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El buscador alemán que financió plantar un bosque en Almería y, al verlo, se arrepintió
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LA MUELA, FRONTERA CON MURCIA

El buscador alemán que financió plantar un bosque en Almería y, al verlo, se arrepintió

Ecosia ha logrado plantar más de 187 millones de árboles en todo el mundo. Su único proyecto en España saltó por los aires hace unos meses. Demasiado ineficiente para su gusto

Foto: Una estampa de La Muela, la zona de la intervención. (Fundación Alvelal)
Una estampa de La Muela, la zona de la intervención. (Fundación Alvelal)
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El sueño del emprendedor alemán Christian Kroll se llama Ecosia y su modelo de negocio es irreprochable: todo lo que Google y otros buscadores de internet ganan en publicidad, su criatura lo invierte en plantar árboles alrededor del mundo. Hasta el momento, el contador marca 187.344.963 árboles, financiados con los 79.768.648 euros que Ecosia ha recaudado desde su lanzamiento.

La mayor parte de esos árboles están en África, Asia o Sudamérica, diseminados en docenas de proyectos. Sin embargo, si uno utiliza la lupa, puede observar una pequeña excepción en la Europa continental. Más concretamente, en Almería. Aquí, el buscador alemán destinó cerca de 42.000 euros en un proyecto que podía ser revolucionario: encontrar un bosque que fuera capaz de crecer en un área con tan pocas precipitaciones. "Nuestro primer proyecto en Europa", mencionaban en su blog.

Los beneficios potenciales de un proyecto así eran muchos. Combatir la desertificación que afectará, cada vez más, al sur de la península, punto crítico para la sostenibilidad alimentaria, porque aquí se cultiva gran parte de las frutas y verduras que se comen en Europa; mitigar los daños que provocan las lluvias torrenciales, regenerando las laderas que fueron arrasadas de árboles durante la Guerra Civil y los años posteriores, para evitar que el agua avance por las ramblas destrozando todo a su paso; y, por último, revitalizar la economía rural de la zona, atrayendo a otros perfiles de agricultores.

Sin embargo, hace unos meses todo saltó por los aires y Ecosia discontinuó la financiación del proyecto a Fundación Alvelal, la organización local que lidera estos esfuerzos en la región. Puede parecer una simple anécdota, pero ilustra perfectamente el estado del arte de este tipo de iniciativas, que oscilan entre lo necesario y lo efectista, lo que demanda el medio ambiente y lo que necesita el departamento financiero.

placeholder El poblado del oeste 'Western Leone', en Tabernas. (EFE/Carlos Barba)
El poblado del oeste 'Western Leone', en Tabernas. (EFE/Carlos Barba)

Kenia, Burkina Faso, Indonesia, Senegal... La Muela. En la ladera de esa sierra, en la frontera entre Almería y Murcia, es donde se erigen los árboles financiados por Ecosia. "Hemos plantado mogollón de árboles con ellos", confirma Fernando Bautista, biólogo y director técnico de Alvelal. "Pero claro, aquí en España no podemos ir a plantar árboles donde sabemos que van a agarrar sí o sí: si vas a poner un árbol de vivero en un sitio y agarra, prefiero dejar que la propia naturaleza actúe de oficio y gastar el dinero allí donde es más difícil".

Este hecho fue, al final, el que hizo a los alemanes retirar la financiación después de tres años. Algunas plantaciones del proyecto alcanzaron una supervivencia del 95%, mientras que otras apenas llegaron al 50%. Es decir, uno de cada dos árboles plantados feneció. "Teníamos una supervivencia más baja de lo acordado, si plantásemos en Asturias no habríamos tenido problemas, pero estamos en Almería", afirma Bautista. El biólogo, en cualquier caso, se abstiene de criticar al buscador verde alemán: "Es una iniciativa muy buena, a lo mejor les pierde un poco que solo quieran árboles y solo se fijen en la tasa de supervivencia, pero sin duda están haciendo algo muy guay". También rechaza que el proyecto no fuera bien. "Estamos consiguiendo unos resultados impactantes".

