Es noticia
Esta científica española se va a aislar en el desierto para simular un viaje a Marte
  1. Tecnología
  2. Ciencia
"SER ASTRONAUTA ERA UN SUEÑO"

Esta científica española se va a aislar en el desierto para simular un viaje a Marte

Alba Sánchez Montalvo permanecerá incomunicada en la estación Mars Desert Research Station (MDRS) de Utah (EEUU) para simular una estancia espacial y realizar experimentos

Foto: Alba Sánchez. (Cedida)
Alba Sánchez. (Cedida)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La estación Mars Desert Research Station (MDRS) está en mitad de la nada, en pleno desierto de Utah (EEUU). Vista desde fuera, en ese entorno, podría ser una foto del futuro, la imagen de una base instalada en Marte en medio de un entorno árido. De hecho, esa es la idea: la organización Mars Society eligió este emplazamiento porque sus condiciones geológicas y biológicas se consideran análogas a las del planeta rojo, de manera que se pueden realizar experimentos útiles para anticipar qué se va a encontrar el ser humano cuando viaje hasta allí.

La biotecnóloga española Alba Sánchez Montalvo (Granada, 1996) podrá contarlo muy pronto en primera persona. Junto a otros siete investigadores, ya se prepara para permanecer completamente aislada e incomunicada en esas instalaciones y realizar diferentes experimentos, como si realmente estuvieran en la superficie de Marte. La única diferencia está en la gravedad y en la falta de exposición a la radiación exterior. A partir del 31 de marzo y durante dos semanas, hasta para salir fuera del habitáculo tendrá que enfundarse un traje de astronauta, algo que no le disgusta en absoluto.

Foto: Gary Stutte. (Cedida)

“Para mí, ser astronauta era como un sueño frustrado, desde pequeña me ha fascinado el espacio”, confiesa en declaraciones a El Confidencial. Su carrera científica la ha llevado al campo de la inmunología y, en la actualidad, desarrolla su tesis doctoral en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Por eso, pensaba que había perdido la oportunidad de tener vínculos con la exploración espacial, ya que creía, erróneamente, que ese campo estaba reservado para carreras más tecnológicas. Sin embargo, la elección de Sara García Alonso —bióloga molecular que investiga el cáncer— como astronauta reserva de la Agencia Espacial Europea (ESA) le cambió el chip. “Me quedé en shock, no sabía que era posible acceder por esa vía, así que Sara ha sido mi mayor inspiración”, asegura.

Por eso, si todo va bien en Utah, aún no descarta que la simulación dé paso a la realidad y viajar algún día al planeta rojo o, por lo menos, al espacio. “Me encantaría, aunque sé que es un sacrificio grandísimo y que no todo el mundo puede acceder a ello”, comenta. En cualquier caso, la NASA o la ESA pueden esperar. Por el momento, su único compromiso es con la organización MARS UCLouvain, que cada año elige a ocho investigadores que aún tienen algún vínculo con la formación universitaria para vivir una experiencia única en el desierto.

placeholder Alba Sánchez. (Cedida)
Alba Sánchez. (Cedida)

Inmunología marciana

En su doctorado, Alba Sánchez se centra en la neumología. En concreto, investiga la respiración por vía nasal. Estudio el papel de la inmunoglobulina A (IgA) secretora en la sinusitis crónica. “La IgA secretora es una proteína que se encarga de neutralizar los patógenos que inhalamos cuando respiramos y bloquearlos para que no consigan penetrar en nuestro organismo”, explica. “Los pacientes con sinusitis crónica tienen alterada la respuesta de este anticuerpo a diferentes bacterias, así que estamos analizando qué sucede a nivel molecular”, añade.

