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Cuidado, ¡jabalí! Por qué en otoño tienes más probabilidad de tener un accidente de coche
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Empieza la época de reproducción

Cuidado, ¡jabalí! Por qué en otoño tienes más probabilidad de tener un accidente de coche

Los accidentes de tráfico por colisión con fauna salvaje se están multiplicando, pero el estudio de sus patrones está sirviendo para encontrar nuevas soluciones

Foto: Animales en la carretera. (EFE/Javier Etxezarreta)
Animales en la carretera. (EFE/Javier Etxezarreta)

Los accidentes de tráfico con fauna no ocurren al azar. Es un fenómeno que tiene patrones espaciales y temporales, es decir, que no se producen por igual en distintas estaciones del año ni en diferentes momentos del día y, por supuesto, no ocurren con la misma frecuencia en todas partes. Justo en esta época, con la entrada del otoño, este tipo de siniestros se dispara. Aunque no suelen ser significativos con respecto al número de muertes o de heridos graves que provocan, los daños materiales son cuantiosos, con una media de unos 3.000 euros. Y el problema no hace más que aumentar.

De hecho, en la última década se han multiplicado casi por tres y, además, se producen en zonas donde antes no ocurrían. "El número de accidentes se ha incrementado muchísimo por el aumento de las poblaciones de las tres especies principales que provocan accidentes relacionados con fauna salvaje: el jabalí, el corzo y el ciervo", explica a Teknautas Víctor Colino, investigador del Área de Zoología de la Universidad de Salamanca que lleva años analizando esta cuestión y buscando soluciones.

Foto: Una grúa traslada un vehículo accidentado en Granada. (EFE Alba Feixas)

Sus estadísticas indican que el pico de accidentes de jabalíes y ciervos llega en septiembre, octubre y noviembre, principalmente, y que tiene que ver con el comportamiento de cada especie. Por ejemplo, en el caso de los ciervos, se debe a que "ahora inician la época de reproducción y esto hace que estén más activos". En cambio, el corzo es diferente, ya que se ve más involucrado en accidentes durante la primavera, porque los machos se vuelven más territoriales y expulsan a los juveniles, así que es en esa época cuando hay muchos individuos en dispersión que cruzan carreteras.

A veces incluso el análisis de los datos es más complejo de lo que puede parecer. Uno de los últimos trabajos publicados por Colino, en la revista 'Biological Conservation', analiza lo que ocurrió durante la pandemia con los atropellos de animales y las conclusiones fueron distintas a que se podría esperar. "En el confinamiento disminuyó el tráfico un 70% pero el número de accidentes con fauna solo lo hizo un 30%", destaca. La explicación es que, ante la ausencia de personas, los animales también variaron su comportamiento. "Como los humanos dejamos de estar por el territorio, se veían por zonas rarísimas, incluso en las ciudades, frecuentaron zonas donde normalmente no están, incluyendo carreteras, por eso la disminución de accidentes no fue proporcional a la del tráfico", afirma. Aunque pueda parecer tan solo una anécdota, ilustra perfectamente cómo este problema depende de muchos factores y que no todos son evidentes.

Los factores que influyen

Si algo tienen claro los científicos es que el momento del día es clave. Para que haya un pico de accidentes se tienen que producir dos factores: la existencia de mucha actividad por parte de la fauna y la presencia de mucho tráfico. Con respecto a lo primero, los animales se mueven especialmente al atardecer y al amanecer. Con respecto a lo segundo, también aumenta el número de coches a última hora de la tarde y primera de la noche. Por lo tanto, la mayor concentración de accidentes tiene lugar al final del día, sobre todo en el caso de los jabalíes. Con respecto a corzos y ciervos, existe un pico secundario al amanecer. No obstante, en las carreteras que registran mucho tráfico no dejan de producirse accidentes durante la noche.

placeholder Accidente provocado por jabalíes.
Accidente provocado por jabalíes.

Además, hay otros factores insospechados. Uno de los más curiosos fue analizado por la Universidad de Salamanca en la revista 'Biodiversity and Conservation': por extraño que parezca, incluso las fases de la Luna influyen en los accidentes con animales. En concreto, hay más con Luna llena, algo que en principio sorprendió a los investigadores. "La visibilidad influye, así que pensábamos que con la claridad de la Luna llena los conductores verían mejor y tendrían más tiempo de reaccionar, pero resulta que obtuvimos todo lo contrario, porque algunas especies se desplazan más esas noches", comenta Colino.

En cuanto al ámbito espacial, es bien conocido que existen tramos de especial concentración de accidentes, principalmente, en zonas próximas a hábitats de interés faunístico, pero sobre todo cuando se mezclan paisajes heterogéneos de bosque, pastizal, praderas y cultivos. El motivo es que "los animales se desplazan desde las zonas de refugio a las zonas de alimentación o lugares en los que pueden beber", explica el experto. Estos trayectos se pueden estudiar para focalizar las medidas de mitigación de accidentes en puntos concretos.

¿Qué soluciones funcionan?

