ves varias catedrales, palacios y museos de España. Por dentro, un despropósito, parece un vómito de cosas que se van mezclando para continuar con una 'originalidad' sin base y seguir sacando dinero. El Cristo colgando de un paraguas… Ni arte, ni estilo ni nada”.

Lo de que la Alhambra es una maravilla del mundo no sé de dónde se lo han sacado

El odio, desde luego, agudiza el ingenio:

“Feo y caro. No lo recomiendo, mucha cola, muy caro y dentro bastante feo, como un 'parking' público pero con vidrieras”.

Como le tenemos cariño a nuestra integridad física, no nos vamos a meter en discusiones artísticas, pero llama la atención la indignación fervorosa de un viejo barcelonés:

“Un lugar siniestro y lleno de soberbia. Muy distinto del que conocí en mi niñez, cuando solo estaba en uso la cripta y era un verdadero templo. Ahora es una estructura diabólica”.

placeholder Palacio del Generalife, en la Alhambra de Granada.
Palacio del Generalife, en la Alhambra de Granada.

La Alhambra: “Les falta jamón”

La joya de la corona andaluza es la Alhambra, no por su belleza, reconocida en los cinco continentes, sino por la particular incomprensión que causa en los visitantes, muy probablemente tostados durante largas horas bajo el sol granadino:

Solo verás ladrillos, los palacios están sin muebles y completamente vacíos. Los techos, bastante bonitos. Coge la visita con guía, que por lo menos te puedes imaginar un poco más las cosas y se convierte en más entretenida. Bueno… qué bien han sabido darle la fama”.

“Sobrevalorada, una piedra encima de otra”.

Luego está esa clase de gente que se olvida de poner en el comentario cuál es su pueblo, para ir a visitarlo:

“Lo de que es una maravilla del mundo no sé de dónde se lo han sacado. Vamos, que para ver cuatro jardines (que muchas plazas de pueblos los tienes mejores) y unos techos muy bonitos, sí… Pero que no te expliquen la historia más a fondo, no merece la pena, en cualquier otro sitio te explican todo y te dejan entrar (cosa que en el Generalife solo ves los jardines)”.

La mezquita es muy bonita, pero los seguratas son unos imbéciles, sobre todo el que se parece a Chicote

“Doy una estrella porque no se puede dar 0, el sitio es FEÍSIMO, si quieres ver una cosa que creó nuestra cultura unos años atrás, tienes que pagar y por supuesto no hay adaptaciones para sillas de ruedas y las pocas que hay son malísimas. Para eso visitamos el Burger King, que tiene más cultura que el [sic] Alhambra”.

Nos quedamos con la opinión de este último usuario, que visitando su perfil vemos que es un despiadado crítico gastronómico (“pene con mostaza”, asevera sobre un restaurante de carretera; “los camareros y trabajadores son estúpidos”, afirma sobre una célebre franquicia de pizzas). Tan solo hay un comentario positivo en su perfil, sobre el parque natural de Arribes del Duero: “Está bien, hay wifi”. ¿Habría mejorado la Alhambra con wifi?

La mayoría de comentarios negativos sobre el tesoro andalusí hacen referencia a las largas colas, que agudizan la furia de los críticos. Pero hay uno particularmente enigmático:

“Les falta jamón”.

¿A quién… o quiénes?

placeholder Una iglesia con arcos. (iStock)
Una iglesia con arcos. (iStock)

Mezquita catedral de Córdoba: “Nos desalojaron por una bomba y no vimos nada”

Las críticas de una estrella abundan, sobre todo las que se quejan ante la gestión de la Iglesia y su apropiación, tanto económica como arquitectónica, de una de las grandes obras de la cultura de al-Ándalus. Una dialéctica entre religiones que cristaliza brutalmente en la siguiente opinión:

“Pues a la mezquita de Córdoba le doy un uno. Es una iglesia más con arcos, fin”.

