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La crisis de los suministros anticipa un cambio: un buen momento para comprar un PC
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EMPACHO EN PANDEMIA. AHORA, LA DIGESTIÓN

La crisis de los suministros anticipa un cambio: un buen momento para comprar un PC

Los malos resultados de Samsung y otros proveedores de componentes electrónicos son el enésimo síntoma de que los almacenes de las marcas están más llenos de lo deseado. Algo que puede tener una buena lectura

Foto: Foto: EFE/Enric Fontcuberta.
Foto: EFE/Enric Fontcuberta.

Que la orgía de compras tecnológicas que desató la pandemia de coronavirus hace tiempo que llegó a su fin es algo evidente desde hace meses. La incertidumbre económica y esa gota china llamada inflación han ido golpeando el bolsillo del común de los mortales. La proclama doméstica es la de recortar gastos y eso afecta a la demanda de productos como la electrónica de consumo. El resultado es que los almacenes están más llenos de lo deseado y, por tanto, la preocupación inmediata es dar salida a ese stock antes de que acumulen todavía más polvo.

Esta situación ha supuesto un jarro de agua fría en el resto de la cadena de suministro, que está cosechando los peores resultados en años. La última en sufrir en sus carnes esta situación ha sido Samsung, que hace unos pocos días presentó unas cuentas trimestrales donde los números rojos fueron los protagonistas. Entre enero y marzo su beneficio operativo se redujo más de un 97% en comparación con el mismo periodo del pasado año, hasta situarse en unos 450 millones de euros. Se trata del peor desempeño registrado desde 2009.

La principal razón ha sido la contracción que está experimentando el mercado mundial de semiconductores, que es uno de los negocios más lucrativos de la factoría asiática. Los fabricantes de dispositivos como teléfonos móviles u ordenadores hicieron un gran ejercicio de abastecimiento durante la pandemia para sortear la escasez, que golpeó con especial virulencia al sector de la automoción. Sin embargo, en muy poco tiempo, el mercado dio en muy poco tiempo un giro de 180 grados y la situación les ha pillado con el pie cambiado.

placeholder Interior de una fábrica de chips de Samsung. (Reuters)
Interior de una fábrica de chips de Samsung. (Reuters)

Todo esto ha conllevado que el precio medio de los chips se haya reducido en torno a un 70% por ese exceso de oferta en los últimos nueves meses. Esta situación ha obligado a los responsables de Samsung a anunciar un "recorte significativo" en su producción, especialmente en los productos que tengan el suministro asegurado. No es ni mucho menos el único afectado. Competidores de menor tamaño, como Hynix o Micron, ya habían anunciado medidas similares. Pero cuando una cosa muy diferente es que lo anuncia el líder del sector.

Esta saturación de chips venía cocinándose públicamente desde finales de 2022. El problema es que ahora también está afectando a otro tipo de proveedores, lo que indica que es un problema generalizado y no de nicho. BOE Technology Group, una firma de origen chino y uno de los mayores fabricantes de pantallas del mundo, tuvo un 2022 especialmente negro.

El frenazo ya no es solo cosa de los semiconductores, también de pantallas

En el informe publicado hace semanas se reflejaba una caída del 71% en sus ganancias brutas durante el último ejercicio fiscal. Sus ingresos también cayeron, algo que ocurrió por primera vez en 13 años. El motivo, tal y como explicaron sus responsables, es exactamente el mismo que en el caso de los semiconductores: la caída abrupta de los pedidos tras la pandemia, lo que se ha traducido en un exceso de género y un abaratamiento del mismo.

Aunque muchos de los implicados esperan un repunte en algún momento de 2023, nadie tiene claro cuándo sucederá. Incluso hay señales de que la situación podría prolongarse hasta que se produzca el efecto rebote. Foxxconn, el mayor fabricante de productos electrónicos por encargo del mundo y principal ensamblador del iPhone, esquivó el retroceso en facturación en el primer trimestre del año. Subió un 3,9% frente al mismo periodo 12 meses antes. Sin embargo, aseguró que los resultados entre abril y junio no serán así de buenos.

