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Por fin mi PS5 vuelve a servirme: el juego del que no me he despegado en 3 semanas
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SONY SACA MÚSCULO

Por fin mi PS5 vuelve a servirme: el juego del que no me he despegado en 3 semanas

El 'God of War: Ragnarok' mejora sustancialmente una franquicia que ya tenía múltiples seguidores. Para Sony es una buena noticia porque recuerda lo potente de sus exclusivos en un momento en que Xbox presiona mucho

Foto: Foto: Santa Mónica.
Foto: Santa Mónica.

Con los videojuegos me ocurre, en muchas ocasiones, como con los libros. No pocas veces, en cuanto avanzo lo suficiente y estoy enfrascado en la aventura, hay otro título, incluso dos, que se cruzan en mi camino y me veo tentado a dividir mi atención. En otras ocasiones, incluso aparco el juego para retomarlo unas semanas después. Eso puede resultar un problema cuando uno tiene la Xbox Series X en casa, porque Game Pass, el Netflix de los videojuegos de Microsoft, es una poderosa tentación para aquellos que les gusta picotear de aquí y de allí. Pero esta vez eso no ha ocurrido. Llevo tres semanas pegado a mi PS5, algo que no ocurría prácticamente desde que la tuve en mis manos. He enfilado la parte final del God of War: Ragnarok tras dedicar casi 30 horas de juego a la historia principal. Tras este tiempo simplemente puedo concluir que estoy convencido de que este juego es, probablemente, el más importante para Sony a día de hoy y uno de los mejores videojuegos que he probado en mi vida. Todo ello en un momento clave como es la campaña de Navidad.

Juzgar el juego no era sencillo. Particularmente, soy muy fan de la entrega de 2018, que he llegado a jugar y completar hasta en dos ocasiones, a pesar de ciertas lagunas e inconsistencias. Ya se sabe, más aún en los tiempos que corren, que contentar a los seguidores más acérrimos de algo parece, como ha quedado demostrado en los últimos tiempos, un salto mortal con doble tirabuzón. Sin embargo, Santa Mónica, el estudio exclusivo de Sony responsable de la franquicia, ha dado un salto de calidad, elevando mucho el listón. Y no era fácil, ya que había muchas posibilidades de que esta nueva aventura de Kratos, el semidiós protagonista de la saga, fuese percibida como un clon del anterior, una receta repetida paso por paso al milímetro. Por supuesto, no ha sido así.

Puedo concluir que estoy convencido de que este juego es, probablemente, el más importante para Sony a día de hoy

Obviamente, algo de continuidad tiene que existir porque es una continuación de la historia, la última de las entregas que transcurre en el marco de la mitología nórdica. Algo que tuvieron que deslizar los responsables de este triple A (la etiqueta que se pone a las producciones más ambiciosas de esta industria), aunque es bastante lógico teniendo en cuenta que el Ragnarok viene a ser la batalla del fin del mundo.

Una gran historia de más horas

Aunque el juego llegó rodeado de una polémica fútil por el aspecto de Thor o de una gigante con piel negra, particularmente solo puedo decir que el envoltorio es espectacular. Tanto en el aspecto gráfico como en la ambientación. Un videojuego no deja de ser un videojuego, pero lo cierto es que consigue a través de los escenarios, los personajes y los detalles despertar la curiosidad por la mitología nórdica, que en más de un caso, tenemos condicionada por la imagen que Marvel ha dado del dios del Trueno o Loki, entre otros. El argumento me ha resultado bastante logrado y creo que la historia es uno de los puntos fuertes de esta nueva entrega.

El gran mérito creo que reside en unos personajes que crecen y son mucho más profundos, especialmente Atreus, hijo del protagonista. Obviamente, no todo es perfecto. El guion, algunas veces, adolece de algo de falta de ritmo, especialmente en la parte central.

placeholder Foto: Sony.
Foto: Sony.

El motivo de que esto suceda, a mi parecer, es haber pasado de una aventura cuyo hilo principal se resolvía en 20 horas a las 30 horas que puede llevar a un jugador estándar despachar la parte central del God of War: Ragnarok. El de 2018, aunque me encanta, siempre me ha dejado la sensación de que podía ser algo más largo. Y Santa Mónica ha resuelto esto. Si dedicas tiempo al contenido extra, misiones secundarias y demás puntos, creo que fácilmente puedes irte a 45 horas.

Unos combates más frescos

No es un Dark Soul o el Elden Ring, pero los combates tienen un peso crucial para que el juego sea considerado como uno de los indispensables de PlayStation. Hace cuatro años tanto los controles como los recorridos se sentían muy refinados, pero existían ciertas inconsistencias. Por ejemplo, gran parte del juego te lo pasabas con el hacha en mano, un punto que a veces corta las posibilidades de los combates.

Ahora da la sensación que los recursos para abrir paso a través de los diferentes reinos. Las cuchillas de Kratos llegan a nuestras manos prácticamente en el tramo inicial. Algo que le da mucho más dinamismo desde el principio y con ello ganan en profundidad desde el minuto uno. El arsenal va evolucionando en la justa medida según progresas, lo que hace que los enfrentamientos no se sientan monótonos y reciban una dosis de frescura cada cierto tiempo.

