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He probado las Vision Pro de Apple: por qué no debes fiarte de los que las llevan por la calle
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VAN A MATAR ALGO, PERO NO AL IPHONE

He probado las Vision Pro de Apple: por qué no debes fiarte de los que las llevan por la calle

Llevamos más de una década hablando de realidad virtual y realidad aumentada. Apple ha conseguido el mejor aparato para consumirla con diferencia. Eso sí, el reinado del iPhone no peligra como centro de nuestra vida digital

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Las Vision Pro de Apple no van a matar al iPhone. Para que eso suceda tienen que pasar eones. Con suerte, en un plazo razonable, conseguirán jubilar algún iPad y algún MacBook. Hay incluso más papeletas de que antes de que todo eso ocurra, se acaben cobrando la vida de algunos de esos usuarios que han tenido la ocurrencia de, al poco de sacarlas de la caja, ponerlas a prueba mientras conducen por una autopista.

No es ninguna hipérbole. Ha sucedido realmente. Es una de las tantas escenas marcianas que este dispositivo de 3.500 dólares ha dejado en los pocos días que han pasado desde que salieron la venta en Estados Unidos. Se han hecho virales imágenes de personas usándolas en la ducha, en el gimnasio, acudiendo a un Starbucks con ellas puestas, trabajando en el metro o en un parque al sol. Hay quien ya ha organizado una cena en la que todos los comensales llevan unas Vision Pro y las usan mientras comparten un vino, o quien ha intentado prepararse un café con ellas puestas y luego no se lo podía tomar porque la taza se estampaba contra la parte frontal del aparato. Todo esto ha ocurrido de verdad y, como probablemente sus protagonistas buscaban, ha acabado siendo carne fresca devorada por los usuarios de TikTok o Instagram.

La cuestión es que si alguno se deja llevar por estas imágenes, es muy probable que acabe con una idea equivocada de lo que son las Vision Pro, un dispositivo al que muchos se refieren como gafas de realidad mixta, pero que Apple ha bautizado como "ordenador espacial". Se puede llegar a pensar que están concebidas para ser un dispositivo todoterreno, que aspira a ser omnipresente en nuestro día a día como lo ha sido el smartphone.

Si esta fuese la idea final, Tim Cook, CEO de la compañía y principal impulsor de este dispositivo, no hubiese sido tan reticente a posar con ellas puestas durante tantos meses. A pesar de que fueron presentadas en junio, no se le vio con ellas puestas hasta hace poco, cuando protagonizó una sesión de fotos para la revista Variety. ¿Dónde estaba? No estaba ni en una cafetería, ni en un restaurante o en un parque al aire libre. Estaba en un despacho. Toda una declaración de intenciones. Apple no deja nada al azar en lo que se refiere al relato y esta no va a ser la excepción.

Nunca he terminado de creerme que este invento de la manzana vaya a jubilar al iPhone. Es probable que lo desplace como el niño bonito de la casa, que acapare más titulares, reciba más atención y que sea el producto en el que se apliquen las mayores innovaciones. Pero de ahí a acabar sustituyéndolo como el centro de nuestra vida digital hay un trecho que probablemente tarde muchos años en ser una posibilidad. Después de haber probado las Vision Pro de Apple me reafirmo en esa idea.

Como la compañía todavía no ha desvelado sus planes para traerlas a nuestro país, hemos tenido que contactar con algunos de los entusiastas que se han cruzado el charco para comprar una unidad (o dos, como es el caso) antes que nadie. Los que nos han hecho de cicerones han sido los miembros de Virtual Voyagers, un estudio de desarrolladores españoles que llevan muchos años en la pomada de la realidad virtual y la realidad aumentada. En su currículo, además de cientos de proyectos relacionados, cuentan con bastante experiencia con las Oculus, ahora llamadas Meta Quest; así como con las Vive de HTC o las Cardboard de Google. Son meridianamente claros.

