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Este es el debate tecnológico de la década y en España no nos enteramos de nada
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viral y ¿peligrosa?

Este es el debate tecnológico de la década y en España no nos enteramos de nada

"En el caso de TikTok, este tipo de aplicaciones pueden suponer una gran vulnerabilidad. No solo por las posibles ventanas traseras que pueden abrir en los dispositivos, sino por la propia gestión de la información"

Foto: Logo de TikTok, conocido en China como Douyin. (Reuters/Tingshu Wang)
Logo de TikTok, conocido en China como Douyin. (Reuters/Tingshu Wang)
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Desde hace meses, hay un debate tecnológico a cara de perro entre Occidente y China cuyo resultado tendrá ramificaciones empresariales, técnicas y geopolíticas de un alcance todavía difícil de discernir. Un debate que genera titulares de alto voltaje político entre las grandes potencias mientras pasa de puntillas por entre la clase política, empresarial y la opinión pública española. ¿Por qué demonios no nos interesa lo que está pasando con TikTok? ¿Es que nos estamos perdiendo algo?

Quizá durante las últimas semanas haya leído alguna noticia sobre la prohibición de descargar esta aplicación, propiedad de la compañía china ByteDance, en teléfonos oficiales. Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Alemania, Estonia, Francia, Países Bajos, Noruega, Bélgica, Dinamarca, Nueva Zelanda, India, Jordania o Taiwán son algunos países que ya han impuesto límites, de una forma u otra, a esta red social de vídeos cortos, popular por sus coreografías, retos, memes e influencers de todo pelaje. También las instituciones europeas, como el Parlamento o la Comisión, que incluso han regañado a los países que no están tomando medidas al respecto.

Muchos países todavía no han movido ficha, pero incluso ahí existe cierta discusión política al respecto. En Estados Unidos, donde el Congreso incluso se plantea la posibilidad de prohibir TikTok para el público general, y otros países también han surgido voces políticas y sociales en contra de desenchufar la plataforma, que niega todas estas acusaciones. La excepcionalidad de España es que ni siquiera estamos hablando de ello. Quizás ha llegado el momento de ver este asunto de otra manera y darle la importancia que se merece. Porque un software con el potencial para convertirse en el arma inesperada de una guerra del futuro es, sin duda, un tema de seguridad nacional a debatir.

"Sorprende la poca relevancia que se les da a todos los niveles, no solo por parte de la clase política —sin excepción— y en determinados foros de opinión. Pareciera que esto no va con nosotros. Y es algo que se viene dando con todo el tema de dependencia y vulnerabilidad de la tecnología china, por ejemplo cuando se habla del 5G y de contratar a empresas chinas para prestar servicios y crear infraestructuras críticas. Ese debate, a diferencia de lo que pasaba en otros países, en España ni se ha tenido en consideración”, explica Manuel R. Torres, experto en desinformación y estrategias híbridas, a El Confidencial.

"En el caso de TikTok, este tipo de aplicaciones pueden suponer una gran vulnerabilidad. No solo por las posibles ventanas traseras que pueden abrir en los dispositivos, sino por la propia gestión de la información. Son aplicaciones muy invasivas de la privacidad y recopilan grandes capacidades de datos de los usuarios sobre los que no solo no tenemos control, sino que pueden terminar en poder de una soberanía que puede llegar a instrumentalizarlos en una situación de conflicto”, agrega el Torres, catedrático de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.

Foto: Vladímir Putin y Xi Jinping se reúnen en Moscú. (Reuters/Sputnik)

En su reciente viaje a China para entrevistarse con el presidente Xi Jinping, Pedro Sánchez no mencionó el asunto que tanto inquieta a sus aliados de la OTAN. No estaba en la agenda. El Gobierno no ha abierto ningún tipo de investigación para decidir sobre el asunto, como han hecho otros países dubitativos, ni se ha dado ninguna sugerencia —al menos públicamente— sobre la presencia del programa de los dispositivos más sensibles. En su momento, también evitó mojarse con el 5G de la multinacional china Huawei, bajo sospecha de ser una posible amenaza de seguridad. Pero en el ecosistema de ciberseguridad y defensa sí le tienen pillada la matrícula a la discusión, aunque todavía no exista voluntad política de hacer nada.

