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¿Las mascarillas dañan a los niños? Qué dice la ciencia sobre el último debate del covid
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¿ES URGENTE QUITARLAS?

¿Las mascarillas dañan a los niños? Qué dice la ciencia sobre el último debate del covid

Las mascarillas seguirán en las escuelas por el momento, aunque los pediatras planteaban ya su progresiva eliminación. Faltan evidencias científicas sobre su impacto

Foto: Foto: EFE/Abel Alonso.
Foto: EFE/Abel Alonso.

Todo indica que avanzamos hacia la desescalada definitiva de las medidas contra el covid. Sin embargo, el camino no estará exento de polémica y discusión. ¿Cómo se van a retirar las pocas medidas que quedan y que afectan, principalmente, al uso de la mascarilla en espacios interiores? La semana pasada, la Asociación Española de Pediatría (AEP) lanzó una propuesta para retirar de forma progresiva las mascarillas en las aulas, comenzando el próximo lunes, 28 de febrero, por los alumnos de Primero y Segundo de Primaria. La evolución de la pandemia y la menor repercusión de la enfermedad en los niños son algunos de los principales argumentos, pero el Gobierno y las comunidades se muestran cautos. Cataluña, que se ha adelantado eliminando cuarentenas por contacto estrecho y test de antígenos al profesorado, tampoco ha dado el paso. Al mismo tiempo, muchos padres y docentes se han posicionado en contra o han mostrado sus dudas.

En la discusión, hay otras cuestiones de fondo que son más complejas de aclarar. A lo largo de la pandemia, educadores, logopedas y pediatras se ha preguntado por la posible repercusión negativa de la mascarilla en los menores. ¿No se ve afectada su capacidad de aprendizaje, la adquisición del lenguaje, sus relaciones o la propia socialización? Dadas las características de la pandemia en los más pequeños, esta posibilidad parece sumar a favor de un rápido restablecimiento de la normalidad en las aulas. Pero ¿en realidad qué sabemos sobre los perjuicios que provoca el tapabocas en los niños?

Foto: Algunos colegios no tienen servicio de enfermería. (EFE/Ángel Medina G.)

La AEP no profundiza demasiado en esa cuestión en el documento de posicionamiento que publicó hace días, pero destaca que hay un cambio de paradigma en el manejo de la pandemia. La irrupción de ómicron, más transmisible y con menor impacto hospitalario, y la elevada cobertura vacunal hacen que avancemos hacia otro tipo de vigilancia epidemiológica. Los pediatras consideran que vamos hacia una normalización de la transmisión, de manera que habrá centros centinelas que monitoricen la situación, pero "sin tener que contar cada nueva infección". En este contexto, proponen que las escuelas implementen una desescalada más rápida que sirva de referencia para el resto de la sociedad.

¿Por qué? A lo largo de toda la pandemia se ha demostrado que los niños son poco vulnerables a la enfermedad grave. Además, parece que su capacidad para infectar es menor que la de los adultos. En concreto, un artículo publicado en 'The Pediatric Infectious Disease Journal' el pasado mes de noviembre por parte de científicos de varios centros de Cataluña demostraba que la tasa de propagación aumenta progresivamente con la edad. Precisamente por eso, la propuesta de la AEP es que las medidas de desescalada se adopten de forma progresiva, de menor a mayor edad. De hecho, los expertos argumentan que, teniendo en cuenta que las mascarillas solo son obligatorias a partir de los seis años, debería haberse notado una disminución de la transmisión en el paso de la Educación Infantil (0-6 años) a la Educación Primaria (6-12), pero no ha sido así. Por lo tanto, es probable que esta medida no sea la más decisiva para evitar los contagios.

La idea de retirar las mascarillas en el entorno escolar, al menos en los entornos abiertos, ya se había lanzado a comienzos de curso, pero con la llegada de la sexta ola todo el mundo optó por la prudencia. Aunque el número total de ingresos infantiles con PCR positiva se incrementó notablemente en estas últimas semanas, los expertos creen que se debe a la incidencia general y que muy pocos casos están realmente provocados por el covid. Con el descenso de los casos, el primer paso ha sido retirar la obligación de llevar mascarillas en el patio, pero retirarlas en interiores "es un tema más complejo", admitían los pediatras, porque el riesgo de contagio es de 15 a 20 veces superior, según los estudios que se han ido publicando a lo largo de la pandemia. A pesar de todo, consideran que sería bueno aprovechar "la menor infecciosidad de los niños y de su también menor riesgo de enfermar" para retirar las mascarillas, aunque manteniendo y reforzando otras medidas, como la ventilación.

placeholder Con mascarilla en clase. (EFE)
Con mascarilla en clase. (EFE)

Frente a la discusión, el Consejo General de Colegios de Logopedas, ha tenido que aclarar que, por el momento, no hay evidencias científicas de que el uso de la mascarilla cause retrasos en la adquisición del lenguaje. De hecho, no hay muchos estudios al respecto, pero los expertos consideran que hay que estar atentos a las investigaciones que se vayan publicando antes de dar por hecho que las mascarillas y la pandemia tienen algún tipo de efecto en el neurodesarrollo de los niños. El primer reto es diferenciar las consecuencias del uso de mascarilla en los niños y el impacto que tiene la pandemia en la sociedad en general. Por ejemplo, se han producido retrasos en la asistencia logopédica, así que en algunos casos la detección de problemas y el inicio de tratamientos pueden haberse visto afectados.

