Las angulas, a precio de oro mientras la especie agoniza: "Va a desaparecer, seguro"

Hace unos días, la primera angula de la temporada 2023-2024, subastada en la Cofradía de Pescadores Virgen de Guía de Ribadesella (Asturias), estableció un nuevo récord histórico de cotización: 8.135 euros el kilo. Las leyes del mercado imponen que, si un producto es escaso, su precio se incrementa, sobre todo cuando es muy apreciado. En este caso, la angula, es decir, el alevín de la anguila europea (Anguilla anguilla) es un suculento manjar, aunque también consumimos esta especie en otros momentos de su vida, como la fase juvenil (anguila amarilla) o la adulta (anguila plateada).

Los pescadores se quejan de los “continuos recortes” que se imponen al sector y acaban de crear la Asociación de Anguleros de la Península Ibérica, con profesionales de España y Portugal. En cambio, los biólogos no entienden por qué no se prohíben por completo unas capturas que están llevando a la especie al colapso total, como explicaba una investigación publicada en Science en 2021. “Cuanto más rara es una especie, más preciada se hace y más se paga por ella”, lo que a su vez lleva a que “se haga aún más rara y aumente el precio, en una espiral que si no se para lleva inevitablemente a la extinción”, explica a El Confidencial el biólogo Miguel Clavero, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

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Este pez se encuentra en peligro crítico de extinción, el último paso antes de la desaparición total, según la catalogación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). Sin embargo, esa clasificación no tiene ninguna implicación directa en la gestión de las especies, a pesar de que evidencia “que su estado es muy preocupante”, insiste el experto. En definitiva, ni la Unión Europea ni los estados están obligados a actuar ante este tipo de evaluación en sus políticas. Cada año, la Comisión Europea establece las cuotas de pesca con el asesoramiento de un comité de expertos en anguilas. Lo curioso es que “este grupo lleva más de 20 años diciendo que la cuota debería ser cero”, aunque suelen usar una expresión más relajada, recomendando llevar las capturas “tan cerca de cero como sea posible”.

Sin embargo, en 2022 y en 2023 ha sido extraordinariamente explícito: “La recomendación es que haya cero capturas en todos los hábitats y para todas las épocas del año”. Sin embargo, Bruselas ha hecho oídos sordos y, a comienzos de este mes de noviembre, ha vuelto a permitir las capturas, aunque con restricciones importantes y eliminando la pesca recreativa. En general, los estados “hacen lo posible por trampear las decisiones de la UE y el resultado final es que la mortalidad asociada a la pesca se ha mantenido e incluso en algunos sitios ha aumentado”, comenta Clavero. En España solo una comunidad autónoma ha prohibido la pesca de la anguila, Andalucía. En 2011 se estableció una moratoria de 10 años que se ha renovado para una década más.

El problema es que una acción de este tipo en solitario sirve para muy poco, porque la anguila es una especie realmente peculiar y con aspectos de su biología aún desconocidos: en realidad, existe una única población en el mundo, que se reproduce a la vez en un lugar desconocido en torno al mar de los Sargazos, en el Atlántico Norte, próximo a las costas americanas. Desde allí salen todas las larvas que aprovechan la corriente del Golfo para desplazarse hasta las costas europeas y del norte de África. Por eso, “medidas como la andaluza, aun siendo positivas, no son muy eficientes, porque si en otros lugares se sigue pescando, el impacto de la medida va a ser pequeño”.

Carlos Fernández Delgado, catedrático de Zoología de la Universidad de Córdoba, forma parte de un equipo internacional que trabaja para la Comisión General de Pesca del Mediterráneo de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) evaluando el estado de conservación de la anguila en la zona mediterránea. “La oleada anual va disminuyendo progresivamente desde los años setenta”, comenta. En la actualidad, el número de ejemplares está entre el 2% y el 5% de los que había hace 50 años.

