4 años en lo alto de Amazon: los catalanes a los que el Ibex llama para reinventar sus productos

La de Pol Fantoba y Marc Fabra es una historia de esas en que dos amigos de toda la vida se reencuentran tras unos años haciendo cada uno la vida por su cuenta y deciden emprender una aventura empresarial juntos. Aquello, que sucedió en 2013, fue el comienzo de Lucid, una agencia de Terrassa que está a punto de cumplir una década. Una barrera psicológica que cruzarán convertidos en una empresa que ya cuenta con 25 personas y que se ha especializado en reinventar cualquier cosa que les pidan. Desde una simple mochila, un secador de pelo o un robot de cocina hasta una azada, un cargador para coches eléctricos o un centro de datos. Su éxito se resume en una banqueta plegable que hicieron junto a la marca Casa Vigar.

El objetivo era darle una vuelta de tuerca, dotarlo de personalidad para diferenciarse de los cientos de modelos que se pueden encontrar por cuatro duros en cualquier tienda de internet o de barrio. "No era simplemente hacerlo bonito. Tenía que cumplir otras cosas. Y también tuvo algunas dificultades, como conseguir que la bisagra no fuese visible", cuenta a El Confidencial Fabra. La fórmula funcionó y el accesorio doméstico de Casa Vigar lleva desde su lanzamiento como top ventas de su categoría en Amazon desde hace casi un lustro.

Este, el de la banqueta plegable, es probablemente el triunfo más llamativo de Lucid. Pero no es ni mucho menos el único. En los últimos años, se han hinchado a recoger premios. En sus vitrinas se guardan más de 40 galardones internacionales. Entre ellos, varios Red Dot Design, el más prestigioso de los reconocimientos de la industria. Algunos de los diseños del estudio catalán que han sido reconocidos por esta organización se pueden ver en los museos que tiene en Essen (Alemania), Singapur o Xiamen (China). Sus logros llamaron la atención de Jungle21, un grupo especializado en negocios creativos, que adquirió el estudio para incorporarlo a su cartera de empresas.

El santo grial de las mochilas

Uno de los inventos que se llevaron este Oscar del diseño fue Shell, una mochila que hicieron para la startup de moda española TropicFeel. "El 99% de las cosas que hacemos son nuevas para nosotros. Todos los proyectos entrañan algún reto y alguna dificultad, pero aquello fue todavía más especial. Nunca habíamos trabajado con textil. Es decir, cuando Bellota nos pide una azada, no hemos hecho 30 azadas y nos toca hacer mucha investigación. Pero al final es madera o metal y eso lo conocemos más", recuerda Fabra. TropicFeel les encargó algo así como el santo grial de las mochilas: poder guardar muchas más prendas en el mismo espacio. "Es una inmersión en algo completamente desconocido. Al final eso da mucho respeto, porque te metes en un terreno donde hay muchas marcas con experiencia intentando conseguir lo mismo". Lo que propusieron fue una solución modular y una serie de correas que ayudan a comprimir más la ropa. La idea se llevó, precisamente, un Red Dot en 2022. "Cuando ves que otras compañías con más experiencia que tú están empezando a implementar cosas similares, te das cuenta de lo que has logrado".

El papel de Lucid no se limita únicamente a la conceptualización. "El caso de Shell es muy representativo de nuestra forma de trabajar, porque les buscamos el proveedor en Vietnam y les hicimos la primera producción", aclara el cofundador de la agencia, que insiste en que el papel de una empresa como la suya no se puede limitar "al diseño de autor básico, a hacer tres garabatos y borrarse del proceso", sino que hay que acompañar al cliente hasta el final. "Puedes hacer algo tremendamente bueno, pero que a la hora de producirlo vaya a costar tres o cuatro veces más, se acaba descartando y el trabajo queda en nada. Por eso nosotros queríamos hacer algo de principio a final".

Fabra explica que fundó la empresa junto a Fantoba con el fin de "democratizar el diseño". "Se piensa que solo es atribuible a ciertas, pocas compañías, pero no hay mantra más equivocado. La gran mayoría de empresas pueden utilizar el diseño como palanca de transformación. Hay muchísimas compañías industriales que tienen un enorme potencial desaprovechado para hacer mejores productos, dar mejores servicios y ser más competitivas", sentencia. "Da igual el tamaño. Nosotros hemos hecho cosas para startups, pymes y para empresas del Ibex", añade, en relación con el proyecto de un reloj inteligente para personas mayores que les encargó Telefónica o el proyecto de router "que nunca esconderías" que prepararon para Orange España. Haier, uno de los mayores fabricantes de electrodomésticos, o Taurus son otras grandes empresas que han recurrido a ellos.

La forma de trabajar del estudio, explica, se basa en tres pilares. Primero, "un trabajo etnográfico muy importante" para detectar "necesidades no cubiertas" y no fallar al plantear el proyecto. Dar forma a la idea puede depender del Departamento de Industria y Diseño Físico o del Departamento Digital. "Aunque se pueden percibir como algo diferente, lo normal es que trabajen juntos porque desde hace tiempo trabajamos mucho el concepto phygital, productos físicos conectados a un servicio digital", detalla Fabra.

La fiebre de conectar todo

Eso sí, hace una advertencia acerca de la fiebre por conectar absolutamente todo. "De nuevo volvemos a lo de estudiar las necesidades de la gente. Que un termostato, una lavadora o una lámpara estén conectados a internet puede tener mucho sentido. Pero igual que una nevera tenga conexión a internet y haga esto y aquello que nadie ha pedido no tiene sentido alguno y lo único que hace es complicar la producción o el coste". Otra de las obsesiones de Fabra es "la circularidad y la sostenibilidad" de lo que crean. La pregunta es evidente: ¿se lanzan demasiados productos al mercado?, ¿fabricamos por encima de nuestras posibilidades? Este diseñador lo tiene bastante claro. Hay que alargar la vida útil de todo y poner el acento, entre otras cosas, en el derecho a reparar.

"Hemos visto cómo se ha retrocedido en esto. Antes podías cambiarte tú mismo el foco del coche. Ahora tienes que ir al concesionario o al servicio técnico oficial", argumenta. Obviamente, está "muy a favor de introducir", al estilo Nutriscore, un índice de durabilidad y reparabilidad en los productos tecnológicos. Cree que eso puede ayudar, por ejemplo, a cambiar la mentalidad low cost que muchas veces reina en mercados como España. "Si vas a comprarte unos auriculares y una marca te pide 20 euros y la otra 80, pues si no eres un entendido de la música, igual el audio te da igual y compras el barato. Pero si ves que uno tiene una A en durabilidad y el otro un suspenso y te va a durar mucho menos, pues te lo piensas".

Para solucionar esto, también apuesta por la servitización. "Sobre todo si va orientada a acabar con la obsolescencia programada y no a exprimir al consumidor", afirma. "Esto es un pez que se muerde la cola. Si creas un buen producto, bien construido, que puedas reparar, probablemente puedas conseguir que te paguen una suscripción o un fee por ese producto y, aunque pueda ser costoso crearlo, vas a rentabilizar mucho más que si creas algo barato y obligas al cliente a renovarlo cada poco tiempo. Esto es algo que hasta Ikea está empezando a experimentar con algunos servicios de muebles".