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El virus que causa estragos en niños: los científicos españoles en busca de una vacuna
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SIN TRATAMIENTOS PARA EL VRS

El virus que causa estragos en niños: los científicos españoles en busca de una vacuna

El virus respiratorio sincitial (VRS) es la principal causa de hospitalización entre los menores de un año, pero no hay vacunas ni terapias. Investigadores españoles buscan remedio

Foto: El VRS es la principal causa de hospitalización en bebés menores de un año.
El VRS es la principal causa de hospitalización en bebés menores de un año.
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Nada más sensible que la salud de los bebés. Por eso, ¿qué pensaríamos de un virus que se diagnostica cada año a 33 millones de niños pequeños en todo el mundo y que causa tres millones de hospitalizaciones? No, no se trata de una nueva pandemia, sino de un problema bastante común al que se le puso nombre a mitad del siglo XX: el virus respiratorio sincitial (VRS). Es tan habitual que el 90% de los niños se contagian antes de los dos años y lo normal es que no pase nada, puesto que la mayoría no tiene más síntomas que los de un resfriado. Sin embargo, un pequeño porcentaje de casos se complica en forma de neumonía, de manera que es la principal causa de hospitalización en bebés menores de un año. La mala noticia es que no hay vacunas ni tratamientos. La buena es que científicos españoles están un poco más cerca de conseguirlos.

Según la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), un 1% de los niños tienen que ser ingresados en sus primeros meses por este problema y, de ellos, un 10% llegan a la UCI. Durante el primer año de vida, el VRS es el responsable del 80% de las bronquiolitis (inflamación de las vías respiratorias pulmonares) y sigue siendo la principal causa de neumonía (inflamación de los propios pulmones) entre los menores de cinco años. La situación en los países con menos recursos y peor atención sanitaria es más grave, de manera que se producen unas 118.000 muertes infantiles anuales en todo el mundo por este problema.

Foto: 'Aedes japonicus', transmisor del virus del Nilo. (ECDC)

¿Por qué esta variabilidad entre los casos leves y los graves? Los bebés prematuros y los que tienen algún problema crónico tienen mucho más riesgo. En cualquier caso, los expertos creen que es necesario considerar que el VRS es un problema sanitario de primer orden y apostar de una manera decidida por la investigación. Así que Europa ha decidido tomarse este problema muy en serio en todas sus dimensiones: hay que estudiar más el virus y sus consecuencias, hay que mejorar los sistemas de vigilancia, hacen falta vacunas y terapias. Durante años, varios grupos de investigadores han recopilado datos en el proyecto RESCEU (siglas de 'Respiratory Syncital virus Consortium in Europe'), incluyendo su impacto en la salud pública y en la economía. Ahora, van a dar un paso con una nueva iniciativa, el proyecto PROMISE ('Preparing for RSV Immunisation and Surveillance in Europe'), que pretende ser decisivo, uniendo investigación pública e industria farmacéutica.

"Va a haber una revolución, es un campo en el que se van a producir avances inminentes con la llegada de vacunas, antivirales y anticuerpos monoclonales", afirma en declaraciones a Teknautas Federico Martinón-Torres, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico de Santiago, que participa en esta iniciativa. Desde hace años, su equipo realiza un seguimiento de recién nacidos para estudiar cuál es la verdadera incidencia del VRS. "Estudiamos el virus, su evolución molecular y a los pacientes, para encontrar marcadores predictivos de gravedad y ver quiénes pueden tener secuelas", explica. El Servicio Gallego de Salud (Sergas) es una de las tres entidades españolas que participan en este proyecto internacional. Las otras dos son la empresa barcelonesa Teamit Research y la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio).

Cerca de lograr vacunas

Precisamente, desde el Área de Investigación en Vacunas (AIV) de Fisabio, el investigador Javier Díez Domingo y su equipo están inmersos en varios ensayos clínicos de vacunas en fase 3 con participantes españoles. Sin embargo, encontrar una inmunización eficaz contra el VRS no es sencillo. La primera vacuna se logró en los años 60, pero fue un fracaso, porque estaba inactivada con formol y provocó enfermedad más grave en los niños vacunados que en el grupo placebo. En general, en la fase preclínica fallan los modelos animales, porque es muy difícil reproducir en ellos la infección que sufre el ser humano. Tampoco son sencillos los ensayos clínicos, porque lo ideal sería administrar la vacuna antes de los dos meses de vida, pero el sistema inmunitario aún es inmaduro y puede haber interferencia con los anticuerpos maternos. En este sentido, los expertos consideran que deben desarrollarse dos tipos distintos de vacuna, una para los lactantes y otra para los niños de más edad y los adultos. "Es el virus que produce neumonías más frecuentes en los lactantes, pero desde hace años se conoce que afecta bastante a las personas mayores, no tanto como la gripe, pero también en gran medida", apunta.

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Equipo de vacunas de Fisabio. (Fisabio)

En el marco de este proyecto, los investigadores de Fisabio trabajan con tres vacunas distintas que apuestan por diferentes estrategias para superar todos los problemas que han hecho inviable la inmunización hasta ahora. Todas ellas se encuentran ya en la fase 3 de ensayos clínicos (la última antes de una posible autorización) y están contando con participantes de Valencia. Una de ellas se aplicaría a las embarazadas. "La idea es que la madre le pase las defensas al bebé", comenta Díez. Las otras dos vacunas están orientadas a las personas mayores. "La ventaja es que este virus no cambia, no es como el de la gripe, así que en caso de funcionar, sería para largo plazo y con una efectividad importante", destaca. Por el momento, ya han vacunado a cientos de personas a lo largo del pasado mes de octubre y el objetivo en este otoño e invierno será comprobar la eficacia.

