La ciencia podría haber resuelto el misterio de las ballenas varadas en el Pacífico
Los varamientos de grandes cetáceos son uno de los grandes desafíos que afronta la ciencia. En el caso de las ballenas grises del Pacífico Norte, el deshielo del Ártico parece estar detrás del problema
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La Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) estima que, desde el año 2019, han aparecido muertas o varadas en las playas de la costa occidental de Estados Unidos y México en torno a 680 ballenas grises. Es el episodio de este tipo más grave de la historia desde que hay registros, muy por delante del sucedido en 1999. Aunque en un principio se barajaron como causas enfermedades y accidentes con barcos y redes de pesca, todo parece indicar que el cambio climático es el responsable de estos sucesos.
Así lo refleja un reciente artículo publicado por la revista Science. En concreto, afirma que la reducción de la capa de hielo del Ártico está afectando a la disponibilidad de las presas naturales de las ballenas grises, lo que a su vez está elevando el número de varamientos. Es más, la población de este gran mamífero acuático se ha visto notablemente mermada en los últimos años: en 2016 se cifraba en 27.000 ejemplares, mientras que en estos momentos se estima que ronda los 14.500.
Good news! 🎉A new count of gray whales suggests the eastern North Pacific population may be stabilizing after years of decline: https://t.co/ow1c47lUKd #WhaleWednesday 🐋@NOAAFish_WCRO pic.twitter.com/TFs0Brl5Sc
— NOAA Fisheries (@NOAAFisheries) August 16, 2023
Joshua Stuart, científico del Instituto de Mamíferos Marinos de la Universidad Estatal de Oregón, ha indicado al respecto que “se trata de un cambio poblacional extremo impropio de una especie tan grande y longeva como es la ballena gris”. Sin embargo, “puede suceder cuando la disponibilidad de sus presas naturales en el Ártico desciende rápidamente”. Fundamentalmente, se trata de anfípodos (crustáceos similares a los camarones) que se alimentan de algas marinas.
Un problema a largo plazo
Curiosamente, las ballenas grises son una de las pocas especies de cetáceos que han logrado recuperar su población hasta niveles similares a los registrados antes de que comenzase su caza comercial, la cual fue prohibida por la Comisión Ballenera Internacional en el año 1986. Hasta ahora, la especie se consideraba como un éxito en materia de conservación, pero el estudio publicado revela que podría no ser así.
La ruta migratoria de estas ballenas es de, aproximadamente, 19.000 kilómetros anuales y va desde Baja California hasta el Ártico. En este sentido, la reducción de la capa de hielo del Polo Norte provocó que los cetáceos pudiesen acceder con mayor facilidad a los anfípodos durante años, lo que ayudó a que su población creciera rápidamente. Sin embargo, esta gran cantidad de alimento disponible era una circunstancia puntual.
La razón es simple: las algas con las que se alimentan los anfípodos crecen bajo el hielo marino. Por tanto, al haber visto reducida su superficie de forma muy notoria, su disponibilidad actual es muy inferior a la de años anteriores. Los científicos no solo postulan esta hipótesis para explicar el aumento de varamientos de ballenas grises, sino que también aseguran que continuarán produciéndose en los próximos años. Eso sí, a menor ritmo.
La población de ballenas grises en el Pacífico Norte parece estar estabilizándose
De hecho, el doctor Joshua Stuart afirma que “hay señales de que el episodio de varamientos se está desacelerando, pero la población de ballenas grises sigue reduciéndose”. Además, señala que “actualmente nos encontramos en 'territorio inexplorado'. Los episodios similares que sucedieron en el pasado duraron solo un par de años, pero este está siendo mucho más largo”.
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La Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) estima que, desde el año 2019, han aparecido muertas o varadas en las playas de la costa occidental de Estados Unidos y México en torno a 680 ballenas grises. Es el episodio de este tipo más grave de la historia desde que hay registros, muy por delante del sucedido en 1999. Aunque en un principio se barajaron como causas enfermedades y accidentes con barcos y redes de pesca, todo parece indicar que el cambio climático es el responsable de estos sucesos.