Motivos de la decadencia

No obstante, al margen de la cifra total, la reducción de su distribución geográfica es aún más drástica. Antes, las angulas que venían del mar de los Sargazos remontaban los ríos desde la desembocadura hasta colonizar todas las cuencas interiores. Ese es el hábitat de crecimiento, donde la especie crece y engorda, ha desaparecido, básicamente, por las presas. Clavero ha analizado la distribución histórica de esta especie: “Su área de distribución se ha reducido un 80%, donde se consumía en el siglo XIX ya es imposible encontrarla”, señala. Habla de provincias como Zamora o Guadalajara. “¡Había anguilas hasta en Madrid, en el Manzanares!”, coincide Fernández, “pero ahora solo está en la costa”. En la actualidad, si se construye una nueva presa, la legislación obliga a realizar pasos para peces, pero durante décadas no ha sido así, así que la anguila se encuentra con obstáculos insalvables y ya no llega al centro de la Península.

Sin embargo, hay otras causas que, sin estar tan claras, también pueden estar influyendo. Una de ellas es el gran impacto de un parásito denominado Anguillicoloides crassus, debido a que en los años 80 se importó masivamente la anguila asiática que lo contenía. “Afecta a la vejiga natatoria, el órgano de flotabilidad de la especie”, señala el catedrático de la Universidad de Córdoba. Teniendo en cuenta que este animal es un gran migrador, que recorre 6.000 kilómetros de ida y vuelta entre el mar de los Sargazos y Europa, este aspecto es decisivo. Los ejemplares infectados no flotan y “mueren exhaustos en el camino”.

La contaminación puede ser otro factor importante, según algunos biólogos. Para otros, no está tan claro, pero Fernández defiende que los metales pesados tienen un papel letal: “Se acumulan en sus adipocitos, las células grasas. Cuando la angula madura y se transforma en anguila, deja de comer y comienza su migración, momento en el que tiene que movilizar todas las grasas acumuladas. El problema es que, si tienen contaminantes, se autointoxican y esto influye en el éxito reproductivo”, explica. Una anguila contaminada produce menos esperma y menos huevos viables que dan lugar a los embriones.

¿Prohibición total y… a comer gulas?

En definitiva, los factores que explican el descenso poblacional pueden ser múltiples: “Entre todos la mataron y ella sola se murió”, resume Fernández. En lo que sí coinciden todos los expertos es que la pesca es un obstáculo insalvable de cara a una posible recuperación. “La pesca de la anguila es una actividad tradicional, pero la presión se incrementó en el siglo XX y, teniendo en cuenta la situación a la que hemos llegado, dejar de pescar no es garantía de recuperación, pero no dejar de pescar sí es garantía de extinción”, afirma, por su parte, el experto de la EBD-CSIC.

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El investigador de la Universidad de Córdoba considera que no prohibir totalmente la pesca es una actitud miope, que nos aboca a un futuro sin anguilas ni angulas. “Habría que indemnizar a los pescadores, pero se ha calculado que el coste total, a nivel europeo, no superaría los 100 millones de euros. Eso es calderilla para la Unión Europea y, a cambio, podemos salvar una especie muy importante”, asegura. De hecho, al margen de eliminar las capturas, no está muy claro qué se podría hacer para recuperar la anguila. Incluso si se facilitan accesos en los embalses para que las anguilas puedan remontar los ríos, “al bajar, el flujo de agua suele pasar por una turbina de generación de electricidad y ahí la mortalidad es del 100%”, comenta Clavero.

Para los consumidores, siempre quedará el sucedáneo más famoso de la cocina española. La mayoría, sin poder adquisitivo para llevar angulas a la mesa, tiene a su disposición las gulas, nombre que deriva de un producto que salió al mercado en 1991 con el nombre comercial de La Gula del Norte, de la empresa Angulas Aguinaga. En realidad, procede de una patente del CSIC registrada como "Procedimiento de fabricación de un producto análogo a la angula y producto así obtenido" y es un surimi (como los palitos de cangrejo) que se obtiene desmenuzando filetes de pescado blanco hasta formar una pasta a la que se le añaden condimentos.