El desarrollo de vacunas dirigidas directamente a los bebés se está encontrando con más dificultades. Los investigadores de Fisabio estaban trabajando en un proyecto que, por el momento, se ha paralizado. El motivo es que su vector era un adenovirus, es decir, igual que las desarrolladas por AstraZeneca y Janssen frente al covid. Los problemas que tuvieron en el caso del coronavirus han hecho que ese proyecto se cancelase hasta tener más datos que avalen la seguridad de este tipo de estrategia vacunal.

Asma y otras implicaciones del VRS

Al margen de las vacunas, hay otra herramienta muy interesante, los anticuerpos monoclonales. "Son defensas que van exclusivamente dirigidas a una parte del virus, de manera que serían capaces de bloquearlo. Hay una que lleva muchos años en el mercado y es carísima, así que se pone solo a los niños de muy alto riesgo, los que son muy prematuros o tienen enfermedades del pulmón o del corazón", explica el científico. El éxito de esta estrategia es importante, ya que reduce las hospitalizaciones a la mitad, pero un nuevo anticuerpo monoclonal, que en la actualidad está en ensayos clínicos en fase 3 (en este caso, no participan los investigadores españoles) promete una eficacia mucho mayor, con una duración de la protección de hasta seis meses.

Foto: No hay consuelo en el cólico del lactante. (iStock)

En los últimos años ha aumentado mucho el conocimiento del VRS, del sistema inmunitario y de cómo interactúan ambos, pero queda mucho camino por recorrer. Los expertos apuestan por buscar marcadores biológicos para anticipar casos susceptibles de evolucionar peor y de tener secuelas a causa de infección, un asunto aún poco conocido. "Podríamos saber qué niños van a tener complicaciones más graves y sobre todo anticipar posibles consecuencias a largo plazo", apunta Díez. La inflamación que produce este virus en los bronquios provoca una lesión grave y, según una hipótesis, estaría relacionada con los casos de asma en los niños. Es decir, que si un niño sufre una infección por VRS importante, es un claro candidato a tener asma. Además, otros estudios encuentran una asociación con patologías crónicas pulmonares en el adulto. "El impacto global es mucho mayor de lo conocido", destaca el experto.

Hay que ver cómo se comporta el organismo en los niños que tienen problemas más graves y, a partir de ahí, buscar tratamientos. En la actualidad no hay ninguna terapia más allá del soporte en los casos más graves, es decir, suministrarle oxígeno. Aunque llegó a desarrollarse un antiviral hace décadas, los efectos secundarios aconsejaron su retirada. Sin embargo, hoy en día se abren nuevas perspectivas, porque "una vez que conocemos los mecanismos de la enfermedad y por qué hay niños que responden peor, entraríamos en la medicina personalizada".

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Médicos del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

La influencia de la pandemia

El VRS es estacional y, precisamente, a partir de esta época los casos se disparan. Sin embargo, el covid ha provocado bastante incertidumbre. Con la distancia social, las mascarillas y las medidas de higiene, las cifras habituales de este virus descendieron notablemente. Muchos niños se habrán librado de un contagio casi seguro, pero quizá esto no es tan buena noticia como parece. Los primeros datos de algunos países, con una incidencia importante fuera de temporada, y algunos estudios ya alertaban de que el fin de las restricciones podría traer un importante brote.

Los primeros datos parecen confirmar los temores. En 2020 no hubo VRS en España, pero este año todo está cambiando. "En verano hubo una epidemia importante en algunas comunidades, totalmente fuera de su periodo habitual, y ahora también hay una incidencia importante y de forma muy temprana. Normalmente, los casos empiezan a mitad de noviembre y ya llevamos un mes", comenta Díez. "Las epidemias tienen mucho que ver con la circulación del virus y con las defensas. Tras un año sin VRS, los niños nacidos en 2020 y en 2021 no han tenido contacto con este virus, así que la población susceptible es grandísima y se distribuye mucho más rápido. Era previsible, lo que no imaginábamos es que se producirían casos fuera de los meses habituales, pero tras año y medio sin casos podía ocurrir cualquier cosa", confiesa el experto.

Según Martinón-Torres, uno de los grandes problemas es que "no hay un sistema de vigilancia activa del VRS", al contrario que en el caso del covid o de la gripe. En las últimas semanas comienzan a acumularse los casos y ya amenazan con colapsar el sistema pediátrico. Por eso, probablemente "el pico de casos será muy superior al de años anteriores, pero no podemos saber qué va a pasar, porque lo que no se mide, no se puede anticipar", lamenta. La falta de seguimiento viene de lejos: "Los pediatras lo pedimos desde hace tiempo y es el momento de que se ponga en marcha".

Nada más sensible que la salud de los bebés. Por eso, ¿qué pensaríamos de un virus que se diagnostica cada año a 33 millones de niños pequeños en todo el mundo y que causa tres millones de hospitalizaciones? No, no se trata de una nueva pandemia, sino de un problema bastante común al que se le puso nombre a mitad del siglo XX: el virus respiratorio sincitial (VRS). Es tan habitual que el 90% de los niños se contagian antes de los dos años y lo normal es que no pase nada, puesto que la mayoría no tiene más síntomas que los de un resfriado. Sin embargo, un pequeño porcentaje de casos se complica en forma de neumonía, de manera que es la principal causa de hospitalización en bebés menores de un año. La mala noticia es que no hay vacunas ni tratamientos. La buena es que científicos españoles están un poco más cerca de conseguirlos.

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