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El momento más importante para Apple en muchos años: ¿puede inventar otro 'iPhone'?
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YA SE PUEDE COMPRAR... EN EEUU

El momento más importante para Apple en muchos años: ¿puede inventar otro 'iPhone'?

Las Vision Pro, el primer computador espacial según palabras de Apple, ya se puede comprar en EEUU. Su llegada al mercado produce tanta expectación como incertidumbre si logrará lo que nadie ha logrado

Foto: Las Vision Pro de Apple. (Reuters/Loren Elliott)
Las Vision Pro de Apple. (Reuters/Loren Elliott)

Pocos se ponen de acuerdo en cómo catalogar exactamente el último invento de Apple, las Vision Pro, que este viernes se pusieron a la venta, por ahora, solo en Estados Unidos. Habrá quien las llame gafas de realidad aumentada. Habrá quien opte por la fórmula de gafas realidad mixta y otros las describirán como casco o visor. Incluso habrá alguna que otra persona que abrace la fórmula oficial y se refiera a ello como computadora espacial. Este lío de nomenclaturas a la hora de la verdad importa poco, porque sea cual sea la elección, no cambia lo importante.

La multinacional norteamericana se enfrenta a su momento más crucial en años: el de demostrar si es capaz de crear de nuevo un fenómeno iPhone y volver, una vez más, a poner a toda la industria de la electrónica de consumo a bailar a su ritmo, como lleva haciendo desde que presentó su primer smartphone, allá por 2007.

En el tiempo que ha pasado desde aquella efeméride, la compañía ha conseguido convertirse en la más valiosa de todo el globo (solo Microsoft llegó a desbancarle durante un breve periodo de tiempo). Más recientemente, en 2023, consiguió lo nunca visto. Superó a Samsung en ventas y se convirtió en el fabricante que más teléfonos vendió cada año.

Tim Cook, CEO de la compañía, compartió un video en Twitter para dar el pistoletazo de salida a la venta de reservas del dispositivo. La venta libre, como tal, empezará el 2 de febrero. En el archivo compartido por el principal ejecutivo de la firma se podían ver varias secuencias del proceso del montaje de las Vision Pro. Un pequeño aperitivo que da fe de lo complejo que es este desarrollo, que se ha prolongado durante una década y ha devorado miles de millones de euros.

Foto: Foto: Aly Song/Reuters.

El dispositivo fue carne de meme en su presentación por su futurista aspecto, similar al de unas gafas de esquí o de buceo. Está repleto de sensores y cámaras para escanear el exterior, pero también nuestro movimiento de los ojos, que se recrean virtualmente en la parte frontal con el fin de no sentirse tan aislado.

Las imágenes que floten en el aire cuando las llevemos puestas se harán realidad gracias a dos pantallas que pondrán 23 millones de píxeles delante de cada ojo. El dispositivo será capaz de rastrear también el movimiento de las manos, porque no harán falta mandos sino que se interactúa con los dedos, a través de pellizcos y otros gestos al aire. Con las cámaras se podrá grabar también video tridimensional.

Estos son solo algunos de los detalles técnicos de una máquina que Apple quiere convertir en la llave para desbloquear de una vez por todas lo que otros, desde Meta hasta Sony o HTC, han llamado metaverso, sin que nadie haya sido capaz de definir exactamente qué hay tras esa palabra.

En Cupertino ya dejaron claro que de lo que iban a hablar ellos es de computación espacial y pidieron a los desarrolladores con los que han estado trabajando que sigan esa misma línea argumental. Esto tampoco es nuevo. Es la obsesión de la firma californiana por contar las cosas a su manera para evitar comparaciones odiosas. En su última WWDC, cuando todo el mundo hablaba de inteligencia artificial, ellos no la mencionaron ni una vez. Cuando presentan un móvil no hablan de RAM ni de mAh de la batería y ponen sus propios nombres a las pantallas que equipan sus iPhone. Aquí más de lo mismo. Quieren diferenciarse del resto hasta en el lenguaje. Sobre el uso que se les puede dar habrá que esperar para ver qué aplicaciones se lanzan en las próximas semanas, pero en los videos de demostración ya enseñan cosas como poder ver películas en una pantalla gigante flotante y en tres dimensiones, hacer videollamadas mientras tus contactos flotan en el aire alrededor de una presentación o un power point y así un largo etcétera.

