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Pelotazo, inmigración y abandono: cómo la extrema derecha conquistó las playas del Algarve
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"Es la región con los sueldos más bajos"

Pelotazo, inmigración y abandono: cómo la extrema derecha conquistó las playas del Algarve

Frente al clásico bipartidismo portugués, el Algarve amaneció el pasado lunes pintado de un tercer color, el azul de Chega. Este partido populista ha encontrado en la región su ambiente perfecto para crecer

Foto: Albufeira. (Reuters)
Albufeira. (Reuters)
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El pasado domingo, como suele ser tradicional en sus elecciones, Portugal volvió a dividir su mapa de forma casi perfecta. El norte para el partido conservador, esta vez bajo las siglas AD (Alianza Democrática), y el sur para el PS (Partido Socialista). Pero a su dibujo se unió esta vez un color diferente. En el sur, en pleno espacio socialista, apareció un azul intenso. El Algarve había aupado al primer puesto en su región a otro partido, a la extrema derecha de Chega.

La candidatura que dio la campanada en la noche electoral, llegando a convertirse en el tercer partido más votado del país, tuvo su gran fuerte en el distrito de Faro, una región limítrofe con Andalucía y conocida por su agricultura intensiva y su turismo de sol y playa. Fueron el partido más votado en algunas de las principales comarcas del distrito, como Portimao, Albufeira o Silves (donde la cámara comarcal está controlada por la izquierda comunista) y lograron 3 diputados de los 9 que aporta la zona con el 27,19% de los votos (67.228), dejando a los socialistas con el 25,46% (60.123 votos y otros 3 diputados) y a AD con el 22,39% (52.885 votos y los últimos 3). ¿Cómo lo consiguieron? Los expertos lo tienen bastante claro: la zona es el lugar perfecto para este tipo de partidos y sus razones coinciden con las que se dan en la mayor parte del sur europeo.

"Obviamente, es una cuestión política y social compleja, pero sí hay algunas razones que se pueden dar como claves para este resultado. El Algarve es uno de los lugares de Portugal que más sufrieron con la crisis de 2008 y el parón de la construcción. El impacto fue tal que durante ese tiempo llegó a tener más desempleo masculino que femenino. Y también fue la región más golpeada por el cierre de la pandemia al depender estratégicamente del turismo", explica João Eduardo Martins, profesor y sociólogo de la Universidad del Algarve. Según este experto, la situación de crisis que ha acompañado a la zona ha empujado el voto hacia opciones extremas. "Es la zona del país con los salarios más bajos, tiene una mano de obra poco cualificada y una tasa de pobreza superior a la media nacional en años recientes", añade.

En este contexto, el de una zona deprimida y con problemas de empleo, partidos como Chega funcionan como un voto de protesta, una opción a la que acudir cuando ves que el resto no mejora tu situación. Pero además, el Algarve también convive con varios de los grandes debates que vive el país y han impulsado a Chega en todo el territorio. Gracias a la demanda de trabajadores poco cualificados en turismo y campo, la región concentra cuatro de los cinco municipios con más inmigrantes de Portugal y eso une a la zona con el otro gran debate, el del precio de los hogares. En Albufeira, uno de los puntos más turísticos y conocidos del Algarve, 4 de cada 10 habitantes son extranjeros y allí Chega se hizo con el 33% de los votos, la comarca de Faro con más porcentaje de voto de este partido.

placeholder Andre Ventura, líder de Chega. (Reuters)
Andre Ventura, líder de Chega. (Reuters)

Como explicábamos en El Confidencial en este otro artículo, Portugal lleva varios años con una estrategia especial en torno a la inmigración. El Estado, asediado por su problema demográfico y la necesidad de riqueza, empezó en 2007 un proyecto de atracción de inmigrantes con la promesa de alcanzar la ciudadanía europea más rápido que en ningún otro país. Y en los últimos años son muchos los que han comprado el discurso convirtiendo al país en un polo claro de atracción. Lo curioso es que se ha juntado población con situaciones económicas malas con otros con grandes fortunas, como son los nómadas digitales, creando un problema para la población local. Y ahí el Algarve lo sufre como pocos.

Los datos muestran que en 2022 el 19% de la población del Algarve vivía con menos de 600 euros al mes, pero también que el Algarve es donde más disparidad hay entre ricos y pobres. En Lagos, por ejemplo, una de las comarcas donde Chega quedó primero, la diferencia entre el 1% más rico y el 10% más pobre es de 11.646 euros.

A esto se suma un aumento de la población disparado, mucho más alto que en el resto del país. Según el periódico Expresso, la región del Algarve tiene 471.000 habitantes, menos que el municipio de Lisboa, pero en los últimos años su número ha crecido en un 2,9%, muy por encima de la media nacional 1,1%. En municipios como Vila do Bispo (el que más población extranjera tiene de todo el país), Aljezur, Silves o Lagos esa cifra llegó al 5%. Todo ello en un contexto con un acceso a la vivienda cada vez más complejo.

