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Se vende Grecia. Razón: la troika
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SYRIZA PARALIZA LAS PRIVATIZACIONES

Se vende Grecia. Razón: la troika

La página web del TAIPED tiene una estética que hace pensar en una tienda en línea. Solo que en ella se accede a activos del Gobierno para pujar por ellos

Foto: Un hombre sostiene una pancarta durante una manifestación contra las medidas de austeridad a las puertas del Parlamento griego, en Atenas, este cinco de febrero (Reuters).
Un hombre sostiene una pancarta durante una manifestación contra las medidas de austeridad a las puertas del Parlamento griego, en Atenas, este cinco de febrero (Reuters).

La página web del TAIPED tiene una estética de tan fácil navegación que hace pensar en una tienda en línea. Solo que en esta tienda en lugar de comprar libros o cápsulas para la cafetera se pueden rastrear y examinar activos del Gobierno griego para pujar por ellos: desde puertos a instalaciones de los Juegos Olímpicos de 2004; desde empresas públicas a playas paradisíacas en las que construir complejos turísticos. Una pléyade de propiedades que desde 2011 están a la venta al mejor postor tras un acuerdo con la troika que debía aportar a las arcas helenas fondos de una manera rápida. Se calcula que a un ritmo de 1.000 millones de euros al año. Están hasta clasificadas en tres categorías para que el inversor pueda ir directo al grano: suelo a desarrollar, infraestructuras y compañías.

TAIPED es el acrónimo en griego de lo que en español sería “Fondo de la República Helénica de Desarrollo de Activos” y es el encargado de privatizar las empresas públicas. Tras las elecciones se encuentra en una situación de incertidumbre. Tras la llegada del Gobierno de Tsipras, oficialmente las privatizaciones quedaron en pausa y el consejo de administración de este órgano fue instado a dimitir en pleno. No obstante, el miércoles Nadia Valavani, una de las secretarias de Estado dependientes del flamante ministro de Finanzas Yanis Varufakis, deshizo esta orden y pidió a sus miembros dos cosas: primero, que se quedaran para hacerse cargo del día a día de la institución y segundo, que pospusieran las decisiones importantes dos o tres semanas. Una señal de que el Ejecutivo duda de qué hacer, si cancelarlas todas, algunas o ninguna.

Alemania, aseguran fuentes cercanas al Gobierno germano, ha pedido a Grecia que consiga por lo pronto 2.200 millones en 2015 si quiere seguir con el rescate. Berlín habría insistido a las autoridades de Atenas para que consiga ese dinero vía privatizaciones en apenas un año si quieren la asistencia financiera de la troika. El problema es que ese es el doble del ritmo al que el fondo ha venido obteniendo capital en los cuatro años que lleva operando, como hemos dicho antes. Entonces Merkel estaría exigiendo que se aumente el pistón mientras Syriza quiere detener la máquina.

Por el momento hay dos activos que el Ejecutivo anterior ya tenía preparados para embolsarse: las concesiones de 14 aeropuertos regionales -se calcula que serían unos 1.280 millones- y la venta del antiguo aeropuerto de Ellinikón, una enorme áera que permanece abandonada del sur de la capital desde los últimos diez años y que ya ha amagado varias veces con sacar del desguace, aunque nunca se concretó ningún plan. Y esto podría reportar otros 300 millones. Insuficiente.

La troika ‘infiltrada’ en el proceso

El estatus del TAIPED es privado aunque el Estado posee todas las acciones. De hecho, los cinco miembros de la junta directiva, los encargados de las decisiones finales, son elegidos por el Parlamento para un mandato de tres años, aunque tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo tienen a un miembro cada uno. En total, estos siete miembros deben decidir sobre una larga lista de activos que el Gobierno heleno ha transferido y que, según la ley, no pueden ser devueltos a la titularidad pública. La troika además también tiene tres miembros en el consejo asesor por otros cuatro que elige el Ejecutivo. Las opiniones de estos asesores, eso sí, no son vinculantes.

El TAIPED clasifica bienes estatales en “completados” -ya hay un avanzado proceso de privatización con compradores adjudicados, como en el caso de Ellinikón-, en “desarrollo” -en búsqueda de inversores y en el que están los aeropuertos regionales o la empresa nacional de ferrocarriles TRAINOSE- y “en preparación” -donde se encuentran la empresa de correos o la compañía de aguas de Atenas, no se ha abierto la veda aún-. Los que están ya adjudicados son muy difíciles de parar. Es sobre todo en las otras dos categorías donde se moverán las líneas rojas que marcará el nuevo Gobierno. La prensa helena asegura que el propio Varufakis, por ejemplo, no estaría en contra de privatizar los trenes, ya que en contactos con empresarios y grupos de inversores en Londres pareció favorable a vender la empresa por un precio simbólico a cambio del desarrollo de las infraestructuras ferroviarias. Sin embargo ha dicho en repetidas ocasiones que se niega a privatizar la compañía nacional de electricidad. Se pueden augurar, por tanto, negociaciones a cara de perro incluso dentro del propio Gobierno entre los más flexibles y los más conservadores.

El enfado de los inversores rusos y chinos

Alexis Tsipras parece pertenecer a estos últimos de acuerdo con sus declaraciones. Quiere tratar incluso de revertir privatizaciones ya formalizadas como la de las Loterías (la OPAP) que tomó cuerpo en 2013 y que el primer ministro calificó hace poco menos de un mes de “criminal”. “Apoyamos la red actual de casas de apuestas”, aseguró negando que se vayan a crear grandes casinos en el país. Su Ejecutivo ha paralizado muchos otros procesos, aunque el que más ha trascendido a nivel internacional ha sido el del puerto del Pireo. En la compañía que maneja la terminal marítima más grande de Grecia (la OLP) el grupo chino Cosco tiene grandes intereses: en 2008 ganó el contrato para desarrollar dos terminales para contenedores de carga. A pesar de las dudas por el respeto que tendrían las empresas chinas por los derechos de los trabajadores y por los permisos para la actividad sindical, Atenas siguió hacia adelante hasta que cayó Samarás.

