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Y al euro, ¿por qué le da ahora por subir con tanta fuerza?
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inestabilidad en el mercado de divisas

Y al euro, ¿por qué le da ahora por subir con tanta fuerza?

El caso es que sigue más débil que a finales de 2014, pero ya no tanto como hace unos meses. La divisa europea confirma que, en estos momentos, es la reina cuando manda la incertidumbre

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Bajar, bajar, bajar y nada más que bajar. Parecía que el destino del euro contra el dólar en 2015 solo era caer contra el billete verde. Y no. Como todo en los mercados, y más aún en el de divisas, los acontecimientos no solo transcurren en una dirección durante todo el tiempo. Por eso, incluso aunque en efecto el euro sobre todo ha perdido valor contra el dólar durante este año, hay momentos en los que se despereza y sube con fuerza.

Justo eso, apreciarse con intensidad, es lo que ha hecho en las dos últimas semanas... y lo que ha seguido haciendo este lunes tras otro terremoto en las bolsas mundiales. El euro ha llegado a disparars hasta los 1,17 dólares, algo que no hacía desde comienzos de año, para luego frenarse hasta los 1,16 dólares. Reduce así la pérdida de valor que acumula contra el dólar en 2015. Tras cerrar el pasado año en los 1,21 dólares, su depreciación en lo que va de año se limita al 4%.

La cuestión es, ¿a qué ha respondido este acelerón? A dos razones principales. La primera apunta a la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos. Si estaba tan claro que el euro tenía que bajar contra el dólar en 2015 se debía a que la Fed iba a empezar a subir los tipos de interés, después de que lleven congelados en el 0-0,25% desde diciembre de 2008 y de que la institución no haya ejecutado ningún incremento desde junio de 2006. Este incremento marcaría una clara distancia con respecto al Banco Central Europeo (BCE), que aún está enviando estímulos para intentar reactivar el crecimiento europeo y desterrar la deflación, de ahí que el dólar contara con más vitaminas monetarias que el euro para subir.

El problema es que el tiempo está pasando. Y esa subida del precio del dinero sigue sin rematarse. Se esperó incluso en junio. Pero no llegó. Se especuló con que se produciría el próximo 17 de septiembre... pero ahora cada vez parece menos probable que lo haga. Por eso, las expectativas retrasan el evento a la reunión de política monetaria que la entidad presidida por Janet Yellen celebrará los días 15 y 16 de diciembre.

Cuanto más retrase la Fed el reloj de la subida de los tipos, más margen tendrá el euro para remontar. Por ahora, aún baja un 4% contra el dólar en 2015

Cada vez que la fecha se revisa, el dólar sufre un ataque de debilidad. Y su contraparte, en este caso el euro, se fortalece. Es lo que ocurrió la semana pasada, en la que el euro se revalorizó cerca de un 2% contra el billete verde, después de que las actas de la reunión que la Fed mantuvo a finales de julio confirmaran las dudas que continúa teniendo la institución con respecto a cuándo comenzar a normalizar su política monetaria. Si entonces no lo tenía claro, lo ocurrido desde entonces, con la decisión de China de devaluar el yuan, las réplicas que se están viendo en las divisas emergentes y la aceleración de la caída de las materias primas, pinta un panorama en el que difícilmente la Fed se sentirá más segura para subir los tipos en menos de un mes.

En estos momentos, el mercado apenas concede ya un 34% de probabilidades a que Yellen comande un aumento de los intereses el próximo mes. En cambio, concede un 61% de opciones a que lo haga en diciembre, una opción que sigue viva aunque solo sea por la insistencia con la que la Fed ha defendido que sería "apropiado" encarecer el precio del dinero "en algún momento de 2015".

Esta revisión amortigua una de las grandes tendencias que alimenta la apreciación del dólar contra el euro en el contexto actual. Se trata del diferencial entre la rentabilidad de la deuda pública estadounidense y europea. Cuando el mercado cree que se acerca la subida de los tipos, el interés de los bonos estadounidenses sube y su brecha con respecto a la deuda europea sigue sus pasos, una secuencia que impulsa al dólar. Por el contrario, el proceso se invierte, con lo que el euro se aprecia, cuando baja la rentabilidad de la deuda estadounidense y ya no ofrece un diferencial tan atractivo con respecto a la europea. Y justo esto es lo que pasó la última semana, en la que la rentabilidad de los bonos estadounidenses a 10 años ha caído del 2,20% al 2,05% y la de los bonos a 2 años ha descendido del 0,72% al 0,61%.

"En las últimas semanas, el dólar ya se está debilitando frente al euro y la libra esterlina, un movimiento que comenzó en el momento en que surgieron dudas sobre el momento de la subida de tipos de la Fed", aseguran desde Unicorp Patrimonio. "Ahora todos sabemos que será mucho menos agresiva de lo que se esperaba hace unos meses e incluso aumenta la probabilidad de que no haya subida de tipos hasta la última reunión de este año", añaden. "La duda acerca de cuándo subirá los tipos la Fed sigue sin dilucidarse", confirman desde Banca March.

A prueba de nervios

Con la Fed retrasando el reloj del aumento de los tipos, al euro no le ha quedado otro remedio que subir. Pero también ha habido un segundo motivo que ha impulsado su tipo de cambio no solo contra el billete verde, sino también contra la libra esterlina o el yen japonés y, con más fuerza aún, contra el rublo ruso, el peso mexicano, el peso colombiano o la lira turca.

Esa causa no es otra que movimiento de repliegue que se ha visto en los mercados en las últimas semanas. Con China, las divisas emergentes y las materias primas alimentando la volatilidad en los mercados y confirmando que la sensación de que se avecinaba un verano convulso en los mercados, los inversores han reducido el riesgo en sus carteras. Y cuando eso ocurre, cuando la desconfianza retorna a los mercados, el euro sale fortalecido.

La explicación reside en que la moneda única, precisamente porque el BCE tiene los tipos de interés en el 0,05% y el mercado descuenta que van a estar más bajos que los estadounidenses durante un largo plazo, se ha convertido en una divisa de financiación. Es decir, en una moneda en la que los inversores se endeudan para luego invertir en otros mercados -y otras divisas- en busca de rendimientos más altos. Esta dinámica se impone cuando impera la confianza y la asunción de riesgos por parte de los inversores, y en esos momentos al euro le toca caer. Por el contrario, cuando vuelve la incertidumbre, los inversores deshacen esas posiciones de riesgo, y en ese movimiento de vuelta al euro le corresponde subir... como ha ocurrido en las dos últimas semanas -y como ha continuado haciendo en la que acaba de empezar- para certificar otro agosto caliente en los mercados.

Bajar, bajar, bajar y nada más que bajar. Parecía que el destino del euro contra el dólar en 2015 solo era caer contra el billete verde. Y no. Como todo en los mercados, y más aún en el de divisas, los acontecimientos no solo transcurren en una dirección durante todo el tiempo. Por eso, incluso aunque en efecto el euro sobre todo ha perdido valor contra el dólar durante este año, hay momentos en los que se despereza y sube con fuerza.

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