"Hay que tener claro que el Algarve tiene un conjunto de características específicas asociadas al modelo económico dominante en la región, centrado casi exclusivamente en la actividad económica del turismo, una actividad marcadamente estacional, que arroja a un porcentaje importante de personas a desempleo a finales de verano, con un alto porcentaje de empleo precario, atípico, intermitente y mal remunerado", señala Martins.

Las bromas con el Hospital Central

Para el profesor, todas estas claves sociales son relevantes, pero también hay un trasfondo político que no se puede obviar. "La región tiene servicios públicos muy débiles que no responden a las necesidades de la población. Un ejemplo es el tema sanitario, donde faltan médicos en las más variadas especialidades durante todo el año", detalla. "La educación no va mucho mejor, pues las escuelas públicas tienen algunos de los peores resultados del país en términos de abandono y fracaso escolar y hay escasez de docentes".

Tras lo ocurrido el domingo, los grandes y pequeños partidos han admitido la situación del Algarve y han dicho que intentarán luchar contra esta sensación de abandono generalizado que sufre la zona y que ha llevado a estos resultados. Pero, apuntan los expertos, esto puede llegar ya muy tarde, y señalan de lleno a los partidos de izquierda. "Chega ocupa un espacio político vacío en los últimos años, desde el Gobierno de la Geringonça, en el que el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Bloco de Esquerda se hicieron socios del Gobierno socialista de Antonio Costa. El hecho de que los partidos en el arco del poder no dieran respuesta a los problemas, expectativas y necesidades de la población, llevó a que Chega diera voz a esos descontentos, a los perdedores del juego económico y social, que tienen la sensación de quedarse atrás, o a aquellos que tienen un sentimiento de relativa frustración", detalla Martins.

"Creo que aquí se dan las condiciones objetivas, irónicamente, como diría Marx, para el surgimiento de un discurso antisistema, antigubernamental y antisocialista que fue monopolizado por Chega debido, por un lado, a cierto nepotismo y clientelismo partidista e incluso familiar que en el Algarve es muy fuerte y, por otro lado, al hecho de que Chega casi monopoliza el discurso de protesta debido a un cierto repliegue de los partidos de izquierda del PS, como Bloco de Esquerda y PCP. Estas organizaciones han optado en los últimos tiempos por un discurso de oposición a la derecha, dejando a un lado las críticas al PS, que estaba en el poder", añade.

placeholder Imagen de las calles de Albufeira en 2021. (Reuters)
Imagen de las calles de Albufeira en 2021. (Reuters)

Es tal este voto de castigo en el Algarve que ya en las elecciones pasadas Chega consiguió su mejor éxito nacional en esta región pese a que su candidato, Pedro Pinto, un empresario relacionado con el mundo del toro, ni siquiera vivía en el Algarve y ya se había presentado en otras ocasiones por su tierra natal, Beja. Ahora, Pinto repite como diputado por el Algarve y se lleva con él a dos compañeros más de una candidatura que apenas tiene estructura fuera de su figura central, Andre Ventura.

Ventura, un excomentarista deportivo con lazos con la derecha radical global y relación directa con Vox, ha sabido explotar el descontento y temas delicados como el de la inmigración. Ni siquiera necesitó hablar de prohibir, solo de controlar las fronteras y aumentar la seguridad. "Hay una pequeña burguesía que tiene un cierto sentimiento de pérdida de estatus y que es muy receptiva a discursos divisorios que llaman a la segregación social entre los 'buenos portugueses' y los demás. También existe un racismo estructural que se manifiesta de forma sutil en la sociedad portuguesa y lleva a aceptar discursos discriminatorios contra los gitanos u otros colectivos minoritarios", añade el profesor.

Por último, Martins pone un ejemplo claro del abandono institucional en el Algarve que ha propiciado la situación actual, el del Hospital Central. "Las promesas incumplidas por los gobiernos a lo largo de sus mandatos son otro vehículo de descrédito de las instituciones políticas que Chega aprovecha para explotar. Aquí está el caso del Hospital Central del Algarve, que ya es objeto de bromas en las redes sociales o el de los peajes en Via do Infante que el PS, en su desesperación electoral, ha llegado a prometer su abolición".

El pasado domingo, como suele ser tradicional en sus elecciones, Portugal volvió a dividir su mapa de forma casi perfecta. El norte para el partido conservador, esta vez bajo las siglas AD (Alianza Democrática), y el sur para el PS (Partido Socialista). Pero a su dibujo se unió esta vez un color diferente. En el sur, en pleno espacio socialista, apareció un azul intenso. El Algarve había aupado al primer puesto en su región a otro partido, a la extrema derecha de Chega.

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