Zoirou estaba tirando de la manta: describió como las reuniones -en inglés para que los no griegos pudieran seguirlas- no eran registradas y que los miembros nacionales y extranjeros no declaraban suficientemente sus lazos con otras empresas

El ministro de Comercio chino expresó hace pocas semanas su disgusto con la decisión de Syriza: “Me gustaría pedir al Gobierno griego que proteja los derechos y los intereses legales de las compañías chinas en Grecia incluida Cosco”. Esta misma empresa, sin embargo, no ceja en su interés por las terminales y no las da por perdidas. Espera ser suficientemente persuasiva. Algo parecido se siente en Moscú que, sin embargo, se mostró más conciliador tras la paralización. Vladimir Jakunin, el director de ferrocarriles rusos, que deseaba entrar en el pastel de los transportes públicos helenos, lamentó la decisión pero insistió en que buscarán otros modos de cooperación. En los últimos días el Gobierno de Atenas, sin embargo, ha moderado el tono. Y si finalmente da su brazo a torcer puede que el mismo impulso social que les ha llevado a la victoria se les vuelva en contra.

Aguas de Salónica: un referéndum que unió a toda la ciudad

Es difícil que en Grecia una decisión política pueda unir a toda la población, pero las privatizaciones pueden ser de las pocas cosas que consigan este ‘milagro’. Esto fue precisamente lo que pasó el 18 de mayo de 2014. Ese domingo se celebró un referéndum no vinculante en Salónica -la segunda ciudad del país- apoyado por las autoridades locales sobre la privatización de la compañía de agua de la ciudad (EYDATh, en sus siglas en griego) que tiene la concesión del suministro hasta 2031. Un 98% de los que fueron a votar dijeron ‘no’ al proceso. Una encuesta previa había revelado que el 76% de los habitantes de la localidad rechazaban la privatización total de la empresa. Hasta el momento, el 76% las acciones pertenecen al Gobierno.

Desde que fue parcialmente privatizada la empresa arroja beneficios, como su homóloga de Atenas. El consorcio francés Suez y la israelí Merkorot se diputan las jugosas acciones que dan la mayoría. La iniciativa 136, que está detrás del referéndum, lleva el nombre del número de euros que resulta de dividir el valor de las acciones de la EYDTh por el número de consumidores, apuesta por recomprar al Gobierno la empresa. Aunque su iniciativa no ha sido validada y el TAIPED no ha borrado la compañía como activo “en desarrollo”, la fuerte oposición de la sociedad civil ha conseguido, parece, parar la venta. ¿Qué pasaría si Tsipras decidiera proseguir con ella? Tras su victoria la sociedad civil ha tomado alas y cree más en su poder de presión.

El sucio historial de los miembros del TAIPED

Anna Zoiru, exmiembro del consejo de administración de TAIPED, declaró tras ser despedida terminantemente de su puesto: “la troika está interesada en recaudar dinero rápidamente, nada más”. Zoiru fue expulsada, asegura ella misma,por oponerse a la privatización de la propia compañía de agua de Salónica. Las acusaciones de que el organismo rebaja los precios de venta de los activos transferidos para encontrar un comprador a cualquier costo son numerosas. Sin ir más lejos en octubre de 2014 la Cámara de Comercio de Atenas aseguraba que Ellinikón se estaba vendiendo por un valor tres veces menor, según sus estimaciones. Zoiru estaba tirando de la manta: describió como las reuniones -llevadas a cabo en inglés para que los no griegos pudieran seguirlas- no eran registradas o grabadas y que los miembros nacionales y extranjeros no declaraban suficientemente sus lazos con otras empresas que podrían estar interesadas en los contratos.

Como muestra dos de los directores de TAIPED que están más que ensombrecidos por la sospecha. Primero, Takis Azanasopulos, el que despidió a Zoiru, estuvo implicado en un proceso judicial por una decisión que costó a la compañía eléctrica nacional (DEH) 100 millones de euros años antes de llegar a presidir el organismo de liquidación de activos. Segundo, su sucesor, Stelis Stazakis, gran amigo del actual presidente del Banco Central Griego, Yanis Sturnaras, que estuvo imputado en uno de los mayores escándalos de corrupción de los años 90, la privatización de la cementera AGET Iraklis, vendida unos empresarios italianos que después resultó estaban relacionados con la Cosa Nostra. Hasta el primer ministro de entonces Konstantinos Mitsotakis, fue acusado de recibir sobornos.

La página web del TAIPED tiene una estética de tan fácil navegación que hace pensar en una tienda en línea. Solo que en esta tienda en lugar de comprar libros o cápsulas para la cafetera se pueden rastrear y examinar activos del Gobierno griego para pujar por ellos: desde puertos a instalaciones de los Juegos Olímpicos de 2004; desde empresas públicas a playas paradisíacas en las que construir complejos turísticos. Una pléyade de propiedades que desde 2011 están a la venta al mejor postor tras un acuerdo con la troika que debía aportar a las arcas helenas fondos de una manera rápida. Se calcula que a un ritmo de 1.000 millones de euros al año. Están hasta clasificadas en tres categorías para que el inversor pueda ir directo al grano: suelo a desarrollar, infraestructuras y compañías.

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