Foto:  Foto: Unsplash.

Ecosia quería que su dinero se invirtiera en plantar muchos árboles y que sobrevivieran, lo cual es razonable, ¿pero qué quería Alvelal exactamente?

"Nosotros no hacemos reforestación, hacemos restauración del ecosistema", dice el director técnico. "Por eso no se nos puede juzgar solo por la tasa de supervivencia: si solo buscáramos una alta supervivencia, cogeríamos dos especies, con un bulldozer haríamos una roturación del terreno a lo bestia, como se hacía antiguamente, y meteríamos terrazas".

Bosques vs. Naturaleza

En lo que respecta a la restauración de la naturaleza, el bosque sigue siendo la medida de todas las cosas. Las estadísticas señalan a España como el segundo país europeo con más masa forestal, 7.500 millones de árboles en 18 millones de hectáreas. Un análisis hecho en 2016 certificaba que nuestro país, como el resto de Europa, se ve hoy más verde desde el espacio que hace 100 años.

Pero el autor del trabajo, el holandés Richard Fuchs, subrayaba: "Se trata de un mero cambio en el uso del suelo, que no dice nada sobre lo natural o sano que es ese nuevo uso. Aunque un campo de cultivo haya cambiado, puede haberlo hecho por un bosque plantado para la producción de madera y con poco valor en cuanto a diversidad o uso recreativo".

El crecimiento en masa forestal coincide con un marcado descenso en la biodiversidad acreditado por gobiernos de ambos partidos, organismos internacionales y organizaciones ambientales. No es una correlación espuria.

Foto: El reciente incendio en la isla de La Palma, Canarias. (EFE/Miguel Calero)

"Los bosques no son la estructura con más biodiversidad, son un reflejo de estabilidad de una zona", indica Bautista. "Cuando se llega a un estadio climácico, que ya no va a evolucionar a ninguna otra etapa, se quedan los árboles maduros". Además, suelen asociarse a naturaleza salvaje cuando son todo lo contrario: el resultado de todas las alteraciones hechas por el ser humano en el paisaje durante miles de años.

El biólogo pone como ejemplo la zona donde reside, la sierra de Cazorla en Jaén. Hoy es un vergel, pero "hace cien años no había aquí ni un árbol", como consecuencia de la necesidad de madera para construir que había antes, de la destrucción de bosques durante la Guerra Civil y, sobre todo, del abandono masivo del campo. "Todo lo que estamos viendo ahora a nivel paisajístico es simplemente un fotograma de una película de cinco millones de años".

Los bosques artificiales tienen otro problema: están generando incendios con una voracidad inédita. Un ejemplo reciente fue el incendio de Ateca (Zaragoza) del verano de 2022. Una chispa provocada accidentalmente por un operario que trabajaba en el proyecto de Land Life, una empresa holandesa de reforestación para obtener créditos de CO₂, provocó un fuego que arrasó 14.000 hectáreas en tres días. "Son lo que llaman incendios de sexta generación, el fuego tiene mucho combustible y en unas condiciones climáticas como las que estamos viendo: una temperatura superalta, una humedad ambiental muy baja, un estrés hídrico muy elevado, y claro...", dice el biólogo.

La creación del mosaico

Por todo ello, el bosque de La Muela tenía que ser diferente. Ellos prefieren hablar de mosaicos, en los que las zonas boscosas de especies autóctonas como la sabina salvaje, la sabina mora, el enebro o la encina convivan con pastos y zonas de matorral, que produzcan flores y semillas, que atraigan a pájaros e insectos.

"Ese mosaico incrementa mucho más la biodiversidad y reduce la velocidad de expansión del fuego", explica Bautista. "Lo que buscamos es hacer restauración del ecosistema, intentando fomentar unas masas forestales diversas, no monoespecíficas, multiestratificada, no de una sola especie que al final sean coetáneas y crezcan todas como una alfombrita a la misma altura, porque ahí en los incendios forestales el fuego corre como la pólvora".