"Esto supone un antes y un después. Nadie había hecho nada así. Lo llaman computación espacial y es por algo. Esto no es realidad mixta como lo habíamos visto hasta ahora", asegura Edgar Martín-Blas, fundador de la compañía, que no duda en alimentar todavía más las expectativas. "Hay que pensar que esto es como el primer iPhone. Espera que llegue el tercero, el cuarto o el quinto". Ellos no van a esperar tanto y preparan ya su primer juego, que anunciarán dentro de poco.

Diseño 100% Cupertino

Si alguien no supiese de la existencia de las Vision Pro y se las pusieran delante sin decir nada, hay bastantes probabilidades de que acabase sospechando que es un dispositivo creado por Apple. El diseño, uno de los puntos fuertes de la empresa de la manzana, es fácilmente identificable y se siente muy premium desde el primer momento que las ves. Aunque se le podrían sacar parecidos a muchos aparatos de su catálogo, hay elementos que recuerdan y mucho a los AirPod Max (los auriculares de diadema) o al Apple Watch. Uno de estos elementos es la corona digital de la parte superior que nos servirá en ciertos momentos para gobernar este dispositivo.

La parte frontal está gobernada por el módulo central que se sujeta a la cabeza gracias a una banda. Una banda que aunque sea de tela cuenta con una rueda que la ajusta o la afloja dependiendo del usuario que las vaya a utilizar. ¿Pesan tanto como dicen? Sí. Son algo más de 600 gramos. Unas cifras que hacen imposible olvidar que las llevas puestas. La razón para que Apple haya desterrado la batería a un dispositivo externo (similar a una powerbank) que se une por un cable magnético es no hacer más pesada la pieza central. Que nadie piense que se va a tirar horas y horas con ellas puestas. El tiempo que tardes en cansarte y necesitar un descanso dependerá de tu tolerancia.

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Foto: M. McLoughlin.

Como la naturaleza me ha puesto sobre los hombros una cabeza XXL, no se me hizo molesto durante gran parte de mi prueba y pude estar media hora con ellas puestas. Hay otros compañeros que se han quejado pasados 15 o 20 minutos. Poco después de la presentación en la WWDC, la propia Apple tuvo que crear una banda con dos tiras situadas en direcciones diferentes para lograr un mejor agarre. Sin embargo, si se prefiere este completo hay que pagar por ello.

Las Vision Pro vienen en un único tamaño. Sin embargo, hay piezas que se ofrecen en diferentes medidas, como pueden ser estas bandas o la pieza para ajustarlas a la cara, que se han creado y se han diseñado con diferentes medidas. No todos tenemos el mismo tipo de rostro, así que cuando alguien compra estas gafas en EEUU y las recoge en la tienda, puede probar los accesorios para comprobar que son los más adecuados o cambiar la talla de los mismos.

Sobre el diseño, hay que hacer una anotación importante: la pieza que adapta el dispositivo al contorno de la cara cuenta con un sistema magnético para ajustarse al dispositivo. Hay que tener mucho cuidado y poner muchas atención porque si la agarras por esa zona es probable que te lleves un susto y las gafas un buen golpe. Es lo primero que me avisaron cuando me las pusieron entre las manos y me llamó poderosamente la atención. No es la mejor solución. Nadie va a andar agitando un dispositivo de 3.500 dólares como una bufanda en el Wanda, pero hay que acostumbrarse a manejarlas de la manera correcta y con sumo mimo.

La experiencia con las Vision Pro

Sobre la experiencia con las Vision Pro, solo puedo decir que es lo más avanzado que he probado en muchos años en todo lo que tiene que ver con la realidad virtual y la realidad aumentada. Hasta el momento, lo más fino que me había encontrado eran las Magic Leap, unas gafas de realidad aumentada que llamaron la atención de medio Silicon Valley y de inversores como el fondo soberano de Arabia Saudí. Esto lo supera en muchos aspectos y por mucho.

Pero que sea la mejor experiencia que existe en el mercado no significa que sean perfectas. El nivel está altísimo para ser una primera hornada, pero hay trabajo por delante.