También han conseguido quitarme una de las espinitas que me quedó en anteriores entregas al mejor las opciones y el control de los aliados. Digno de mención la mejora que ha sufrido Atreus. Ahora es mucho más entretenido jugar con él cuando la historia lo exige. Creo, que en este punto se puede concluir que el margen para la mejora existía y creo que han dado un paso adelante con las nuevas mecánicas y otros cambios sutiles. Otro avance en lo que se refiere a lo dinámico lo ha conseguido a través de los completos. Armaduras o gemas que ralentizan el tiempo o te permiten hacerlo al gusto y que te permiten disfrutar batallas y combates desde un ángulo que no lo harán otros usuarios. Por último, un detalle: el mando Dual Sense cuyas mejoras aportan bastante al conjunto global.

placeholder Foto: Sony.
Foto: Sony.

Este juego no solo vive de enfrentamientos contra enemigos y jefes, también de puzles. Aquí se han dedicado a mantener el listón con un buen puñado de acertijos. La sensación que tengo es que es aquí donde menos brilla este juegazo. Primero porque algunos de ellos son demasiado evidentes y algo planos. La segunda, creo que deberían dar opciones para que los aliados como Atreus no estén dando constantemente pistas e insinuando la solución cuando no la encontramos de forma relativamente sencilla.

En PS4 también se siente genial

Hay que hacer dos apuntes. El primero que, aunque no es estrictamente obligatorio, es esencial jugar a la entrega de 2018 si queremos entender y disfrutar este God of War: Ragnarok al 100%. El segundo es que probablemente nadie o casi nadie encuentre aquí razones para dar el salto y dejar atrás su PS4 o su PS4 Pro atrás. He podido comparar mi experiencia en la PS5 con la que se vive en una PS4 de un amigo. Decir que no hay diferencias en los gráficos y en lo técnico sería una falacia, pero creo que cualquiera de las tres plataformas es idónea para disfrutar esta aventura de Santa Mónica. En este aspecto, Horizon Forbidden West suponía un avance mucho más notable.

La fórmula parece que le ha salido bien. Apostar por un juego exclusivo para su última consola hubiese reducido los posibles compradores en un momento en el que toda la industria necesita ingresos. De momento, en Reino Unido, un mercado que sirve como termómetro general, ha escalado a lo más alto de la lista de más vendidos. Es cierto que se renuncia a hacer algo más diferencial en el aspecto técnico, pero los ingresos son los ingresos.

Dicho esto vamos a explicar algunas diferencias. En la consola de última generación, si tenemos un HDMI 2.1, podemos jugar al God of War: Ragnarok a 120 fps. Hay un total de seis modos de juego. Tres de ellos están orientados a alcanzar mayores tasas de frames por segundo para que sea vea todo más fluido y los otros reducen este apartado para que todo se sienta más fiel visualmente. Lo mejor es que, si tienes una PS5, los tiempos de espera son menores. La versión más mundana de PS4 no tendrá opciones gráficas a la carta y solo los propietarios de su versión Pro podrán configurar los modos de rendimiento. La versión base de PS4 se ejecutará a 1080p con 30 frames por segundo.

Por qué es tan importante

¿Por qué creo que Sony tiene aquí uno de sus mejores juegos a día de hoy y probablemente el más importante en el corto plazo? Porque ha vuelto a poner sobre la mesa lo espectacular, entretenido y atractivo de sus exclusivos, su principal baza de ventas. Es cierto que el mencionado Horizon Forbidden West había marcado agenda, pero no como lo ha hecho este nuevo God of War. Por supuesto, ni Ratchet and Clank ni el remake de Last of US 1 lo habían conseguido, a pesar de que ambos exprimen y mucho las capacidades de la PS5. Acaso Stray logró hacer mucho ruido, pero más que nada por la falta de lanzamientos más contundentes y lo singular de su propuesta argumental. No hay que olvidar que la compañía no ha conseguido normalizar la disponibilidad de la consola, dos años después del lanzamiento.

Una agenda potente de juegos que no se van a encontrar en otras plataformas pueden convencer a muchos para que esperen a poder comprarla y no opten por cambiar de bando a una o Series One y los cantos de sirena del Game Pass, una poderosa propuesta de suscripción que ha conseguido reducir las diferencia entre consolas que en la pasada generación parecían insalvables. En mi caso, el God of War ha conseguido que le quite durante varias semanas el ojo a la tarifa plana de Microsoft y le quite el polvo a mi PS5.

Con los videojuegos me ocurre, en muchas ocasiones, como con los libros. No pocas veces, en cuanto avanzo lo suficiente y estoy enfrascado en la aventura, hay otro título, incluso dos, que se cruzan en mi camino y me veo tentado a dividir mi atención. En otras ocasiones, incluso aparco el juego para retomarlo unas semanas después. Eso puede resultar un problema cuando uno tiene la Xbox Series X en casa, porque Game Pass, el Netflix de los videojuegos de Microsoft, es una poderosa tentación para aquellos que les gusta picotear de aquí y de allí. Pero esta vez eso no ha ocurrido. Llevo tres semanas pegado a mi PS5, algo que no ocurría prácticamente desde que la tuve en mis manos. He enfilado la parte final del God of War: Ragnarok tras dedicar casi 30 horas de juego a la historia principal. Tras este tiempo simplemente puedo concluir que estoy convencido de que este juego es, probablemente, el más importante para Sony a día de hoy y uno de los mejores videojuegos que he probado en mi vida. Todo ello en un momento clave como es la campaña de Navidad.

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