En ocasiones, las descripciones de los infiernos vividos por los viajeros pueden ser particularmente gráficas. Incluso olorosas, como si de la 'smell-o-vision' se tratase:

“La mezquita junto a la catedral son muy bonitas, pero los seguratas son unos imbéciles, sobre todo el que se parece a Chicote, y encima olía a culo, ya que los turistas asiáticos se tiran cada pedo que parece la llamada a la oración”.

También hay a quien le molesta que la mezquita no fuese construida al lado de su hotel:

“Instalaciones muy viejas. Localización alejada del centro”.

No le pongo más que una estrella porque hemos estropeado una camisa blanca por no avisar que acababan de pintar una puerta

O el que se aferra a su tique como Rose en 'Titanic' a su tabla de salvación:

“Fuimos desalojados por amenaza de bomba. No vi prácticamente nada y los vigilantes fueron bastante desagradables”.

Y concluimos con una recomendación que realiza otro de esos viajeros que decidieron calificar uno de los grandes monumentos de la historia la humanidad con un uno sobre cinco:

“Mejor iros a Granada a ver la Alhambra”.

No sé yo, que no tienen jamón.

Monasterio de El Escorial: “Está anticuado”

El palacio ideado por Felipe II no recibe críticas especialmente despiadadas, quizá porque todo el que va, sabe a lo que se atiene. Bueno, todo, todo, quizá no:

“Un Monasterio que es Patrimonio Mundial y con más años que Matusalén, me pareció muy anticuado. Hay que pagar por visitarlo. Solo está bien si te casas, se celebran bodas, por lo demás lo siento enormemente: MUY MAL”.

¿Habrán firmado el comentario Alejandro Agag o Ana Aznar? Una vez más, nos encontramos con comentarios particularmente misteriosos:

“No he podido verlo por culpa del rey de España”.

¿Por qué encender una vela tiene precio fijo de un euro? Si es un donativo, que cada uno introduzca el importe que quiera, ¿no?

¡Ah, las viejas rencillas entre Austrias y Borbones! Dejémoslas a un lado y fijémonos en esa clase de persona que iría a Egipto y diría “no tiene gran cosa, solo pirámides” o viajaría a la Luna y pensaría “no tiene nada, solo hay cráteres”:

“No tiene gran cosa que ver, solo mausoleos de reyes y familia en ataúdes de mármol, ostentando su riqueza”.

El drama puede surgir detrás de cualquier esquina:

“Estaba bonito, pero no le pongo más que una estrella porque hemos estropeado una camisa blanca por no avisar que acababan de pintar una puerta”.

Algo debe andar mal con la geolocalización de Google Maps:

“Pues realmente no lo sé, porque no he estado en la vida. Desconozco por qué me hacen esta pregunta sobre la valoración”.

placeholder No botafumeiro, no 'party'. (iStock)
No botafumeiro, no 'party'. (iStock)

Catedral de Santiago de Compostela: “Yo sin botafumeiro no vuelvo”

Es normal que, después de kilómetros y kilómetros de camino, llegues un poco cansado a la plaza del Obradoiro y te esperes algo más, sobre todo si, como ha ocurrido en los últimos meses, la catedral ha estado en pleno proceso de reforma. Y, por ejemplo, hayas ido por las velas:

“No tiene nada de especial, no se puede acceder a las zonas superiores, eso sí, muchas cajitas dentro de la catedral para donativos. Por cierto, si es donativo, ¿por qué al encender una vela tiene precio fijo de un euro? Si es un donativo, entiendo que cada uno introduzca el importe que quiera, ¿no? Pues no. Un poco decepcionante si has visto otras catedrales”.

El 'velagate' trae de cabeza a muchos viajeros, no únicamente nacionales. Otros viajeros británicos lo califican de “trampa turística absoluta, pagamos un euro y la vela eléctrica brilló solamente dos minutos”.

