Tim Cook: el trabajador incansable que ha sabido seguir el camino iniciado por Steve Jobs

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En el año 2011, cuando Steve Jobs fue consciente de que su vida pendía de un hilo, quiso dejar bien atada su sucesión en la empresa que él mismo había fundado. El elegido fue Tim Cook, un ejecutivo que llevaba 13 años trabajando en Apple y que antes había estado otros 12 años en IBM. Ya había sustituido a Jobs en dos periodos al frente de la compañía, en 2005 y 2009, ambos por los tratamientos médicos del fundador, por lo que ser el siguiente CEO de la compañía parecía el paso lógico.

Desde su llegada a la empresa de la manzana, Tim Cook había trabajado como Vicepresidente de Operaciones Mundiales, una vicepresidencia que después también se encargó de los departamentos de Ventas, Servicio y Postventa. También tuvo responsabilidades en el desarrollo de la ingeniería del hardware de Macintosh y en todos esos puestos destacó por una cualidad por encima de todas: su enorme capacidad de trabajo.

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Álvaro Monescillo

Los que le conocen señalan de Cook que es el primero en llegar a la oficina y el último en marcharse. Pero además de ser incansable, el director ejecutivo de Apple destaca en muchas otras facetas: no es tan creativo como otros ejecutivos, pero tiene claro lo que quiere; no es excéntrico, sino que transmite tranquilidad y credibilidad; no tiene el carisma de su predecesor, pero es metódico y perfeccionista. Tanto, que no duda en hacer mil preguntas sobre un mismo tema hasta que tiene todos los datos para tomar una decisión.

Suceder a un mito

Tim Cook tuvo que enfrentarse a la casi imposible tarea de suceder a una leyenda como Steve Jobs, el hombre que creó Apple en el garaje de su casa, que vio cómo le expulsaban de su propia empresa y que volvió a lo grande para llevar a la compañía de Cupertino a lo más alto de la industria tecnológica. Por eso, lo primero que hizo fue transmitir tranquilidad: "Deben estar seguros de que Apple no va a cambiar. Steve construyó una compañía y cultura diferente a cualquier otra en el mundo y vamos a permanecer fieles a eso, es nuestro ADN".

El nuevo CEO confirmó en los años siguientes lo que había adelantado en su presentación. Así siguió el camino marcado por Jobs, pero fue añadiendo pinceladas de su propia personalidad. Presume de contestar a diario todos los correos que le llegan (unos 800 cada día) y de ponerse al teléfono cuando cualquier empleado de la compañía le reclama. Y con su trabajo ejemplar, delegando tanto en los ejecutivos como en los profesionales, consiguió que Apple se convirtiera en la primera empresa en alcanzar el billón de dólares de capitalización.

Una de las frases que se le recuerdan a menudo tiene que ver con esa claridad al asumir un puesto tan importante por la persona que lo había ostentado anteriormente: "Steve fue un genio y un visionario, nunca creí que mi papel fuera sustituirlo. Fue original, nunca he sentido realmente el peso de tratar de ser Steve. No es mi objetivo en la vida. Soy quien soy. Estoy centrado en eso. En ser un gran CEO de Apple".

Tim Cook ha continuado con el legado de Steve Jobs añadiendo su propia personalidad

Pero, además de ser uno de los ejecutivos más importantes del mundo, Tim Cook también es una persona de fuertes convicciones personales. En 2014 hizo pública su homosexualidad y, hoy en día, sigue siendo uno de los pocos altos ejecutivos que se muestra abiertamente gay. También es famoso por su labor filantrópica, y se ha comprometido a donar la totalidad de su fortuna a caridad y no es una cantidad pequeña: se estima cercana a los mil millones de euros.

Tim Cook resume su filosofía en una frase: "No soy el tipo de persona a la que le importa el reconocimiento, no es lo que me motiva. Lo que me motiva es el buen trabajo, ver a la gente hacer grandes cosas y ser parte de ello".