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Ni correr ni bicicleta: esto es lo que de verdad elimina la grasa del estómago
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LA IMPORTANCIA DEL EJERCICIO ANAERÓBICO

Ni correr ni bicicleta: esto es lo que de verdad elimina la grasa del estómago

Durante mucho tiempo la idea más extendida era que el entrenamiento aeróbico era el principal motor del adelgazamiento, pero un nuevo estudio lo pone en duda

Foto: Un nuevo estudio desvela qué debemos hacer para evitar que nuestra tripa crezca. (Corbis)
Un nuevo estudio desvela qué debemos hacer para evitar que nuestra tripa crezca. (Corbis)

La práctica de la actividad física suele dividirse entre el ejercicio aeróbico y el anaeróbico. El primero y suele consistir en caminar, nadar, correr o montar en bicicleta; en definitiva, esfuerzos de menor intensidad pero más prolongados en el tiempo. El segundo consiste en esfuerzos breves basados en la fuerza, como un sprint o levantar pesas. La ciencia se ha preguntado cuál de los dos contribuyen a quemar más calorías, y durante mucho tiempo la idea más extendida era que el aeróbico era el principal motor del adelgazamiento. De ahí que quien quisiera perder peso pasara horas y horas subido a una bici estática o sobre una cinta de correr. Sin embargo, cada vez pierde más importancia en favor del ejercicio anaeróbico.

Una investigación publicada en el último número de la revista Obesity refuerza esta última tesis, ya que concluye que aquellos hombres que levantan pesos de forma diaria tienen muchas menos probabilidades de acumular grasa en su cintura que aquellos que dedican el mismo tiempo a realizar ejercicios aeróbicos. Basta con 20 minutos al día en el gimnasio para notar las consecuencias a largo plazo.

Sin embargo, los investigadores señalan que la mejor fórmula si se quiere perder peso y estar en buena forma es compaginar ambas modalidades de ejercicio. No debemos, de ninguna manera, desterrar el entrenamiento cardio (es decir, aeróbico) de nuestro entrenamiento, puesto que este tiene otros beneficios en el cuerpo, como prevenir la diabetes, las enfermedades de corazón o incluso el cáncer.

El secreto del peso está en las pesas

Los investigadores analizaron el peso, la actividad física y la medida de la cintura de 10.500 hombres saludables de más de 40 años entre los años 1996 y 2008. Si tomaron estas medidas es porque la circunferencia de la cintura es en su opinión un mejor indicador de una buena salud corporal que otros baremos a los que suele recurrirse en estos casos, como el índice de la masa corporal (IMC).

De media, los participantes del estudio mostraron un crecimiento de tres centímetros en su cintura. Sin embargo, y después de revisar otros factores que podían haber influido en dicha cifra, los científicos averiguaron que aquellos que levantaban pesas no habían engordado tanto como los que hacían carrera. Como cabía esperar, aquellos que tenían una vida sedentaria y pasaban más horas al día viendo la televisión eran los que mostraban un mayor crecimiento abdominal.

¿Por qué? “Cuando envejecemos, perdemos masa muscular y tendemos a acumular grasa corporal”, explica la coautora del estudio Rania Mekary, de la Escuela de Salud Pública de Harvard. “Si sólo realizas actividades aeróbicas, como el running o el jogging, terminarás perdiendo grasa, pero también masa muscular”. Lo importante es, en dicho caso, reforzar nuestros músculos a través del levantamiento de pesas o del entrenamiento de resistencia, para garantizar que nuestra masa muscular no decrece significativamente.

Aunque la investigación fue realizada únicamente con hombres, los investigadores creen que sus resultados pueden aplicarse a las mujeres sin apenas diferencia. “Realizar entrenamiento de resistencia o, de forma más ideal aún, combinarlo con el ejercicio aeróbico, puede ayudar a los adultos de una edad avanzada a reducir la grasa abdominal al mismo tiempo que se incrementa o se preserva la masa muscular”, concluía Mekary.

Si bien no hay ninguna razón que explique exactamente por qué el ejercicio anaeróbico produce tal efecto en el organismo, la autora sugiere que quizá se deba a un fenómeno conocido como consumo de oxígeno post-ejercicio. El entrenamiento anaeróbico provoca que la tasa de metabolismo se mantenga alta durante dos días después del ejercicio, lo que conduce a una mayor quema de grasa, puesto que el cuerpo necesita oxígeno para eliminarla.

La práctica de la actividad física suele dividirse entre el ejercicio aeróbico y el anaeróbico. El primero y suele consistir en caminar, nadar, correr o montar en bicicleta; en definitiva, esfuerzos de menor intensidad pero más prolongados en el tiempo. El segundo consiste en esfuerzos breves basados en la fuerza, como un sprint o levantar pesas. La ciencia se ha preguntado cuál de los dos contribuyen a quemar más calorías, y durante mucho tiempo la idea más extendida era que el aeróbico era el principal motor del adelgazamiento. De ahí que quien quisiera perder peso pasara horas y horas subido a una bici estática o sobre una cinta de correr. Sin embargo, cada vez pierde más importancia en favor del ejercicio anaeróbico.

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