Amazon y otro Prime Day

Todas estas empresas han sido víctimas de un error de cálculo. Produjeron mucho más pensando que seguirán vendiendo al mismo ritmo y el resultado ha sido un cuello de botella que ahora están intentando digerir, dando salida al exceso de mercancía. Salvando las distancias, es algo que ya se vio con Amazon. La empresa fundada por Jeff Bezos se topó con un frenazo inesperado de las ventas. Ello motivó a la compañía a organizar un segundo Prime Day en 2022, esa jornada diseñada para ofrecer descuentos exclusivos a sus suscriptores.

El objetivo era múltiple: se daba un empujón para cumplir con las previsiones de ingresos y de paso se liberaba espacio en las estanterías de los centros logísticos, con productos que cuanto más tiempo pasa más cuesta vender. El nuevo Prime Day ya arrojó ciertas señales de que algo estaba cambiando en los consumidores tras el frenesí digital de la pandemia. Las ventas estrella no fueron ni móviles ni otros accesorios tecnológicos. Esos productos se desplomaron. Sin embargo, se dispararon las ventas de packs de café o pastillas de detergente.

Todo este enredo tiene su parte positiva. Al menos para los usuarios, que ahora tienen la oportunidad de adquirir dispositivos a un precio menor al que tenían hace el pasado año o el anterior. El índice de precios digitales de Adobe, un medidor que la empresa que la empresa creó para monitorizar la fluctuación de precios de venta en internet, recoge una caída media de un 13% en productos electrónicos. Es la única categoría de las estudiadas que retrocede.

Si alguien tiene en la cabeza hacerse con un nuevo televisor, móvil o portátil que no esté recién lanzado al mercado, probablemente tenga una buena ventana de oportunidad para comprar uno de estos productos ahorrando un pellizco considerable. Las rebajas cuando aparecen nuevas generaciones de un producto son habituales, pero todo apunta a que este año serán todavía más agresivas.

Foto: Foto: EFE/Etienne Laurent.

Esto no ha ocurrido de la noche a la mañana. Los vendedores de ordenadores ya llevan muchos meses avisando de esta situación. Enrique Lorés, mandamás de HP, ya avisó el pasado verano de que las ventas se estaban desacelerando a un ritmo mayor al deseado. Un trimestre después anunció un plan de ajuste que le llevaría a ejecutar hasta 6.000 despidos. Poco después, en una cita con accionistas, reconoció que la solución a ese exceso de oferta "pasaba por precios agresivos" y se justificaba en que "todos" estaban haciendo lo mismo. Y realmente era así. Dell hizo más de lo mismo. Incluso Apple, que había cerrado su año fiscal en septiembre con un trimestre récord de los MacBook, empezó a ofrecer unos atípicos descuentos a empresas del 10% en portátiles de 14 y 16 pulgadas con el fin de impulsar las ventas en la recta final de 2022, debido a las malas previsiones de ventas de ordenadores. Por aquel entonces, un informe de UBS ya avisaba de que los inventarios de microchips estaban en el nivel más alto de la industria.

Estas situaciones no son fáciles de prever y no todo el mundo tiene el mismo margen para ajustarse cuando hay un giro de guion de este tipo. Por ejemplo, Intel puede esquivar mejor estos episodios. ¿Por qué? Porque cuenta con sus propias fábricas, aunque el caso de Samsung demuestra que es difícil esquivar estos golpes. Sus rivales, los que simplemente se dedican a diseñar los chips, tienen que negociar con meses de antelación con empresas como TSMC, con quienes cierran un volumen estimado. En estos casos simplemente hay menos posibilidades de improvisar.