"En esos bosques que son como una alfombrita de árboles, el fuego corre como la pólvora"

Además, un modelo así —que están tratando de exportar a otras zonas de España, como la sierra de Grazalema o regiones montañosas de Cataluña— cuenta con otras ventajas: no habrá que entrar con máquinas diez años después a hacer cortafuegos o aclarado de zonas forestales. También permiten fijar más CO₂, que no es liberado al fracturar el suelo, lo cual también permite no oxidar la materia orgánica y preservar los microorganismos de la capa edáfica.

"Lo que intentamos es hacer restauración de ecosistemas mediante la integración del concepto de que el ser humano va a estar presente allí, lo queramos o no lo queramos", resume Bautista. Un monte real y no un render de arbolitos. Sin embargo, nada de esto acabó por convencer a sus financiadores alemanes.

Desde Ecosia, explican a este periódico que interrumpir este proyecto de bosque no significa un punto y final. "Llevamos trabajando con Alvelal desde 2017 para restaurar zonas naturales degradadas en el Altiplano Estepario de España", explica Antonia Burchard Levine, directora de plantación de árboles de la empresa alemana, que acaba de regresar de Almería para hacer un seguimiento del proyecto. "Seguimos trabajando y financiando proyectos de restauración con Alvelal y tenemos previsto continuar nuestro trabajo en Almería".

Burchard Levine añade que "cuando hicimos el seguimiento del proyecto en La Muela, los resultados de hecho fueron bastante buenos". Sin embargo, "en otros sitios los resultados fueron menos satisfactorios de lo esperado, principalmente en las zonas en las que se realizó siembra directa, así como con técnicas experimentales de siembra con drones". En algunos de estos sitios, los resultados "difirieron de los realizados internamente por Alvelal".

A raíz de esta discrepancia, Ecosia regresó la semana pasada para comprobar este emplazamiento con la asociación almeriense. "Una vez hecho esto, comprobamos que algunas de las tasas de supervivencia eran efectivamente superiores a las medidas inicialmente el año pasado", indica Burchard Levine. "Fue un viaje fructífero y nos reuniremos con Alvelal antes de fin de año para discutir cómo seguiremos colaborando juntos en este proyecto".

La empresa, sin duda, hace gala de una gran transparencia y en su último informe declaraba que sus esfuerzos económicos se centran hoy principalmente en países como Senegal o Burkina Faso. Al final, esa inversión les garantiza también obtener imágenes muy valiosas a nivel de marketing que quizá en Almería nunca habrían logrado, como este vergel keniata:

placeholder Proyecto de Ecosia en Kenia. (Ecosia)
Proyecto de Ecosia en Kenia. (Ecosia)

Existe otro factor diferencial y es que, para hacer ese tipo de proyectos en Europa, hay que cumplir con una legislación laboral más exigente. "Todo eso genera un coste", admite el director técnico de Alvelal, "y al precio al que nosotros plantamos, no planta nadie aquí en España, pero a pesar de eso, en comparación con esos otros países, pues somos más caros".

El proyecto de La Muela sigue adelante gracias a la financiación pública del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez. La previsión es superar los 80.000 árboles autóctonos plantados en esta ladera degradada por la actividad humana, las escasas (pero violentas) precipitaciones y las temperaturas extremas.

Los números del proyecto pueden no resultar llamativos, pero es una semilla cuya importancia para el futuro de los espacios naturales en España ha empezado a agarrar, y en el terreno menos fértil imaginable.

Nota: Este artículo fue modificado para incluir las declaraciones de Ecosia, recibidas tras su publicación.

El sueño del emprendedor alemán Christian Kroll se llama Ecosia y su modelo de negocio es irreprochable: todo lo que Google y otros buscadores de internet ganan en publicidad, su criatura lo invierte en plantar árboles alrededor del mundo. Hasta el momento, el contador marca 187.344.963 árboles, financiados con los 79.768.648 euros que Ecosia ha recaudado desde su lanzamiento.

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