El complejo desarrollo del lenguaje

No obstante, un estudio publicado el pasado mes de enero en 'JAMA Pediatrics' encontró ciertos retrasos en el neurodesarrollo de bebés, relacionados con la motricidad o la interacción social. La investigación incluyó a menores de seis meses de EEUU en 2020, pero los problemas que mostraron no estarían relacionados con el uso de la mascarilla, ni siquiera por parte de los adultos que los acompañaban. El estrés de la madre durante el embarazo o los confinamientos estrictos del inicio de la pandemia podrían explicar esos efectos que, en todo caso, no parecen graves, ya que podrían compensarse más adelante por la plasticidad cerebral de los niños, es decir, con su gran capacidad para adaptarse a los cambios.

Del mismo modo, hay investigaciones que apuntan a que los niños más mayores usarían estrategias compensatorias que suplirían la falta de percepción de los labios. A los dos años, podrían reconocer palabras incluso a través de las mascarillas, según un estudio de Singapur. No obstante, "cuando alguien nos habla, nos fijamos en lo que viene por vía auditiva, pero también nos fijamos mucho en los labios", recuerda el Consejo General de Colegios de Logopedas, así que inevitablemente escuchar a alguien con mascarilla provoca más fatiga. ¿En qué se traduce esto en la escuela? Los profesionales consideran que es muy probable que los niños "desconecten más a menudo cuando se les habla en clase".

Foto: El VRS es la principal causa de hospitalización en bebés menores de un año.

En cualquier caso, ver la boca de otras personas no es una condición imprescindible para desarrollar las capacidades del habla, como demuestra el hecho de que los niños con problemas de visión pueden adquirir el lenguaje perfectamente, siempre que tengan un entorno rico desde el punto de vista lingüístico. Cuando existen otros problemas, como un déficit auditivo, el problema se agrava. La recomendación de los profesionales es que la familia incremente las actividades en las que el lenguaje tiene un papel importante, como leer cuentos. Además, en cualquier situación se puede hablar más despacio, más alto o apoyándonos en gestos. Asimismo, aunque en el colegio se utilice la mascarilla, lo habitual es que en casa se prescinda de ella, así que los expertos consideran que hay que relativizar todas estas dificultades.

Otras dificultades

Al margen de este problema, directamente relacionado con la escuela, al comienzo de la pandemia se plantearon otras dudas sobre los niños y las mascarillas que han ido aclarando diversos estudios. Algunas preocupaciones eran comunes a los adultos. Por ejemplo, ¿respiramos bien con la mascarilla puesta? Un metaanálisis que incluía diez estudios diferentes, publicado en 'Acta Paediatrica', indica que ni pequeños ni mayores tienen problemas para intercambiar las moléculas de oxígeno y CO₂, que pasan perfectamente a través del tejido de cualquier tapabocas, incluso las que ofrecen mayor protección.

Otras cuestiones son más difíciles de evaluar. Un artículo publicado en 'Frontiers in Psychology' por científicos italianos advierte de las dificultades de niños entre tres y cinco años para reconocer emociones en personas que llevan la mascarilla. Sin embargo, el estudio ha sido criticado porque se basaba en fotografías, instantáneas en las que se pierde demasiada información de contexto. Otra investigación, publicada en 'Plos One' por la Universidad de Wisconsin a raíz de un trabajo con estudiantes de entre 7 y 13 años, mostraba que eran capaces de interpretar las expresiones faciales incluso con la pérdida de información que supone tener media cara oculta.

placeholder Clase en tiempos de pandemia. (EFE)
Clase en tiempos de pandemia. (EFE)

En general, los expertos no creen que este tipo de cuestiones sean demasiado relevantes para la inmensa mayoría de los menores, aunque sí podrían tener más incidencia en casos de autismo o de niños y niñas con alguna discapacidad. Del mismo modo, entienden que es muy difícil atribuir a las mascarillas efectos relacionados con la depresión o la ansiedad, que podrían relacionarse con las dificultades sociales que ha creado la pandemia en general más que con esta medida en concreto.

A lo largo de la pandemia, las mascarillas han protegido a los niños del covid y también de otras enfermedades respiratorias. Junto con otras medidas, también han permitido mantener los colegios abiertos, especialmente en España, que ha tenido bastante éxito en la gestión de las escuelas, frente a otros países que han optado por cierres más prolongados en las peores olas. En algún momento se eliminarán, pero no parece que las autoridades tengan demasiada urgencia porque se trata de una medida sencilla, con pocos costes y, al parecer, tampoco demasiados perjuicios.

Todo indica que avanzamos hacia la desescalada definitiva de las medidas contra el covid. Sin embargo, el camino no estará exento de polémica y discusión. ¿Cómo se van a retirar las pocas medidas que quedan y que afectan, principalmente, al uso de la mascarilla en espacios interiores? La semana pasada, la Asociación Española de Pediatría (AEP) lanzó una propuesta para retirar de forma progresiva las mascarillas en las aulas, comenzando el próximo lunes, 28 de febrero, por los alumnos de Primero y Segundo de Primaria. La evolución de la pandemia y la menor repercusión de la enfermedad en los niños son algunos de los principales argumentos, pero el Gobierno y las comunidades se muestran cautos. Cataluña, que se ha adelantado eliminando cuarentenas por contacto estrecho y test de antígenos al profesorado, tampoco ha dado el paso. Al mismo tiempo, muchos padres y docentes se han posicionado en contra o han mostrado sus dudas.

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