En la búsqueda de soluciones, hay que tener en cuenta a los dos protagonistas de los accidentes: el conductor y el animal. Con respecto al primero, "la señalización típica de la carretera que alerta del peligro de la fauna silvestres es poco efectiva, porque está siempre y podemos pasar mil veces por un tramo sin ver un animal. Esto conduce la habituación, es decir, si no percibes un riesgo real, el efecto de advertencia se pierde", señala el investigador. Por eso, en algunas zonas se están implantando detectores de movimiento que solo se activan si pasa el animal, de manera que la señal se enciende en ese momento.

placeholder Ciervos. (EFE)
Ciervos. (EFE)

En este sentido, las nuevas tecnologías también tienen mucho que aportar. Algunos vehículos ya han introducido detectores de presencia de animales en calzada que puede frenar el coche por sí mismo. Las cámaras colocadas junto a la carretera también pueden alertar de la presencia de animales en determinados puntos con especial concentración de accidentes, incluyendo las térmicas y de infrarrojos. "En el momento en que lo detectan, envían la información a una señal vertical que está en la carretera", comenta el experto. En cualquier caso, no siempre hace falta recurrir a los medios más sofisticados: una medida tan simple como desbrozar ambos lados de la calzada también resulta muy efectiva para mejorar la visibilidad del conductor y que tenga tiempo de reaccionar.

Sin embargo, la mayor parte de las ideas están focalizadas en evitar que los animales invadan la calzada. La manera más contundente de conseguirlo es el vallado, aunque tiene que estar bien diseñado y cuidado si queremos que realmente sea efectivo. Aún así, no es la panacea. Por ejemplo, en autovías y autopistas casi siempre es muy efectivo, en el caso de los corzos existe un periodo en abril y mayo (su momento de dispersión) en el que se registran accidentes incluso en estas vías de alta capacidad.

Aunque el gran problema con las vallas es la fragmentación del territorio, que afecta a la fauna. "Aumenta el efecto barrera y eso es un problema no solo para las especies que causan accidentes, pero también para otras, algunas de las cuales pueden estar amenazadas", comenta el biólogo. En definitiva, "no se pueden poner en todas partes", hay que reservarlas para carreteras donde el problema sea muy grave y para autovías y autopistas, porque dada la velocidad a la que se circula los accidentes pueden tener peores consecuencias. En cualquier caso, las vallas tienen que ir acompañadas de pasos de fauna bien ubicados, por encima o por debajo de las vías, una medida que funciona (una vez que los animales se acostumbran a usarlos) aunque es cara.

placeholder Señal de peligro.
Señal de peligro.

Nuevas ideas

En los últimos años se han probado muchas cosas para ahuyentar a los animales sin tener que recurrir a medidas tan drásticas, pero la mayoría no son muy efectivas, como los elementos reflectantes que pueden reflejar la luz de los faros. La instalación de elementos que emiten ultrasonidos fue la gran novedad hace unos años, pero en realidad, no funcionan en absoluto porque "el rango de audición de las especies involucradas en accidentes es casi el mismo que el nuestro, con lo cual, si para nosotros no es audible, para ellos tampoco", explica Colino.

Más efectivos están resultando los compuestos químicos a base de feromonas, capaces de disuadir a muchos animales de acercarse a donde se encuentran. No obstante, esta solución es relativamente cara y requiere un mantenimiento muy frecuente, reponiendo cada pocos meses los botes que lo contienen para que sigan cumpliendo su función.

Para avanzar en la búsqueda de soluciones, este investigador y su equipo han optado por analizar el comportamiento de los animales en el momento del accidente. "En YouTube hay muchas grabaciones de cámaras de los coches en momentos previos a la colisión y esto nos sirve para ver su comportamiento previo", afirma. Así, han podido comprobar que para los corzos el cruce de una carretera es un momento de estrés que altera su marcha normal. "Lo que hacen es cruzar muy rápido de forma perpendicular, así que en muchos casos ni se ve el animal antes del accidente o, si se ve, es imposible reaccionar", comenta. Ante este comportamiento, ni siquiera serían útiles la señalización inteligente de movimiento o los sistemas de detección de fauna de los coches.

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Carretera. (EFE)

"Todo esto hay que tenerlo en cuenta en el diseño de medidas", destaca. Por eso, los investigadores de la Universidad de Salamanca trabajan en un proyecto que trata de acumular todos estos conocimientos (como el momento del año y del día o la fase lunar, pero también otras circunstancias, como la meteorología y la actividad cinegética) y ofrezca de forma predictiva la probabilidad de irrupción de un animal en la calzada en tiempo real en los puntos más conflictivos. "A veces, lo único que se puede hacer es ir más despacio", así que la idea es que el conductor sepa si es más o menos probable encontrarse con estos obstáculos y que actúe en consecuencia.

En cualquier caso, ante un desafío tan difícil, "las medidas no son excluyentes", asegura. “Podemos implementar varias en cada uno de los tramos conflictivos teniendo en cuenta los costes, los beneficios y el patrón de los atropellos”, afirma Colino. Además, no todas las soluciones tienen que venir de quienes abordan directamente este problema. En parte, la sobrepoblación de ciertas especies está relacionada con el abandono y la falta de gestión del campo, que provoca tantos otros problemas.

Los accidentes de tráfico con fauna no ocurren al azar. Es un fenómeno que tiene patrones espaciales y temporales, es decir, que no se producen por igual en distintas estaciones del año ni en diferentes momentos del día y, por supuesto, no ocurren con la misma frecuencia en todas partes. Justo en esta época, con la entrada del otoño, este tipo de siniestros se dispara. Aunque no suelen ser significativos con respecto al número de muertes o de heridos graves que provocan, los daños materiales son cuantiosos, con una media de unos 3.000 euros. Y el problema no hace más que aumentar.

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