La primera generación de cualquier producto o tecnología que presume de ser lo que los ingleses llaman game changer suele estar muy alejada del bolsillo del común de los mortales. Se ha visto decenas de veces en los últimos años. Esta no es una excepción. El precio mínimo es 3.500 dólares. Si quieres la funda de transporte o una batería extra, la factura se eleva 199 dólares por cada accesorio. Si utilizas gafas, tendrás que dejarte 149 dólares porque necesitas unas lentes magnéticas ya que el visor no está diseñado para utilizar con gafas.

En resumen, una barrera que aleja el dispositivo del gran público. La manzana aspira a vender 500,000 unidades este año. En todo el mundo. En los últimos doce meses, vendió casi 235 millones de iPhone. Muchos han recordado la última gran entrada de Apple en un nuevo mercado: el de los relojes inteligentes.

En su primer año a la venta, el Watch consiguió colocar 12 millones de unidades. La comparativa hay que cogerla con pinzas, ya que los smartwatches son en realidad un complemento, una extensión, de un mercado que ya estaba creado, el de los móviles. Aquí no hay esa red de seguridad. No se sabe si es un salto al vacío, si hay una piscina o una charca en realidad.

Foto: Visitante en el expositor de Meta en Barcelona (EFE / Alejandro García)

Que solo salgan a la venta en Estados Unidos tiene toda la lógica. Y no solo por las capacidades para escalar la producción. El proceso de venta es radicalmente diferente al de otros productos que el consumidor conoce. Cada tienda oficial ha tenido que enviar a dos empleados al cuartel general para una formación de todo lo que se refiere al dispositivo. Estos trabajadores serán los que se encargarán a partir del día 2 de febrero (día que llegan a los establecimientos físicos) de hacer demostraciones a los clientes que reserven una cita.

No deja de ser algo sorprendente que Apple haya decidido venderlas desde el primer día por internet. El sistema te pide escanear con un iPad o un iPhone tu cara (como si lo hicieras con Face ID) para tener más información sobre las medidas de tu cabeza y así poder aproximarse mejor al tamaño de banda que se necesita para tener un ajuste más certero. Sin embargo, cuando se recojan en las tiendas se podrán hacer cambios en las configuraciones para evitar fallos.

placeholder Fotografía cedida por Apple donde se aprecia a una mujer mientras graba un vídeo con su iPhone. (EFE/Apple)
Fotografía cedida por Apple donde se aprecia a una mujer mientras graba un vídeo con su iPhone. (EFE/Apple)

Este proceso más meticuloso también se ha extendido a los especialistas, blogueros y periodistas que suelen cubrir la actualidad y analizan las novedades de la compañía. En lugar de enviarles el producto directamente y citarles a un encuentro virtual, Apple ha organizado una toma de contacto en diferido que va a constar, tal y como adelantó Mark Gurman (reportero de Bloomberg), de dos sesiones previas con responsables de producto separadas por una semana.

En los últimos días, varios medios estadounidenses especializados han publicado sus impresiones de esa primera cita. Las primeras reseñas completas es probable que se vean publicadas pocas horas antes del lanzamiento del 2 de febrero. Ahora el balón está en el tejado, o al menos eso parece, en el tejado de los desarrolladores. Algunos de ellos han colaborado con Apple antes del lanzamiento, acudiendo a encuentros donde han ido dando feedback y sugerencias de mejora. Algunos también han dispuesto de unidades de prueba y prototipos con los que trabajar y que la compañía controlaba a distancia con el fin de ver los avances y los problemas con los que se encontraban mientras trabajaban con esta nueva plataforma.