Todo es feo, oscuro, barroco o rococó, y terriblemente deprimente

La gente hace el camino de Santiago por las velas y el botafumeiro, cuyo nivel de espectacularidad es como ver a AC/DC en directo. Y claro, no siempre es posible tenerlo volando de arriba abajo:

“Estaba en obras y el botafumeiro no funcionaba. Yo sin botafumeiro no vuelvo”.

Otro proporciona un dato importante. 'No money, no party', no botafumeiro:

“Nada que desear, las he visto mucho mejores… Es más la fama que tiene que lo que realmente hay que ver dentro. El botafumeiro cuesta 300 euros para que lo suelten”.

Dejamos el remate a un usuario con el escudo del Real Madrid C.F. de imagen de perfil:

“Me parece cutre”.

Catedral de Sevilla: “La religión es una estafa, pero el sitio en sí es bonito”

En ocasiones, no hay nada como bucear en los márgenes para encontrar joyas del ingenio humano, como la de los visitantes foráneos a los que les parece muy barroca la parte barroca:

“La principal razón para esta reseña de una estrella es la decoración de las capillas que rodean el interior de la catedral: todas son, sin excepción, terriblemente feas, oscuras y barrocas o rococó; son deprimentes, y todas iguales. Lo mismo se puede decir de la tumba de Cristóbal Colón. Los tesoros (relicarios, cruces) son un ejercicio de mal gusto”.

De acuerdo, todo el mundo tiene su opinión, incluidos los apóstatas y vecinos chovinistas, que tienen algo que objetar sobre el centro religioso sevillano:

“La religión es una estafa, pero el sitio en sí es bonito”.

Ya no me gustan las iglesias, solo me llamó la atención la de Barcelona”.

Mejor la de Málaga”.

No os recomiendo pagar si sois españoles, ya que lo que hay en España es de los españoles

Un consejo para los comentaristas de esta clase de páginas: tened cuidado con no confundir un sitio con otro, no vaya alguien a pensarse que en la catedral de Sevilla los cubatas son caros.

“Limpiaron su piedra y luce espléndida. Estuvimos tomando una copa en la terraza del hotel EME, desde donde las vistas de la catedral son espectaculares. La copa carísima. Excesivamente cara”.

Si tan caro les parece, es que no han probado a encender una vela eléctrica en la catedral de Santiago.

placeholder “Para eso, vete a casa de tu abuela“. (Omar Bárcena/CC)
“Para eso, vete a casa de tu abuela“. (Omar Bárcena/CC)

Palacio Real de Madrid: “Unas cuantas habitaciones antiguas”

Un monumento que estimula las dos cosas más patrióticas que existen en nuestro país, la españolidad y ser unos 'agarraos':

“No os lo recomiendo si sois españoles, ya que lo que hay en España es de los españoles, sí es razonable que a los turistas se les cobre un canon módico”.

En la misma línea se manifiesta este visitante, se entiende que de buena familia:

“Recomiendo no ir, es pagar entre dos más de 25 euros para ver unas cuantas habitaciones antiguas. Para eso, ve a casa de tu abuela”.

Nos despedimos con la andanada final, incluido uno de esos comentarios elogiosos sin pretenderlo:

“Está vacío”.

“Increíble que viva gente ahí, increíble”.

Vaya casoplón”.

La perfección no existe, y como sabe cualquier persona acostumbrada a comprar o reservar hoteles por internet, una puntuación media de cinco estrellas sobre cinco, tampoco. Ni siquiera los grandes monumentos de todo el mundo, que suelen rondar algún punto indeterminado entre el 4,5 y y el 4,9. La mayoría de los que hacen bajar la nota son clientes insatisfechos por el precio, las colas, el calor o el maltrato —lo que ellos consideran maltrato, más bien— por parte de los trabajadores.

Camino de Santiago Córdoba Patrimonio Nacional
El redactor recomienda