¿Qué tiene que ver todo esto con una misión a otro planeta? En realidad, esta biotecnóloga ha sido seleccionada porque sus conocimientos en el ámbito de la inmunología van a ser muy útiles para analizar la respuesta del organismo ante una situación tan singular como un confinamiento en el desierto que trata de emular una estancia en el espacio exterior. “Mi experimento consiste en estudiar cómo afectan al sistema inmunitario el aislamiento, la comida liofilizada o el estrés que puedan provocarnos las salidas al exterior y los protocolos estrictos; es decir, todas las condiciones que vamos a tener que soportar, que tratan de ser idénticas a las que tendríamos si estuviéramos en Marte”, apunta.

placeholder Imagen de otro participante anterior en el desierto de Utah. (MARS UCLouvain)
Imagen de otro participante anterior en el desierto de Utah. (MARS UCLouvain)

En definitiva, la misión de Alba Sánchez va a ser monitorizar a sus propios compañeros, realizando un intenso seguimiento antes, durante y después de la misión a través de muestras de sangre y saliva. “Voy a medir la producción de anticuerpos, es decir, las proteínas que genera el sistema inmunitario para defendernos de cualquier agente que pueda comprometer nuestra salud”, explica. En particular, le interesa la producción de citoquinas, moléculas que están implicadas en la regulación de la respuesta inmune.

Además, parte de su trabajo pasa por coordinarse con otros dos compañeros que van a realizar un experimento sobre alimentación que está muy relacionado con el suyo. Se trata de un ensayo relacionado con el manejo del estrés a través de un aminoácido, la glicina, y un probiótico, Lactobacillus helveticus. “Existen evidencias científicas sobre las propiedades antiinflamatorias y otros beneficios para el sistema inmunitario de estos elementos, así que vamos a añadir estos elementos a la dieta para ver cuál es el resultado”, explica.

placeholder Alba Sánchez. (Cedida)
Alba Sánchez. (Cedida)

En la estación MDRS, que cuenta con zona de vivienda para comer y dormir, laboratorio, observatorio e invernadero, todos los participantes van a ser investigadores y, a su vez, objeto de investigación. Una de las compañeras se encargará de estudiar el aspecto psicológico. “Va a estudiar cómo afectan la incomunicación y el aislamiento a cada tipo de personalidad”, comenta. Sin duda, este será uno de los retos para todos los integrantes de la misión, jóvenes acostumbrados a estar hiperconectados. “En mi caso, soy muy de redes, porque soy divulgadora científica, así que no sé cómo va a ser desaparecer por completo dos semanas”, reconoce la granadina.

Recursos limitados

Los demás participantes pertenecen a campos tan diversos como la física, la geología, la farmacia, la ingeniería civil o la bioingeniería. Todos se conocen desde mayo del año pasado y se reúnen cada semana para preparar la misión. Aparte de sus propios experimentos, todos se tienen que encargar de la gestión y la organización, desde cero, incluyendo la búsqueda de patrocinadores. “En realidad, allí tendremos equipos muy limitados, lo cual hace mucho más realista el trabajo, porque posiblemente en una nave espacial se van a poder transportar muy pocas cosas y tenemos que trabajar con lo que hay”, comenta.

Foto: El Curiosity sigue aportando información muy valiosa sobre Marte (Reuters/NASA)

La biotecnóloga española no olvidará el día en que una compañera del laboratorio apareció con una camiseta del proyecto y le preguntó qué era aquello. “En mi cabeza, ya no concebía no estar allí”, afirma. Por eso, ser seleccionada para viajar a Utah ha sido todo un triunfo, como lo fue hace meses estar en Lindau (Alemania), en la reunión anual de Premios Nobel en que la que se elige a jóvenes investigadores que hayan demostrado su excelencia. “Fue una experiencia muy loca”, asegura, “pero me di cuenta de que valía para esto porque proponía cosas y me tomaban en serio”.

La aventura en el desierto americano —casi podemos decir que en Marte— también puede dejar huella en su carrera, aunque ya es estratosférica de por sí. “Las experiencias de los participantes de otros años son increíbles”, afirma. Además, los resultados de los experimentos, que en algunas ocasiones acaban publicados en forma de artículos científicos, tienen un gran valor científico. No sabemos en qué acabará la historia, pero el sueño de la niña de Granada de ponerse un traje espacial está a punto de convertirse en realidad.

La estación Mars Desert Research Station (MDRS) está en mitad de la nada, en pleno desierto de Utah (EEUU). Vista desde fuera, en ese entorno, podría ser una foto del futuro, la imagen de una base instalada en Marte en medio de un entorno árido. De hecho, esa es la idea: la organización Mars Society eligió este emplazamiento porque sus condiciones geológicas y biológicas se consideran análogas a las del planeta rojo, de manera que se pueden realizar experimentos útiles para anticipar qué se va a encontrar el ser humano cuando viaje hasta allí.

Marte
El redactor recomienda