El ejemplo de las tarjetas gráficas

El caso más extremo es de las tarjetas gráficas. Hasta mediados de 2022, conseguir una buena GPU era tarea imposible. ¿La razón? La minería de criptomonedas, algo que elevó, y mucho, la demanda. Esto incentivó, como ocurrió con la PS5, que aparecieran redes de bots que compraban automáticamente cualquier modelo que se ponía a la venta. Aunque muchas se utilizaban para las granjas de criptos, otras tantas aparecían vendiéndose por cifras muy superiores en diferentes páginas de internet. Nvidia, líder del mercado, se vio obligada a recuperar modelos descatalogados que no interesaban a los mineros porque no cumplían los requisitos. Sin embargo, todo cambió cuando China prohibió esta actividad. El mercado de segunda mano se inundó de gráficas que simplemente no tenían utilidad para estos fines. Otros cambios, como el del protocolo de ethereum, no hicieron más que acentuar este fenómeno.

placeholder Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.

Nvidia y AMD sumaron entonces retrocesos de doble dígito y arrastraron la estadística global del mercado. La justificación más rápida y lógica era la de la minería. Pero había más. Primero, que mucha gente ya renovó el hardware durante la pandemia y los niveles no podían seguir manteniéndose a esa altura. Y otro, que el constante incremento de precios de estos componentes hace que solo los más entusiastas mantengan un ritmo de renovación anual.

Las correcciones de precios pueden acelerarse cuando se pone una nueva generación de producto sobre la mesa. Una vez más, Nvidia es el mejor ejemplo. El pasado mes de agosto, ejecutó una rebaja salvaje de unos 1.000 dólares en el coste de sus gráficas pata negra, la RTX 3090 y la RTX 3080 (una gama algo más modesta, pero también prémium). El motivo es que semanas después presentaría la familia RTX 4090 y RTX 4080. Si no se las quitaba de encima, probablemente no podría darles buena salida, si no cortaba aún más el precio.

El problema para la industria de la informática es que esta situación no ha hecho más que empeorar en el arranque de 2023, lo que puede dificultar todavía más si cabe la recuperación. Según la consultora IDC, desde comienzo de año los fabricantes han enviado a los minoristas un total de 56,9 millones de PC, lo que supone prácticamente un 30% menos que en el primer trimestre de 2022. Lo sorprendente es que la empresa que lidera estas caídas ha sido Apple, que habitualmente es la que cosecha mejores números en este apartado.

La corrección que se ha visto con los portátiles y PC puede verse ahora con los móviles

Los envíos de Mac y MacBook se han desplomado un 40,5%. Han vendido poco más de 4 millones de equipos. El curso pasado, a estas alturas, llevaba seis millones. La siguiente compañía con peor desempeño ha sido Dell, con un retroceso del 31%. Lenovo, que sigue liderando el ranking de ventas mundial con 12 millones de ordenadores, cayó un 30,3%. La consultora tiene muy claras las razones de este nuevo tropezón, uno más, de este gremio. La débil demanda, el empeoramiento del clima macroeconómico y el exceso de inventario.

Ahora, todos los ojos están en los smartphones. El último trimestre de 2022, según otro estudio de IDC, fue un trimestre especialmente negro en lo que se refiere a las ventas de móviles. Cayó un 20% respecto a la campaña navideña de 2021. La caída fue tan pronunciada que se vendieron más entre junio y septiembre que en la recta final de año, algo que como los propios autores del informe reconocían, nunca se había visto. Si se suma otro periodo similar, es probable esperar que se produzca un efecto contagio como el que ya se ha producido con los ordenadores.

Que la orgía de compras tecnológicas que desató la pandemia de coronavirus hace tiempo que llegó a su fin es algo evidente desde hace meses. La incertidumbre económica y esa gota china llamada inflación han ido golpeando el bolsillo del común de los mortales. La proclama doméstica es la de recortar gastos y eso afecta a la demanda de productos como la electrónica de consumo. El resultado es que los almacenes están más llenos de lo deseado y, por tanto, la preocupación inmediata es dar salida a ese stock antes de que acumulen todavía más polvo.

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