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Esta planta submarina captura 20 veces más CO2 que un árbol y vive en nuestras costas
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Biodiversidad y cambio climático

Esta planta submarina captura 20 veces más CO2 que un árbol y vive en nuestras costas

Expertos reclaman una mayor atención hacia el importante papel que juega la posidonia en la lucha contra el cambio climático y la conservación de la biodiversidad marina

Foto: Pradera submarina de Posidonia oceánica. (EFE/Carlos Minguell)
Pradera submarina de Posidonia oceánica. (EFE/Carlos Minguell)

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que para cumplir con el Acuerdo de París y evitar un aumento de la temperatura media mundial de más de dos grados, las emisiones de CO₂ deberían reducirse en un 85% para 2050 con respecto a los niveles observados en 2000. Investigaciones recientes han puesto de relieve el valioso papel que desempeñan los ecosistemas costeros en el secuestro de dióxido de carbono (CO₂). Esta captura se da sobre todo en ecosistemas marinos con vegetación, especialmente en los compuestos por bosques de manglares, lechos de pastos y praderas submarinas.

Foto: El Mediterráneo se está calentando, lo que pone en riesgo sus ecosistemas. (Unsplash)

Una de las especies que más contribuye a ello es Posidonia oceánica: una planta submarina endémica del Mediterráneo que forma praderas que se distribuyen desde la superficie hasta los 40 metros de profundidad. Los estudios llevados a cabo en los últimos años señalan que la posidonia tiene una capacidad de capturar y almacenar CO₂ hasta 20 veces superior a los bosques, por lo que la protección y regeneración de sus praderas submarinas es de vital importancia para mitigar los efectos del cambio climático, así como para proteger la biodiversidad marina del Mediterráneo.

placeholder Estudio de las praderas de posidonia.(EFE/GOB)
Estudio de las praderas de posidonia.(EFE/GOB)

Pero el Mediterráneo es, actualmente, uno de los mares más contaminados y sobreexplotados del planeta, tanto por los vertidos incontrolados como por la sobrepesca, una amenaza tan constante como extrema. De hecho, la extensión de las praderas submarinas en el mar Mediterráneo se ha reducido en un 40% desde 1960, según el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA). Las que se ubican en los fondos de las Islas Baleares o la costa oriental andaluza son algunas de las más afectadas.

Proyectos en marcha

Esto está motivando que surjan proyectos con ambición ambiental para proteger y regenerar esta joya natural del Mediterráneo y gran aliada contra el cambio climático. Como por ejemplo el que está llevando a cabo el equipo de investigadores en biotecnología de CO₂ Revolution, empresa experta en la implementación de soluciones que permiten la captura eficiente de carbono a través de procesos de reforestación y regeneración de los ecosistemas naturales.

placeholder El litoral malagueño ha perdido buena parte de su posidonia (EFE/D. Pérez)
El litoral malagueño ha perdido buena parte de su posidonia (EFE/D. Pérez)

Según su CEO, Juan Carlos Sesma, "estos sumideros de carbono azul se están perdiendo a un ritmo crítico y se requieren medidas urgentes para evitar una mayor degradación. Salvar el pulmón verde del Mediterráneo, la posidonia, es de urgencia si queremos evitar los peores escenarios del cambio climático". Él y su equipo recopilan datos y planean la generación de tepes de un metro cuadrado mediante cultivo de posidonia que podrán ser fácilmente transportados y trasplantados en el fondo marino del área que se quiera regenerar.

Foto: Pradera submarina de Posidonia oceánica.

En este sentido se muestra también Manu San Félix, biólogo marino y explorador de National Geographic y fundador de la Asociación Vell Marí, que lleva a cabo la campaña Reserva 30 del mediterráneo. En su manifiesto pone de relieve cómo hace 70 años este era un mar distinto donde había grandes extensiones de posidonia con decenas de miles de nacras y una excelente calidad del agua, pues además de todo lo expuesto, sus praderas contribuyen al filtrado y la transparencia del agua.

placeholder Una nacra junto a una pradera de posidonia. (EFE/MAPAMA)
Una nacra junto a una pradera de posidonia. (EFE/MAPAMA)

Una de las zonas más afectadas por la sobreexplotación es la costa oriental andaluza, especialmente la Costa del Sol y el mar de Alborán. Un grupo de científicos del Centro Oceanográfico de Málaga del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) han puesto en marcha el proyecto medioambiental Alborán Azul. Se trata de un estudio en profundidad para diagnosticar la salud de la costa andaluza y emprender las medidas oportunas para revertir su deterioro. En dicho trabajo van a monitorizar la temperatura del agua, la salinidad, los niveles de oxígeno y medir la abundancia y composición de la comunidad fitoplanctónica.

El reto común de todas estas iniciativas es salvaguardar y regenerar las últimas praderas de posidonia para preservar la rica biodiversidad que albergan los fondos marinos del litoral mediterráneo español y contribuir a los objetivos europeos de mitigación y adaptación al cambio climático.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que para cumplir con el Acuerdo de París y evitar un aumento de la temperatura media mundial de más de dos grados, las emisiones de CO₂ deberían reducirse en un 85% para 2050 con respecto a los niveles observados en 2000. Investigaciones recientes han puesto de relieve el valioso papel que desempeñan los ecosistemas costeros en el secuestro de dióxido de carbono (CO₂). Esta captura se da sobre todo en ecosistemas marinos con vegetación, especialmente en los compuestos por bosques de manglares, lechos de pastos y praderas submarinas.

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