"Este debate existía en el ámbito de seguridad nacional pero se ha abierto mucho con la invasión de Ucrania. Los dispositivos, los software y los sistemas deben ser confiables desde el punto de vista técnico que obviamente se debe exigir a un fabricante; pero en la actual situación geopolítica que vivimos nos lleva a los países occidentales y democráticos, que nos debemos proteger frente a injerencias de otros Estados, a exigir a los fabricantes requisitos de otro tipo, no solo técnicos", explicó recientemente Marina Rodríguez, jefa de la Unidad de Ciberseguridad y Lucha contra la Desinformación de la Dirección Nacional de Seguridad (DNS) en un foro organizado por la Fundación Feindef.
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"Hay empresas que pertenecen a países hostiles en cierto modo que tienen requisitos técnicos en sus productos que son indiscutibles, pero sí que ofrecen muchas dudas desde el punto de vista geoestratégico y de espionaje. TikTok no es una aplicación probablemente que no sea técnicamente segura, pero por pertenecer al Estado que pertenece, por la ley de inteligencia china que obliga a empresas e individuos a informar sobre los temas que operan, quizás, y bajo el paraguas de seguridad nacional, tengamos que replantearnos la seguridad de estos programas", agregó.

No faltan argumentos.

Un arsenal de datos para Pekín

Es difícil navegar unos minutos por TikTok y sentir ningún tipo de amenaza geopolítica. Si pensamos en los arsenales del futuro es fácil imaginarse drones y misiles dirigidos por inteligencia artificial, vehículos de combate autónomos o sofisticadas redes de inteligencia satelital, y no en bailecitos pegadizos y fragmentos de series retro que prácticamente habíamos olvidado. Como tampoco pensamos en su momento cómo Facebook, entre fotos familiares y chistes, podía entremeter suficiente desinformación para influir en elecciones trascendentales, del referéndum del Brexit a la victoria de Donald Trump. Pero esto va más allá de un mero temor a la privacidad de los ciudadanos o a una explotación interesada de los puntos ciegos del sistema.

En marzo, el parlamento de Australia –otro de los países que ha prohibido TikTok en dispositivos gubernamentales– publicó un informe en el que relataban los distintos puntos críticos de la aplicación de ByteDance para la seguridad nacional. Si bien el documento no revela nada que no se supiera previamente, sí reflejaba de forma clara el miedo de Camberra a que, llegado el momento, el Partido Comunista Chino y el Ejército Rojo utilice esta plataforma como arma de guerra. Y el primer argumento que manejan los expertos ante la inacción en España.

"Ante una posible amenaza, es mejor prohibir su uso", comenta Javier Rodríguez, analista de ciberdefensa, sobre esta ola de restricciones a El Confidencial.

Foto: Aplicación de TikTok. (EFE/EPA/Hayoung Jeon)

Porque uno de los aspectos que diferencia el caso TikTok respecto a las operaciones de influencia de, por ejemplo, Rusia, es que en esos casos se utilizaban plataformas estadounidenses como medio, lo que permite cierta fiscalización y, si es necesario, transparencia. Pero aquí se trata de una plataforma en la que el Gobierno chino posee la acción de oro (y un simbólico 1% de la sociedad con un enorme peso político), además de que un funcionario del Partido Comunista, Wu Shugang, se sienta en su consejo de administración. Como ya explicó este periódico, la empresa está haciendo todo tipo de maniobras y propuestas para desligarse de la alargada sombra de Pekín. Pero no convence. Los riesgos son muchos y a diferentes niveles.