La hora de los desarrolladores y las apps

También se ha ofrecido, a través de xCode (una herramienta de desarrollo), la posibilidad de ver cómo funcionan sus creaciones para iPad en este nuevo entorno de tres dimensiones.

Hay una cosa que diferencia a los estadounidenses del resto de los que han intentado conquistar el metaverso: la parroquia de desarrolladores que han cosechado en torno al iPhone y la App Store. A pesar de las expectativas que parecen haber generado, hay varios que ya han anunciado que, por ahora, no tendrán soporte ni apps oficiales para la Vision Pro. Y los que lo han dicho no son mindundis precisamente. Netflix, YouTube, Spotify o el New York Times son solo algunos de los que completan esta nómina.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Las razones para este rechazo pueden ser variadas. La primera de todas es que probablemente desarrollar algo nativo sea un reto demasiado grande para sacar rédito de una tecnología que no ha dado ni sus primeros pasos y que simplemente está haciendo el amago de empezar a gatear. Crear algo para esto, por mucho golpe de efecto que pueda suponer, puede traducirse también en un sinfín de fallos y bugs que vayan surgiendo según más usuarios vayan utilizando este dispositivo.

Tercera, y quizá más importante, es que estos actores pueden estar esperando a que se reformulen las normas de juego que rigen la relación entre los desarrolladores y las tiendas de aplicaciones de la compañía. Actualmente, cobra un 15 o un 30% de comisión por descarga o suscripción. Si no se pasa por el aro, no se puede poner un método de pago propio.

Hay que redirigir a los usuarios a una web a través del navegador y que completen ahí el proceso. Netflix es de los pocos que no ha dado el brazo a torcer. Otros, como Spotify, lo hacen, pero en el pasado llamaron a las puertas de la UE por considerar que esta tasa privilegiaba a los servicios propios de la compañía.

Foto: La batalla entre Apple y Epic Games continúa fuera de los juzgados (Reuters/Dado Ruvic)

En las últimas semanas se han intensificado los rumores y las informaciones de que se avecinan cambios al respecto, pero todavía no se han materializado. Probablemente, todos estos actores estén expectantes tanto de los errores que vayan surgiendo en esta primera fase, así como de novedades de otros tipos.

La de la computación espacial va a ser una revolución, si es que llega a serlo, que se cocine a fuego muy lento. El año pasado, según IDC, apenas se vendieron 8 millones de visores de realidad virtual en todo el mundo. Habrá que ver cómo las Vision Pro influyen en las estadísticas de este año y de los ejercicios venideros. Hay retos por delante. Entre otros, el de aumentar la capacidad de producción o el del precio. En el horizonte ya aparece un supuesto modelo asequible. De todas formas, Apple ya ha conseguido su primera victoria: volver a insuflar aire a una idea que parecía muerta.

Y hay un ganador, por cierto, inesperado. La empresa antes conocida como Facebook. Su idea del metaverso no solo había caído en saco roto, sino que le generó probablemente la mayor crisis de su historia en lo que se refiere a las finanzas. Recibió un fuerte tirón de orejas por no estar a lo que tocaba, la inteligencia artificial. Mark Zuckerberg viró el rumbo y empezó a prestar atención a esa otra revolución. Es probable que si Apple consigue levantar un ecosistema en torno a su idea de computación espacial, Meta también se vea beneficiado de ello.

Pocos se ponen de acuerdo en cómo catalogar exactamente el último invento de Apple, las Vision Pro, que este viernes se pusieron a la venta, por ahora, solo en Estados Unidos. Habrá quien las llame gafas de realidad aumentada. Habrá quien opte por la fórmula de gafas realidad mixta y otros las describirán como casco o visor. Incluso habrá alguna que otra persona que abrace la fórmula oficial y se refiera a ello como computadora espacial. Este lío de nomenclaturas a la hora de la verdad importa poco, porque sea cual sea la elección, no cambia lo importante.

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