Las Vision Pro pueden utilizarse de forma independiente o conectarse, por ejemplo, a un ordenador de la marca. Para nuestra pruebas las hemos tenido que utilizar en modo invitado. Algo que nos ha obligado a pasar un pequeño proceso de configuración, que dura menos de un minuto. Te pones las Vision Pro, aprietas la corona digital y empieza todo. El dispositivo detecta la posición de tus ojos y te pide estirar las manos para reconocerlas. Basta con eso para que el sistema sepa dónde miras y reconozca que estás pellizcando el aire para entender que quieres abrir una app. Tras una comprobación para ver que todo está calibrado, se puede empezar a utilizar. Es en ese momento cuando el menú de aplicaciones se dibuja nítidamente ante tus ojos. Flota ante tus ojos con un realismo tremendo, hasta el punto de que es fácil perder la percepción de que es una imágen digital y no real. Aunque no hace falta llevar los brazos al frente para que el sistema los detecte, es el cuerpo el que pide tocar lo que estás viendo.

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Foto: M. McLoughlin.

Sin embargo, el visor es capaz de saber el momento en el que pellizcas el aire con el índice y el pulgar, aunque tengas la mano junto a la cadera y fuera de tu campo de visión. Todo es muy intuitivo, los gestos son muy naturales. Para pasar de un menú a otro, solo falta fijar la vista en la parte inferior y deslizar el dedo. Lo mismo para cerrar una ventana o cambiar el tamaño. Donde se pone el ojo, se pone el comando. Es una delicia desmontar un coche de Fórmula Uno pieza a pieza de una manera tan sencilla solo con tus manos.

Navegar por las aplicaciones y los diferentes es un proceso muy amigable para alguien que ya haya utilizado un iPhone o un iPad. A pesar de ello, el software todavía tiene algunas limitaciones y cosas que se echan en falta. No se pueden ordenar las apps y no hay widgets. No todas las apps son nativas para este soporte. Las hay que simplemente son una adaptación de la aplicación que existe para el iPad. Hay algunos casos (Netflix o Spotify) que no han querido ni permitir usar sus desarrollos de apps para tabletas, así que no queda otra que utilizar el navegador.

Queda camino por andar

Las Vision Pro no tienen una ventana al exterior. No están comunicadas. Son 12 cámaras las que se encargan de captar en tiempo real el exterior y transmitirlo a cada ojo gracias a dos pantallas de gran calidad (aunque no cumplan estrictamente el concepto de 4K comercial, es un nivel equivalente). Es la mejor factura visual que se ha visto en un dispositivo de este tipo. No tengo ninguna duda. Pero este logro también hay que ponerlo en contexto. ¿Qué problema hay? En ningún momento tuve la sensación de que había dejado de tener una pantalla en mi ojo.

La calidad de la imagen es muy buena, pero todavía hay mucha distancia con la imagen real que pueden captar mis ojos. Esas diferencias se dejan notar en cosas como los colores o el ligero ruido que se genera cuando la iluminación empieza a decaer.

Es probable que esto en el futuro se arregle poniendo pantallas 8K en las Vision Pro, algo que ayudará a que el dispositivo sea capaz de crearnos una mejor ilusión y ayudarnos a pensar que no llevamos nada encima. También influirá en esto una eventual mejora de las cámaras que utilizan a día de hoy para captar el entorno que, como nos indican desde Virtual Voyagers, tienen una resolución por encima del 2K.

Otro elemento que también te recuerda todo el rato que llevas unas gafas puestas es el campo de visión. que es más limitado que el que tenemos los humanos. Esta es una de las razones por las que creo que se me haría extremadamente raro utilizar este invento andando por la calle.

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Foto: M. McLoughlin.