Una investigación de la firma de ciberseguridad Internet 2.0 detalló el año pasado cómo funciona la recogida de datos por parte de la red social china. Los expertos revelaron un acceso a prácticamente todo lo que ocurre en los dispositivos en los que se instala la aplicación, si bien este era mucho más agresivo en Android que en iOS. "Nos encontramos con que comprueban la localización GPS del usuario a cada hora y que continuamente piden solicitudes para obtener más datos del usuario. También vimos que tienen acceso al calendario y todas las aplicaciones que se estén ejecutando en ese momento", explicó a este periódico David Robinson, autor del estudio y agente de inteligencia retirado del ejército australiano.

¿Y Qué puede hacer con eso el Partido Comunista Chino?

"Esto puede hacer, por ejemplo, que el Gobierno chino sepa toda la gente que se ha conectado en Ucrania y sube vídeos desde allí. ¿Es un riesgo? Depende de cómo lo uses", apunta Rodríguez, que recuerda que "las redes sociales, sean TikTok o Facebook, no son capaces de saber solo lo que haces en su aplicación, sino también en tu teléfono". La principal defensa de TikTok, de hecho, es que su aplicación no hace algo distinto a las del resto de redes sociales. Además, siempre han defendido que se trata de un asunto que poco tiene que ver con potenciales riesgos de seguridad, sino con que su aplicación está consiguiendo desplazar a las estadounidenses, que desde hace tiempo copian todo lo que hace.

Foto: Batallón francés de la OTAN, en Rumanía. (Reuters/George Calin)
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El problema, de nuevo, es que los datos de la aplicación se envían a sus servidores ubicados en China, donde la ley facilita el acceso a las autoridades. Algo similar a lo que ocurre en Estados Unidos, como mostraron las revelaciones de Edward Snowden sobre las prácticas de la NSA o las transferencias de datos entre la Unión Europea y EEUU, aun sin respaldo legal. "El problema es que estamos dando datos a una potencia hostil, y no me cabe ninguna duda que lo están usando", apunta Javier Rodríguez.

Una investigación de BuzzFeed reveló los ingenieros de TikTok en China podían acceder a los datos de los clientes estadounidenses, como quedó reflejado en los audios de más de 80 reuniones internas en las que se confirmó que tuvieron "acceso a datos no públicos sobre los usuarios estadounidenses" entre septiembre de 2021 y enero de 2022. Poco después, TikTok reconoció que su personal en China había espiado periodistas de varios medios buscando datos para identificar posibles filtraciones de los trabajadores.

"Se pueden hacer muchas cosas con esa información que recopila TikTok, porque tiene tanto un valor comercial como de inteligencia para hacer campañas de este tipo o anticiparte y tener ventaja sobre el adversario. Ahí también entra que China pueda ceder esa información a terceros a los que le interese. Por ejemplo, si quiere favorecer a un político, puede pasarle datos que comprometan al rival", apunta Mario Guerra Soto, exanalista de malware en el Ministerio de Defensa. En su caso, también tiene claro que esta operativa no pinta bien: "Guardar datos te supone un gasto adicional, tienes que comprar, gasta electricidad y tienes que mantenerlo, y nadie hace eso gratis".

Un silencio incómodo

Esos datos vienen de los permisos que se le dan a la aplicación, en la que según las investigaciones de Internet 2.0 podría estar dándole acceso a tu calendario, lista de contactos, fotos, vídeos, cámara, micrófono, información de pago y otros detalles. Con esto se pueden lanzar operaciones híbridas de desinformación o apuntar a objetivos concretos. Las posibilidades que le da eso a las unidades de inteligencia del Ejército Popular son múltiples. Desde campañas de desinformación masiva a espionaje contra personas de interés o su entorno.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (Kremlin)

"¿Qué hubiese sucedido respecto al posicionamiento de la opinión pública occidental respecto a Ucrania si Twitter, Facebook o Instagram fueran empresas rusas. Eso le habría dado al Kremlin la capacidad para bloquear determinado contenido, priorizar otras narrativas, diseminar desinformación y hacer todo de una manera sutil e incluso opaca, ya que al final tú controlas la caja negra? Creo que habría tenido un impacto muy importante para influenciar a la opinión pública", se pregunta Torres. "Y también existe el riesgo de esa otra influencia individualizada y que tiene que ver con la posible coacción o el chantaje a determinados creadores de opinión o decisores clave, a los cuáles pueden llegar a estar comprometidos", agrega.