Una de las cosas que más me han gustado en esta experiencia es que los elementos, aplicaciones y ventanas que vas abriendo no te acompañan, sino que se fijan en el punto que las dejas, ya sea en el techo, en el suelo, en una pared o en medio del salón. Eso es lo que permite llenar un despacho de pantallas virtuales con diferentes escritorios, documentos y espacios de trabajo y moverte de un lado a otro sin ajustar ni mover nada, como si esas pantallas estuviesen realmente instaladas.

Cuando las Vision Pro 'dibujan' algún elemento o colocan la ventana de una aplicación en el espacio visual, lo hacen entendiendo las superficies que las rodean o cómo es la luz ambiente. La prueba de ello son las sombras o reflejos que se generan en los objetos o junto a ellos y les dotan de mayor percepción y profundidad espacial.

Mi experiencia ha sido corta, así que no puedo decirles es cómo es utilizarlas en un lugar abierto o a bordo de un vuelo, que es una de las situaciones que Apple ha recreado en un anuncio para ejemplificar los encantos y el potencial de su nuevo invento. Pero el youtuber y divulgador Nikias Molina, que se fue a comprarlas a Estados Unidos el día de su lanzamiento, sí lo ha hecho y hace reflexiones interesantes y, sobre todo, muy sinceras. "La experiencia más loca que he vivido con una pieza de tecnología", afirma. Destaca la capacidad que ofrecen para aislarse y crear un espacio individual en un espacio así apoyándose también en la cancelación de ruido de los AirPod. Pero también destaca cierto cansancio y fatiga visual que se produce cuando se lleva un rato con ellas puestas. Además, explica Molina, hay otros detalles a tener en cuenta, como que la funda de las Vision Pro no es precisamente compacta y no es fácil de manejar en la cabina de un avión.

Todas estas situaciones son las que me refuerzan en mi pensamiento de que estas gafas acabarán tomando posiciones en espacios fijos, como oficinas o domicilios, y que no nos acompañarán de aquí para allá.

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Foto: M. McLoughlin.

En esta ecuación, hay que tener en cuenta el asunto del audio. Si quieres aislamiento, necesitas los auriculares con cancelación de ruido.¿Estarías dispuesto a moverte en metro con el sentido del oído fuera de juego y con el de la vista a medio gas porque llevas este dispositivo encima? ¿Sería normal ir con los altavoces del aparato? Además, está el asunto de intentar escribir. El teclado virtual que probé me valía para escribir una URL o una clave. No mucho más. Si tuviera que escribir un mail, tengo bastante claro que utilizaría un teclado BT o el dictado de voz, porque se convertiría en una tarea tediosa.

Las Vision Pro son a día de hoy una experiencia individual. Aunque haya dos personas con dos visores en el mismo lugar, no pueden compartir una misma experiencia y un mismo contenido. Algo en lo que están trabajando terceros para hacerlo realidad. Son ellos los que van a ir abriendo caminos no previstos.

Se te nota en la mirada

El ser humano no ha sido criado para funcionar privado de sus sentidos. Por eso, Apple ha puesto mucho empeño en dotar al equipo de algunas características que ayuden a sentirse menos aislado. Es decir, si estamos usando las gafas con una experiencia más cercana a la realidad virtual, cuando alguien se acerca a nosotros la imagen se vuelve traslúcida y se dibuja su silueta para que seamos conscientes de que está allí. El sistema funciona muy bien y ayuda a evitar golpes accidentales o saber cuando alguien viene a preguntarte.

La otra herramienta para establecer contacto con lo que nos rodea son las cámaras que hay en el interior del casco y que escanean tus ojos para proyectarlos al exterior. La idea sobre el papel funciona. Si alguien viene a hablar contigo mientras las usas, no tendrás que quitartelas para dar la sensación de que le estás prestando atención porque tu mirada se proyectaría en la pantalla exterior.

Sin embargo, a la hora de la verdad, la experiencia dista mucho de lo que se vio en los vídeos e imágenes de la presentación. Ya se sabe que los renders los carga el diablo. El regusto que queda es extraño. A pesar de que capten el movimiento de los ojos, la simulación no es realista. Sencillamente no funciona.