También en materia de seguridad empresarial, ya que se comparten los dispositivos para uso personal y laboral. "TikTok te puede permitir acceder en remoto a una conversación, como puede ser una reunión importante", apunta Guerra.

Estos argumentos, por el momento, no cuajan en España. "Es un tema de concienciación, no se le da importancia porque no se le ve como amenaza. Si fuera una aplicación de Marruecos, la percepción seguro que cambiaría", apunta Rodríguez. Los expertos creen que quizás acabemos entrando en el redil por la vía europea o de la OTAN, pero siempre en los términos mínimos. De hecho, las guías que publica el CCN-CERT de aplicaciones no recomendadas para la instalación en dispositivos oficiales no implican su prohibición. "El cumplimiento depende de los servicios técnicos de cada organización de la administración pública. De todos modos, no es de obligado cumplimiento, son solo recomendaciones, así que no hay sanción de ningún tipo si no se sigue. Cada sitio tiene su criterio, donde Defensa o Presidencia suelen ser las más restrictivas", comenta Rodríguez.

Foto: Imagen de archivo de una tienda de Shanghái, China. (EFE/EPA/Alex Plavevski)

"Los teléfonos de los ciudadanos son otro asunto. ¿Te van a quitar TikTok por un riesgo lejano? Al común de los mortales les da totalmente igual", apostilla el experto. Decenas de universidades estadounidenses han prohibido conectarse a la app china desde sus redes wifi. ¿La respuesta? Conectarse con datos móviles.

Y esto nos lleva a un debate más de fondo. ¿Qué vamos a hacer con la tecnología china? Porque esta canción ya la hemos escuchado: misma melodía con letra diferente. Hace unos años, Estados Unidos y sus socios de la alianza de seguridad Five Eyes ya propusieron un veto a Huawei entre los países miembros de la OTAN. "Huawei siempre ha defendido que es una guerra comercial y que se inventan pruebas contra ellos. Es cierto que siempre existe ese tufo, pero también que EEUU deja entrever algo más, aunque no lo publiquen", explica Guerra Soto. De hecho, por ahora, las pruebas contra ellos no se han hecho públicas, pese a la escalada de esta situación. Y, en cualquier caso, el 60% de las redes 5G en Europa cuentan con tecnología de Huawei o ZTE, otra firma china con restricciones similares en EEUU, según un informe reciente de la consultora Strand.

"Todos los dispositivos de Huawei tienen un software que se conecta a China para buscar actualizaciones. En cualquier momento, se puede mandar una actualización maliciosa, como, por ejemplo, en un momento de tensión como el que hay entre China y Taiwán. Una vez hecho, puedes desde bloquear el uso de las comunicaciones hasta realizar labores de espionaje, que es algo que siempre han negado", desarrolla este especialista, que lo considera más preocupante que TikTok. "He trabajado para empresas americanas y ninguna de ellas pone material de Huawei en sus redes, porque se sabe por la NSA, aunque sus informes sean privados, que podrían provocar un apagón en tus redes o hacer espionaje".

Desde hace meses, hay un debate tecnológico a cara de perro entre Occidente y China cuyo resultado tendrá ramificaciones empresariales, técnicas y geopolíticas de un alcance todavía difícil de discernir. Un debate que genera titulares de alto voltaje político entre las grandes potencias mientras pasa de puntillas por entre la clase política, empresarial y la opinión pública española. ¿Por qué demonios no nos interesa lo que está pasando con TikTok? ¿Es que nos estamos perdiendo algo?

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