Foto: El objetivo era este, pero Apple no parece haberlo logrado (Foto: Apple)

Algo parecido ocurre con los avatares para las videollamadas, una función que todavía está en fase beta. La idea es que las gafas sean capaces de crear un avatar muy realista del usuario y que capture sus movimientos en tiempo real para que aparezca en las videollamadas de FaceTime. Es una buena idea a la que todavía se le está dando forma, ahora mismo estos avatares no dejan de ser algo a caballo entre la ilustración en tres dimensiones y una fotografía en baja calidad con la que no resulta tan natural hablar.

Por último, mencionar el músculo de las Vision Pro. El motor principal es un M2, un procesador diseñado en Cupertino y que a día de hoy, aunque su sucesor ha llegado al mercado, sigue siendo uno de los chips más poderosos que se pueden encontrar en un portátil en todo el mercado. A esto se une un segundo chip que se encarga de gestionar todos los sensores así como el LiDAR, clave en generar una sensación de profundidad tan fidedigna. La capacidad de cálculo y el rendimiento quedan meridianamente claros cuando se gira la corona digital y se pasa de estar en un balcón de Pozuelo a estar en un bosque hiperrealista gracias a millones de polígonos 3D en menos de dos segundos.

La batería no la hemos podido probar en profundidad por motivos obvios. Es probable que si se hace un uso muy intenso la marca se sitúe en torno a una hora y media. Con un uso estándar, se aproxima e incluso superará las dos horas. Según Apple, si uno se dedica únicamente a ver vídeos, el tiempo se estira por encima de las tres horas.

La hora de los desarrolladores

La sensación que me queda después de este primer contacto es que Apple se ha puesto en cabeza en lo que al hardware se refiere, pero ahora es momento de mirar a los desarrolladores. Ellos son quienes van a tener la llave de que esto pueda ser un gran mercado y no un negocio de nicho como es a día de hoy.

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Foto: M. McLoughlin.

La manzana ha conseguido ofrecer y ejecutar lo que ya habíamos visto de una forma mucho más avanzada. Pero la realidad es que no ha propuesto, por ahora, nada radicalmente diferente.

Por eso son los creadores de aplicaciones los que se tienen que devanar los sesos para ir lanzando y creando aplicaciones y herramientas que enganchen y que aporten valor a la gente para dar el salto a esta plataforma. Son ellos los que van a ir dando forma a esto.

Salvando las distancias, las Vision Pro tienen un reto parecido al que enfrentó el primer iPhone. Ofreció desde el primer día una manera diferente de hacer lo que hacían los móviles que habían dominado el mercado hasta entonces, pero las aplicaciones que apuntalaron y catapultaron los teléfonos inteligentes, como WhatsApp o Instagram, aparecieron después.

Y eso fue gracias a los desarrolladores. Aquí, Apple juega con ventaja: tiene una enorme comunidad de profesionales, una industria entera, alrededor de iOS, iPadOS y macOS. Cosa que Meta, por ejemplo, no tiene para sus Meta Quest. Los de Cupertino tienen mucho andado y es hasta probable que Zuckerberg saque provecho por el efecto llamada que ha provocado Apple. Negar que lo ha conseguido sería mentir y deja una pregunta evidente en el tintero. Si Meta hubiese hecho algo tan bueno como las Vision Pro, ¿se habría generado todo este revuelo?, ¿hubiésemos visto a alguien ir a un Starbucks con unas Meta Quest encima o conduciendo un coche?

Las Vision Pro de Apple no van a matar al iPhone. Para que eso suceda tienen que pasar eones. Con suerte, en un plazo razonable, conseguirán jubilar algún iPad y algún MacBook. Hay incluso más papeletas de que antes de que todo eso ocurra, se acaben cobrando la vida de algunos de esos usuarios que han tenido la ocurrencia de, al poco de sacarlas de la caja, ponerlas a prueba mientras conducen por una autopista.

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